31/7/09

El instante

Eso que llaman felicidad, al menos en mayúsucla, no existe. Ese sentimiento que la gran mayoría de seres humanos buscan a través de casi todas sus vidas, es simplemente un instante, es quizás más corto que un suspiro, un simple latido del corazón, una respiración profunda. En ese momento todo debería congelarse, quizás es una ráfaga de adrenalina, un milisegundo de conexión entre los nervios y el cerebro y la sensación que se escapa entre la yema de los dedos en un parpadeo.

Eso que llaman felicidad es igual a esa euforia, a ese interés, a eso que la gente llama preguntar y preocuparse. Recuerdo muy bien que siempre, sin ninguna excepción, en cualquier tipo de novedad existe una ráfaga de euforia que perdura por unos instantes, estos no tan cortos como un orgasmo o la felicidad, esa con mayúscula que no existe. Pero son momentos, breves espacios de tiempo, tan insignificantes como al vida de una mariposa para el vasto universo, conocido y no conocido. Es simplemente una anécdota, eso son las emociones de la gente, una anécdota, un breve instante en la existencia de cada persona, del mundo, un grano de arena en medio de la inmensidad del mar.

Esa euforia, ese interés, ese instante no es más que aquellas poses, de todos, que se manifiestan en esos momentos de adrenalina, en esas ráfagas, a unos nos dura más que a otros a otros no les dura y a otros les dura muy poco. Al final lo importante no es saber que solamente todos compartimos ese mismo sentimiento de euforia, o que hemos tenido esos breves instantes de felicidad que quizás no olvidamos nunca. Lo importante es entender que a nadie a la final le importa nada, que aunque todos lo neguemos simplemente no nos importa, solamente por instantes, por momentos, cuando lo necesitamos, cuando los perdemos, es ahí cuando esa adicción a esa adrenalina, a la euforia, al interés, renacen, y ya es demasiado tarde.

Definitivamente el mundo se ha convertido en una egósfera impregnada de solamente fachadas que se levan en la frente. Aquellos tiempos de antaño dónde las cosas quizás si importaban se han perdido. Ya nadie piensa sino en sí mismo, lo cuál desde cualquier punto de vista sería lo lógico y no refutable, pero desafortunadamente el mundo de las maravillas que nos venden en nuestra infancia es muy diferente, y es ahí dónde quizás por la misma venganza contra esa fantasía ahora las cosas son como son.

En alguna época me interesaba demasiado por las cosas de los demás, mucho más que las mías. Ahora por diversos motivos, que no eplicaré, he dejado de preocuparme tanto por todos, inclusive por las personas más ceranas. Ahora, aunque antes igualmente lo hacía, me concentro en mi vida, en lo que quiero y en lo que espero, al fin y al cabo es mía, no la pedí, no la deseé, pero sigue siendo solo mía y debo convertirme en un ser tal que sea lo más importante. Antes podía luchar contra ella misma y poner un escalón entre la mía y la de los demás, podría decir que en este momento si daría la vida por alguna otra persona, lo que pasa es que como dicen por ahí, quisímosle morírnosle a alguien, pero no encontramos a quién querer tanto. Pero a la hora de la verdad con un revolver contra mi cabeza o en una situación extrema no puedo decir que lo seguiré haciendo y por encima de todo estaría mi vida, así no sea la vida que uno siempre ha esperado, pero sigue siendo mía y solamente mía, sin que a nadie, comprobado totalmente, igual le importe, por lo tanto no debe importarme lo demás.

De pronto estoy equivocado, es muy probable muchas veces me equivoco, pero eso no lo sabré hasta que muera, y quizás ni siquiera en ese momento lo comprenda. Si, desde hace tiempo no tenía esa sensación de un inmenso ego, de no contarle nada a nadie y mejor que ni pregunten, ser simplemente la persona de la presentación, del momento, la que se requiera, siempre honesta y franca como lo he hecho todo el tiempo, solamente que sin pensar en nada más, ni en nadie más.

