25/2/09

Redención

Lo más patético que podemos decir es que alguien más es patético, incluso más que nosotros mismos. Creo que en el vasto mundo en el que vivimos y más ahora con toda esta era de las comunicaciones y la globalización acelerada en la que hemos vivido, nuestros espacios se han vuelto más pequeño y a su vez más grandes. Alguien me preguntó de alguna manera si tenía alguna intención en específico para escribir aquí, o porque quería que la gente me leyera. Realmente no es mi intención ni objetivo primordial que la gente me lea, es un mundo "libre", la información esta ahí, y pues si la quieren leer bienvenido sea, si la pasan por alto me da igual, creo que de una u otra forma el que no lo hagan no tiene absolutamente ningún efecto en mí, y en muchos casos que lo hagan tampoco realmente.

Todo lo que se postea aquí, y en otras partes, no es más que una forma de ver el mundo, como cada uno de los que está leyendo esto la tiene, algunos no la quieren decir, a otros no les interesa comunicarla, y muchos otros la comunicarán de otra manera. Creo que todos tenemos mecanismos de defensa o formas de auto evaluarnos y más que eso, de redimirnos frente al mundo, las personas cercanas y obviamente a nosotros mismos, porque en ese punto el ego es infalible, todos nos queremos salvar, sea para dónde sea que queramos ir o creamos que vamos, pero nos importa es salvarnos a nosotros primero que a los demás, puro insinto de supervivencia animal.

Ahora bien aquí nadie es más patético que otro por decir o no decir las cosas de una u otra manera, nadie es juzgable bajo ninguna vara, salvo la excepción del sistema romano que se llama derecho y rige la gran mayoría de reglas de convivencia y comportamiento social, como para no andar unos por encima de otros, aunque igual eso tiene de todos modos sus cosas viciadas por ahí no muy razonables. Pero el caso es que nadie por ningún motivo tiene la capacidad ni el poder ni razón alguna para delclarar algo en contra de alguien, solamente son formas de vida, son formas de adaptarse al mundo, como dijo el sociólogo Zygmunt Bauman alguna vez, la gente quiere pertenecer a algo y está completamente encerrado en la idea de pertenecer a un grupo, ni siquiera por sentirse realmente parte del grupo en sí, sino por protección, por no quedar a la deriva y por sentir que puede ser respetado en un medio. Aún así el problema, dice él, del siglo veinte y obviamente de éste es que ya la preocupación no es ingresar a algín grupo sino como mantenerse, como hacer que el grupo sobreviva, como no perder esa identidad y seguir en función de ser parte de "algo".

Creo que es claro que con tanta información, globalización y cultura extremadamente light en la que hemos vivido, más o menos una generación y media, estamos acostumbrados a que ahora es fácilmente juzgable o fácilmente rechazable alguien por algún tipo de acto en contra de los parámetros de globalización impuestos y que han sido "aceptados" de cierta manera por la masa, o sea el pueblo, pero desafortunadamente no el inteligente, sino el vulgo realmente como tal, el rebaño de ovejas que siguen sin saber a dónde ir y no tienen una capacidad de pensamiento real más allá de lo que se muestra y se quiere hacer entender por el entorno. Es así como nos hemos tomado el poder de decretar y señalar a aquellos que nos parecen poco o nada con respecto al entorno, esos que estan out, esos que están divagando en la nada y que no merecen ni siquiera, en muchos casos trato humano, y es así como podemos determinar la calidad de una persona.

Quizás no hemos entendido que al final la vida es de cada quién y de ése que la vive, puede que por paradigmas morales, educativos y sociales del entorno en el que se crece, ciertas cosas se catalogan como malas o fuera de esas leyes educativas, morales y demás. Eso es quizás la visión conservadora de una sociedad como la nuestra, muy conservadora aún con claritos de libertad, pero exageradamente conservadora en cuanto a juzgar se refiere. Es así como catalogamos y nos movemos por medio de nuestros semejantes y las relaciones con los demás, pero no hemos entendido aún, en mi humilde opinión, que es la vida de otros, que es la vida del quién la vive, no se trata de apoyar adictos a las dorgas o a asesinos en serie, no, pero tampoco se trata de juzgar o de señalar cosas que puede que sean moral y políticamente incorrectas. Nadie es más patético que uno mismo por querer explicar o tratar de entender las acciones de otros si no van con las de nosotros, todos somos libres de cierta manera y eso hace que el mundo sea mundo y que sea perfecto tal cual es. Pero tenemos que dejar a un lado aquellos paradigmas de juzgar porque creemos que nos vestimos mejor, que nos vemos mejor, que comemos mejor, que tenemos mejor gusto. No existe absolutamente nada de eso, todo eso es lo que creemos, porque el entorno nos ha hecho creer eso de nosotros mismos al sentirnos respaldados por el entorno, pero no es más que un velo, una jugarreta alrededor de nosotros lo que nos convierte en eso.

Nadie tiene la razón de nada, pero a su vez nadie está completamente equivocado. Hay cosas que funcionan por razones que desconocemos, como el mismo hecho de estar aquí en el mundo, pero hay muchas otras que se han ido metiendo de a poco sin sentido y se han tomado como lemas e íconos para motivos a veces no muy humanos o ni siquiera para motivos reales. Ésta es para mí quizás la forma de redimirme por errores, muchos, que he cometido, diciendo cosas, no tan al azar como podrían pensar muchos, cosas que uno piensa después de haber hecho o dejado de hacer algo o haber visto o escuchado cosas alrededor. Es quizás la manera, entre otras tantas, en las que puedo ser explícito, porque en mi arte a veces no puedo o no quiero serlo tanto y me vuelvo más intimista y no dejo las cosas tan a la vista. Es por eso quizás que escribo y que de alguna manera en el fondo espero que alguien lea y le interese lo que escribo, tenga o no algún sentido para esa persona. Si les sirve bien, si lo han pensado igual también bien, si no lo habían pensado y lo van a pensar excelente, si han pensado en otra cosa y me lo quieren decir o criticar algo, más que excelente. Pero al final no espero que me lean o no, en el fondo el ego quiere que sí, pero para efectos prácticos de mi vida diaria no sé realmente cúanta gente me lee o no o si me leen cada vez más o menos o siempre los mismos. No lo sé y realmente, no por desacreditar a mis lectores ni mucho menos, no me importa. Me importa que les importe a ustedes por cualquier, excusa, motivo o situación o cuestionamiento o palabraría que quieran. Me importa que les importe en su medida, no en la mía, me importa que les importe y de alguna manera si yo les importo pues mucho mejor, pero al final eso es lo de menos.

