28/5/09

La falta de seriedad de la gente y los que siguen creyendo

Bueno supongo que muchos han escuchado el cuento del cura mexicano, tipo padre chucho para los colombianos, que fue descubierto con una señorita, dejémoslo así, en Miami en una playa muy en plan de pareja. El chisme, como evidentemente es e irónica y paradójicamente algo enteramente patético pero a veces inevitable, ha llegado a todos los medios noticiosos de america latina, evidentemente a nadie más con más de dos dedos de frente y del resto del planeta le interesan este tipo de asuntos completamente irrelevantes. Sin embargo ha sido de cierta manera tan comentado el asunto que en mi caso ha sido algo inevitable cruzarme con ciertos comentarios de última hora acerca de dicho asunto, como me acaba de suceder minutos antes de ponerme a escribir, y de ahí pues esta entrada.

No quiero profundizar en los moralismos o profundidades del celibato y lo que dice la iglesia católica al respecto y demás chismes que van de un lado y otro acerca de si hizo bien o mal o lo que sea, la verdad a mi poco o nada me importa, pero me sirve como ejemplo para desenmascarar de alguna manera el comportamiento, ridículo, poco serio, ético y demás no sólo del cura, como ejemplo en el momento, sino de la gente que lo sigue y lo seguirá siguiendo.

Está claro, completamente, en este caso que el señor cura, que no tengo idea ni me interesa saber realmente como se llama, cometió algo que para la iglesia es imperdonable porque rompió el celibato además de que de paso rompió algunos mandamientos y quién sabe que otra cantidad de cosas más a las que dicho señor se había comprometido cuando se ordenó sacerdote. El punto aquí no es juzgar a un lado o al otro, pero porfavor que falta de seriedad la de este señor. A mi el celibato me parece una patraña y no me parece que sea algo lógico ni algo que deba ser vetado o prohibido dentro de la iglesia, pero eso es una cosa. Ahora aunque no esté yo de acuerdo con el celibato, y en general con toda la parafernalia y mentira que ha creado la iglesia católica a través de la historia, cuando uno se compromete a algo, así como la palabra lo dice se compromete.

Si el señor cura se comprometió a guardar celibato por ridículo que parezca, pues se comprometió y tiene que cumplir. Si el se sometió a las reglas de la iglesia, sean las que sean, pues debe cumplirlas por ridículas que parezcan. Ahora muchos dirán que uno cambia, que el tiempo, que pues el pobre hombre aguantando, etc. Primero la gente no cambia, se acostumbra, segundo pues uno tiene que pensar en las consecuencias de lo que hace a corto, mediano y largo plazo, y atenerse a las consecuencias que esto pueda traer. En el caso del cura en cuestión, pues debió pensar antes si realmente podría soportar todo eso que le imponían, y eso que evidentemente no es el único cura que ha pasado por estas. Pero si se comprometió a llevar ese tipo de vida pues cumpla, pase lo que pase es su humanidad, su ética, su moral y todo lo demás lo que está en juego. A todos seguramente no nos gustan algunas normas de la sociedad, del trabajo y de la vida moderna, o post moderna, porque algunos se las dan de muy post modernos, pero si aceptamos vivir en esta sociedad aunque no nos guste pues tenemos que cumplir ciertas normas, por ridículas que parezcan y ejemplos seguramente hay muchos. Pero si uno se compromete a hacer un trabajo lo hace así haya cosas con las que uno no esté de acuerdo, si no le parece, pues no lo haga y se acabó el problema, gente para hacer lo que uno iba a hacer hay mucha entonces eso no es lío.

Creo que dejo claro lo que quiero decir acerca de la falta de seriedad de las personas poniendo el ejemplo del cura en cuestión, que es solamente como dije un ejemplo de la falta de todo que tiene mucha gente en el mundo. Para completar el señor en cuestión decidió que ya su iglesia, la católica, no le convenía, que ahora si, léase bien, ahora sí está en desacuerdo con que no pueda hacer esto y lo otro y aquello y eso otro de por allá. Entonces decidió, asi como si uno cambiara de ropa, pasarse a la iglesia episcopal. No pero por dios, el que sea que al fin y al cabo es la misma vaina con otro nombre. Que ridiculez y estupidez tan grande la de este señor y de paso la de la iglesia episcopal. No sé que diferencia habrá pero seguramente no hay ninguna realmente de fondo. Pero el punto no es ese, ni el punto es decir que el hombre no está en todo su derecho de cambiarse de iglesia porque ésta no le prohíbe el celibato, en el fondo está en todo su derecho de amar a alguien y hacer lo que quiera, pero por dios que falta de hombría y de todo la de este famoso cura al hacerlo de la manera que lo ha hecho.

Por otro lado están los fieles, creyentes o seguidores como se quieran llamar. Seguramente creían que este señor era un santo, un devoto, un mensajero de Dios en la tierra y todas esas cosas que suelen creer. Y creerían fielmente y ciegamente en todo lo que decía y todo lo que en nombre de la iglesia que representaba hasta hace 24 horas era el camino y la verdad de la vida, en eso seguramente en miles de discursos y sermones diría muchas cosas acerca de las relaciones de pareja, el celibato y demás, cosas que la gente creería. Ahora de un momento a otro este señor cura dejó de ser todo eso que le vendió a la gente y pasó a ser un mentiroso, falso y traidor de sus propias palabras y de su fe. Pero como la gente, ridicula y bastante patética en general, creía fielmente y el es tan buena gente y tan querido, pues lo defienden, diciendo que la iglesia esta quedada, que la modernidad, otra vez esos que se las dan de muy modernos cuando les conviene, que es un hombre, que amar no es pecado y todo lo demás que hasta hace unas dos semanas era pecado totalmente y totalmente condenable.

