30/11/08

Silencio de olvido

Quién acallará las lágrimas de la lluvia,
si ni siquiera el sol me toca.
Quién acallará el llanto de la luna,
si ni siquiera el aire te toca.

Si ves un reflejo junto a mi alma
y no escuchas sino el eco del silencio,
caerá la tierra sobre el cielo
y estallarán en pedazos las hojas de las estrellas.

Si encuentras un vacío entre tus ojos,
y no puedes sino ver mis pasos,
la luna sonreirá de ira
y soñarás que vives en mí.

Quién podrá refutarle al aire
que tus caricias no son suyas.
Quién podrá refutarle al aire
que mi alma no se esconde en la lluvia.

Y darás unos cuantos pasos más,
hasta encontrar el camino de regreso
y esperaré otros tantos años,
hasta encontrar yo tus pasos.

Quién podrá no ver en la mañana
el dibujo de mi corazón,
las espinas de la distancia,
la coraza de no decir nada.

Quién no podrá escuchar en su ventana
que el silencio acaricia tu cuerpo,
que el canto del viento se aloja en tu lecho
que he encontrado mi vida en tí.

Quién acallará las lágrimas de la lluvia,
si ni siquiera el sol me toca.
Quién acallará el llanto de la luna,
si ni siquiera el aire te toca.

Y hablaré con el mar de llanto,
con el fuego de la luna
hasta encontrar pedazos de olvido
para reconstruirlos,
y buscar el camino,
ese que la luz alumbra en la distancia.

Si encuentras el relfejo de tu alma
y el olvido colma el silencio,
y los suspiros no son suficientes
no le llores al cielo,
no le pidas a la luna,
que mi alma estará junto a la tuya.

29/11/08

Concurrencias

Tengo tan concurrida la soledad y todo esta tan ausente, que hasta las lágrimas tienen miedo de salir. La lluvia se escapa de su destino, las flores ya no llaman al sol y la luna esconde sus penas tras las nubes. Tengo tan concurrida la soledad que está más sola que nunca, y pienso en todos y pienso en nadie, y pienso en él, y me arde el alma de esperarte a tí, y me duelen los suspiros que se quedan truncados en medio del aire.

Tengo los recuerdos olvidados, tengo el olvido envuelto en flores, esas mismas que alguna vez tocaron mis manos junto a las tuyas. Tengo olvidado todo aquello que recuerdo y mis ojos se cierran con cada motivo del aire. Cada pedazo de mi memoria es una foto a medias, un sepia descolorido que solamente brilla con la ausencia. Cada retazo de mis olvidos son parte de todos aquellos que he conocido, y no son más que letras al viento que tratan de juntarse danzando al ritmo de los latidos de mi corazón.

Tengo una concurrencia de olvido tan notoria que ya ni yo mismo recuerdo cuando comencé a caminar hacia otra dirección, dejándome llevar por el sonido de los pájaros que me gritaban al oído el camino a seguir. Estoy tan ebrio de suspiros que me caigo a tumbos cuando respiro por la calle y veo cada caricia ficticia del aire posarse sobre mi rostro. Estoy tan falto de olvidos que necesito estrellarme contra tu alma para tener algo que olvidar. Estoy tan carente de sentidos que mis manos ya no tocan, ya no sienten, solamente gimen de desesperación por ser libres y acariciar las estrellas.

Tengo tan concurrida la soledad que parecen dos, que se hacen compañía, y me acompañan y nos reímos y lloramos a la vez. Estoy tan ebrio de suspiros que necesito expulsarlos a la luna o al sol, a veces con un poco con la lluvia, para que dibujen siluetas en el viento, un poco de aquellos, un poco de mí, un poco de tí. Y quedarán impregnadas en la luna misma que cada noche oculta saldrá a visitarte, a visitarme y me hará recordar los olvidos y olvidar los recuerdos y me acompañará testaruda y taciturna a través de mis concurrencias tan solitarias.

26/11/08

Tres palabras

Necesito tres palabras para decir te quiero,
porque dos son demasiado pocas
y cuatro no podrían existir.

Necesito tres palabras para decir te extraño,
porque dos sería no extrañarte lo suficiente
y cuatro sería extrañarte demasiado.

Necesito tres palabras para decir eres hermosa,
porque dos no serían suficientes,
porque cuatro sería amarte demasiado.

Necesito tres palabras para decir te amo,
porque las tres del te quiero no son suficientes,
y las cuatro tampoco alcanzarían.

Necesito tres palabras para darte dos besos,
porque una quedaría faltando
y cuatro quedarían sobrando.

Necesito encontrar tres razones,
una para no olvidarte,
la otra para hacerlo
y la última para decidirme.

Necesito tres razones,
para quedarme,
para irme,
para retenerme.

Necesito tres razones,
para dejarte,
para amarrarte,
para liberarte.

Necesitro tres palabras para decir te amo,
porque te quiero se quedan cortas,
y te amo nunca sería demasiado.

Alter ego superlativo

No crean nada de lo que han leído hasta ahora, no crean nada de lo que leerán, ni aquí ni en ningún otro lado. Todo eso que ha estado pasando por sus ojos una y otra vez no es más que una patraña de un fantasma que se refleja por medio de una parodia, una extensión superlativa que engaña y que miente. No crean nada de lo que han leído ni de lo que leerán de aquí en adelante, realmente no soy yo quién les escribe estas palabras, no soy yo, ese que creen que soy, el que esta sentado en este momento divagando entre mis pensamientos y escribiendo todo aquello que ha pasado frente a sus ojos. Realmente los que creen conocerme, quieren, sueñan, y se imaginan conocerme están totalmente equivocados, pues yo no soy yo, no soy ése que creen que soy, no soy yo el que escribe, no soy yo el que habla ni les dice, no soy yo el que dice no soy yo.

Soy realmente una falange, podría decirse un engendro o mutación de mi otro yo, o sea el verdadero yo que creen que soy y que muchas veces creo ser porque hago parte de él y de alguna manera es como parte de mí, aunque él crea que soy yo, no el que ustedes creen, el que es parte de él. Soy solamente un reflejo vago de pronto, de una visión futura, o quizás de una visión de una vida que se truncó en el pasado y se desvió, tomó otro camino y resultó en ese que no soy yo, pero se parece a mí. Soy una desviación o quizás el verdadero yo que debería ser ése que no soy. Soy un puñado de retazos de muchas imágenes, palabras, acciones y visiones que nunca resultaron. Soy un manojo de ideas, de pensamientos e ideales que se fueron enterrando en el camino por motivos de cobardía y de debilidad ante el inmenso mundo que ha consumido a ese otro.

