7/11/19

Errores (II)

Estoy cerca de cometer uno, sin importar el resultado de todas maneras es un error. Claro que prefiero un resultado positivo a lo contrario, pero en cualquiera de los dos casos es un error, que a pesar de ello estoy dispuesto a cometer, sin saber, ni quizás entender bien, las consecuencias del mismo.

Evidentemente no me estoy metiendo en algo sin saber lo que hago, sé muy bien y también sé cuál es el resultado que quiero al final, solamente por la satisfacción de sentirme bien. Ahora si el resultado es positivo, como lo deseo, el sentirme bien será solamente el primer paso, luego la verdad no sabría bien qué hacer. A pesar de que ese resultado es el que más quiero la verdad no sabría como proceder después, tengo ideas y es claro que mi imaginación va a velocidades alarmantes muchas veces, pero de ahí a realmente materializar alguna de todas esas opciones es otra historia.

Si el resultado es negativo no pasa nada, queda como una anécdota y quizás la enseñanza de no volver a cometer dichos errores, a ver si por fin aprendí, y de pronto las cosas serán algo incómodas, extrañas por un tiempo y seguramente nunca más se hablará de lo sucedido y después de un tiempo, quizás, todo vuelva a la normalidad. 

Es un error por cualquier lado que se le mire, es algo que no se puede catalogar de otra manera, un resultado positivo, que es mi deseo, es bueno para mi, pero no tanto para otros, siempre hay daños colaterales en este tipo de circunstancias. Si el resultado es negativo igualmente sería un golpe fuerte para mí, porque sería fracasar una vez más, y eso contribuiría a que se pierda cada vez más la esperanza. 

Es un riesgo, grande, el acto en sí es casi insignificante y cotidiano para muchos, inclusive para mí no es nada significativo, el acto en sí, pero su significado es muy profundo y envía un mensaje, no muy claro de pronto, pero si contundente que sería fácilmente explicable, si se pide dicha explicación. 

Es un riesgo grande, porque cómo dije anteriormente, a estas alturas cualquier error, por grande o pequeño que parezca, tiene sus consecuencias y se extiende mucho más de lo que podría haberlo hecho antes. Es un riesgo enorme para mí porque significaría un quiebre en mi actual situación y sería la posibilidad para algo algo peligroso y desconocido. 

Voy a cometer el error y arriesgarme, es una decisión que ya había tomado hace tiempo y estoy preparado para cualquiera de los resultados que se presenten, paso a paso voy, luego miraré que hacer y cómo se desarrollan las cosas, aquí voy con todo por perder y al mismo tiempo todo por ganar. 

6/11/19

Errores

Otras de esas cosas que nunca nos abandona, los errores. Es natural dentro de la imperfecta imperfección del ser humano, cometer errores. Pequeños o grandes, siempre vamos a cometerlos, algunos de ellos, ya sean del primer o segundo grupo, nos importarán más que otros, afectarán a otros de distinta manera y traerán consecuencias diferentes, a nosotros y a los que nos rodean.


El caso con los errores es que mientras seamos jóvenes tenemos cierta libertad de cometer un poco más aquí y allá, a veces sin medir el largo plazo ni las graves, o no tan graves, consecuencias que pueda traer, para otros y para nosotros mismos. Pero a medida que pasa el tiempo, no es que los errores ni las oportunidades para cometerlos sean menores, es más podríamos argumentar que se incrementan las chances de cometer más y más, pero lo que si cambia es la relevancia de los mismos y sus consecuencias. Desafortunadamente al pasar el tiempo por más pequeños que sean los errores a veces el resultado es mucho más devastador que si lo hubiéramos cometido hace unos años. Ya no se puede dar uno el lujo de cometer tantos errores porque las consecuencias son mucho más grandes para nosotros y nuestro entorno. 

La diferencia quizás entre los errores del pasado y los de ahora es que simplemente pensamos, y lo digo de una manera general porque no puedo comprobarlo, un poco más antes de cometer el error, porque sabemos que las consecuencias son más graves. También podríamos argumentar que las consecuencias realmente no son muy diferentes a cuando cometimos aquél error hace 10 años, simplemente que nuestra posición antes y ahora es muy diferente. No teníamos mucho que perder, podíamos darnos el lujo de hacerlo porque quedaba tiempo, porque si cometíamos un error grande y grave el tiempo curaría las heridas y más adelante podríamos rectificarlo. Ahora no tenemos tanto lujo, no podemos darnos tanto espacio porque tenemos más que perder, porque es un error definitivo, porque quizás no haya marcha atrás, y porque a medida que pasa el tiempo pensamos que es mejor asegurarnos de conservar lo que tenemos, porque recuperarlo no es tan fácil, porque comenzar otra vez se torna más complicado, porque ahora un mundo de responsabilidades, que queremos y que no, cae sobre nosotros y es mejor preservar lo que se tiene que cometer un error que cambie todo para siempre.


Sin embargo y a pesar de todo esto somos propensos a cometerlos, a veces sin pensarlo mucho y otras tantas porque queremos cometerlo simplemente para saber que puede pasar, podemos arriesgarlo todo por una corazonada, por un deseo, por desespero, por rutina, por aburrimiento, esperando que quizás ese error se convierta en un acierto y que nos cambie la vida para siempre. Cuando se escucha la historia desde el otro lado y una vez finalizada eso es lo que la gente dice, tomé la decisión y me arriesgué y fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. Viéndolo así se podría decir que esa persona sabía exactamente lo que estaba haciendo, pero si lo analizamos en realidad muchas veces era uno de esos "errores" que nos lanzamos a cometer, que en un porcentaje, asumo que pequeño, se convierte en un éxito que termina en algo positivo, a pesar de haber cambiado todo lo que teníamos y haber cambiado nuestras vidas, y seguramente hiriendo a muchos en el proceso.