Así de patética es la gente del mundo en el que vivimos, otros mucho menos patéticos, que tenemos que lidiar con ridiculeces de este tamaño, y eso que esto realmente a nadie le va ni le viene. Pero si nos ponemos a pensar en cuántos de estos personajes similares se presentan en nuestro camino, se han presentado y son igual o peor de ridiculos que este señor cura que dicen una cosa y de pronto hacen otra y cambian de opinión como si nada y su palabra, moral, ética y compromiso quedan por el piso. Digamos que estos personajes pues nada tendrán esa naturaleza y seguramente no cambiarán al respecto y convencen a los débiles de mente, desafortunadamente bastantes para que lo sigan así primero diga que sí, luego que no y después que quién sabe. A mi me da mas lástima por esa gente, la inocente y la que se deja tramar a cuento y que creyendo fielmente en algo luego se cambian de bando con el que cometió el delito, por decirlo así, y lo apoyan como borreguitos, como hormiguitas que van detrás de algo que ni siquiera creen realmente. Eso es lo que más tristeza me da, que este señor ha podido manipular a tanta gente que ahora lo apoyan y vitorean que lo dejen tranquilo y demás. Repito a mi todo este asunto me parece ridículo en cuanto a forma, si el hombre quiere estar con su amante, moza o lo que sea, pues a nadie tiene porque importarle. Pero el fondo del asunto si es mucho más complejo porque se comprometió a algo, y no solo se comprometió sino que divulgó ese algo al que se comprometió, con doble moral, durante mucho tiempo para luego salir con un teatro de lo más absurdo.

Pobre señor lo considero porque en parte se ha vuelto un mártir y un foco de muchas cosas por lo que hizo, igual merecido si se lo tiene, ahora puede disfrutar de su compañera y demás, por lo menos ya no lo tiene que hacer escondido, bien por él. Pero pobre la gente que fiel y ciegamente creyeron en este personaje que es una falacia y ahora muchos seguramente lo seguirán a dónde vaya y seguirán como si nada, así de pendeja es la gente. Otros seguramente caerán en cuenta de como les han metido los dedos a la boca durante tanto tiempo y de esos algunos reaccionarán seguramente y otros simplemente irán a que otro les meta los dedos a la boca. Así de ridículo, teatrero, patético y sin sentido es este planeta, donde la gente poco vale por su palabra, su propia moral y ética y demás y cómo de paso se llevan a unos cuantos borreguitos por el camino.

21/5/09

Partir

Definitivamente creo que es momento de partir. Las manos estan demasiado cansadas, los suspiros ya no tienen destinatario y se han cansado de regresar a su remitente. Las hojas de los árboles ya no caen en la misma dirección, ya no se oyen las conversaciones entre el sol y la luna y las lágrimas de las flores se evaporan antes de poder acariciar la epifanía de su última morada.

Ya no queda nada, o muy poco más bien para una mente cansada, aturdida, dolida, insatisfecha y decepcionada de otras tantas merodeando por ahí. Qué equivocada estaba la vida en ese momento, qué equivocada quizás está ahora, o puede ser el mejor acierto de todos, pero solamente en unos cuantos más atardeceres con el perfecto tono naranja del sol quemando el horizonte se de uno cuenta de que es así. Por ahora todo lo demás se equivocó, no del todo, solo un poco desvíado de su origen, de las circunstancias de esas casualidades de la vida, porque alguien respondió un mensaje en el momento indicado y no un segundo antes o después. Porque ese día, justo ese día en que llovía sin cesar que hasta Dios necesitaba limpiabrisas se cruzaron dos palabras, dos, una o tres que cambiaron el curso de las circunstancias. De no haber sido por la maldita casualidad, esa desviación del tiempo, del espacio, esa idea fugaz que cruzó la cabeza en esa milimésima de vida desgastada en un paso hacia la izquierda, el cuál cambió el camino para siempre.

Si no hubiera sido por el bendito destino implacable de los astros y las pocas vías alternas del libre albedrío, todavía aún quedarían cosas entre las manos, algo para observar en el horizonte y voces que recordar por siempre. Ahora gracias los huracanes, el paso a la izquierda, las tardes interminables e imposibles, los suspiros sin destinatario y su muerte precoz y todo lo demás que va hacia adentro, no queda nada. Ya las manos están demasiado cansadas, con llagas de tantos años de esperar y no esperar nada. De tantos momentos de acercarse y alejarse para que igual nunca haya un punto medio sino una lluvia que lo arrastra todo. Tantos actos de fe como esos de existir por existir, de ser por ser, de seguir siendo porque es lo único que queda, sin pasado, sin futuro, solamente con un presente construído sobre las bases de que todo aquello que conspira realmente no lo hace, sino simplemente construye y deja todo ahí, al alcance de la mano.

Pero ya están cansadas de tener que ir, de estirarse y alcanzar lo poco que queda en frente, para decepcionarse luego y desechar aquello que agarran porque seguramente no hace parte de esta vida, de este tiempo, o simplemente está demasiado sobrestimado que ya carece de su propio ser. Ya están demasiado cansadas de sostener y esperar a que las sostengan, de dar y recibir dependiendo de los caprichos de la luna. Están cansadas de realmente haber perdido ese acto de fe que hacían que cumplieran su función sin preguntarse nada, ahora se preguntan todo y el por qué, sin recibir respuesta alguna.

Las manos son solamente una pequeña porción, esa que quizás ha trabajado más que el resto, se han hecho notar, sin subestimar que lo de abajo está más que cansado, ellos ya no piensan, no se preocupan, no se quejan, no opinan ni proponen. Ellos, los de abajo solamente siguen ahí porque no tienen otra opción, porque no pueden intercambiar lugares, porque han aceptado su fatal destino y simplemente van con las circunstancias, casualidades, con su propia fe de que pisaran otros terrenos, seguramente más promisiorios, que todos aquellos que han recorrido en busca de descanso. Ellos ya están más allá del bien y del mal, no hay dios ni ley, no existen atardeceres y poco les puede importar un atardecer más, ellos ya se dieron por vencidos. Todo lo demás quizás sigue en firme, no se ha desgastado lo suficiente y seguirán en pie de lucha, como los soldados que son esperando morir en la guerra si les corresponde.