No soy más que una sombra que sigue a cierta distancia esos pasos pesados y sin sentido de aquél que va adelante mío, ese que debería estar detrás mío, ese mismo que no soy yo, pero que de alguna manera lo soy y no puedo vencerlo. Soy todas aquellas musas, amantes, figuras, símbolos, estereotipos de lo que no es, de lo que quizás en algún momento logró ser o nunca fue. Soy una construcción de todo aquello que fue tragado y enterrado en el fondo del alma, que salió y creció sin darse cuenta. Soy un pedazo de todos, de todas, de nadie, de mí mismo y de él, soy un pedazo de suspiro, de poema, de canciones, de anhelos, de dichas y de tristezas. Soy todo aquello que no es, soy todo aquello que no soy, soy todo aquello que dejaré de ser y que seré.

Algunas veces soy yo, el que sí esta diciendo esto, el que anda por ahí, el que ha tenido epifanías, el que ha tenido los momentos de gloria, las risas, los besos, los saludos, las miradas, las noches eternas, los días intranquilos. Sí, a veces soy yo el que ha tenido que patear, el que ha tenido que salir corriendo o el que se ha quedado callado, el que a veces ha tenido que gritar o simplemente suspirar para desaparecer. También muchas veces he sido el que le susurra al oído, le pega bofetadas en la cabeza para que reaccione, le dice que decir y que no decir, le dice como actuar o como no actuar, muchas veces soy el que se ríe y se burla o llora y canta a su lado, pero eso es muy pocas veces. Soy muchas veces el que quiere estar ahí, y suplico y lloro y pataleo, pero es inútil, es más fuerte que yo, aunque irónicamente yo soy el más fuerte de los dos.

Si, ese soy yo, y también es él de cierta manera, es esa parte que quizás quedo enterrada por las circunstancias del sol y de las estrellas, o cualquier otra cosa que se le parezca. Si, ese soy yo, pero no soy quién ustedes creen que soy, y a su vez él tampoco es quien dice sero creen que es. Todo lo que han visto, escuchado, leído hasta ahora no es más que una pantalla, un mal programa de entretenimiento que no ha hecho más que hacerlos divagar y perderse un poco en medio de mentiras y palabras que yo no escribo, y él tampoco lo hace, en verdad nadie sabe quién escribe o no todo aquello que han leído. No soy yo quién ha escrito estas palabras, ni soy el que creen que soy, ni tampoco soy el otro que nunca ha escrito nada, o el que quizás en este momento escribe estas palabras.

21/11/08

Dientes de león

Debo admitir que no tengo las uñas lo suficientemente largas para arañar el alma a los ángeles, y depositarlas en la sombra que han dejado mis huellas. Debo admitir que no tengo las manos lo suficientemente débiles para dejarme llevar por el tiempo y arroparme en medio de la hiel de las lágrimas del sol, del polvo de estrellas, de los suspiros de la luna y de los colores de mis ojos. He abandonado con temor aquellas palabras hostiles que hacían alguna vez temblar a los pocos mortales que se cruzaban en mi camino, y te veo danzando en medio de los charcos, los que ha dejado Dios por su terquedad, esos que ensucian los pies de los caminantes errantes en busca de su destino.

Veo lloriquear a los pájaros en medio de un cielo que ya no es cielo, ni es azul, ni es aire, ni es nada. Y observo felizmente los rostros sonrientes de aquellos inocentes que alegremente van saltando y cantando esas melodías invisibles para los oídos y ojos sordos de aquellos que anhelan desesperadamente una señal incontrolable que los haga libres. Y se alejan cada vez más aquellos ángeles que han acariciado mis pasos y han soplado mi cabeza, quizás guíandome a algún camino no tan desconocido en dónde estaré una y mil veces repetido, observándome siempe del mismo lado, el mismo perfil que ha olvidado a tantos otros como yo y a mí mismo tantas otras veces. Caminaré y me perderé entre los ríos naranja que el sol ha acariciado, esos mismos que han desdibujado una y mil veces tantas siluetas conocidas y otras no tanto que mis dedos han logrado alcanzar y muchas otras que se me han escapado.

Y seguiré contra la corriente, como casi siempre lo he hecho, buscando otra salida diferente, o inventándomela de a poco para lograr atravesar los grandes ríos y poder escapar al mar sin amargura, al mar profundo de unos labios, de unas manos, de los ojos y sonrisas de tantos que se reúnen sin motivo a cantarle al oscuro cielo que los proteje de vez en cuando de sí mismos y de aquél que esta al lado, sospechosamente observando y observando al infinito que se avecina y el destino incierto de la lluvia. Algún día lograré que mis manos puedan acariciar siquiera un poco de la tez de aquellos ángeles que merodean jugueteando con los sueños y pesadillas de los mortales, no sé si logre tener las uñas lo suficientemente largas para arrancarles el alma y guardarla en mi pecho, o debajo de la montaña o si la libere al cielo para que cubra todo el espacio finito entre todos y yo mismo.

Por ahora seguiré caminando frente a mi cristal, ese que me proteje de la lluvia, ese que me aísla de todo aquello que me toca afuera, eso que me quiere hacer daño. Prefiero por ahora quedarme observando los dientes de león que danzan con el aire, que son libres y se dejan llevar por las corrientes de su propio destino, que van cadencialmente de un lado a otro, sin inmutarse y desintegrándose con cada golpe del destino que arrastra sus frágiles brazos y los libera en medio del vacío incontrolable del alma del mundo. Esa misma que espera por mí, que espera que me libere del infinito que se avecina y que así llueve, truene y se rompa el cielo, sea capaz de romper el cristal, dar un paso adelante y hundir su huella en el cuerpo del mundo, tan fuerte que quede marcada para siempre en el alma de todos los hombres. Hasta que llegue el huracán del olvido y pasen mil años para que borre aquellas lágrimas, esa huella, esa mirada, esos mares, esos ángeles y todo no sea más que dientes de león, danzando alrededor del infinito, dejándose llevar por las almas arrancadas del cielo de un lugar a otro, hasta posarse en las mismas manos que los liberó, esas que ahora no son tan fuertes, ni tan débiles, pero que no tienen las uñas lo suficientemente largas para arañar el alma de todos los ángeles.

14/11/08

CTRL + ALT + DEL

El amor, ese sentimiento tan complejo, complicado, completamente inentendible, inesperado y adictivo que sentimos. Ese sentimiento que nos sube al cielo y cuando se termina nos hace morder la tierra y caer en profundos estados de negación y de actitudes negativas frente al mundo y a él mismo.

Siempre que salimos de una relación, por el motivo que sea, pasamos por un duelo, dependiendo de la persona éste puede ser largo o corto, con pataletas, lágrimas, borracheras, insultos, negaciones y demás ingredientes que le dan color a esa sensación de abandono y de no sentirse querido. Luego de esta etapa biene el sentirse reconfortado, generalmente por uno mismo aunque los amigos en esta etapa ayudan mucho, pero vivimos la etapa del sentirnos mejor, del decir que ya no nos importa, de que comienza una nueva vida y que de aquí en adelante todo va a mejorar y a cambiar, que nosotros vamos a cambiar.