No espero nada a cambio más que los que quieran dar algo, así sea solo leer para olvidarse de ello a los dos minutos, nuestra vida en el universo no son más que dos minutos en la inmensidad de todo este juego extraño en el que estamos metidos. Así que realmente no importa para mí, importa para ustedes. Yo estoy jugando a ser uno más de millones ahí afuera haciendo exactamente lo mismo, de la misma manera o de maneras completamente diferentes, pero al final es lo mismo. Puede que todos lo veamos de maneras diferentes y lo llamemos de diferentes nombres, pero al final es lo mismo y a algunos les puede importar más que a otros, y eso es exactamente de lo que se trata, es la vida de cada quién compartida con la vida de ustedes y mía pero es la del otro y lo mejor es que a uno le importe ese otro y como és y su forma de hacer las cosas, porque ahí está lo bonito de la vida, compartir, tratar de entender y meterse en el juego. Yo no soy más que otro más en medio de tantos afuera que buscan redención, excusas, entendendimiento propio o cualquier otra cosa, estoy jugando el mismo juego que todos ustedes, con mis cartas.

24/2/09

Demasiado poco tiempo

Excusa o realmente el momento para querer dar el siguiente paso. Un poco de las dos, la vida siempre se encarga de tener un sarcasmo, una ironía y un sentido del humor único que juega una y otra vez con los momentos en los intrincados tiempos de la vida y seguramente se jactará de observar cómo sus planes desnudan la profundidad del ser humano y la agonía de tantos momentos en la vida.

Es así como ahora parado en el límite en el que no puedo echar marcha atrás comienzan a incrementarse aquellos sentimientos de que podría ser el momento de intentarlo una vez más. Quizás sea solamente una manera, inconsciente y consciente, de quizás no sentir que todo fue un tiempo perdido y que de alguna manera habrá algo bueno que recordar antes de partir definitivamente de este mundo. Puede ser también solamente una manera de dejar una huella en aquellos que se quedan y sentir que hubo una última chance de intentarlo, después de miles de intentos fallidos y que al final hubo una recompensa. Pero muy posiblemente sea una excusa para no querer partir, una excusa, perfecta además, que impida que se dé el siguiente paso y abandonar este mundo y perderse definitivamente en universos paralelos medio conocidos. Si, es muy posible que quiera uno aferrarse, como tantas veces, a lo conocido, a algo que lo haga sentir a uno como en casa, con esa seguridad y esa confianza de que nada malo podrá suceder y que todos los problemas han sido solucionados.

En el fondo pienso que es más lo último que todas las razones anteriores, es quizás un mecanismo para defenderme del paso al más allá y tratar de retractarme en mi decisión de partir y de que algo, por primera vez, realmente me aferre a este mundo y me mantenga ahí, seguro, confiado y satisfecho de lo que se tiene. Pero no, desafortunadamente no hay nada que pueda impedir mi partida, bueno quizás eventos de esos de uno en un millón que pueden interferir en ese camino, pero como tantas cosas en el mundo no dependen de mí, y no espero que sucedan, y tengo plena confianza en que nada de eso va a suceder y podré lograr mi cometido. Así que todo esto indica que no hay nada que pueda retroceder y hacer cambiar todo el panorama cercano de manera radical y además inmediata. Pero en el fondo lo que me mantiene inquieto, quizás en las noches, no es el hecho de tener el tiempo contado y la partida lista, sino el hecho de que ahora siento que tengo todo el tiempo del mundo, para tomarlo con calma, para tomarme todo como debe venir, para aprovecharlo, para sentirlo y compartirlo. Siento que tengo todo el tiempo del mundo para volver a intentarlo, volver a darle a la vida, a mí y a todos la oportunidad. Y eso sí que me molesta, ya que tengo demasiado poco tiempo, lo que me falta no alcanza para aprovecharlo, es demasiado corto, demasiado olvidado, demasiado sobrante como para poder hacerlo.

Siento el impulso de porbar, solamente por hacerlo, pero en el fondo sé que tampoco quiero hacerlo realmente, y sigo buscando excusas para no partir, para quedarme a esperar, como lo he hecho durante ya algunos años a que pase, y seguramente no pasará. Pero puede que esta vez la jugarreta sea al contrario y sí suceda y tenga todo eso ahí enfrente, dispuesto y solamente mío. Quizás le tengo más miedo a eso que a realmente no tener la chance, porque creo que es más doloroso tenerlo y no poder aprovecharlo que no tenerlo al final. Prefiero seguir con todo el tiempo del mundo, en el otro lado seguramente lo aprovecharé y seguiré teniéndolo, eso no se va a ver afectado realmente, el tiempo y la disponibilidad me seguirán a mí, no se quedarán en ningún lado. Así que prefiero no tenerlo, olvidarlo, que no haya oportunidades y que el peso en mi pecho sea olvidado y librado en medio de noches, de aquelarres y del inplacable tiempo que todo lo rige. De lo contrario si llego a encontrar, que a veces me da realmente miedo hacerlo, eso que me pueda atar, mantener e impedir mi vuelo, será más doloroso tener que dejarlo por el demasiado poco tiempo que poseo, porque mi partida al más allá esta más que firmada y con más voluntad y razón que sentimientos encontrados de desquite y de sentir que algo es merecido, no hay forma de echarme para atrás, y es por eso que tener demasiado poco tiempo es la carga más pesada que puedo llevar ahora.

23/2/09

Exorcismos

Quizás mucho de los dramas humanos provienen de golpes directos, algún trauma de la niñez o la adolescencia, que muchas veces suelen ser peores y posiblemente en su mayoría de nosotros mismos y nuestras ideas, casi siempre absurdas, de situaciones que realmente están lejos de la realidad. En otros casos, por lo menos el personal, el sufrimiento viene de la memoria, y no precisamente de la falta de ella, sino de un exceso, más allá de lo explicable de la misma.

Por naturaleza soy selectivo, creo que ese es el mecanismo de defensa que he ideado en muchos aspectos de la vida, para poder continuar, sin tener que castrar ese dolor placentero de recordar y siempre echar el cassette hacia atrás para recordar lo que no debería. En vez de castrar esa memoria y seleccionar esos recuerdos que sean bienvenidos, me he dedicado quizás a crear otros mecanismos, quizás más traumatizantes y complejos que ese detalle tan sencillo de no presionar el obturador cuando no se quiera, y eso ha terminado en cosas más allá de mi misma comprensión muchas veces, pero que están tan arraigadas ya, con sus raíces fuertes en mi cuerpo que es practicamente imposible librarse de ellas.