Pero las manos, esas que tanto luchan, esas que son las que conocen personas, las despiden, las acojen, las rechazan, esas que siempre están en pie de lucha, se están cansando, están perdiedo todo aquello que las hacía lo que son y con ellas no queda mucha esperanza para lo demás. Sin el bastión y el poder que ellas dan, hacía adelante no queda más que esperar que a cada momento dejen de ser apacibles los atardeceres, dejen de interesar las discusiones entre el sol y la luna, que las lágrimas de las flores no dejen de ser más que casualidades del cielo, que los suspiros se exilien y que no queden manos para impedirlo. Aún más alla de que ellas se han cansado y perecerán pronto, hay algo más que se ha agotado definitivamente, que se repite y se repite y se mantiene con vida solo por el hecho de que es casi imposible negarlo, pero ha habido una revelación y es que eso que creía aún con vida no es más que una sombra, un fantasma que ha quedado por ahí perdido buscando todavía razones y no entiende que hace ya mucho tiempo dejó de existir. Y que todo aquello que sigue representando para muchos en vida, no es más que una anécdota de letras pegadas una tras otra que alguna vez formaron un sentido, pero que ahora más allá del cansancio de las manos, la insoportabilidad de los de abajo sigue luchando, sin darse cuenta que todo lo anterior, todo esto y todo lo que vendrá dejó de ser una casualidad, una circunstnacia, inclusive una excusa y es como tener una hoja en blanco en frente, aferrándose a la vida, pero ya es muy tarde, todo eso, aunque se ve ahí, ahora en este momento ha muerto de cansancio y de fe, y solamente espera, lo más pronto posible, el momento de partir definitivamente.

18/5/09

Los cuentos

Ha dónde se habrán ido los cuentos de hadas. Creo que muchas veces me preguntó que pasó con esas princesas esperando en los castillos a su príncipe azul o esperando ser liberadas de las garras de un dragón, generalmente no tan malo, y correr a los brazos de su salvador. Creo que ha muchos, sino a todos, nos vendieron los cuentos de hadas, desde la cenicienta, la bella durmiente, hits de su momento, hasta otros más o menos recurrentes, pero siempre con la firme idea del final feliz y de encontrar al príncipe azul y el príncipe a su princesa.

Quizás los cuentos de hadas no son lo suficientemente reales, pero tampoco lo totalmente falsos. Quizás es más bien nuestra idea de príncipe o princesa la que es errónea. Realmente en los cuentos de hadas y demás no hay una descripción real de la psicología de los personajes, solamente la situación en la que se encuentra cada uno y como el destino los une. Pero más allá de esto realmente no conocemos que es un príncipe azul o una bella durmiente. Los cuentos de hadas existen, y seguirán existiendo no solamente como cuentos sino como historias de la vida real que pueden llegar a concretarse. De pronto lo que estamos buscando en ese príncipe o en esa princesa son simplemente esas similitudes con aquellos cuentos, y el final feliz es claro imperdonable y no negociable.

Pero yo sigo creyendo en los cuentos de hadas, sigo siendo un príncipe buscando una princesa, puede que no sea tan azul, de pronto hasta un príncipe más bien gris, un punto medio, ni muy muy ni tan tan. Simplemente soy el príncipe que espera el final del cuento, y que evidentemente este final que es no negociable sea la recompensa a la búsqueda, a la lucha contra dragones, ahora sí reales, nefastos y muchas veces estúpidos que se quedan con las princesas y las ciegan y las envuelven en sus fauces, que muchas veces no quieren ser liberadas, generalmente podría decirse, pero que sin embargo uno en ocasiones quiere rescatar. Al final creo que todos, o la mayoría encuentran su príncipe y su princesa, aunque no se presentan como tal y muchas veces ni uno mismo quizás se de cuenta de ello sino tiempo después. En otros casos los dragones solamente quieren poseer princesas para seguir sintiéndose dragones y mantener el status de poder que representan. Muchas de estas princesas nunca serán liberadas y prefieren seguir bajo el yugo de un dragón nefasto, poco inteligente y que solamente posee ese nombre. Otras se liberan a sí mismas y saldrán en busca de su príncipe o por lo menos en no quedarse en las fauces de un dragón. Otras serán rescatadas o por lo menos despertadas por algunos príncipes que logren entrar en la cueva de esos dragones y hacerles ver a aquellas princesas que el mundo no sólo tiene dragones.

Los cuentos de hadas se dan todos los días, con hadas revoloteando entre las flores, entre los lugares que pisamos, en los suspiros que emitimos, en los buenos días que nos hacen reír, en las conversaciones que podemos tener con otras princesas o príncipes en medio del país de las maravillas que nos rodea. Los aromas, los sabores, las risas, hasta los mismos problemas a sortear hacen parte de este mundo mágico en el que vivimos dónde siempre hay castillos que defender, princesas que liberar, dragones a vencer, hermanas malévolas, brujas, magos y demás que hacen de nuestra vida un cuento de hadas.

Yo sigo creyendo en los cuentos de hadas, soy el príncipe de alguien afuera, y habrá una princesa para mí. Así como todos tienen sus príncipes y princesas sean azules, blancos, negros, o simplemente príncipes. Así las princesas sean Rapunzeles, bellas durmientes o cenicientas o simplemente princesas, esas que no rescata quizás más de lo que imaginan a diario de pantanos, ogros, brujas y magos. Ahora bien todos somos príncipes y princesas y hay dragones y magos y ogros y peligros y burjas y demás. Quizás lo único que cambia con los cuentos es que el mundo que nos rodea aunque tiene todos los personajes se mueve de manera diferente y no todos buscan princesas, no todas lo son. Ni todos son príncipes ni quieren o queremos luchar contra dragones que solo nos hacen perder el tiempo, ni queremos rescatar o ellas ser rescatadas y cada uno escribe su propio cuento, con los mismos personajes, pero quizás muchas veces sin el final feliz que en últimas todos y cada uno esperamos, solo que algunos de pronto aunque lo esperen no lo desean o simplemente no les importa adquirirlo. Pero todo esto no es más que un cuento de hadas, el cuento de cada quién buscando o encontrándose con los personajes de la historia derrotando o amando dragones, siendo brujas, magos, ogros, reyes o vasallos, buscando algún final, así al final no sea el final que uno quisiera leer.

15/5/09

La idiosincracia del pueblo colombiano

Creo que ya todos se enteraron de la notica de la muerte de Rafael Escalona. Bueno precisamente como ahora eso es noticia la idiosincracia del pueblo colombiano no hará más, ahora sí, que hacer homenajes, biografías, entrevistas y caras de dolor y de tristeza por la muerte del "maestro".