Supongo que muchos psicólogs y científicos han estudiado las causas del amor, las causas físicas y mentales que nos hacen sentir algo por alguien y evidentemente también habrán intentado entender el desamor y el por qué sucede. Dentro de los términos científicos pueden exisitir miles de razones y de procesos químicos que ocurren en nuestro cuerpo que causen lo uno y lo otro. Pero realmente a nosotros poco o nada nos importa eso que sucede, lo sentimos y ya, no se puede explicar y simplemente se enamora o no. Ahora no se trata de desenmascarar los secretos del amor y el por qué uno se puede o no enamorar de aquella o aquella otra persona y por qué no de tal otra. La idea es más bien ver porque luego de que pasa el amor y estamos en esa montaña rusa de emociones cuando todo se acaba y nos bajamos del juego comenzamos a decir y a actuar de mil maneras diferentes, prometiéndonos a nosotros mismos que jamás volveremos a hacer lo mismo, cometer los mismos errores y demás.

Es curioso ver que de alguna manera cada vez que una relación se trunca viene el período de cambios, el ego hablando, y de cómo vamos a cambiar y cómo no vamos a volver a creer en eso que nos dijeron y en eso que hicimos, etc. De alguna manera todos cambiamos con el tiempo, estemos o no involucrados con alguien, siempre cambiamos con el tiempo por todas las circunstancias de un mundo completamente enloquecido que nos hace cambiar a la fuerza o porque simplemente eso hacemos. Ahora después de un shock o un tipo de cambio radical como el terminar una relación es obvio que queramos cambiar partes de nosotros, comenzar a cambiar hábitos, formas de vestir, de vernos, actividades, etc, para sentir que todo quedó atrás y somos una nueva persona. En el fondo todo esto es válido para distraer a la mente que es la que al final nos condena, y eso es bueno, pero también si dejamos de hacer todo eso algo ya ha cambiado en nosotros y aunque no nos demos cuenta inconcientemente algo ya no es igual.

Luego de este proceso de decidir o de decir que vamos a cambiar y demás entonces viene el proceso de negación, de cierta manera, en el cual decimos que no vamos a volver a caer en lo mismo, que aprendimos de nuestros errores, que ya no somos ni caeremos en la misma red en la que hemos caído. En este punto es en el cuál me parece más curiosa la actitud tanto de hombres como de mujeres, no sólo por como se dice y se actúa de otra manera sino como la gran mayoría no pueden mantener una posición honesta y real de lo que dicen.

A muchos, incluyéndome, les he escuchado decir ya no volveré a caer en lo mismo, no vuelvo a creer en esto o en lo otro, no vuelvo a fijarme en hombres o mujeres de esta u otra manera, quiero algo diferente, quiero cambiar, etc. Todo esto esta muy bien, uno se evalúa, uno piensa que salió mal, que hay que cambiar que hay que hacer, etc, pero en el momento de la verdad cuando nos encontramos de nuevo ante la situación de conocer a alguien que nos atrae, no importa las razones, se nos olvida todo eso, olvidamos todo aquello que gritábamos a los cuatro vientos, lo borramos como si nada y volvemos a caer exactamente en el mismo juego de siempre, ya sea el que conquista o el que se está dejando conquistar. Para ambos lados es igual, a los que no nos funcionan los métodos de conquista variamos algo o decimos que vamos a hacer todo diferente, cuando está esa persona que por alguna razón nos gusta frente a nosotros, puede que cambiemos algo, pero recurrimos de nuevo a los viejos métodos que antes utilizabamos y caemos en el mismo círculo de siempre. Siempre que acabamos una relación agotadora nos repetimos que no vovleremos a dejar que eso suceda, que ya vivimos esa experiencia y no nos gustó, luego de que nos volvamos a involucrar con alguien es como si nos borraran la memoria y caemos en el mismo juego de siempre cometiendo no siempre los mismos errores, pero si unos nuevos combinados con algunos que nos juramos nunca más repetir, y ahí estamos de nuevo.

Todo esto quizás se debe simplemente a que nos engañamos a nosotros mismos después de terminar una relación, solamente porque necesitamos una droga que nos haga sentir bien y nos quite el dolor, y así es como nos tratamos de convencer que nunca más pasará esto o lo otro. Pero la verdad es que somos adictos al amor, y más que al amor al dolor que éste produce, porque el amor duele, siempre duele. Aunque no lo crean inclusive el amar tanto duele, puede que duela de otra maera, pero duele profundamente y mucho, así como el que no nos amen o nos dejen de amar duele en otros niveles. Pero somos adictos al dolor que produce el amor, no tanto al amor como concpeto en sí. Somo dependientes del amor, de estar con alguien, de sentir que estamos ahí con una persona, de sentir que importamos por alguna razón idiota, y eso nos gusta, nos gusta esa dependencia y ese dolor que nos causa cuando nos aman o no nos aman mucho. Luego de terminar entramos en el período de abstinencia y por eso tratamos de curar el dolor negándolo.

Realmente todo lo que nos decimos en un gran porcentaje es solamente por decirlo, en alguna medida si cambiamos, porque todo nos cambia con el tiempo o en situaciones instantáneas, pero todo lo demás no es más que paños de agua tibia para hacernos sentir mejor y creer que todo va a ser diferente la próxima vez. En aspectos generales las cosas siempre son diferentes, las personas son diferentes y nos cambiamos de círculo o nos metemos en diferentes medios que nos hace conocer otra gente y nosotros mismos vamos cambiando y eso hace que en el panorama general todas nuestras relaciones sean diferentes. Pero en el fondo la esencia se mantiene, somos adictos a ese dolor que nos causa y de alguna manera a causarle dolor a alguien inclusive por quererlo tanto. O no creen que puede llegar a dolerle a alguien el hecho que le digan que lo aman más que a su propia vida, cuando la otra persona solamente lo quiere a uno. Eso puede doler, puede llegar a hacer sentir a la otra persona mal consigo misma por no amar como uno lo ama, y eso hace parte de esa adicción.

Ahora hay otra circunstancia que es quizás un síntoma adictivo más grande aún y es el hecho de no dejar de consumir la droga del amor por algún tiempo. Hay personas que no terminan una relación cuando ya están entrando en otra y se mantienen siempre con alguien detrás que si se acaba una relación saben que detrás llega la otra. Esto es aún más preocupante ya que no hay tiempo ni siquiera de darse golpes de pecho y prometer que nunca más pasará una situación similar. En este caso no hay lugar para el cambio o al menos de ser concientes de él, sino que se está pasando de amor como si fuera cambiarse de ropa y es una forma de huir de uno mismo y de volverse adicto de manera realmente preocupante a no estar solo. Esta situación es muy recurrente aunque no se crea, pero lo más preocupante y triste de la situación es cuando se vitorea que se va a tomar un tiempo en soledad, que no quiere saber de nada ni de nadie, que eso de las relaciones no más y demás cosas que se puedan decir. Puede pasar un tiempo, quizás por mucho un mes y de nuevo los encuentra uno ahí, jugando a hacerse daño, a volver a drogarse con ese dolor que le causan y que causa y se olvidan de todo lo que han dicho antes.