Ahora que leo esas últimas palabras y me tomo ese instante de euforia para reflexionar, me doy cuenta que quizás esto también sea solo un instante, porque espero más siempre de todos, porque quizás siempre doy demasiado de mi mismo, y al no recibirlo se cambia la moneda y el instante se vuelve de un poco de ira eufórica. Seguramente pasará, pero debo hacer la nota mental de no olvidar nunca en que igualmente instante o no, felicidad o no, a nadie realmente le importa nada y en muchos casos nadie, ni siquiera ellos mismos.

28/7/09

La ventaja de no pertenecer

Eso de ser alguien, que está en algún lugar permanentemente, o sea por largos períodos de tiempo que ya todo es habitual. Eso de por circunstancias de la vida misma, o sea del destino o camino de vida que uno se forja, que al final viene a ser lo mismo, nos lleva a habitar en un lugar determinado, permanecer, simplemente permanecer.

Creo que a la mayoría de la gente en el mundo le toca padecer eso de permanecer, supongo que es mejor así que tener a todo el mundo revoloteando siempre, y por eso quizás existen países y fronteras y demás cosas siempre sin sentido de nuestra cultura humana. Pero hay otros, para mí privilegiados muchas veces, que son nómadas, que van de un lado a otro, nunca permanecen, o por lo menos no el tiempo suficiente para que un lugar se apropie de ellos y ellos del lugar. Andan por ahí revoloteando en medio del inmenso mundo, de un lado a otro, nunca con un destino fijo y mucho menos por períodos de tiempo realmente establecidos. Simplemente van, son los vagabundos del mundo en busca de nada y de todo, simplemente su destino es el de vagar, ir y venir siempre, sin pertenecer a ningún lugar y siempre ser ajeno, pero un habitante del mundo.


Esos nómadas quizás para muchos tienen desventajas, no hay vínculos, no hay realmente alguna relación con ninguna persona o lugar el cual habitan por poco tiempo. Pero a su vez como todos ellos solo arriendan un espacio en el mundo, y pueden disponer de ese espacio que deseen en el lugar que deseen por el tiempo que deseen. El hecho de estar vivos nos da ese derecho, ya hemos pagado todas las cuotas de arriendo de la vida y por lo tanto hace parte de nuestros derechos como humanos. Quizás la vida es muy sencilla y realmente plana en todos sus aspectos, independientemente de los planes de vida que tenga cada uno, tradicionales o no, todos tienen un croquis de lo que esperan de la vida, y en el fondo aunque no todos soñamos con los parámetros sociales ya establecidos, de alguna manera algo nos queda de eso y soñamos con una vida igual a la de cualquier persona, solamenete que vista con nuestros ojos.

Es así que por momentos deseo ser un nómada, no pertencer a nadie, ni a nada, ni a ningún lugar, quizás solamente tener recuerdos de lo que he visto y que lo que he visto sepa que existo, así sea vagamente. No quiero permanecer ni aferrarme lo suficiente a algún lugar para que llegado el momento tenga que partir y sea aún más difícil, porque el lugar ya es mío, o por lo menos se siente así, y estar en otro lugar sea completamente diferente, y completamente irresistible que pueda más lo anterior que lo nuevo.

Los nómadas tienen la ventaja de que nunca se acomodan, no tienen la necesidad de hacerlo, no es necesario, nada es necesario, solamente permanecer por poco tiempo, quedarse ahí y seguir como si nada hubiera pasado. A veces quisiera tener esa sensación de que nada reltivamente importante ha sucedido, es una de las mejores sensaciones que existen, solamente seguir, echarse a andar, sin prejucios, ideas, paradigmas ni nada, solamente estar y luego no estar para ser en otro lado y seguir. Esa es quizás la ventaja de no pertenecer.

26/7/09

Sueños y divagaciones de un miedo perdido que se incremente

Se me olvidó lo que iba a decir, es de esas cosas que pasan, como la brisa con olor a que el tiempo se va marchitando y pudriendo en medio de tantas vidas unidas por un hilo tan fuerte como el sonido de la hache. Ayer recordé muchas cosas, o quizás me las inventé, suele pasar que a veces uno hasta se inventa recuerdos para no querer recordar que uno es lo que es gracias precisamente a los recuerdos palpitantes en el fondo del alma, y no de esos que uno quisiera tener.