Es de una tristeza incontenible, risible, ridícula y muchos otros adjetivos que en estos momentos, dolorosos para la "cultura del país", salgan a relucir todas esas cualidades de colombianos orgullosos y dolidos con la muerte de este personaje. Y esta escena no es nueva en el país, siempre que muere un personaje mediana o realmente importante en el desarrollo de este país. Todos se sienten orgullosos, todos hacen los homenajes póstumos y demás, cuando a la hora de la verdad todos, casi sin excepción, han muerto en el olvido del estado, como uno más que pasó y tuvo su momento y ahora es olvidado y se dejó a un lado para darle paso a esos "nuevos talentos", de buen cuerpo, buena cara, de idiotas y medio para arriba, porque hay unos que ay dios mio, que llenan hoy en día, y desde hace algún tiempo, la escena artítica del país.

Es de una hipocresía tenaz que desde el presidente para abajo lloren la pérdida de un personaje, cúando al mismo estado poco o nada les importa que pase con ellos. La lista es infinita desde Pambelé, hasta miles de compositores muertos y vivos, deportistas, actrices y actores, etc, que han sido olvidados, y son aún olvidados por el estado colombiano. Pero cuando mueren si hay reconocimientos, si hay homenajes, lágrimas de cocodrilo, dolor, caras de angustia, discursos eternos y palabras de lo grande e importantes que eran para la cultura, la imágen y etc, de este país dolido que lo que necesita son personas como él (ellos) para darle alegría al pueblo y bla bla bla bla.

Me irrita demasiado, no sólo por ser artista y sentir en carne propia la hipocresía del estado colombiano que no tiene políticas de arte, el ministerio de cultura a pesar de sus esfuerzos y buenas intenciones no es más que otra institución de nombre desperdiciada y de poca presencia en el movimiento artístico del país que en los últimos gobiernos ha sido paladín para muchos discursos políticos y elecciones presidenciales. Es una basura, es todo una gran mentira, como otras tantas que existen evidentemente, pero en este caso como me toca a mí personalmente, alguien que tiene que pensar en emigrar definitivamente para ver si puede cristalizar sus ideas en un mundo donde la gente no viva cegada, dentro de una caja de cristal y dónde realmente el negocio, no el arte, sea lo importante.

Este es solo un evento más de tantos que han pasado y pasarán como una anécdota, que será parte de las noticias del año cuando el 2009 esté por terminar, que se recordará todos los años como una fecha de dolor inmenso para el país y saldrá una reseña en toda la prensa, cada año, de la vida del autor y demás clichés y esquemas que se utilizan en estos casos. En unas semanas, quizás menos o un poco más, todo quedará en el olvido, nadie se acordará más de todo esto y las promesas hechas por el presidente y demás acerca de cuidar a los artistas, apoyarlos, darles seguridad social, que en cualquier país civilizado y con más de dos dedos de frente es lo más lógico que exista para todo el mundo, quedarán en promesas y palabras nada más. Todo quedará solamente como eso, un suspiro, un soplo al viento de esas lágrimas y cosas que se dicen que al final no llegarán a feliz término, nunca, porque así ha sido y así será siempre.

Dar por hecho

Muchas veces las personas lo dan a uno por hecho, creo que esa sería la forma de expresar sino estoy mal la actitud de las personas cuando dan las cosas como suyas por siempre. No recuerdo bien el término exacto en español, sé que hay una expresión pero creo que no la recuerdo porque realmente su significado no me parece tan claro como el take for granted anglosajona. Pero bueno esas son diferencia linguísticas pero creo que he expuesto la idea de lo que quiero decir.

Muchas personas, sino todas, por diferentes causas toman ciertas situaciones de la vida y personas que los rodean, familia, amigos, pareja, etc, como algo que debe estar y que se va a mantener en ese sitio por siempre, o por lo menos no desaparecerá dentro de poco tiempo. No podría determinar si esta actitud es consciente o inconsciente o más aún una actitud subconsciente de la situación personal del momento. Puede haber muchas maneras de mirar esto. En la vida moderna con tanta payasada y perdedera de tiempo y tanta falsa comunicación, tantas palabras que se dicen pero no se cumplen, tantos artificios que nos hacen estar en contacto unos con otros perdiendo el sentido real de tener una vida o una comunicación real con el mundo exterior, no solamente personas sino todo lo que nos rodea. Quizás nos ha llevado a tomar aquellas pequeñas cosas, para nosotros pero realmente más importantes que todo lo demás, como algo que llega a complementar ese ritmo de vida frenético, absurdo y ridículo, que llevamos y que así como poseemos cosas, sin sentido, esto aún más real debe permanecer junto con todo lo demás.

Es quizás como dije una actitud inconsciente o subconsciente, que es diferente, pero es algo latente en todas las personas, de alguna manera me he dado cuenta en estos días que doy cosas por hechas, ahí, de las que tengo y de las que no tengo pero aseguro que estarán, y analizando más a fondo la situación realmente no hay nada más seguro como que me estoy muriendo desde el momento en que nací. Pero no vengo a hablar de mis hechos o formas o artificios que tengo, no, vengo a hablar de lo que a mi me parece más importante, que yo no doy por hecho, pero que me he dado cuenta que la gente que me rodea sí, y es precisamente la gente que los rodea a ellos.

Si hay algo que no doy por hecho y que sé que no van a estar ahí por siempre son las personas, evidentemente personas allegadas o cercanas como amistades, pareja, entre otras. Puedo tener cosas por hecho que era las que mencionaba antes, pero realmente no tan importantes ni tan relevantes como la gente que he conocido y que por alguna razón han permanecido a mi lado durante largo tiempo. A esas personas no las doy por hecho y es quizás por eso mi actitud hacia ellas, no descuidarlas, andar pendiente, siempre tratar de mantener un contacto regular con cada una, en los término de tiempos, distancias y circunstancias posibles que se adapten tanto a ellos como a mí. Y bueno siempre tratar de estar lo más presente en sus vidas como me sea posible y obviamente utilizando, pradójicamente, toda aquella inutilidad moderna que nos rodea como medio para poder lograr ciertos puentes de comunicación, al fin y al cabo la vida esta llena de ironías.