Los seres humanos somos extraños, porque muchas veces creo que no se piensa lo que se dice o decimos cosas que realmente no creemos y quizás somos hipócritas con nosotros mismos por alguna razón que no comprendo. Quizás ni siquiera pensamos lo que hacemos, y nos hemos vuelto dependientes de un sistema cualquiera, hemos sido absorbidos por un ritmo de vida inútil, sin sentido, pero que és lo que mueve al mundo. Nos hemos dejado llevar quizás por lso estereotipos más cliché de todo lo que nos rodea y aunque no queramos admitirlo nos hemos convertido en ellos porque en el fondo lo deseamos así de dientes para afuera lo neguemos. Yo puedo decir que he cometido el mismo error que todos, y he dicho muchas cosas que a la final se me olvidan y hago de cuenta que nunca las dije. Pero en este último año en el que realmente estoy en búsqueda de esa droga pero de otra manera, me he dado cuenta de todo lo demás que pasa alrededor y que de alguna manera me he dado cuenta que es en alguna medida patético y triste.

Creo que todos volveremos a caer en la misma adicción y en el mismo juego, es imposible no hacerlo ya que pareciera que nacieramos adictos a él, pero si creo que deben haber momentos de pensar, realmente pensar, detenerse, mirar y evaluar todo lo que ha pasado y cómo nos afecta para luego poder tomar la decisión de seguir jugando a ser adictos, pero bajo otras reglas. Nadie dice que el juego del amor sea malo, de hecho quizás cuando realmente es puro es lo único que nos hace humanos, porque en lo demás muchas veces dejamos mucho que desear, y no esta mal ser adictos a él, pero es importante realmente tratar de evolucionar dentro de la misma adicción e ir un paso más allá siempre, para no seguir jugando a lo mismo, que es por eso quizás por lo cual las relaciones hoy en día no fundionan como deben, ya que no tienen fundamentos fuertes, reales, para que las cosas tnegan un curso y sean perdurables, sino que se pasa de una cosa a otra como cambiar de ropa interior y no hay espacio para evolucionar. Todos somos adictos, y no sólo al amor y el dolor que nos puede o que podemos causar sino a muchas otras cosas de nuestro entorno y no me refiero a drogas, alcohol y demás, sino a otras cosas que quizás no reconocemos pero ahí están.

Para mí todo este juego es absurdo, porque realmente no sabemos jugarlo sino somos adictos a él, que es muy diferente y nos hemos dedicado a salir y entrar en el juego como si nada pasara, pero en el fondo si pasan muchas cosas que no queremos ver y observar y poco a poco algunas van saliendo a la superficie y de a poco quizás nos vamos puliendo o quizás madurando. Pero el amor es de esas cosas que pareciera nunca maduraran y se quedara estancado siempre, porque entramos siempre en el mismo juego de decir que no volveremos a hacer, y terminamos de nuevo haciéndolo una y otra vez, tal vez cambiando un poco y algunos detalles importantes con el tiempo. Pero la verdad es que siempre que caemos en el juego, porque nos dejamos deslumbrar por tantas cosas que vemos que nos llenan los vacíos lo que hacemos es CTRL + ALT + DEL, y reiniciamos el sistema, como si nada hubiera pasado.

11/11/08

El retrovisor

A veces la vida es como un espejo retrovisor y nosotros somos los que andamos al volante de un carro sin rumbo fijo, y todo aquello que vamos dejando detrás lo podemos observar por nuestro espejo. A diferencia de andar por una carretera y levantar polvo e ir dejando el paisaje a un lado, el paisaje no cambia, el camino permanece igual, la misma montaña no se moverá de sitio, el árbol, la piedra, y demás elementos que conforman el paisaje permanecerán intactos si no por siempre, por mucho tiempo seguramente.

En la vida real quizás lo que hacemos es tomar imágenes de eso que vamos dejando, capturamos instantes de todo aquello que nos va sucediendo, todo eso que vamos viviendo o que marca nuestras vidas queda plasmado como fotografías en nuestra memoria, que vamos colgando en un lugar especial de nuestra mente y que cuando queremos observar se convierte en nuestro propio retrovisor. A diferencia del retrovisor real, ese espejo que nos muestra el camino tal cual lo hemos dejado, nosotros tenemos la habilidad, buena y muchas veces mala, de capturar algo más que detalles sin sentido del cómo era la imágen ese día y poseemos la capacidad de involucrar sentimientos, palabras e inclusive recordar acciones idénticas a las vividas ese día.

Es por eso que pienso que quizás es mejor tener un espejo retrovisor, como el de los carros, que simplemente vaya dejando todo atrás y que cada vez que pasemos por el mismo lugar encontremos todo tal cual lo dejamos al pasar por ahí, solamente que se note la diferencia en el clima, el color, el día, la noche, pero que todo permanezca tal cual como lo dejamos en su momento, la piedra en su lugar, el árbol en su lugar, la montaña en su lugar y todo lo demás lo más intacto posible. Pienso esto porque como seres humanos que involucramos más que imágenes a nuestros recuerdos, nos aferramos no sólo a la imágen que tenemos en nuestra cabeza, sino a todo lo que ello involucra, el sentimiento, el momento, las palabras, como nos sentimos, y acontecimientos de un poco antes y un poco después.

Estas son quizás las imágenes a las que muchos nos aferramos, sé que yo me aferro a muchas cosas que aunque quedaron atrás y yo he seguido mi camino, las veo exactamente igual a como fueron antes, sin cambios de paisajes, sin cambios de color, de posición ni nada. Pero eso sólo sucede en los caminos cuando vamos manejando en un carro hacía algún destino, ese camino quizás no cambie nunca o muy poco y por eso lo conoceos y comenzamos a confiar de cierta manera en su recorrido. Pero en la vida real las cosas si cambian, uno mismo cambia aunque muchas veces no nos damos cuenta sino con el tiempo, pero en el caso de volver y mirar por ese retrovisor a veces pensamos que eso quedó plasmado tal cual en el tiempo y nada a cambiado, cuando realmente todo ha cambiado, hasta uno mismo ha cambiado y se aferra a esa imágen, cuando realmente ni siquiera esa es la imágen que uno quiere ver en el presente.