Todos usamos mecanismos de defensa para aislarnos de los demás, en situaciones no favorables, aunque en realidad es una manera de ocultar nuestros propios miedos a enfrentarnos a algo que nos aterroriza, y optamos por aplicar el plan b, que nos hará pasar inadvertidos, disimulando ese pavor para salir bien librados de esas cosas que nos atemorizan. Claro esto es algo que se aprende con el tiempo, luego de haber pasado por muchas situaciones atemorizantes que nos dejaron mudos o inmóvibles o simplemente vulnerables y es así como cada vez al no poder enfrentarlo creamos mecanismos que nos cubran, nos ayuden y nos den un refugio de eso externo que nos humilló de alguna manera y ahora nos ha dejado marcados.

En mi caso creo que escogí quizás algunas herramientas que no han empeorado pero tampoco mejorado las cosas. Una de mis armas, quizás mi manera de exorcisarme y sentir que de alguna manera estoy evolucionando hacia algo es el hecho de no olvidar. Puede ser un arma muy poderosa, pero de doble filo, por un lado quizás se logren enmendar a futuro errores del pasado, por el simple recuerdo de haberlos cometido y no querer repetirlo de nuevo. Pero por otro lado esas sombras y fantasmas del pasado quedan rondando y salen a jactarse de su exsitencia en los momentos que uno menos quiere. Ese es posiblemente mi caso, esos anclajes que andan por ahí latiendo siempre y al acecho no dejan quizás que siga adelante, pero por otro lado el hecho de tener esas espinas ahí clavadas hacen recordar que no debo seguir el mismo camino y dar los mismos pasos para poder evolucionar y esperar un resultado diferente. Es una relación simbiótica, un ying yang que está constántemente en funcionamiento y me tortura y me alivia a cada momento.

¿Cuál es el mecanismo que ustedes utilizan para cicatrizar, olvidar y enmendar cosas que quieren arreglar del pasado?. No lo sé, evidentemente hay muchos métodos, cada uno tendrá su propio karma pero a su vez su propio cáliz de salvación. Así como cada uno tendrá diversos métodos para ocultar otros o la gran mayoría de cosas atemorizantes que hay alrededor y nos dan pánico. Yo me cubro con otras actitudes, quizás el ser misántropo es la más fuerte de ellas, esa y el universo paralelo en el que siempre existo y creo e ideo otros universos conmigo y sin mí, con muchos yos con muchos nemesis con un poco de ambos y un poco de personas que me rodean que tienen algo que quiero y que no. Como dije, eso quizás no ha mejorado mucho las cosas, pero no las han empeorado, puede ser una posición conformista de no querer ir hacia ningún lado, y lo he pensado muchas veces, pero a su vez es la única manera en la que he encontrado cierta estabilidad límbica que me permirte coexistir más que con los demás, conmigo mismo y poder así llevarme al mundo exterior.

De pronto mi catalizador deba ser reformado y deba comenzar a olvidar todo eso que se mantiene escondido en el clóset para dar un paso firme al frente. O deba obligarme de maneras más drásticas a dar ese paso y por puro instinto de supervivencia cuando llegue el momento, liberarme de todo eso que cargo y dejar atrás el caparazón para enfrentar la vida como debe ser. No considero igual de ninguna manera que sea un cobarde, todos lo somos, y quizás los que más posan de no sentir en absoluto nada a su alrededor que los afecte o algo interno es el síntoma de cobardía más grande que pueda existir. A mi no me da pena decir que sufro por el pasado así como por el presente y el futuro, y que mantengo unos mecanismos personales quizás no muy efectivos para todos, y quizás no los mejores, pero son míos y hacen parte de mi camino y mi andar por este mundo. Claro siempre hay que detenerse en el camino y pensar en revaluar paso, escuchar otras historias y compararlas, o simplemente escucharlas para dejar que otros sufran ese proceso y quizás revalúen sus propios mecanismos.

Por lo tanto seguiré utilizando uno y otro mecanismo, con algunas variantes quizás o simplemente los dejaré tal cual por el momento, mientras realmente no requieran un cambio radical y profundo. Y mi memoria seguirá siendo mi salvación y mi tormento, el ying y el yang de mi balance existencial en medio de este jardín de gente, descuidado, olvidado, mal mantenido por todos y cada uno de nosotros. Y lo seguiré haciendo para poder coexistir conmigo mismo y así coexistir con el mundo exterior a su vez, tener un lugar, cualquiera, para seguir caminando, tener mi espacio y mi existencia, igual a la de todos y recorriendo el mismo camino que todos tenemos que recorrer. Por ahora me quedo con las memorias, en sepia, en negro, en fantasma, en realidad o mentira. En los juegos del futuro, del pasado, del presente y de todas las emociones que palpitan en mis venas cada milésima de segundo y que hacen de esta una vida, la mía, parecida a la de todos, con mis trucos, parecidos a los de muchos, y mi forma de exorcisarme, como lo hacemos todos.

20/2/09

El futuro

Vamos día a día recopliando experiencias, de eso es lo que hablamos, contamos lo que nos pasó hoy, ayer o algún día en un pasado lejano o cercano. Nos nutrimos de esas experiencias para seguir adelante, para aprender o para olvidar o simplemente por la anécdota de tener algo que contar. A veces siento que no tengo nada que contar porque aunque como a todos me suceden cosas y las recopilo, y muchas veces las cuento en este mismo lugar o en medio de las sombras, pero a diferencia de muchos, recopilo cosas que no me han sucedido y quisiera que me sucedieran.

Es así como quizás algunos se han dado cuenta de cosas que he dicho por este medio que quizás no tienen mucha relación con nada. De una manera u otra puede ser cierto, no se atan, no tienen un hilo conductor que les de una razón para vivir. Pero en mi caso la razón para que vivan es quizás que no lo tengo, y no es que quiera tenerlo todo, pero ciertas cosas que no tengo si quisiera tenerlas y es por eso que las plasmo quizás sin mucha exactitud, ni siquiera para mí, pero son ideas, unas que se unen con otras en medio de la oscuridad de los deseos y de cada respiro que se transforma en una silueta que no conozco pero que se que existe. Es así como soy un recolector de mundos que no existen, o existen afuera de mí, en las miradas de otros, en las manos de otros, en las caras de otros, en el caminar, en las sonrisas, en las desgracias y en lo que rodea a los demás.

No es que quiera tener una vida ajena, no podría querer algo como eso nunca, quiero mi vida, la que tuve, la que tengo y la que tendré, pero no puedo quitarme de encima la vestimenta de que soy un ser que anhela cosas, que no se si llegarán o no, temprano o tarde, a mí. No puedo ser ciego ante el mundo, ya que hago parte de él como todos y además de mi sentido de perecepción y de mi posición de observador de todo lo que sucede. Quizás colecciono vidas de lo que quisiera tener, de lo que de alguna manera me gustaría vivir por unos momentos. No soy un relator de mi vida, no soy un relator de historias fantásticas que me han sucedido y que seguramente pueden parecer interesantes a todo el mundo. Mi vida es básica, sencilla, directa, sin ningún tipo de máscara o de condiciones extrañas en letra menuda al final del contrato. No, mi vida es una vida sencilla, quizás como muchos pueden determinar que su vida es, y quizás sea así, a la final toda la gente es exactamente igual en todas partes del mundo, la vida es igual aquí o al otro extremo, solo cambian los rótulos que les hemos puesto a esas personas y ellos a nosotros.