Todo esto no me incomoda en lo más mínimo, no me molesta, no me produce ningún sacrificio ni ningún tipo de conflicto personal, moral y cualquier cantidad de ese tipo de actitudes o cualidades de las que hablan las buenas costumbres. Lo hago con todo el deseo, la intención, las ganas del mundo y a veces hasta he sentido que no es suficiente y que muchas veces por la eterna autoindulgencia dejo atrás a muchos, sino a todos por algún tiempo. Esto desde mi punto de vista. Ahora lo que me incomoda un poco de estas horas de reflexión de adentro hacia afuera, es precisamente del afuera hacia adentro. He concluído que más del noventa por ciento de toda esa gente me da por hecho, takes me for granted. Y que realmente en todo este tiempo, más con unos que con otros claro, la vía de comunicación ha sido de mi parte hacia ellos y muy poco de ellos hacia mi. Digamos que en el fondo siempre he sabido que es así, quizás porque simplemente mi personalidad da para que me den por hecho y me he encargado de que sea así, y nunca me había molestado, hasta ahora.

La verdad no puedo entrar a juzgar a nadie con respecto al por qué actúan o dejan de actuar con respecto a lo que uno pensaría que deberían o no hacer. Eso es problema de cada quién y cada quién verá que hace de su vida, mi misión en esta vida no es convencer a nadie de nada, solamente catalizar, unir, equilibrar o simplemente estar ahí para aquellas cosas que necesiten consejo o ayuda o cualquier otra cosa similar. Pero digamos que de alguna manera aunque no me interesa juzgar, si me está comenzando a molestar y bastante, la actitud de mis congéneres en su actitud hacia mi. Me están tomando por hecho, me están tomando como el que siempre está, el que siempre aparece, el que ahí se presenta cuando lo necesitan sin que ellos lo comuniquen sino quizás por cosas del destino o de los instintos que uno sigue.

Me está molestando realmente que no solamente son los que me rodean, es todo el mundo en general el que da por hecho que todo el mundo esta ahí para ellos. Seguramente no todos, claro, pero si la gran mayoría o un alto procentaje. Me molesta, más no me duele este hecho, no me duele que la gente piense eso de mí, al fin y al cabo yo me voy o dejo de hacer lo que hago y se que acaba el rollo, siempre habrá alguien más por ahí, muchos más, con los cuales se puede cumplir la misma función. Así que dolor no hay, hay una molestia porque aunque no me disgusta hacer lo que hago y aprecio profundamente a las personas con las cuales lo hago, evidentemente, me molesta de sobremanera que crean que estoy ahí, porque sí y nada va a cambiar eso. No puedo decir que con todos es de esa manera, desde hace tiempo con mucha gente he dejado de actuar de esa manera, espero que ellos más bien aparezcan y se manifiesten de alguna manera, por más que quiera hacerlo me desaparezco y dejo que las cosas sigan su camino, claro todo esto lo hago con personas que de alguna manera no son tan allegadas a mí y que de alguna manera no me producen algún tipo de reacción cuando hago esto.

Pero en general me molesta que la gran mayoría de personas cercanas, realmente cercanas, han tomado esa actitud de que estoy ahí, y que siempre lo estaré y soy yo el que tiene que dar el primer paso y preocuparse y andar pendiente, por el otro lado son muy pocas esas manifestaciones, escasas realmente, y además demasiado lejanas unas de otras. Me molesta mucho ahora, no sé si en unos minutos cuando me olvide de esto que escribí como catarsis para expulsar demonios se me olvide y todo siga igual, pero no creo. Me siento bastante disgustado con eso, por el momento no pretendo desaparecer de un momento a otro, aunque podría y por momentos quisiera hacerlo. Pero creo que es momento de ser más autoindulgente y tomar distancia, dejar como dicen por ahí que lo extrañen a uno, que otros sientan la necesidad, porque yo he sentido la necesidad de que otros lleguen a mí y no ser yo el que llegue a ellos.

Casi siempre he sido autosuficiente, mi educación familiar y escolar de alguna manera se enfocó a ser responsable, independiente y autosuficiente en muchos aspectos de la vida. Muchas cosas que me han pasado las he sobrellevado solo, tanto buenas como malas, y es algo que no me disgusta y estoy acosutmbrado a hacerlo. Pero soy humano y también tengo carencias y necesidades, creadas, implantadas u otras, que muchas veces hacen que necesite un poco de afuera hacia adentro, y en estos momentos es lo que siento y espero que suceda.

No reclamo, ni pienso reclamarle a nadie por el hecho de no hacerlo, quizás por su misma autoindulgencia ellos creen estar en la posición correcta y no pretenden soltar nada a nadie. Es un punto válido desde el punto de vista de que cada uno verá como vive su vida y si cree o no que lo que hace es correcto. Puede ser que realmente uno no sea tan importante y por eso realmente tampoco hay necesidad de estar ahí todo el tiempo. De pronto le doy más importancia a los demás que a mi mismo en muchos campos, quizás exagero, o quizás pido demasiado. No lo sé, no tengo la respuesta realmente a nada, si las tuviera no viviría en este mundo, o bueno si seguiría vivo esperando que el cuerpo ceda por sus propios medios y deje de existir. Pero como ese no es el caso espero que la ausencia produzca algunos resultados. Tampoco se trata de irse por completo, desparecer, pero si limitarse a las cosas usuales y monosilábicas de la vida, esperar que den un poco, tampoco pido mucho yo sé que uno nace solo y solo se muere, pero en el camino de todas maneras puede haber momentos en los que se necesita de compañía y algo en el camino. Me molesta de sobremanera de den las cosas por hecho y más cuando se trata de personas, lo demás es tan inútil como la misma necesidad que crean, pero el ser humano como tal tiene otro sentido, perdido desde hace tiempo es verdad, pero no irrecuperable, y es a veces lo poco que uno espera de aquellos que lo rodean.