Desafortunadamente, pienso yo, quizás no avanzamos en todos los aspectos de la vida al mismo ritmo, uno continúa, el pasado queda atrás y es solamente un recuerdo, uno cambia, muta, se transforma y adquiere otros sabores, otras direcciones, y otros tintes. Pero en otros aspectos no avanzamos tan rápido como se quisiera, es como tener un tren tremendamente largo y el último vagón todavía está pasando por el mismo punto por el que la locomotora pasó hace tiempo y mandamos eso que queremos en los primeros vagones, siempre al último.

Siento en estos momentos que he pasado muchas cosas y han cambiado inmensidad de cosas, pero que cada vez que miro el retrovisor quedo estancado exactamente en esas imágenes, en sus momentos, en sus aromas, en sus sensaciones, en sus anhelos y todo ese universo paralelo que las rodea. Cúando en el fondo yo mismo sé que todo eso ha cambiado y que aunque recuerde lo que sentí ahora soy diferente, pero quizás por no tener eso que en ese momento marcó ese momento para el álbum de la vida, es que me aferro a volver a retomar esos sentimientos y permitirme el dejar entrar de nuevo cosas que han pasado hace mucho tiempo. Todo cambia, las cosas cambian y estoy seguro que mis paisajes antiguos no son los mismos en este momento, el arbol quizás ya no exista, la piedra ha sido desviada del camino, el verde se ha esfumado o a florecido, y demás cosas que han cambiado el panorama y que ahora todo es diferente. Pero la imagen puede ser más dura y absorberme con una fuerza tremenda que me traiciona mi mente y creo sentir querer volver a eso que estoy observando. Pero no, al final las cosas no son así, la verdad no quiero regresar, no quiero volver a ese punto, eso quedó atrás, solo queda una imagen que por sentimentalismo humano quise guardar por alguna razón que posiblemente nunca entenderé.

Es así como no avanzamos quizás al mismo ritmo en todos los aspectos de la vida, algunas cosas se quedan ancladas a sensaciones o ideas demasiado fuertes que no queremos soltar por algún motivo, mientras otras van avanzando a un ritmo endemoniado y estamos quizás siempre desbalanceados cuando llegamos al momento de pensar realmente qué es lo que queremos con nuestras vidas. Es inevitable tener un retrovisor, quizás es algo innato para sentir que nuestra vida tuvo motivos, tuvo sensaciones y momentos que valen la pena ser recordados, por un ego inmenso de nosotros mismos y tratar de hacer ver que nuestra vida si valió la pena, o simplemente para que alguien tenga algo que decir acerca de eso que dejamos atrás y esas risas y esos momentos que vivimos juntos y demás. Si lo pienso bien quizás es lo más inútil que existe, dicen que nuestra vida se hace por nuestra historia, que nos marca lo que hemos vivido y eso nos forja como personas. La verdad aunque puede tener parte de verdad y nuestro pasado marca muchas cosas de nuestra vida, lo que debemos preguntarnos es si realmente existe un pasado o simplemente lo inventamos nosotros para sentir que vamos en una línea de tiempo y que nuestra vida tiene un valor.

A mi me parecería mucho mejor ir por el camino sin retrovisor, sin nada que me haga ver atrás y sin nada que me haga captar imágenes que en algún momento aparezcan o yo retome por alguna razón en mi vida. Prefiero que el camino solamente sea el hoy y lo que puedo ver al frente y cómo lo preparo para seguir adelante y que el camino se mantenga firme y abierto para mí, pero sin mirar atrás, como manejar en la noche solamente mirando el camino enfrente con las luces delanteras, mientras que atrás es solo negro y no importa. Me gustaría poder eliminar ese retrovisor y andar hacia adelante y cambiar con respecto a lo que tenga que cambiar como se deba cambiar y siempre mirar en el presente lo que son las cosas, sin pensar por qué o por qué no he cambiado algunas cosas, o por qué me aferro a esas imágenes con toda su parafernalia que he coleccionado durante mi vida sin ningún sentido.

El retrovisor marca muchas cosas de nuestra vida, quizás eso es lo mismo que nos hace humanos, quizás por eso sentimos, lloramos, anhelamos, extrañamos y mil cosas más, no lo sé, no puedo ni creo que nadie pueda decirlo con certeza. Todos tenemos esas imágenes colgadas en una pared de nuestra memoria, y todos alguna vez vamos de vez en cuando a echarles un vistazo, para ver, recordar, martirizarnos o anhelar quizás eso que dejamos ahí y plasmamos como una fotografía que colgamos en nuestro muro. El retrovisor es aquello que nos hace quizás revaluarnos cada cierto tiempo y hacernos dar cuenta de qué ha cambiado o cómo lo hemos hecho, pero me pregunto si es realmente necesario que hagamos ese tipo de cosas, o simplemente es el ego, el darnos una palmada en la espalda de ver qué tan lejos hemos llegado y sentirnos mejor, en la mayoría de los casos, con nosotros mismos. Me parece que deberíamos dejar ese ego y ese autoindulgencia y simplemente ser y vivir y hacer lo que tengamos que hacer en el día a día y cuándo lo tengamos que hacer, a nadie, ni siquiera a nosotros, nos debería importar si somos mejores o peores o si seguimos igual o mejoramos, esos son preceptos ideados por conceptos que nosotros mismos inventamos para organizar lo que llaman una sociedad. Al final nada de eso importa, a nadie realmente le importa lo que uno haga más allá de su propia seguridad personal, nadie realmente está preocupado por si cambiamos o no cambiamos, nosotros mismos nos encargamos de que la gente espere algo de nosotros cuando prometemos que haremos las cosas diferentes o que esto será diferente de ahora en adelante. Nosotros mismos nos creamos las expectativas por anclarnos a imágenes del pasado que de alguna manera nos martirizan por extrañar lo bueno que hay ahí o por no volver a cometer los mismos errores para poder ser diferentes. Nosotros mismos nos encadenamos a todo ese juego de avanzar y revaluarnos cada cierto tiempo para saber qué ha pasado, pero todo se debe a ese retrovisor que tenemos, ese que nos acerca un poco más a lo que éramos o pensamos que éramos y que nos hace revolver por dentro cosas sin sentido. Hoy creo que he dejado ese retrovisor guardado en muchos aspectos, porque creo que de alguna manera me volví un adicto de muchas imágenes que andaban por ahí colgadas, pero siento que hoy simplemente descolgué demasiadas y que ahora eso ya no está y que el camino que estoy viendo ahora es lo que importa, y que espero que jamás vuelva a mirar por el retrovisor, por ningún motivo, y que simplemente soy ahora y mañana seré lo que sea mañana y así tienen que ser las cosas, y así deberíamos ser todos.

10/11/08

Ghosts

I have left the ghosts behind, finally I have closed the door of the past and those night stories that would'nt let me sleep. Now everything is clear, I can breathe again and feel like a new road is clearng ahead, words are stronger than anything and beyond reason there is heart. Now i can feel that I can finally see the road ahead and continue walking without looking behind.

