14/10/09

El espacio que divide

Ha pasado solamente un mes, que rápido vuela el tiempo lo cual me parece excelente ya que ha sido bien vivido, pero siento que han pasado años. Ya me siento cada vez más lejos de todo, aunque me mantengo en cierto tipo de comunicación constante con aquello, pero cada vez siento que el espacio se hae más grande y que quizás aunque no cambie mucho, debido a que creo que ya he llegado a mi edad en la cual el carácter y muchas otros rasgos de la personalidad en este momento son inamovibles. Estaré entrando seguramente en esa etapa de la vida, similar a la edad media, donde se avanza lento, pero se avanza y quizás, como casi siempre sucede, en los últimos momentos llegaran esos cometas de sabiduría que servirán muy poco.

Por ahora veo todo igual, lo escucho diferente y hay nuevas texturas y colores y cosas que probar, mis sentidos están siempre atentos pero no perciben cambio alguno, por lo menos interior, pero percibo la distancia, a veces exagerada con algunos lazos que he dejado. No pienso demasiado en el futuro, será o no bueno, solamente siento que inevitablemente el personaje de esta novela se aleja de su trama original y si regresa a los primeros capítulos de la historia al final, todo será diferente.

A veces pienso que el cambio no es realmente lo que importa, inclusive creo que uno no puede realmente cambiar y que el cambio no existe per sé, solamente las ilusiones de que creemos haber cambiado por algo, cuando simplemente ese algo ya estaba ahí esperándonos y el resultado no iba a ser diferente, por lo tanto no hay cambio porque era nuestro destino. Pero pienso que más que el cambio el tiempo y el espacio se confunden, se expanden y se comprimen a ratos y se vuelve un agujero de gusano que nos lleva y nos lleva y no sabemos donde vamos a terminar. Pienso que todo eso redondea la idea del cambio, que no es real, es simplemente esa expansión y contracción que se siente que va y va o se estanca la que hace que por el momento sienta que es demasiado tarde para muchas cosas y que quizás no valga la pena regresar.

El tiempo pasa demasiado rápido, aquí creo que pasa mucho más rápido, bueno la sensación el tiempo es el mismo, de hecho el tiempo no existe, pero la sensación de que me lleva es innegable y a estas alturas creo que no puedo hacer nada para detenerlo, así quisiera hacerlo. Es el tiempo ahora, no mi enemigo, por los años y demás, sino por el espacio que crea en todos los demás y obvio en mí, lo que al final determinará el cambio de sabores, de escenarios, de sentidos cuando alguna vez, porque seguramente lo haré, vuelva al origen. Es el tiempo y su expansión de espacio lo que hace que cada vez esté más perdido, tanto de un lado como del otro, ya estoy más allá de la mitad del camino, uno ya puede dilucidar lo que va a suceder a estas alturas, por lo tanto el punto de no retorno ha pasado y ahora solo espero la próxima parada, para ver que tan lejos estoy del camino de vuelta o de llegar a cualquier lugar.

El espacio, el infinito espacio tan pequeño que compartimos los humanos pero que nos aleja cada vez más y más y más, y el tiempo que nos estira y nos encoje a merced y simplemente vamos como los elefantes en la tela de la araña, balancéandonos sin parar. Es extraño percibir eso desde aquí, ya que jamás lo había pensado, inclusive cuando ya había estado en el mismo lugar tiempo atrás. Pero el espacio se hace tan grande que al mismo tiempo se reduce a uno mismo, a la soledad absoluta, lo que hace que de alguna manera esos sentimientos del ser humano florezcan de nuevo y nos inyecten la adrenalina para no dejarnos morir de soledad. Y renace la esperanza, la expectativa, la sorpresa, el aburrimiento, la rutina, y volvemos a ser humanos a pesar de todo. Sin realmente poder resolver el acertijo si realmente la respuesta es la primera, la fría y cruda realidad o todo aquello que nos hace humanos y tratamos de perseguir sin importar nada. Cualquiera que sea siempre es mejor el saber por qué, así se disfruta más el viaje, sabiendo igualmente dónde queda la parada final, o si habrá una estación de intercambio para poder regresar.
No se que hacer con este mundo tan atribulado. He dejado las letras en los últimos meses para concentrarme un poco más en la vida actual que me corresponde, como dirían por ahí planificando para el futuro. Pero sin embargo sigo sintiendo esa congoja, constante, irritante y sobre estimada del mundo alrededor. Sobretodo ahora que me encuentro lejos, quizás con una perspectiva más objetiva si se podría llamar así, me doy cuenta con más fuerza de las congojas, quejas, reclamos y demás de ese pequeño mundo que dejé.

No escucho sino quejas, tiempos estáticos, y lo mismo de siempre. Ahora es cúando me doy cuenta de lo mal que esta la sociedad en la que crecí, ahora es cúando me doy cuenta del lenguaje repetitivo de la gente, de sus no consideraciones contra lo que sucede, sus verborrea contínua frente a todo. Lo más entristecedor de todo es que estando allá pensaba que bueno hay información de primera mano que uno puede dar sobre otro lado aunque los demás no lo sepan. Pero ahora estando al otro lado me doy cuenta que no es más que una terquedad por querer defender principios, ridículos, egocentristas y bastante infantiles, por tratar de defender lo que son, o lo que creen que son, sin ni siquiera conocer o vivir la experiencia.

Eso pasa en todos lados, no es que no haya encontrado aquí cosas por el estilo, pero definitivamente el tono, el lenguaje y la capacidad no se pueden comparar nunca con todo eso que dejé. Nada es perfecto en ningún lugar del mundo, eso lo tengo claro, a veces no sé si la gente lo tiene claro o solamente lo dice para no sentirse siglos atrás en la evolución, al menos tecnológica de la humanidad, porque de la verdadera evolución ni hablemos. Es increíble como abre uno los ojos cuando realmente puede ver las cosas desde otra perspectiva, como todo parce tornarse una sola cosa y al final todo importa igual o menos que siempre.

Siento que mi gente, hasta cierto punto en un pasado yo mismo, no ha hecho sino desperdiciar el tiempo en arengas, pensamientos y palabrería que no llegan a nada. No crean eso pasa igual en todas partes con la leve diferencia que el período de incubación de la palabra a la acción es millones de veces más corto que en el pequeño mundo en el que estamos acostumbrados a vivir, y por eso sobre valoramos, desvaloramos, sobre estimamos y subestimamos todo. Es una costumbre, va en la sangre creo yo, es algo que nos hace ser lo que somos y no otra cosa, desafortunadamente para muchos.

Siento un alivio pero al mismo tiempo un compromiso por reducir el tiempo de acción en cierta forma, en algún momento o en algún lugar, o al final adoptaré esa actitud tan marcada que tenemos y al final me importe un pito y deje todo tal cual como está. Soy completamente amocional a lo que pueda suceder ahora, solo observo y tomo notas, para mí mismo claro, es mi viaje, es mi camino, y lo que importa al final es el camino. Pero estoy cansado de escuchar las lamentaciones y tribulaciones, las quejas y reclamos que parece no me dejan en paz, lo leo, lo escucho, lo siento, y de alguna manera atraviesa el mundo para llegarme.

Que distinto es todo, es lo que pocos quieren ver, y al mismo tiempo que igual es todo, lo que menos quieren ver al final, parece sencillo pero sin vivirlo, sin saber cómo son las cosas nunca se puede decir nunca, porque es ahí, justamente ahí donde perdimos la oportunidad de nuestras vidas.