No recuerdo que recordé, pero sé que casi todo hacia parte de la misma historia, quizás con menos drama, a medida que pasa el tiempo el drama disminuye, pero otras cosas aumentan. Solamente sé que recordé haber tenido otras cosas, más, a las que ya tuve y tengo. También creo recordar que soñé con el futuro cercano, tratando nuevamente de moldear los recuerdos del futuro que aún no llega, esos que ahora quiero tener. Por lo tanto recordé que inventé los recuerdos que tendré dentro de poco tiempo, en medio de esas pinceladas de imagen quizás soñé un poco. Y son los sueños los que al hacernos seguir creyendo en esto que se llama vida y esperar porque se cumplan, también nos llevan a los caminos de la decepción. Eso de la imagen es muy malo, todo eso que ahora parece una pantalla del telvisor en nuestros recuerdos no es más que el cruel juego de lo ideado frente a lo idealizado y lo real. Tantas cosas no cambian, pero otras hacen demasiado ruido y cambian.

Por ejemplo el miedo sigue latente, es un miedo con más experiencia, más maduro y enfrentado a otro tipo de miedo del mismo miedo. Pero el miedo prevalece, se mantiene, quizás sea como tener un corazón, no hy manera de quitarselo, sino se muere uno. Es así como yo percibo ese miedo que crece, no de tamaño, sino crece con uno, a medida que uno se hace más viejo igualmente el miedo se hace más viejo, con más experiencia, quizás por eso no deja uno de sentir menos miedo alguna veces sino más, ya que la experiencia hace que el miedo se de cuenta que todo casi siempre es peor de lo que debería ser, o que el resto del mundo simplemente es el resto, pero no el mundo, porque a la mayoría le cuesta cargar con la responsabilidad de vivir en el mundo.

No recuerdo que imaginé ayer que quería decir, creo que no estoy ni cerca de lo que originalmente queríar decir, o de pronto si, tengo esa sensación de incertidumbré purgatórica de estar y no estar en todos y en ningún lado. En medio de tanta incertidumbre al menos algunas cosas están claras, aunque igualmente la triste realidad y el miedo, sobretodo éste, quizás opaquen esos sentimientos de que no todo puede ser igual en todas partes, que algo debe de haber diferente, que algo tiene que cambiar, que no todo esto es solamente lo que existe. Pero muchas veces ya quizás esas utopías, que también hacen parte de esos sueños de algo que vendrá, demuestra que todo eso no es más que un espejismo y que tarde o temprano todo esa lucha no será más que otra guerra perdida, porque no creo que sea el único que la ha luchado, la lucha y la luchará, y que quizás deba bajar lo brazos y simplemente esperar siempre menos, y esperar lo que todos esperan, lo que muchos ya saben, entrar en esa resignación, esos suspiros que son tan mudos como la hache, que nunca nadie, ni el mundo mismo, el de verdad, escuchará jamás, y simplemente seguir, como muchos y en parte pedazos de uno, en el mismo camino, siguiendo la misma senda, y esperando lo mismo. Nada, al final no esperar nada, porque no hay nada que esperar, todo pasó, todo se inventó, todo fueron sueños o recuerdos inventados de una vida que nunca sería nuestra ni de nadie, simplemente porque esa es la manera en que al final las reglas del juego están determinadas, es lo único que nos hace seguir sin saber a dónde iremos a parar.

Ahora, siempre espero, porque hay un retazo de mí que siempre ha estado en el mismo lugar esperando a que deje de pasar tanto aire, que deje de ensordecer el silencio y que los recuerdos ideados no sean solamente eso, que el miedo al pasar el tiempo decaiga en vez de madurar al tiempo que uno lo hace, o estancarse que es peor, y que todo sea ese mal sueño, ese que parece eterno pero que en realidad es de solamente unas pocas horas, y despertar en el mundo real, el que si se debe llamar así, y recordar todo esto como un mal rato. Sin embargo queda el plan b, y es resignarse a la hache, a ese sonido mudo ensordecedor de tener que simplemente mirar hacia adelante y echar a andar hasta que se nos acabe el camino.