Los anhelos de los extraños quizás sean nuestras vidas, o un poco de las de ellos con las de nosotros, así como todos queremos una mezcla extraña, una fusión entre la vida que llevamos con un poco de la envidia, que todos tenemos, por algo que tienen otros alrededor. En mi caso no soy más que un recolector de mundos diversos, ajenos en ocasiones y en otras inventados no más, conjugando un poco de lo que veo, me cuentan, me invento y quisiera tener, para así crear anhelos, crear una vida paralela, un universo diferente en el cual pueda sentir que tengo otra vida, para no perderme demasiado en ésta y seguir adelante. No sé si todos, comienzo a creer que sí, es lo que anhelamos, creamos un universo paralelo que nos hace bajar un poco el estrés de vivir en el mundo en que vivimos, y es por eso que hacemos un collgae de todo aquello para tenerlo bien guardado en nosotros y que haga parte de algo que se haga realidad o simplemente la ilusión de que existe un mundo diferente al nuestro que puede ser posible y eso nos tranquiliza.

Es por eso que quizás ni siquiera escribo mi vida, ni nada cercano, quizás ni siquiera soy yo el que escribo sino el yo que quiere algo que yo no tengo pero quisiera tener. Recopilo todas aquellas cosas que otros dejan volando por ahí, las capturo en el aire y las acomodo a una realidad más cercana a la mía, sin ser la mía realmente, sin ser de nadie. Es como la libertad que hay de poder escoger de todos lados lo que uno quiere y esta a la mano de todos, pero al final no le pertenece a nadie, ni siquiera a los que lo poseen. Yo no quiero otra vida, no quiero una vida específica, ni quiero armar o que me armen una vida, pero colecciono lo que no tengo y me gustaría tener, lo que espero para el paso siguiente, para el nuevo mundo en frente, para los días, meses y años por venir. Yo colecciono todas esas cosas que hatsa otros han desechado y las armo a mi gusto, las expreso a mi gusto. Pero no tengo nada que contar, no tengo nada interesante que decir porque todo eso quedó en el pasado, el presente se parece mucho o ha cambiado poco, o simplemente no me he dado cuenta del cambio y el futuro es todo aquello que desconozco, pero que construyo sin saberlo día a día, y trato de implementarle eso que no me pertenece para tratar de imaginarlo diferente al que percibo ahora, quizás sin ningún motivo verdadero o simplemente por jugar a ser Dios con lo que no me pertenece.

Pero colecciono y recopilo todo eso que ustedes y otros desechan o tienen y no aprecian, como siempre pasa, y me dedico a crear cuadros pintorescos con todo aquello que no sería más que una vida perfecta, aburrida y sin ningún sentido a la final con respecto a lo que realmente significa vivir. Pero hasta ahora he descubierto que es una anestesia que de alguna manera minimiza el dolor de muchas cosas y el inventar la vida de todos y de nadie con retazos de todo aquello que hay en el mundo, hace que al final el mundo sea más placentero y inevitablemente soportable.


17/2/09

Amorfo, apasionado y flemático

Soy amorfo, apasionado y flemático. Poseo sueños, o por lo menos fantasías, poseo siluetas que no conozco y otras que quiero reconocer. Estoy atado al pasado, porque no puedo salir del círculo que me posee y me hace volver una y otra vez. Tengo una curiosidad inmensa por saber quién eres, quizás desde hace mucho tiempo, sin ser una curiosidad adictiva o insuperable, pero es una curiosidad que late día a día por ser saciada. Siento que te conozco, de lejos, quizás hasta de cerca, por mis ideales, por lo que creo que puedes ser o lo que serás y fuiste, pero al final no son más que mis propias ideas de lo que quisiera que fueras, de lo que quisiera que seas, y de lo que quisiera que fueses.

Aún así la curiosidad incontrolable de buscar lo que no se me ha perdido, me impulsa a tratar de buscarte, de promover un encuentro casual, de buscar la manera sutil de ir acercando ese momento, en un destino inventado. Al final creo que nunca servirá de nada el verte o no, el tener tu silueta de recuerdo o solo la idea de ella entre mis sueños. Todo seguirá el camino común, el de siempre, el de la costumbre, y quizás no quede más que la anécdota que alimente futuros encuentros oníricos, o quizás futuras palabras sordas que nunca llegarán, pero harán parte de todos. A veces no entiendo ni el impulso que me lleva a llevar a cabo esta meta, a veces siento que no es más que el aburrimiento de un día más de lluvía que cae sin cesar, que ya ni me habla ni me guiñe el ojo. Y siento que es solamente un motivo más para seguir construyendo alrededor sea lo que sea que construyo, y solamente serás una nota más, un nombre, un ensueño, una utopía, un ángel o un demonio más que quedará justificado por siempre.

Estás y no estás, te encuentro y no, te siento cerca pero siempre has estado lejos, ni siquiera sé porque motivo intento acercarme. Será quizás la conveniencia de borrar otros olvidos que se han quedado o quizás reforzarlos con otro más pequeño, ojalá no más fuerte, y que se anide ahí, dónde otros han encontrado un refugio perfecto para el martirio. No sé las razones, quizás sea un poco de lo flemático o de lo apasionado, quizás más de lo segundo con un poco de amorfidad lo que me lleva y me impulsa sin realmente saber a dónde me dirijo. Es solamente la curiosidad y la estupidez que me lleva, como tantas otras veces, a recorrer este camino. Eso sí, es la primera vez que cometo esta estupidez, una más para tachar de la lista, pero al fin y al cabo es estupidez y como todas carece y tiene el mismo valor. No siento mayor reacción a lo que pueda venir, la verdad ni siquiera tengo algo de sentimiento escondido, furtivo, egocéntrico o anidad esperando salir a la conquista, no es más que una excusa más para otra excusa, y otra y otra más. No hay razón, no hay ningún motivo, solo una excusa para algo que ni siquiera sé lo que es.