Los errores siempre nos persiguen y de cierta manera el "libre albedrío" nos lleva a que siempre se nos presenten las dos, o más opciones, de qué hacer en determinadas circunstancias, quizás cometemos algunos pequeños por la emoción y adrenalina de ver que pasa. Los más grandes son un poco más serios y no es tan fácil simplemente lanzarse, pero a veces pueden terminar en esas historias exitosas en las cuales toda una vida cambia, y se convierte en esa que tanto anhelamos. Es una pena que no todo dependa de uno solamente y que a veces para que esos errores se realicen se necesita que otros estén dispuestos a cometerlos con uno

5/11/19

Miedo

Después de haber vuelto por aquí y de haber expuesto muchas de las cosas que han pasado, y otras que no tanto, me he dado cuenta de que la única cosa que permanece constante es el miedo. No algo en particular ni una fobia o miedo a algo específico, es más puede que en realidad no sea un miedo fundamentado en algo real o de verdad un miedo que sea imposible de superar. Es simplemente el hecho de pronunciar o simplemente pensar en la palabra miedo.

Eso permanece constante a través de los años, no lo digo como regla general para todos, aunque si sospecho que todos de una u otra manera tienen miedo a algo, grande o pequeño, algo que quizás pasan por alto y lo evitan precisamente para no sentir ese miedo, viven quizás distraídos para no tener que pensar en ello. Otros quizás vivan más angustiados tratando de sobrellevarlo y sobre pasarlo, y a otros quizás simplemente no les importa y les da igual, no hay tiempo para pensar en esas cosas.

No puedo hablar por nadie más, no conozco los más profundos secretos de la gente que rodea, ni siquiera los más cercanos, para decir que es algo fundamentado y que es general. Además sospecho también que si le pregunto a alguien muy seriamente que me diga a qué le tiene miedo, por miedo, no me serán sinceros y quizás inventarán un miedo pequeño, de esos sin sentido, solo para salir del paso. 

En mi caso antes tenía quizás miedos específicos, algo que realmente me preocupara, como morir o algo así, unos miedos identificable. A medida que ha pasado el tiempo esos miedos identificables han desaparecido, ya no son relevantes y quizás por mí experiencia de vida se han ido disolviendo sin ni siquiera haber pensado en ello. Estoy seguro que la vida misma me ha quitado, sin yo saberlo, el miedo específico a tantas cosas que ahora me parecen insignificantes. Tengo que aclarar que muchos habrán, o tienen, esos mismos miedos que tuve y no sé trata de menospreciar lo duro, doloroso ydifícil que es para muchos sobrepasar los. Pero una vez se logra se vuelven cosas de la vida cotidiana sin mucho valor, pero cada quien tiene su propio camino y proceso.

A pesar del paso del tiempo, de que la vida misma se ha encargado de decirme, tuviste miedo durante mucho tiempo sin necesidad real de que fuera así, el miedo, ese en general no desaparece. Antes podría decir a qué le tenía miedo, antes podía más o menos sentirme a gusto con mis miedos porque los conocía muy bien y los podía batallar en su momento. Ahora el problema es que no sé a qué le tengo miedo exactamente, de una u otra manera en el fondo siento que lo sé, pero no logro racionalizarlo para ponerlo en perspectiva, analizarlo, entenderlo y combatirlo. El problema ahora es que el miedo, ese general, la palabra, el concepto solamente, siguen ahí, pero no logro identificarlo, siento su presencia, y me persigue a pesar de haber escapado de tantas cosas y que ahora no necesito preocuparme por otras tantas las cuales antes eran evidentes.

Sin embargo el miedo sigue, es latente y a veces se hace más presente. En parte creo que el miedo es a no querer hacerlo solo, no tanto no poder porque ese fue un miedo que se me quitó hace mucho tiempo, poder hacerlo solo es evidente, lo he hecho y no veo por qué no pueda hacerlo de nuevo. Pero es el hecho de no querer hacerlo solo, es quizás el miedo a querer hacerlo solo pero no totalmente, no volver a repetir la misma historia, quizás con el mismo o diferente final, sino es de la mano de alguien. Creo que el miedo es a continuar sin compañía, y no cualquier compañía basta, tiene que ser esa, la que siempre ha sido esquiva, la precisa, y es quizás por la imposibilidad, la remota esperanza de que exactamente esa esté conmigo, que prefiero seguir sintiendo miedo, y quizás resignarme a continuar el camino que estoy recorriendo, sigiloso, y con lo que tengo, solamente por el miedo al no querer hacerlo solo.

El miedo permanece, sigue ahí, no se mueve, solo se transforma, quizás es algo que nunca me deje a pesar de todo, quizás es algo que siempre deba estar ahí para mantenernos con vida, alerta, quizás seguir anhelando el próximo paso o un futuro diferente. El miedo es constante, muta de acorde a nuestras necesidades, de pronto a nuestra conciencia a esos errores que queremos enmendar, nos acecha para recordarnos de lo que dejamos ir, de lo que perdimos, y se convierte en un fantasma que se adhiere constantemente a esos nuevos remordimientos, arrepentimientos, y acciones que hemos querido dejar atrás, pero que realmente simplemente nos amarran a otros miedos futuros, que nunca nos van a abandonar.