Suddenly everything became clear, its just a wave of fresh air and of sweet and tender words that just healed the wounds that were opened and waiting to be cured. Now the scars will disappear in time, as I wlak step by step to a new horizon and open myself to new feelings within my heart. Everything is gone now and I have cleaned the house, now it is open for some new tenant to come in and reorganize the place, to make it bright and tender once again. Ghosts are gone, they have flown away, eventhough they have left their footprints on the walls and they have left there scent in the air, they are no more.

Ghosts have flown away, and everything is as it should be, there are still some stains I have to clean, but they are no longer strong, they are just a reminder of things that I have to forget, and things that once where in me. Now I just need to open up the window and let the sun come in, and just clean it all uo with its light, so I can finally start to open up again my heart, to new rays of light.

Ghosts are finally gone, now I wonder who would like to occupy the now empty space, which I have cleaned over such a long time, that now it is ready, it is waiting and it is willing to do everything it has to do, to make its dweller at home. I wonder now what new ghost will come once again to fill up the space, this time I just hope it stays for long, long time, that he can even just buy the space forever. For now im just grateful that everything is just behind, memories are just that, and nothing remains but gratefulness and satisfaction for everything that has been living inside. Now the journey begins again, and the road is wide and long, and I just feel deep inside what lies ahead is just perfect and I will no more be needing to expel no more any ghosts, for they are finally all gone.

7/11/08

Canción sin título

Ella duerme tranquila
sobre el viejo sofá
Sus ángeles le cuidan
Hasta su despertar

Entre sueños dorados
ya nadie la agitará
el mundo pierde su brillo
cuando sus ojos no están

Cuando ella dormita
las flores se sienten ahogar
sin el color de su pelo
el cielo comienza a llorar

Cuando ella respira
hace al mundo girar
con sus paso livianos
hace la tierra temblar

Niña de cabello extraño

has al mundo cantar
con el brillo de tus ojos
has al mundo girar

Ella solo es feliz
sobre góndolas rosa
navegando hasta el fin
sobre mares turquesa

Mientras la luna la observa
entre sus sueños de miel
se hace insoportable respirar
cuando su voz no está

Cuando ella respira
hace al mundo girar
con sus paso livianos
hace la tierra temblar

Niña de cabello extraño
has al mundo cantar
con el brillo de tus ojos
has al mundo girar

Ella duerme tranquila
sobre el viejo sofá
ella cura la herida
entre la tierra y el mar

Mientras el sol calienta
tu rostro de cristal
el cielo llora
cuando ausente estás

Déjame cuidar tus sueños
con guerreros de hielo
Déjame cubrir tus ojos
hasta tu despertar

Poema

Un pájaro inventando una canción de amor
la luna se arropa con el sol,
se quebró tu risa en el cajón
Nunca es tarde para regresar,
no es tarde para comenzar

Monté el deseo solo en la oscuridad,
y flores blancas al compás
me dieron eternidad
Cuando dije jamás fue para siempre,
figuras de este cuerpo, quebrado
siempre lejos, sin llegar al mar
viajando entre las nubes
que te hacían llorar

Colgué tu silueta en la pared,
derrumbé muros de papel y
construí universos nuevos,
nuevos métodos para volar,
nuevos besos para mirar

Monté el deseo solo en la oscuridad
y flores blancas me dieron eternidad

El escalofrío permanente
a la espera de que de vueltas la rueda
que los días sean otoño que caen
y que me abrace el invierno
cuando apenas estés por llegar.

Y llegaré tarde a compensar esas caricias, ese dolor
pero así me encontré yo, inventando canciones de amor.
El muro se derrumbó , murió el pájaro cantor
Y en el viejo cajón solo encontré a la luna con el sol
y tu risa en las nubes que construí
con tu sombra moribunda en la pared.

Colgué tu silueta en la pared,
derrumbé muros de papel y
construí universos nuevos,
nuevos métodos para volar,
nuevos besos para mirar
Monté el deseo solo en la oscuridad
y flores blancas me dieron eternidad.

Carta de despedida

Hola señora mía. Me encuentro aquí divagando entre el día y la noche, entre el ayer y el mañana, en lo que fue y no, en lo que pudo ser, encerrado entre usted y yo. Sentado frente a este papel, con la pluma en la mano, emprendo mi retirada final de su vida. Aquí en este silla frente a la ventana que da a la calle donde creí conocerla alguna vez. Aquí frente a la ventana donde nos quedábamos impávidos, inmóviles, amando lo imposible y planeando el más allá. Aquí solo, sentado, con el papel y usted en mi.

Aún recuerdo los amaneceres juntos, su voz en mi oído susurrando palabras mentirosas de amor. Recuerdo el olor virgen de su piel, el brillo de su cabello, lo suave de sus labios besándome con besos que nunca fueron. Recuerdo la profundidad de sus ojos, en los cuales me perdía eternamente en usted, si en usted señora mía que nunca estuvo ahí conmigo.

Aún recuerdo la fría pero alegre sonrisa que me brindaba, aún recuerdo su cuerpo yaciendo sobre la cama desnudo, lleno de vida, frágil, leve, inmóvil. Y aquí me encuentro , en esos mismos lugares donde pensé que estábamos usted y yo, donde creí que usted estaba, pero no, usted nunca estuvo, siempre fue fría, distante, tosca, áspera, si usted que jamás se preocupo por mí, nunca entendió quizás mis palabras, ni mi amor. Nunca confió en mi, ya jamás lo hará. Sus palabras solo eran eso palabras, cosas por decir, jamás estuvo realmente aquí, conmigo.

Y ahora, ahora que se fue me voy yo también. Quiero borrar ese rostro del cual me enamoré, que jamás debí haber visto, quiero olvidar su voz, aquella voz amable pero silenciosa, pedante, fría frente a mi. Quiero olvidar su tácita indiferencia, quiero olvidarla toda, a usted, su ser, su esencia, su vida en la mía, quiero olvidar.

Pero no, usted y yo sabemos que no puedo y jamás podré, porque me perdí en usted, y perderse en usted claro, es perderse en el tiempo y en el espacio y sumergirse al más allá y desaparecer. Pero quiero sentir que usted jamás estuvo, que no la conocí, que no existió y no existirá.

Quiero borrarla pero no puedo, porque sigue ahí, en la esquina, en las sábanas, en el espejo, en la oscuridad, en la ventana, en la calle, en mi. Esta ahí en todo porque me perdí completamente en usted, sin quererlo, no lo pensé, no lo quería, no lo deseaba, no lo imaginé jamás, pero con usted señora mía, con usted quien no se pierde, mala suerte para mi que llegue demasiado tarde o tal vez demasiado temprano a su vida, o tal vez pensé que había llegado y jamás lo hice.