Y así quizás te encuentre como últimamente, lejana, distante, un poco fría, y se quede todo de ese tamaño. Quizás más adelante descubra otras facetas de esas tantas máscaras que llevas y llevo y se desenvuelva el infierno en nuestras almas, o muy posiblemente en la mía. Es posible que simplemente todo quede así, estático, inamovible, silencioso, y sigamos nuestro camino con el leve recuerdo de algunas palabras, risas quizás forzadas y sin ninguna voz que alguna vez hallamos reconocido. Ya no sé que es lo que quiero, realmente no podría decir si el primer o el segundo camino es mejor, hay algo que quiere saciar esa profundidad que ansío, pero hay otro lado que sabe que no debo escarbar en esas tierras de las que alguna vez me expulsaron, o quizás me exilié, lo cuál es lo mismo y no son motivo para tratar de regresar.

Serán solamente patadas de ahogado lo que me impulsa o quizás el olvidar que hay un pasado y que todo eso no importa y tengo que seguir adelante. Desde hace tiempo que te he observado, siempre distante claro, y siempre tuve esa curiosidad. Pero las circunstancias no permitían cualquier roce o encuentro, ahora tampoco lo permiten si se destapa el empolvado pasado, no tan de antaño que cubre toda la historia. Pero ahora al menos no hay obstáculos, al menos hay un camino, y al menos hay algo, así sea solo yo o solo tú o solo la idea de los dos o la de ninguno, o quizás sean solo sueños e imágenes que quiero palpar o al menos retratar en medio de la oscuridad. Quizás sea la pasión que nunca me abandona, o ese sentido amorfo que me persigue y no me deja en paz o lo flemático que no me permite enfrentar todo aquello detrás de mí. O puede que todo eso no sea más que una excusa para darme la fuerza y seguir, asumiendo, no todavía, las consecuencias posibles de la fatalidad de una mirada.

Para aquella silenciosa, aquella desconocida, aquella que se encuentra rondando por ahí, sin que yo sepa ni siquiera la razón por la cuál estoy aquí, ahora, tratando de hacer algo por algo que no sé de que se trata.

14/2/09

Común y corriente

La expresión o término común y corriente ha significado por muchos años algo demasiado normal, de la masa, algo como cualquier otro, sin ninguna pretención hacia arriba o hacia abajo, algo estable, en un limbo en dónde permanece cómodamente sin inmutarse por absoulutamente nada de lo que ocurre alrededor. Lo común y corriente ha sido por muchos años algo ni bueno ni malo, algo esteril, sin futuro, sin progreso, algo de lo que está hecho casi todo el mundo entero y por eso de alguna manera conserva un status o por lo menos un reconocimiento a su existencia.

Lo común y lo corriente ha pasado a ser durante mucho tiempo algo cómodo, un lugar perfecto para mantenerse en medio de nada y de todo. Es un término con el que muchos se sentiriían bien identificados y no les molesta en absoluto ser parte de algo que es simplemente común. Todo esto es lo que envuelve a este término o expresión, algo común y corriente no posee una trasendencia en el ser humano, o en otros seres, simplemente es algo que se mantiene a flote como puede y sigue el camino determinado por los comunes y corrientes que van más adelante.

Pues bien ahora yo creo que este término devaluado por mucho tiempo y demasiado subestimado, ha vuelto a tomar importancia. Claro lo digo desde mi punto de vista no tan común y corriente, para muchos, pero que al final si es muy común y corriente. Digo que esta expresión ha tomado otro significado últimamente debido a que lo que antes era común y corriente, para muchos o los demás, se ha convertido en algo realmente extraño para los tiempos que vivimos.

De unos años para acá, muchos no pocos, con todo lo que se nos ha metido en la cabeza, o nos han metido, la mentalidad de esos comunes y corrientes cambió y decidieron volverse parte de algo, de todo ese entorno capitalista, consumista y superficial que los rodeaba, y encaminaron sus fuerzas a parecerse o a ser ese tipo de modelo, no tan común y corriente, que en esa época se vendía. Todo esto no llevó mucho tiempo, creo que es claro para todos que en más o menos unos 40 años apróximadamente, todo este tipo de estética y modus vivendi logró su objetivo y ahora estamos donde estamos, viendo y viviendo todo aquello que se comenzó a forjar tiempo atrás.

Esos comunes y corrientes de antes ahora son parte de algo que ni ellos mismos entienden, o mejor no quieren entender, y hacen parte del gran juego de ser alguien, o parecerse a alguien, o creer ser alguien, debido a todos estos parámetors y estereotipos que se han creado y se han ido forjando con mucha efectividad en nuestra sociedad. Esa gente común y corriente dejó de existir, porque cómo el término lo dice dejaron de ser comunes para pasar a ser parte de algo que ni siquiera es parte de ellos o a lo cual ellos no necesitan y muchas veces ni quieren hacer parte. Y dejaron de ser corrientes porque al adoptar esas poses y modo de vida ajeno insertado en sus cabezas, dejaron de ser corrientes para ser falsos, para ser lo que no son, para aparentar que son de un tipo de círculo al cual verdaderamente no pertenecen. Es así como hoy en día lo que es común y corriente tiene mucho más valor para mí de lo que posiblemente hubiera pensado tan solo hace unos años.

Toda la parafernalia de ser lo que se supone todos deberían ser y seguir esos modelos impuestos para encajar en un tipo de espacio social y ser aceptados, ha truncado el ser como tal, lo ha deformado y lo ha transformado en algo que no es. Ha dejado de ser un ser para ser un poco de todas las cosas alrededor que no tienen mayor sentido real y muchas veces práctico en la vida. Han destruido eso común y corriente que hace que las cosas sean más faciles para convertirse en seres complicados y falsos que ahora escogen, discriminan y huyen de todo aquello que los hizo corrientes alguna vez.

En términos generales ser común y corriente puede significar ser mediocre, uno más y etc, eso está clar, ese significado quizás nunca se pueda eliminar del diccionario y siempre tendremos esa connotación en nuestras cabezas. Pero el común y corriente que yo extraño es el de la gente, el de la gente de verdad que no se deja influir, más allá de lo necesario, por las cosas que lo rodean y que intentan venderle por todos los medios posibles. Las personas comunes y corrientes son aquellas que hoy son lo que quieren ser, que tienen sueños, esperanzas, ambiciones, pero son lo que son, se visten como se visten, piensan lo que piensan, se expresan como se quieren expresar, y van por la vida haciendo lo que quieren hacer, lo que verdaderamente sienten, lo que los impulsa a ser humanos y querer vivir en este mundo de porquería. Esos son los comunes y corrientes que extraño, esos son los comunes y corrientes que quiero ver cada vez más cada día, ahora yo soy uno de ellos alguien común y corriente que piensa, se expresa, hace las cosas que siente y se dirije a un camino incierto pero divertido, en vez de estar rodeado de tanta inutilidad que supuestamente hace la vida más fácil.