12/5/09

Volver

El sonido pantanoso de mis zapatos me comunican que he regresado. Es inconfundible, es simplemente inconfundible. El sonido del agua que entra sigilosamente en mis zapatos es completamente diferente a aquél otro, otra agua que se cuela sigilosamente en mis zapatos pero que canta de manera diferente. Ese sonido no me engaña, es imposible olvidarlo y recordarlo puede resultar doloroso. No hay suficientes suspiros, quizás de satisfacción, miedo, desilusión o resignación por saber que he vuelto. Estoy en el mismo lugar aún observando mis pies y su manera de deslizarse sobre el pavimento descolorido, arrugado y añejo de aquella calle de siempre. El sonido de los zapatos andar es igualmente inconfundible, es ese sonido ciego, lejano, oscuro y neutro, diferente a aquél brillante, penetrante y asfixiante de otros asfaltos.

No puedo levantar la mirada del pavimento, quizás porque quiero encontrar algo diferente, algo que me diga que no estoy en el mismo lugar, que todo ha cambiado, que el tiempo ha hecho su trabajo. O de pronto tengo miedo de mirar arriba para ver el mismo cielo opaco, polvoriento de siempre, ese que no me permitía abrir los ojos, y ahí si no habría ni la menor duda, me encuentro en el mismo lugar. No dejo de suspirar profundamente, tratando de defenderme quizás de los pensamientos que revolotean mi mente, esos que me dicen adelante, esos que me dicen quédate, y otros tantos que no se han decidido. Prefiero seguir caminando, en círculos como lo hago en estas circunstancias, mientras algún impulso o simplemente alguna decisión de mi cabeza me desvíe y me lleve a otro lado. De un momento a otro veo que ese asfalto roído, cansado y arrugado tiene una nueva marca, esa marca de alguien inconfundible, alguien que evidentemente no soy yo. Y la sigo.

La sigo tratando de imaginar su rumbo, tratando de imaginar que otro u otros habrán dejado su pasado plasmado en esa misma esquina, en esa misma calle, en esa misma cuadra, en ese mismo barrio, en esa misma ciudad. Y cúantos de ellos habrán huído, escapado, muerto, o abandonado aquél refugio para partir a otros cielos menos polvorientos y a otros asfaltos más brillantes. Muchos de ellos seguramente han de volver día a día o semana a semana a pasearse una y otra vez, sin mirar arriba o mirar abajo, solamente al frente, porque todavía no sienten la necesidad de despedirse, no sienten la necesidad de recordar los sutiles pasos que han dejado huella en aquella esquina. Ellos, quizás la mayoría, nunca tendrán la necesidad de hacerlo, sus suspiros no llegarán a tener la importancia suficiente para recordar.

Yo a veces pienso porqué regresé, qué necesidad tengo de volver una y otra vez. Esta vez la única diferencia ha sido el tiempo, he demorado un poco más, y todavía busco entre mis suspiros porqué estando ya tan lejos, a un paso del más allá, regresé, no corriendo como otras veces, no desesperado, pero igual regresé. He vuelto a mi estado natural, he vuelto a mirar a donde siempre he mirado. He vuelto a dar vueltas sobre el mismo punto dónde siempre lo he hecho, y estoy a punto de partir de nuevo. Quizás no puedo quitarme de encima todo aquello que he arrastrado con el tiempo, de pronto solamente algunas cosas se han quedado enganchadas en medio de las turbias aguas de la lluvia que ha pasado una y otra vez por el camino. Quizás en vez de dejar las que debería he dejado las que no puedo dejar nunca y tengo que regresar una y otra vez para intercambiarlas por otras y volver a comenzar.

Aún no sé porqué volví a mi estado natural, aún no me atrevo a mirar hacia arriba o hacia algún lado, prefiero mantenerme así, mirando fijamente el mismo asfalto de siempre, ese que ya no tiene ningún sabor especial y esperar a que de nuevo al cerrar mis ojos me encuentre sobre otro camino desconocido y ojalá jamás tener que regresar otra vez. Esta vez algo ha cambiado, o por lo menos el aire que llena mis pulmones sabe diferente. Esta vez aparece un camino completamente alejado de éste que me llevará muy lejos, porque el problema de volver es siempre que algo cambia, y no precisamente a lo que se vuelve, sino el que vuelve.

10/5/09

En que creen los que no creen

Todos creemos en algo, todos le tenemos una fe ciega a algo. Algo en el fondo nos da una cierta fuerza para continuar viviendo, para tener un norte o un camino que recorrer y no perder por completo el horizonte de una vida sin sentido. Aunque muchos no lo hayan pensado lo que realmente hace que nos levantemos día a día y vayamos a trabajar, estudiar o hacer cualquier actrividad, no es el hecho de hacer la actividad o tener que seguir una rutina porque sí. Es más la esperanza, la fe, esa fuerza interna o llama que nos hace hacer todo esto porque estamos esperando que algo suceda, que eso nos lleve un peldaño más allá de una precaria vida.

Es verdad que hoy en día la automatización de la vida y la inutilidad del ser humano para ser independiente de las ayudas tecnológicas externas inventadas para idearnos necesidades que realmente no son reales, han hecho que las vidas carezcan de un sentido más completo y más allá de cumplir una rutina nuestras vidas parecen simplemente pasar de un momento a otro. Independientemente de que estos pensamientos hacen parte de la vida diaria, en el fondo lla naturaleza humana y la de cada uno nos lleva a otro nivel. Cada uno cree en algo, pone su fe, sus pensamientos, sus sueños e ideales en algo más allá de una vida rutinaria independientemente de lo dependientes que somos de esa vida.

La verdad es que por educación familiar, escolar, social y todo lo demás que nos rodea a todos nos han criado con creencias o por lo menos con algún tipo de fe en algo. Usualmente es la religión la que marca la parada como una manera de entender o de comprender la utilidad de lo inútil de la vida con el propósito de una vida eterna o el crecer espiritualmente para reencarnar en un ser superior y demás creencias que existen. Todo esto hace que cada uno manifieste esa fe y esas creencias a su manera, unos más inclinados hacia una fe ciega en la religión, sea la que sea, y otros con algunas dudas o con alguna información extra que nutre esa fe o le da otro aire al sentido de su vida. Al final todos creen en algo, todos tienen fe en que algo bueno pasará en la vida o cuando ya no estemos aquí, todos tenemos fe en que algo tiene que suceder para que todo tenga sentido, para que eso que no conocemos tenga un lugar de medio entendimiento en nuestras cabezas y pequeñas vidas. La fe se crea a partir de la necesidad del hombre de creer en lo desconocido, tanto para bien como para mal. El hombre tiene miedo o tiene reservas y dudas acerca de lo que no conoce, Dios, el bien, el mal, lo que pasa después de la muerte, el por qué de la vida, para dónde vamos y de dónde venimos, etc. La fe nutre todas esas dudas e ignorancia sobre lo que desconocemos para no perdernos en el camino de la vida y tener motivos, así no sean evidentes, por lo cuales luchar y creer que hay vida más allá de la muerte, o un cielo o un infierno al que iríamos si nos comportamos de una u otra manera.