No me acuerdo que era lo que quería decir, y me queda la sensación de que estoy lejos de la idea original, tal vez este es el rezago de mis sueños, de eso que soñe que decía sin saber porque. Igual todos estamos unidos por un hilo tan fuerte como el sonido de la hache, que aunque no lo crean es el sonido más fuerte que existe, pero a su vez es el hilo más delgado jamás construído, ese que se rompe fácil, ese que está quebrado en miles de millones de pedazos, ese que de alguna manera quizás ya no exista.

10/7/09

Las otras historias, mi historia

No sé si alguna vez en la vida les ha pasado que se han encontrado con su otro yo, ese del universo paralelo que serían ustedes si su vida hubiera seguido otro rumbo. O si se han encotrado con historias de su propia vida repetidas en otros o muchas veces las historias de otros que luego pasan en sus vidas. Pues bueno a mi me ha sucedido, y aunque no me sucede a diario si me sucede bastante seguido lo cual me inquieta, porque aún no descubro la razón del por qué de estas situaciones.

La más curiosa de todas ya me pasó hace algunos años mientras estudiaba mi carrera en alguna institución. Ahí conocí a ese yo, el que fui hace muchos, muchos años, justo en el mismo lugar donde yo me encontraba. Era idéntico a lo que yo era, no hablo de físico ni nada de eso, hablo de actitud, hablo de forma de ser, era el vivo retrato de lo que yo fui muchos años atrás. Ahora lo que me causó curiosidad era la cantidad de cosas en común que tenía con esa persona, siendo yo igual un poco mayor que él pero bastante contemporáneos por decirlo de alguna manera. Si, sentí que era yo, ese yo que aún de alguna manera hoy en día, muchos años después, existe aún en algún lugar de mí, enterrado por muchas razones que no quiero explicar ahora. Pero así como ahora existe en ese momento obviamente estaba más presente en mí, por lo cual me sorprendí aún más.

Lo más extraño del asunto es que de alguna manera sentía que estaba viendo una película, esa película de mi vida paralela, lo que hubiera sido si en algún momento, no se cual, hubiera tomado otra decisión diferente a la que seguramente tomé ese día. Si, esa sensación de estar viendo lo que hubiera sido de mí si hubiera tomado el otro camino. No voy a juzgar si esa vida que estaba viendo como una película me pareció mejor o peor que mi vida actual, la verdad creo que eso es irrelevante al fin y al cabo. Pero si me sentí plenamente identificado con aquel sujeto que se cruzó en mi camino y que vivía mi otra vida, esa que yo no tuve por tomar otro rumbo, pero que de alguna manera siempre me pregunté como sería.

Ahora en otros casos me sucede que al conocer cualquier persona en cualquier situación, me encuentro con historias a las que llamo repetidas. Esas cosas que por cuestiones de la vida uno ya ha vivido en algún momento y que ve repetida en otra persona, a veces casi igual, otras con algunos otros detallles diferentes a los que uno pudiera aportar a la misma. Pero muchas veces es la misma historia, eso mismo, yo estuve allí, yo era esa persona viviendo eso que me está contando, eso que de alguna manera nos hace todos exactamente iguales y en el mismo lugar. Eso no me impresiona tanto, siempre lo he tomado como que todos tenemos que pasar por lo mismo, o casi lo mismo, en algún momento de nuestras vidas y nos sucede relativamente lo mismo.