Los que eran comunes y corrientes dejaron de serlo cuando entraron en la burbuja de todo aquello que les vendían en la vida y se convirtieron en parte de eso, de esa falsa utopía de un mundo perfecto libre de todo, al poder adquirir supuestamente todo aquello que se les ofrecía. Esos comunes y corrientes de antes, dejaron de serlo al venderse a un modelo idéntico, al participar del juego y dejarse convencer de que los comunes y corrientes, ahora nosotros, eran lo que no deberían ser y se pasaron al otro bando. Ahora todos ellos se volvieron más comunes y corrientes de lo que eran, todos parecen iguales, todos piensan de la misma manera, persiguen los mismos objetivos, van detrás de las mismas posesiones y ocupan un espacio similar que les permite parecerse unos a otros, perdiendo su identidad y todo lo que eran en su momento, un individuo común y corriente que no necesitaba de nada de eso a su alrededor para ser alguien o sentirse alguien en este mundo.

Todos ellos pasaron a ser iguales, una copia de otro modelo más alto, y de otro más alto y así sucesivamente. Pasaron a ser seres comunes a un grupo de personas parecidas, sin ninguna emoción, sin nada que ofrecer, solamente una manada que va detrás de un objetivo que se vuelve cada vez más inalcansable ya que las reglas de ese juego se van modificando dependiendo de quién la maneje o de quién quiera imponer algo diferente. Así que se la pasan de un lado a otro esperando cumplir el prototipo de paso, el parámetro de moda y así sucesivamente y algunos lo alcanzan, pero por poco tiempo, ya que luego vuelven y cambian ese parámetro por alguno más alto, por decirlo de alguna forma, o muchas veces por cosas aún más ridículas. Y ahí van, uno detrás del otro, en fila persiguiendo eso que les ponen en frente, como el ganado siguiendo un pastal que se aleja y se acerca constantemente. Esos pasaron de ser comunes y corrientes a una manada plana, sin emociones, iguales, todos buscando nada, pero buscando esa misma nada.

Es por eso que pienso que lo común y corriente se ha revaluado, esa gente que no se interesa por poses, prototipos, paradigmas ni escalones que subir todos los días, esos que viven su vida día tras otro con todos los que lo rodean sin importar quiénes son ni para dónde van. Esos seres comunes que realmente sienten un poco la vida, tienen una percepción y un caracter diferente ante todo lo que los rodea y realmente tienen intenciones de cambiarlo. Extraño muchas veces a esos comunes y corrientes, encontrármelos más seguido en la calle, poder compartir con los corrientes, con los comunes, los que se visten como quieren, los que comen lo que quieren y van a los sitios que quieren sin importar dónde sea. Sí, a mi me gusta la gente común y corriente de hoy en día, no esos que están encapsulados en un sueño falso y que siguen creyendo que están por encima del mundo entero, ellos aunque sean demasiado corrientes para los que estamos afuera de esa burbuja, no lo son, son robots, son personas mecanizadas en pro de algo que ni siquiera saben que son. Por eso yo prefiero decir ahora que soy común y corriente, porque eso ahora me permite la libertad que otros no tienen, que otros vendieron por una cara más bonita, por un cuerpo escultural, por un carro mejor, por una ropa más costosa que al final sirve para lo mismo.

Ahora puedo decir que soy común y corriente y me gusta, porque tengo reales prentenciones en la vida, en este camino que es real y muy diferente a lo que nos quieren mostrar. Extraño a esa gente común con la que se puede hablar abiertamente, respetuosamente sin juzgar a nadie. Extraño que ya no haya tantos comunes y corrientes como antes, porque muchos se dejaron comprar y decidieron seguir un camino que los tiene hipnotizados y estáticos en medio del aire, como en formol, ya muertos por dentro, aunque no se hayan dado cuenta.

12/2/09

Cadaver exquisito

Si alguna vez logro conquistar el lugar donde se fabrican los sueños, quizás podré volver a mirar a los ojos del mar. Quizás podré volver a pronunciar palabras inútiles a la lluvia, y esperaré en calma a que el viento acaricie mi cuerpo, dejándome desnudo ante las almas extravíadas que se alimentan de miradas perdidas y de pasos inseguros.

Algún día no tendré que buscar mñas entre los arbustos, ni entre las manos, ni en las gotas de lluvia ni en los granos de arena, por aquellos espíritus de verdad que contienen los secretos de la inmortalidad perecedera. No tendré que volver a volar sobre las cabezas aplastadas una y otra vez en medio de la noche, en medio del silencio estruendoso de los que quieren hacer olvidar.

No tendré que recoger mis pasos para tratar de encontrarme o al menos para no perderme del todo y seguir dando vueltas en el mismo círculo de siempre. Quizás no tendré ni siquiera que perderme de nuevo para jugar a encontrarme otra vez, o para creer que me encuentro, como siempre frente al espejo, esperando a reconocerme mirando en los ojos llenos de vacío que se hunden más y más y más llevándome a brazos irreconocibles. Y en medio de tumultuosas tormentas que tratarán de arrebatarme de mí, lograré llegar a mi destino, seco y casi muerto, pero con la fuerza de un sueño en mis manos.

Si no existe aquél lugar tendré que inventarlo, para no solamente hacer mis sueños, sino los de todos una realidad. Y no repararé en sollozos y perderé una y mil vidas tratando de llegar, quizás tratando de soñar con el sueño que exista un lugar donde nacen los sueños. Y soñaré una y mil veces, hasta que aquel lugar donde un puñado de palabras, de almas, de expresiones, de sentimientos, se cree y pueda habitar eternamente junto a mí en medio de todos los sueños posibles deseando que se haga realidad aquello que será ajeno, que tanto añoraré después y que desearé existiera en realidad, mas allá de mis sueños.

11/2/09

El camino

Y el sol ya no te dará más sombra,
y la luna no te dará abrazos de despedida,
No serán suficientes las piedras,
no alcanzarán los respiros
y sobrarán los caminos

Sentado en tu piedra
los torbellinos vienen a ahuyentarte,
pero has olvidado que hay que olvidar
pero has olvidado que hay que recordar

Esperando las hormigas, que se echen a andar
los días siguen siendo grises a pesar de su claridad.
Ya no esperes más,
Ni el hada
Ni el dragón podrán hacer nada
sino escuchas y paras.

Jugando a inventar destinos,
y esperar que se despeje el camino,
ni un sólo suspiro podrá esperar
ni un sólo respiro, te echará a andar

Sentado en tu piedra
los torbellinos vienen a ahuyentarte,
pero has olvidado que hay que caminar,
pero has olvidado que hay que andar.