Pero también estamos los que no tenemos la fe promedio, la fe con la que casi todo ser humnao independientemente de su cultura crece, esa que diferencia el bien y el mal, el cielo y el infierno, la vida después de la muerte, la condena por los actos, etc. Sí, también estamos los que descartamos toda esa fe religiosa, moral, social y demás y creemos en nada, creemos en que no creemos nada. Ahora bien de alguna manera esto es contradictorio en semántica, creer en no creer per sé no es posible. El hecho de rechazar todas las creencias o desechar la fe común de por sí ya da pie para decir que no se cree en eso pero se cree en otra cosa. Los que no creemos en nada, de lo común o generalizado, no es que no creamos en nada, claro que tenemos que creer en algo, de hecho el no creer en nada de por sí ya es creer en algo, porque es rechazar lo demás para creer en algo que puede que no sepamos que és, o de dónde proviene, pero como todos los demás tenemos fe en que en eso que creemos, que en este caso sería no creer en lo que se cree, existe y esta ahí y nos llevará un paso más allá en la vida o en la muerte.

Somos varios, no puedo decir que muchos o no, algunos nos llaman agnósticos en cuanto al campo religioso se refiere, es una palabra medianamente acertada, salvo que los agnósticos siguen teniendo la definición de un Dios paternalista y creador del universo y demás, y difieren en cuánto a Jesús como mesías y pues en cuanto a los profetas y otras creencias que tienen sus propios mesías y demás. Pero podríamos decir que el agnosticismo es la palabra de moda para describirnos a aquellos que no creemos del todo en lo demás, pero tampoco no creemos del todo en los demás. A mi personalmente no me molesta la definición, al fin y al cabo no es lo suficientemente clara, lo cuál describe perfectamente nuestra fe de creer en algo que seguramente no sabemos todavía que es ni de dónde proviene pero que es algo diferente a lo que todos los demás creen, sienten o piensan.

Todo esto no se trata de señalar o decir que la fe esta sobre evaluada o no, mi opinión personal puede que sea que así es y que la institución católica y la fe religiosa que promueven así como los judíos o crsitianos está demasiado sobre estimada a pesar del paso del tiempo. Pero tener fe y creer en algo es bueno, sea la fe que sea o creencias que sean. Eso hace que de alguna manera el mundo siga siendo mundo, y que el sentido de vida de las personas permanezca y vayan a algún lado. La total ausencia de fe es peligrosa ya que puede llevar a suicidios más frecuentemente y a cometer idioteces más frecuentemente sin tener un norte. La religión es el opio del pueblo, pero al mismo tiempo es necesaria para mantener la fe y las creencias vivas y haciendo que la gente siga viviendo y siga adelante cada día, no importa si al final los unos o los otros tenían razón, la verdad es que eso no lo sbaremos sino hasta que estemos muertos y quizás podamos entender el por qué de todo este teatro, pero ese opio alimenta las vidas y hace que de alguna manera no todo se desborde.

Creo que hoy en día hay muchos más de esos que no creen en nada, pero esa nada no es la definición del diccionario propiamente, es más bien en que estamos en una búsqueda todavía de algo que sentimos, por fe, que esta ahí latente y que quizás estamos en proceso de descubrir para igualmente convertirlo en un tipo de fe y de camino para seguir adelante. Todos creen en algo así no lo admitan o muchas veces no sepan como explicarlo, el ser ateo de por sí es una creencia fuerte al reconocer que Dios si existe pero no creemos en él, pero creen en otra cosa, quizás un anti-dios o algo por el estilo. Yo sigo en la búsqueda, creo en Dios, creo en que hay algo más allá de la muerte mucho mejor que la vida, pienso que la vida de por sí no tiene ningún sentido fundamental más que una anécdota en el enorme libro de la historia que no sirve de mucho, pero que al mismo tiempo hace que el mundo siga siendo mundo y que mi parte de la historia es un pistón más en el engranaje que hace que el motor del mundo siga andando y que será reemplazado por otro que cumpla la misma función una vez yo deje de existir. Tengo fe y últimamente tengo fe en que muchas cosas van a cambiar para mí en un futuro a mediano plazo, no lo puedo explicar, no sé cómo y quizás no pase, pero sigo teniendo fe en algo, solamente que todavía no sé exactamente qué es ese algo ni a dónde me podría llevar la fe en ese algo.

Estoy en la búsqueda quizás de mi propia fe, de darle una forma nutríendome de diferentes creencias que existen y han existido a través de la historia. Quizás también buscando idear mi propia creencia, moldearla o acomodarla a mí manera y seguir adelante. La fe es importante, no creer en la fe es igualmente importante ya que esto puede dar un nuevo impulso a esa misma fe. Todos creen en una deidad, todos creen en que hay un lugar bueno y malo para los hombres, todos seguimos viviendo porque esa fe nos mueve profundamente y creemos y sentimos que nos lleva a algo. Yo creo que llegaré a algo eventualmente y al final tampoco creo que haya caminos correctos o incorrectos o una fe que tenga solamente la razón y las demás estén equivocadas. A mi manera de ver el Dios en el que creo no es tan insensible de dejar a la humanidad escoger el camino hacía él y desechar todo lo demás que es erróneo, ese tipo de Dios no sería un Dios, sino sería algo arrogante y demasiado descuidado. Solamente que estamos jugando a echarnos culpas unos a otros diciendo que el que cree en esto o lo otro tiene o no razón, y quizás realmente estamos es perdiendo el tiempo echándonos culpas y juzgando, cuando realmente todo puede ser mucho más sencillo, y sl simple hecho de tener fe quizás sea suficiente, sea en lo que sea.