Lo siento por usted, aunque claro usted no lo siente por mí y jamás lo sentirá, peor lo siento por ambos, usted no tuvo la culpa, aunque por usted me perdiera en su vida y en la fantasía. Pero lo siento por los dos, se que era para usted, lo sé, se que lo era, pero lo siento porque no hice lo suficiente para que usted lo entendiera, no pude, no logré hacerlo, me quedó inmensamente imposible, pero eso no es culpa suya, no, no lo es, en algo fallé y usted no puede saberlo.

Usted podía estar con sutano, mengano o fulano o conmigo, pero no estaba con ellos, jamás conmigo. Pero seguro ellos fulana, no eran para usted ni lo serán, no la merecen, porque son como usted conmigo, pero yo no, y tal vez solamente yo lo sepa y lo entienda, y tal vez usted lo haga ahora o después o quizás jamás.

No importa fallé , falló y fallamos ambos, no nos entendimos y ahora aquí frente a esa ventana que da a la calle por la cual alguna vez la vi. pasar y creí conocerla, me despido, para siempre de usted. Pero usted no se despide de mi, porque ya estoy perdido y ahí esta usted como una cicatriz, una herida, una duda, que jamás se quitará.

Si yo me voy doy un paso atrás, me voy de usted, peor no usted de mí. Igual a usted eso no le importa, jamás le importó y ahora ya no le importará, le da igual no soy nadie para usted solo una persona más del mundo con el cual tuvo la desventura de chocarse alguna vez.

Ahora estoy tranquilo, porque se lo que soy lo que fui y lo que seré, se lo que le di y lo que le pude dar, pero usted no lo aceptó. Pero no la juzgo, no puedo hacerlo, con tanta gente en el mundo, peor usted y yo siempre tan lejanos y distantes.

Pero ahora seguiré mi camino, el que la vida me de. Lamento que su vida no le haya dado un camino junto con el mío, lo lamento porque hubiera sido hermoso, bello o quizás áspero y tortuoso.

Pero sin embargo usted vale la pena y lo sabe y tal vez sepa que yo la valgo, peor no le importó ya hora no le va a importar. Así que aquí ahora frente a la misma ventana donde la vi tantas veces, desnuda, tácita, silenciosa, sumergida en sus pensamientos, donde la capturé en mi memora para siempre, me despido no sin desearle antes lo mejor y claro aclarando que yo le abrí mi mundo y se lo ofrecí, peor usted lo despreció y usted jamás me abrió el suyo, no me dio la oportunidad ni siquiera de apreciarlo un poco, aunque sabía que quería estar en él.

Pero olvídelo ya conoció mi mundo y eso es lo más preciado que un hombre puede dar a alguien, su mundo entero que es lo único que lo mantiene vivo y aferrado a la vida. Mi vida fue suya porque así lo quiso. Pero acaso lo entendió?. Pero no la culpo, gracias por dejarme perder en usted y lamento que usted no se haya perdido en mi si nos hubiéramos perdido ambos que más importaría?. Usted me quitó una parte de mi vida, peor no importa llévesela se la regalo, total quería darle mi vida entera, y usted me dejó sin nada y eso es todo lo que me queda ahora.

Cadaver exquisito

Algunas veces me le pregunto a la sombra del sol, si llorar sobre el hombro de la luna hará que no lleguen las hojas y borren las huellas que dejé sobre tu cuerpo. No puedo prometer que llegaría por ti al fin del mundo, porque tendría que dejarte y de paso olvidarte. No puedo decir que te llevaría al fin del universo, porque corro el riesgo de que sea finito y tenga que abandonarte, porque no habría más lugar a dónde ir.

Mi sombra me dijo alguna vez que un guerrero no mira atrás y lo hice, así que se desencadenó y me dejo solo, con la soledad que siempre está presente, la amante despechada que aunque me ame se burla día y noche de acompañarme, y se entristece cuando la acompaño a ella. Para borrar las huellas tuve que huir al paraíso del olvido, no sé si podría vivir en el mar del pecado, porque cada vez que sueño, sueño contigo y así estés a mi lado sigo soñando cosas que quizás no debería decir. Algunas veces observo desde la distancia el olvido, ese que me es esquivo y que se burla entre el bosque porque no puedo alcanzarlo, y se terminan los sueños, y resulta que ya tienes dueño, el mismo de siempre ese que nunca pude vencer.

Cuando la muerte sea un hombre juro que jamás te tocaría, porque son las seis de la mañana en alguna parte y el sol sonrie porque estas dormida, y en unas horas serán las seis de la mañana en esta, tu casa, y el sol sonreirá porque estás despierta. Me canso y me canso de esperar, sin saber lo que estoy esperando, solamente divago entre el tiempo que no me espera, que aguanta pero al final sigue su camino, borrando mi destino y arrastrando mi alma que anhela acariciar alguna piel otra vez. No quiero escoger entre el ayer y el hoy, ni quiero pensar en un mañana contigo o sin ti, solamente quiero vivir cuando duermas para ser el guardían de tus fantasías, solamente quiero morir cuando despiertes para contemplarte desde el cielo y acariciar tu sombra.

Alguna vez vino la sombra del sol y me contó de tu existencia, alguna vez la luna me insinuó que andabas escondida en medio de las estrellas. Pero no puedo alcanzarte porque mis brazos no me alcanzan, porque mis ojos se han quedad en tu alma, porque mis manos se han entumecido al tocarte, porque pasa y pasa el tiempo y sigo esperando, lo que no sé que es. De dónde voy y para dónde vengo es la pregunta que me hacen mis ojos, es lo que me dicen las huellas que he borrado al quitarme los zapatos, que también te extrañan y a su vez se han olvidado.

Y no quiero amores de olvido y no quiero amores que recuerde, ni quiero nada que me mate, ni quiero morirme a tu lado, sino morirme contigo. No quiero esperar lo que no sé, no quiero encontrar lo que estoy buscando, porque lo encontré y en medio de un cajón se han quedado las cenizas de un recuerdo que se consumió entre el perfume de la flor más bella que sin decir adiós se marchitó y no dejo sino una pequeña huella que ha quedado marcada. No quiero revolotearme entre mil sábanas tratando de encontrar aliento, solamente quiero compartir la misma que siempre he conservado, esa que se mantiene atenta y expectante del regreso, aquél que se ha ido, que ha seguido su camino.

No quiero extrañar ni añorar, porque en medio de los dos he muerto muchas veces, no quiero hablar porque no quiero decir cosas que ya han sido escuchadas. No quiero olvidar las palabras de las canciones mudas que tocan los ángeles cuando la luna gime y llora conmigo. No quiero recordar aquellas cosas que nunca dije, ni quiero olvidar aquellas que no he dicho. Solamente quiero descansar sobre el hombro de la luna, darle la mano al sol, conocer el fin del mundo y del universo, para ofrecértelo, pero nunca te llevaría, porque corro el riesgo de tener que dejarte o que simplemente me dejes, o las dos cosas que son al final la misma cosa, y quede como ahora, queríendote llevar sin tener que soltarte.