No esperes que la arena te deje el camino,
no esperes que de pronto nada se torne tu destino,
no hay que esperar, no hay que esperar,
en medio del agua se encuentra el mar

Tu sombra ya morirá,
los suspiros ya no vendrán,
y la eterna sombra te cobijará
y la eterna sombra te cobijará

Sentado en tu piedra
los torbellinos vienen a ahuyentarte,
pero has olvidado que hay que caminar,
pero has olvidado que hay que andar.

Ni el hada ni el dragón te salvarán,
ni tu propio olvido de la verdad,
ni el juego del destino,
ni el camino,
ni tus propios respiros,
ni una gota de delirios.

Sentado en tu piedra
esperando escoger el camino,
pero has olvidado que hay que caminar,
pero has olvidado que hay que echarse a andar.

7/2/09

La ficción de la vida

La pequeña que nos proteje de todo alrededor cada vez se queda con menos espacio para sobrevivir. Cada vez aunque nos alienamos más de todos los demás, irónicamente lo que hacemos es volvernos como cada uno de ellos, nos estamos convirtiendo en lo mismo, en el mismo de al lado, en el mismo que está frente o atrás de nosotros. Irónicamente estamos es unificándonos y volviendo a una masa enrome, sin forma, completamente amorfa y sin ningún sentido. Los sueños de cada uno han desaparecido y se han convertido en los sueños de todos, no somos más que un pequeño espacio que tiene que ser rellanado varias veces por nosotros mismos, como un reciclaje de todo aquello que teníamos pero que ya no nos pertenece porque se ha vuelto común, parte de todos. Eso que nos hacía únicos se va convirtiendo lentamente en una partícula más de aire que conforma un todo y un nada.

Nuestras historias no son de ficción, son reales, quisiéramos quizás que fueran ficción, que todo tuviera esos personajes un poco alborotados de lo que vemos por ahí, que toda nuestra vida quizás tuviera un poco de ese tinte absurdo de lo que sucede en el mismo invento que hace que queramos eso. Quizás esa es la debilidad que tenemos, no estamos conformes con la conformidad que tenemos, porque de hecho tenemos todo dentro de esa pequeña burbuja, pero aún así tenemos que inventar, idealizar esa burbuja con elementos externos que muchas veces rayan en lo ridículo y en condiciones bastante absurdas del ser humano. Es quizás el anhelo, ideado, inventado, metido en nuestro sistema, en que todo tiene que ser de manera diferente, o quisiéramos que lo fuera, y es por eso que ideamos otras cosas, externas, que ya no nos hacen únicos, sino un personaje más de algún cuento inútil de hadas y en ese momento, todos nos convertimos en exactamente lo mismo.

Todo tipo de imagen tiene su ficción, hasta la pornografía es ficción, nada de lo que ocurre ahí es tan cercano a la realidad, pero también son íconos que hacen que muchas veces uno quisiera que la vida fuera una película porno. Es quizás un poco extremista, pero es la realidad, no hay nada más allá de la realidad que eso. Estamos realmente encadenados a nosotros mismos, pero no de la manera en que deberíamos estarlo, por naturaleza, porque somos el mismo género, sino por cosas innertes, irreales, fantasmas caníbales que nos rondan quitándonos un poco de todo aquello que realmente somos sin que nos demos cuenta. Es desafortunado pensar que vamos o estamos en mejor posición, a veces siento que me falta el aire, que no puedo soportar tanta irrealidad hecha real por medio de personas reales que crean irrealidades demasiado creíbles para ser ciertas, pero que han cegado el criterio de los verdaderos ojos que poseemos.

Esa burbuja ha desaparecido, eso que hacía que todo lo demás fuera exactamente igual a nosotros pero completamente diferente se ha convertido en una niebla, densa y bastante fatigante para seguir caminando. Seguimos manteniendo la diferencia gracias a que seguimos siendo individuos, pero cada vez las diferencias se van desvaneciendo y no de la manera que debería ser, sino en inutilidades y banalidades extremas que han hecho que ahora todo parezca lo mismo. Creo que estamos algo confundidos con respecto al camino recorrido y el camino a seguir, quizás hemos perdido la responsabilidad de cuidar de nuestra propia burbuja, nos hemos vuelto perezosos y eso hace que ahora dejemos que cualquier cosa nos mueva de un lado a otro sin poner resistencia.

Nos parecemos tanto que al final somo tan diferentes y opuestos, que no nos hemos dado cuenta que ahí realmente es donde radica la esencia y perfección de todo aquello que creemos es imperfecto. La verdad es que hemos equivocado la visión y todo aquello que nos dislumbra no es más que la distracción perfecta para quedarnos de pie observando todos el mismo punto, pero sin ir hacia ningún lugar. Hemos perdido hasta la inspiración que nos hace lo que somos y que ha comprobado a través de la historia que estamos aquí. Estoy asfixiado y mal oliente, todo aquello que me rodea no es más que una putrefacción sin sentido que cada vez se acerca más y no sé si podré resistirlo por mucho más tiempo. Quizás nadie esta hecho para lo que se supone que debe estarlo. Seguramente todos estamos condenados a lo mismo, sin importar el tipo de lucha que se viva. Quizás todo lo irreal que hemos creado para creer que la realidad es mala y puede ser mejor es aquello que realmente somos y todo esto no es más que la rebelión, por muchos años, ante una realidad tan simple como que no existe la realidad y todo no es más que una gran ficción en la cuál todos somos iguales, todos terminaremos igual, y todos somos a la final uno y el mismo que siempre se repite, una y otra vez hasta volver a comenzar.

Y es quizás ahí cuando se creen otras nuevas realidades falsas y ficciones que hagan que otros sueñen dentro de su sueño que todo esto no es más que una pesadilla, cuando a la final puede que estén equivocados o muy seguramente como nostros, estén en lo cierto, y nuestra vida real sea quizás esa que pasa ante nuestros ojos, pero no la propia, sino aquella que nos cuentan, aquella que es increíble, esa llena de personajes fantásticos salidos de una imaginación que no podemos creer. Esa historia siempre con el final feliz sin importar cuán podrido sea el mundo. Si, es posible que esa sea la vida real, y por querer ser lo que somos nos olvidamos de ella y todas esas imágenes no son más que nuestra memoria tratando de decirnos algo.

Pero yo prefiero pensar que esta vida que duele, que ríe, que llora, que es perfecta es la realidad y que más bien la rebelión a no aceptarla es la que esta llevando todo al mismo punto de creer que todo aquello que esta plasmado fuera de nosotros es lo que debería ser, pero si es así, quizás Calderón de la Barca tenía razón y al final la vida es sueño y los sueños, sueños son. De cualquier manera que se vea, al final es lo mismo, y volvemos al comienzo, donde todo está en una burbuja que es otra y otra y otra más y realmente no podremos saber si todo esto es la ficción de otra realidad o si es realmente nuestra realidad que quiere ser la ficción de otras realidades.