Lo que si me impacta muchas veces es tener que escuchar cosas nuevas para mí y que luego de un tiempo me sucedan de manera muy similar en condiciones muy similares. Claro en este caso podríamos decir que igual que pienso que lo que me pasa a mí le pasa a todos, esto funciona obviamente de manera inversa, y sí debe ser una especie de ley o algo, pero no es lo mismo recordar algo vivido en palabras de otro que sentir esa sensación y en ese preciso instante recordar y sentirse en los zapatos de la persona que comentó aquella situación de vida y que justamente me pasa en ese momento. Ahora bien creo que en la mayoría de los casos, personalmente, aunque me suceden historias de ida y vuelta, así mismo desearía que me pasaran cosas que ha muchos ya les ha pasado, que quizás me sucedan a futuro o quizás nunca lo hagan, no lo sé. Quizás eso me pone a pensar que no somos todos iguales, lo cual es un alivio en parte, sigo siendo único e irrepetible y además me da un fresco al saber que no soy como la masa y la gran mayoría. Pero al mismo tiempo la idea de compartir todo con todos no me disgusta, no tanto en lo personal sino en lo humano, ya que el mundo está tan desbaratado, idiotizado y todo el mundo se cree algo más allá de cualquier cosa que no sea socialmente aceptable o que esté de moda o de un esterotipo de vida hueco y sin sentido, que me gusta más la idea de pensar que todos están equivocados, y creo que lo están y lo estarán siempre, pero que si se dieran cuenta de lo iguales, quizás idénticos al final que somos todos por dentro, el mundo se dejaría de tanta estupidez, que ya es exageradamente demasiada, y la gente se preocuparía menos por la forma de verse, de vestirse, de los sitios que frecuenta, de lo que está in o out, de lo que poca relevancia tiene y la humanidad podría llegar a ser de nuevo lo que quizás alguna vez fue, o nunca lo fue y es por eso que estamos condenados a andar dormidos como zombies consumiendo mundo sin sentido.

Solo espero que mi historia, mis universos paralelos vividos por otros y el mio propio de los demás, sean para algo mejor en el futuro, no creo que ser lo suficientemente importante para que mis vidas tengan algo de relevancia frente al resto del mundo, solo espero que la vida de todos tenga la relelvancia para que al menos al irme de este mundo sienta que realmente viví dentro de algo que al final se acercara a una humanidad y no a un rebaño de ovejas arriadas por un puñado de perros pastores falsos idealizados como los que hay que seguir.

7/7/09

Eso de conocer personas

Eso de conocer gente tiene su encanto y no siempre las situaciones favorecen la situación, valga la redundancia. No se por qué pero siempre me ha causado mucha curiosidad aquello del contacto interpersonal con nuestros semejantes, como una cosa inevitable de la existencia, como eso de tener que dormir y comer para poder sobrevivir. Yo aunque muchas veces paso por misántropo, la gran mayoría del tiempo podría decir, pero aparte de esa cualidad o característica personal, las relaciones interpersonales me parecen de las cosas más extrañas de la vida humana.

Conocer personas no es difícil, es más bien difícil la situación en las cuáles se llega a conocer a esas personas. Usualmente, poniendo solamente un ejemplo de tantos que pueden existir, uno conoce gente por gente que ya conoce. Digamos que esa gente que uno ya conoce la conoció de infancia, del barrio, del equipo del colegio, de la ruta, el vecino, porque las madres y padres se conocían. De ahí la vida de cada uno toma caminos ligeramente aparte, pero sin embargo el entorno del barrio, colegio, o inclusive de la universidad, así sean diferentes carreras, se mantienen, pero ahora hay otros círculos a los que uno llega nuevo y comienza a abrirse campo. De esos nuevos amigos uno comienza a presentarse mutuamente a los viejos amigos. Ésta es la manera más fácil de inmiscuirse en un nuevo círculo sin dejar el propio y al mismo tiempo con menos preguntas, más casual y con más referencias del nuevo compañero de grupo.

Esto debido a que el introducir un nuevo miembro en un grupo existente tiene aquello de la introducción, el es fulano o fulana lo conocí en la misma clase, bus, fila, etc, le gusta esto y lo otro y pues es un bacan o bacana. Y este es mi amigo de toda la vida sutanito que pues le gusta esto y aquello y lo otro. Y ahí comienzan a inmiscuirse las vidas, se comienza a compartir un pequeño espacio entre todos los presentes hasta que de a poco el nuevo personaje, aunque nunca llegará al nivel del amigo de ruta, barrio y demás, hace parte ya de un grupo, sin dolor, sin tener que hacer mayor esfuerzo, simplemente la circunstancia de llegar de un lugar común con una persona para luego pasar a otro lugar común de esa persona con otra persona y así sucesivamente.