5/11/08

Algún tiempo

Ha pasado ya algún tiempo, no sé si miles de días o algunos miles de años. Recuerdo algunas cosas, otras las recuerdo pero hago que las olvido, para siempre preguntar por qué. No tengo muchas imágenes, no tengo muchos colores, me faltan palabras, me sobran versos, me faltan suspiros, me faltan dedos, me sobre tinta y no tengo más que hojas inmensas naufragando entre el viento.

Ha pasado ya algún tiempo y no recuerdo ya ni mi propio nombre, lo dejé clavado seguramente entre algunos ojos que se robaron mi alma, o entre algunas manos que tocaron mi cara. Ha pasado ya un tiempo en el que mis respiros son más cortos pero mi vida se alarga, en el que dejé mis años anclados en algún puerto fantasma siguiendo la huella del futuro. He olvidado como poner las letras en orden para enviárlas a la deriva de otros brazos que sepan como y cuando pronunciar las palabras que ahora se me clavan en el corazón, sin salida, sin orgullo, con la desazón inmensa de haber sido castigado y de haber cometido el crímen. Han pasado ya muchos años, algunos miles o solamente unos cuantos, pero no tengo recuerdos, no tengo futuro, no tengo pasado, no tengo presente, y solo tengo mis manos. He dejado bajo las estrellas mis huellas, mis ojos, mis pies y mis brazos, esos que ahora se reflejan en las pupilas espectantes de los que van y vienen y no se quejan y solamente me observan con desdicha y compasión.

He olvidado también tus años, esos que junto a los míos hicieron los siglos y los días y las noches donde los lobos aullaban a la luna, esperando ser rescatados de su dolor. Ese mismo dolor que nos acompañó otra vez cuando divagábamos en miradas esquivas, jugando a mirarnos sin vernos y observando con nuestro tacto todo aquello que es invisible a la vista. Han pasado años, días o solamente segundos desde que me vi por última vez reflejado en el agua turbia de los sentimientos desechados por el mundo, deforme, transfigurado en las siluetas de cada cosa que hace este mundo, ese mismo que he dejado tanto tiempo atrás, esperando en el mismo puerto abandonado, ese que nunca abandoné simplemente observando las eternas puestas de sol, esas que nunca terminaban y que eran testigo de mis manos tocando el cielo cuando las nubes recordaban mi nombre.

No ha pasado tanto tiempo desde que dije las últimas palabras, esas que posé sobre tus manos y que imploré para que sobrevivieran siglos dentro de ellas, la caja fuerte de mis suspiros, la protección perfecta para mi alma. Esas mismas manos que alguna vez abofetearon el destino y se aferraron a mis letras, las mismas que dibujo a cada momento con mis manos y las dejo huérfanas luego al echarlas sin compasión al mar de mi amargura, esa misma que llena la copa que alguna vez fue tuya y mía y de nadie y de todos.

No ha pasado tanto tiempo desde que me olvidé de lo que no queria olvidarme, miles de años que son un segundo entre el horizonte y las caricias de la luna. Miles de años que son una milésima de vida entre mis ojos huecos que se han perdido entre tantos atardeceres. No ha pasado mucho tiempo desde que recuerdo haberme olvidado de tu nombre, ese que regresa entre mis manos y se posa como un ave dócil, que pía y canta a las estrellas, que bailan en torno a mi cuerpo, ese mismo que lleva no tanto tiempo, solo unos miles de años, esperándote en el mismo lugar dónde nunca te encontré por primera vez.

4/11/08

Desaparecido

Me encontré, dí muchas vueltas hasta que finalmente volví al mismo punto en dónde dejé la sangre en el río, aquél que me vio nacer y morir tantas veces entre las lágrimas de los árboles y el arrullo de la luna empedernida que no cesaba de susurrarme al oído los nombres de las sombras que han pasado por mi vida. Desaparezo, y vuelvo a perderme en la inmensa niebla de las voces del olvido, esas mismas que me han hecho ir y volver una y otra vez haciéndome olvidar el destino, que cada mañana aparece por mi ventana y se rie y se jacta de su privilegiada posición.

Soy el olvido que recuerda día a día los pasos andados, esos que se han hundido en la arena y que han dejado huella, esos que se han hundido en el barro y han luchado desesperadamente por salir a flote cada vez que el aire los ahoga. Soy el olvido que recuerda tantas memorias de dolores, de alegrías y tristezas que han desaparecido con el paso del tiempo, en medio del destino que se lleva y trae el viento. Soy un desaparecido en busca de encontrar de nuevo un camino, o en su defecto seguir desapareciendo entre las palabras necias de aquellos que se cruzan en mi camino.

Y si sigo andando en medio de la niebla no será para encontrarme de nuevo, sino para seguir andando en el mismo círculo, ese que duele en medio del pecho, ese que añora, ese que olvida, ese que recuerda, ese que camina una y otra vez, en medio de paños de algodón duros como la indiferencia de los árboles, de los corazones amargos y de todo aquello alrededor. No quiero seguir soñando, no quiero seguir anhelando, quiero detenerme y simplemente respirar y ser, ser un desaparecido más en medio de la frivolidad de aquellos que se consideran hombres, esos que caminan para ninguna parte, pensando y pensando sin llegar a ninguna parte.

Quiero ser la sombra aquella que te guía, que te espía, que te odia y te ama, esa que siempre estará ahí, vigilante, en silencio, olvidando en medio del humo de los cigarrillos y dibujando en el aire con el el viento las siluetas de todos aquellos que me atraviesan. No quiero ser más que el círculo vicioso de seguir y seguir en el mismo punto, desaparecer y aparecer siempre igual, siendo siempre el mismo, aunque cambiando un poco. Quiero que me recuerden como los silbidos del viento, el susurro de las hojas, el olvido que recuerda y regresa una y otra vez. No quiero detenerme pero no puedo continuar, soy un desaparecido más en medio de las manos de los mortales, soy un olvido diluido en medio de palabras cándidas y de miradas de odio. Soy parte de la vida de todos y no soy nadie, solamente un instante entre la noche y el día, entre la primera gota de lluvia y tu boca.

Soy un desaparecido que se ha vuelto a encontrar, en el mismo punto, sin ir hacia atrás o hacia adelante, soy el desaparecido que siempre lo ha sido, el que añora, el que sueña, el que ama y el que odia siempre, ese mismo que has olvidado, ese mismo que he olvidado, ese mismo que hoy se ha encontrado, perdido como siempre, en medio de un tumulto de lenguas sin sentido, que no hacen más que expulsar sandeces que no me tocan, pero que están ahí, deteniéndome entre este paso y el siguiente, siendo un desaparecido más, porque no todos somos iguales, aunque iguales sean casi todos.