5/2/09

La montaña

Siempre hay largos viajes, los destinos se cruzan una y otra vez y los puertos se vuelven la entrada a las almas confundidas, perdidas en medio de la brisa. Siempre habrá una nueva gaviota que nos reciba, siempre habrá una nueva ola que limpie nuestras huellas cuando queremos dejar nuestra marca. Una y mil veces haremos eternos viajes, esperando, siempre esperando, expectantes a todo aquello que sucede en frente a nuestros ojos, esperando por el último grito del mar ante nuestras súplicas y que nos deje desembarcar para siempre en algún puerto.

Queremos el final del cuento, queremos los perros y los gatos, la casa de recreo, el campo, la mejor vista, queremos la mano perfecta, la sonrisa cómplice y el alma que encaje perfectamente en ese cofre que tanto cuidamos. Cada puerto tiene su propio sabor, su propio color, cada cosa en su lugar, los aromas, las sensaciones, el gusto es diferente, siempre será un mundo completamente nuevo el que se encuentre frente a nosotros y el que siempre vamos a querer descubrir. Al final solamente es el tiempo, eso que siempre va a hacer falta para decir una palabra más o una menos, ese que siempre va a hacer falta para dar un paso atrás o adelante. Al final es solamente el tiempo el que invertimos en recorrer aquellas calles desoladas, esas praderas inmensas llenas de perfumes exquisitos. Es solamente el tiempo, eso que siempre hará falta lo que nos hace caminar una y otra vez por los mismos callejones, buscando siempre la misma sombra, buscando siempre la misma tierra. Caminaremos y caminaremos por los mismos lugares, quizás nuestras huellas ya sean parte de aquél pequeño universo, de todo ese pequeño mundo que se presenta en frente a nosotros con la esperanza de terminar por fin el viaje.

Siempre guardaremos la esperanza de que en cada lugar encontraremos todo aquello que no sabemos por qué estamos buscando, pero lo sentimos. Queremos levantar los pies, disfrutar del sol y la brisa, descansar para siempre, no tener que zarpar de nuevo en busca del destino que nos llama desesperadamente a su encuentro. Y cuando el ocaso comience a encender nuestro fuego, la lluvia se encargará de ahuyentar las escamas del alma, de limpiar las heridas de los ojos, de curar las cicatrices de nuestra sombra. Una vez renazca el día, sentiremos de nuevo ese embriaguez de búsqueda, la ceguera nos guiará al fondo del mar de nuevo, dónde seguramente encontremos esa perla perdida en medio de una montaña de sal, esa que poco a poco se ha ido construyendo gracias a todos los olvidos que hemos acumulado, gracias a esas llamas que expulsamos de nuestra boca, y que ha sido coronada por nuestros suspiros que dejan escapar un poco de nuestra alma. Y ahí nos encontraremos al final del viaje, frente a nosotros mismos, un poco de cada cosa estará ahí, en esa montaña, y simplemente expulsaremos un suspiro más que se pose en lo alto de esa montaña para que sea cada vez más y más como nosotros mismos.

2/2/09

Divagaciones

Ya ni siquiera el frío corazón del fuego podrá determinar el paso a seguir. Estamos solos y abandonados a la suerte de la niebla de nuestros ojos y aquél color sepia que marca nuestro futuro. Aquellos rostros han quedado en cenizas, poco a poco se van consumiendo todos los rastros que han dejado atrás las rosas azules, esas que una y mil veces acariciaron los rostros de tantos desconocidos en medio del camino.

Una mirada va y otra viene, rostros, todos diferentes, pero en el fondo todos iguales, con la misma llama que enciende la vida, al fin y al cabo no hay nada más peligroso que vivir, es quizás la tarea más díficil que tienen nuestras manos. Sin importar quienes sean todas aquellas miradas que se han cruzado en el camino se extinguen segundos después, es un bombardeo de historias, únicas, ajenas, frías y distantes en medio de la sombra de la montaña que opaca cada caricia y suspiro que el aire nos regala. Ya ni siquiera el frío corazón del fuego puede incrementar el deseo de lo caníbales extravíados en medio del amor, esos que se comen el amor como si fuera un pequeño mundo que puede ser pisoteado como una cucaracha repugnante que se cruza por el camino.

A la final nada tiene mucho sentido, todos esperamos vivir el cuento que vemos que otros viven, y que esos otros creen no estar viviendo y quieren vivir el cuento que creen que nosotros vivimos. Todos esperamos la primera y la última mirada, esa que no diga nada pero nos lleve a la eternidad casi infinita de todo eso que buscamos. Pero el frío y el fuego conspiran para ser lo mismo y lo opuesto todo el tiempo, y siempre tendremos calor con un poco de frío y sentiremos el frío que se entromete en nuestro pecho pero que calienta el alma. Ya no se siente nada, al final puede más el frío, terco y lejano corazón del fuego que el calor mismo y predomina esa llama lejana dominante.

Todo es tan relativo, como si realmente estuvieramos aqui, como si realmente todo significara algo, todo ese sentido que le damos a cada cosa, que solamente son cosas, lo efímero en su máxima expresión, lo más irracionable que puede existir, pero así le damos el sentido al fuego que nos quema por dentro, pero nos mantiene por fuera andando, podemos quemarnos una y mil veces y ni las caricias de la brisa, ni los besos del viento, ni los clamores de los árboles danzando al ritmo del cielo que se cierra a cada mintuo y nos miente con cada coloración azul que nos muestra en la mañana. Hasta el mundo miente porque creemos que somos la verdad, porque en nuestras manos esta el poder de negar, de dar placer, de lastimar, en nuestros ojos se encuentra encerrada el alma, esa que quiere escapar a cada parpadeo pero que quizás es demasiado cobarde para abandonarnos.

Ya ni siquiera el calor del frío podrá concluir todo aquello que el otro termino, no existen más o menos pasos, las rosas azules se marchitan y dan paso a otras tantas de diversos colores que harán entristecer y alegrar a miles de almas encarceladas en medio de la mentira que dicen nuestros ojos y en búsqueda del tiempo, ese que se ha perdido, ese que creíamos tener alguna vez en nuestras manos, y que en realidad siempre nos ha tenido en las suyas. Ya ni siquiera el pedir al cielo con los ojos cerrados impedirá que la lluvia, esa lluvia tan pura que es tan dócil y altrusita de tocarnos la piel, podrá impedir que siempre una y otra vez miremos al fondo de la hoguera en dónde hemos quemado todo aquello que somos, tratando siempre de cambiar todo aquello por algo, que al final resulta ser siempre igual, con miradas diferentes.