Esta es quizás la manera más fácil de conocer gente, la más común y creo que la más placentera. Lo digo porque creo que lo han vivido todos y no creo que haya más que añadir al asunto. Ahora bien esto no tiene mayor misterio. Pero existe otra situación, en la que no sé si muchos han estado pocas o muchas veces, o quizás nunca, pero yo si lo he vivido y muy seguido y me parece más interesante, por el reto que merece, pero a la vez por momentos bastante estresante y sin muchas salidas, en ocasiones.

La manera a la que me refiero es a la de conocer a un completo extraño, ese personaje que no comparte nada con nosotros, ni ruta, universidad, clase, profesor, amigos en común, barrio, ni nada. Esa persona que a diferencia de los primíparos que están en la misma situación al ingresar a una carrera y necesitan comunicación y entablar relaciones, es completamente ajena a todo, claro obviamente ese ajeno no es estrictamente semántico, obvio que el personaje comparte la vida, el país, la ciudad y ese momento en el que se encuentra con uno, pero saben a lo que me refiero con que no comparten nada de nada.

Es ahí cuando las primeras palabras pueden ser determinantes para la futura relación interpersonal, sobretodo si es una mujer, en mi caso, que llame la atención y que de alguna manera produzca ese acercamiento, ahí la cosa es más complicada todavía. Pero eso por ahora no importa. El caso es que conocer a un completo extraño conlleva ciertas circunstnacias hilarantes, ridículas y a veces frustrantes. No hay punto de conexión, no hay punto en común, el saludo es tibio, es sin convencimiento, el tema de conversación se vuelve pesado, los silencios, que para mí son agradables en una conversación, se vuelven pesados y más extensos de lo normal. Es un momento tensionante, es como si fuera un momento culminante en la vida de cada quién, una plabara puede determinar una cadena de eventos inimaginada, tanto positivas como negativas y todo mientras uno se queda pensando.

Al final no es tan dramático como puede sonar, o como creo que me puede suceder muchas veces, y la vida sigue su curso, seguramente porque así tiene que ser y si pasan los miles de eventos desafortunados o no igual así es la cosa. Pero lo que pasa después no importa, o por lo menos no a mí. Es el momento, es esa adrenalina de conocer a veces excasamente el nombre de el interlocutor, es ese momento de sudoración de decir la siguiente frase, de no tratar de impresionar pero de no tratar de decepcionar, encontrar ese punto medio ese punto donde uno es auténtico, sin nada más que lo que uno es en frente del otro. Claro que uno tiene sus días, sus estados de ánimo, sus momentos y así el desconocido que tenemos en frente, lo cual hace que el momento, la adrenalina de lo que podría ser y demás se vuelve una sensación tanto placentera como decepcionante.

Eso de conocer personas es extraño, porque son extraños realmente, esas son las verdaderas personas que uno conoce, no los amigos de amigos de amigos, porque siempre existe quizás un poco de diplomacia frente a los amigos de los amigos, por respeto a nuestro amigo. Siempre hay un poco de discreción y de saber llevar las cosas, por más de que muchos de ellos nos caigan mal, de llevar las cosas lo mejor posible. Porque más allá de que no nos guste, tenemos respeto por lo semejantes y más cuando hay alguien que estimamos involucrado. Es por eso que el conocer gente es algo extraño, eso de sentirse compleamente desnudo frente a alguien es especial, es único, es una sensación increíble, saber que pudo o no pasar es otra cosa, y que la vida siga su ritmo y ese extraño no sea más que una anécdota que recordar, es otra cosa. Pero no hay nada como esa sensación de ver al extraño, de sentirse uno mismo el extraño, de no estar en ningún lado, de no tener alguien que rompa el silencio por uno, que estire la mano primero, que tome una iniciativa. º

Al final es como estar frente a nosotros mismos, unos completos extraños tratando día a día de conocernos, vernos al espejo, y tratar de decir esas primeras palabras que nos alegren el día, que nos den un curso de actividades, que nos hagan sentir bien, mejor o a veces mal o peor de lo que nos sentimos. Al final todos somos extraños y esa adrenalina de conocernos es quizás de las mejores pero más extrañas e inexplicables sensaciones que vivimos durante la vida, muchas veces se gana, otras se pierde, y otras veces seguimos siendo extraños, a pesar de los intentos.

5/7/09

Balance

Exisitirán miles de motivos, algunos podrán decir que millones, para cambiar, en el sentido práctico de la palabra, no en el real. Siempre hay motivos, otros dirán excusas, para hacer algo diferente en algún momento, tomar una oportunidad o desecharla, dejar de hablar como se hacía antes para hacerlo de una manera diferente. Siempre hay algo de inconformidad en cada uno que lleva a tomar decisiones de cambio, de nuevo en el sentido práctico de la palabra, nunca el real, que nos lleve a quitar de encima esas inconformidades y obviamente inconcientemente buscar otras, pero que en su momento no sean un tormento.

Creo yo que éste es un caso muy común, el cambio por inconformidad por expandir y buscar otras opciones sean por las razones o excusas de cada quién. Estos son los cambios comunes, no muchas veces llegan a su meta o su objetivo, pero hace parte de la vida de todos que tengamos esos cambios, creo yo que quizás algo intrínseco en el ser humano y eso nos lleva a tener este tipo de actitudes en varios períodos de nuestra existencia.

Esos cambios son los normales, los de todo el mundo, por la razones que sean. Pero existen los cambios por conformidad, creo yo que también son comunes pero menos llamativos y quizás hasta incomprendidos por muchos. Esos cambios no son mejores o peores que los de inconformidad, pero son quizás más conscientes en cuanto a su origen y causa. Los cambios por conformidad son esos que llevamos a cabo precisamente porque no es que estemos disgustados o inconformes con algo, sino más bien porque todo está demasiado en su lugar que ese disgusto e inconformidad nunca llega y todo se queda tal cual, nos acostumbramos, como siempre, a eso, nos quedamos estáticos, conformes, no esperando nada o simplemente esperando algo sin saber qué es.

Estos cambios por conformidad para mí son más profundos aunque un arma de doble filo. Es quitarse una carga inmensa, de la conformidad de lo estática que es la vida y de lo normal y lineal que llega a ser, por otra conformidad o inconformidad al menos alejada, la otra cara de la moneda, que al fin y al cabo sigue siendo moneda, pero de manera diferente. Es quizás esos cambios, igualmente prácticos aunque a veces reales los que nos liberan de ciertas cargas, pero nos añaden otras. El problema realmente radica en si el balance de aquellas cargas, conformidades y demás que queremos dejar son lo suficientemente no importantes o muy importantes para cambiarlas por otras nuevas, algo que siempre llama la atención, lo nuevo, lo novedoso, meterse en un lío saliendo de un lío previo que por tanto tiempo se ha vuelto simplemente algo que ya esta ahí, como una sombra, pero que al cambiar es algo nuevo, se olvida el otro por un tiempo, se deja atrás, que el tiempo se encargue de esas cosas, y se trae uno nuevo, algo diferente que solucionar, que pensar, el reto de ver que al fin y al cabo la vida es así, como dijo Benedetti, "...en su mejor en su mejor momento una nostalgia, en su peor momento un desamparo y siempre, siempre un lío...".

Todo radica en el balance, vale o no la pena tener nuevas confomridad e inconformidades o seguir con las mismas, al fin y al cabo todo vuelve a comenzar, las nuevas conformidades o inconformidades se volverán las mismas de siempre y el ciclo vuelve a empezar. Pero hay momentos de decisiones y hay que tomarlas demasiado rápido, quizás ese es el mismo chiste del juego, y decidir, hacer el balance y quitarse una carga pesada de mucho tiempo que se acumula y se acumula y dejarla a un lado para cargar una menos ligera, que con el pasar del tiempo, que puede ser poco o demasiado se vuelva otra vez pesada y se cambie de nuevo por otra menos pesada, o darse por vencido quizás y solamente acumular una carga hasta que al fin, usted muere.