Al final nunca sabremos la verdad, solo cada uno quizás en su momento de la muerte o antes de morir o en algún momento del viaje del alma o espíritu a algún lugar como sea que se llame, nos demos cuenta de la verdad y de lo que todo este teatro significa. Pero en ese momento no podremos decírselo a nadie ni comuncarlo, de pronto porque precisamente la idea de todo esto es que cada uno lo descubra a su debido tiempo y que se mantenga así, sin que nadie lo sepa o lo conozca porque sino el fin del juego perdería toda su gracia.

1/5/09

La otra

Solía sentarme en una silla, no siempre era la misma, aunque en realidad tampoco había muchas opciones, una o dos o hasta tres en los mejores momentos. Nunca me sentaba bien, es una costumbre que adquirí no sé en qué momento de mi vida y lo sigo manteniendo en casi cualquier lugar al que voy y me ofrecen un asiento. Las sillas no eran realmente incómodas, tampoco eran unas sillas demasiado cómodas, pero digamos que cumplen su función de ser una silla. Todo esto ocurriá alrededor de las tres o cuatro de la tarde, la habitación no tenía un reloj, por lo tanto intuñia la hora por la luz que se colaba por la gran ventana y a veces is había sol podía calcular más o menos la hora.

En la habitación aparte de la silla y el ventanal había una cama, pero nunca o casi nunca me acostaba o me sentaba en ella. No se por qué, quizás por un respeto una intimidación pero siempre solía sentarme en la silla y subir mis piernas sobre la cama, sin quitarme los zapatos. Algunas veces si ocupaba la cama, me quitaba los zapatos, acomodaba una almohada y me recostaba en frente de la pantalla. La pantalla no era muy grande ni muy pequeña, a veces parecía ser demasiado grande para la habitación, pero la mayoría del tiempo se acomodaba perfectamente al espacio que ocupaba. La habitación era relativamente grande, alta, dónde en medio del silencio se podía escuchar la respiración, cualquier movimiento involuntario que produjera el más mínimo sonido. Su techo es alto, lo cúal generaba un eco a veces molesto. No es una habitación especial, no era ni muy oscura ni muy clara, a veces solamente se podía percibir un poco de luz en medio de las cortinas pesadas sobre el ventanal, o a veces simplemente se acostumbraba uno a la luz natural o a la completa ausencia de la misma. Para esos efectos evidentemente había que prender la luz, una luz justa y a veces no tanto para el espacio. Tampoco tenía un olor particular, no olía a cualquier habitación, tenía su aroma especial, pero no era un aroma notorio o específico que uno pueda describir. Supongo que ahora ese aroma habrá cambiado.

Las tardes tardes transcurrían en calma, siempre sentado en la silla frente a la pantalla buscando aquí y allá entre tantas opciones algo que permanentemente ocupara el espacio de silencio que se generaba. A veces hacía falta un comentario, una respuesta a una palabra y muchas veces hasta la misma palabra se respondía así misma. Algunas veces solía encontrar algo interesante que ver, y podía quedarme un par de horas concentrado en algo. Muchas veces simplemente era un ir y venir y un pequeño espacio de tiempo entre un salto y otro para tratar de encontrar algo que llamara la atención. Algunas de las imágenes sucitaban algún comentario y se rompía el eterno silencio, se podía debatir, opinar y el ambiente se tornaba un poco más entusiasta que de costumbre. Cúando las imágenes eran un poco aburridas hasta morfeo podía atacar y la cosa ahí si se ponía incómoda, ya que una silla no es el mejor lugar para tratar de conciliar el sueño.

Fuera de esos casos todo transcurría exactamente igual una vez a la semana, generalmente a la misma hora, con las mismas circunstancias. Entre tantas imágenes que observé en esa silla algunas ya se borraron o simplemente las olvidé, mientras otras tantas las recuerdo, sin ningún motivo especial, simplemente porque quizás las vi más de una vez o porque de alguna manera captó mi atención y quedó registrada en mi memoria.

Ahora esa habitación aunque sigue en el mismo lugar, con casi las mismas características ha sido abandonada por mí. Cosas de la vida que llaman, no creo que vuelva nunca más a sentarme en una silla o recostarme en una cama y a observar imágenes en la tarde. Ahora otros tienen ese privilegio, o ese suplicio, y seguramente hay otra cama, otra pantalla, otro tipo de luz y hasta quizás otro tipo de siencio y aroma que invadan el ambiente. Sin embargo ahora en una nueva habitación con algunas pequeñas variantes el ritual se mantiene. No necesariamente el mismo día o a la misma hora, pero se mantiene. Ahora acostado en una cama, arropado generalmente, con una pantalla mucho menor y con condiciones de luz, aroma y silencio completamente diferentes, observo una pantalla en las mismas condiciones, pasando de un lado a otro por cortos intervalos de tiempo o encontrando algo que realmente llame mi atención. Lo que sucede ahora es que muchas veces encuentro esas mismas imágenes que vi una o varias veces en la otra pantalla y no puedo evitar no recordar aquellos aromas, colores, luces y silencios que se respondían así mismos de hace un tiempo.

Quizás por recordar o por sentir que no se ha perdido todo observo una y otra vez las mismas imágenes cuando las encuentro, quizás para rendir un homenaje al recinto original donde captaron por primera vez mi atención. Y así a veces paso noches o tardes enteras simplemente observando las mismas imágenes no importa que las tenga que ver al día siguiente otra vez. Extraño esa habitación, más allá del recinto extraño su aroma su poca o mucha luz, el eco del silencio, las palabras que se perdían o volvían con su propia respuesta, los pocos debates, la incomodidad de cada una de las sillas y cómo lograba amoldarlas a mi cuerpo. Extraño también un poco la cama que algunas veces sirvió en momentos de desespero o simplemente en momentos en los cuales podía poseerla. Ahora solamente me quedan los recuerdos y las imágenes que me llevan a esos recuerdos una y otra vez, suspirando en silencio o en el propio eco de mi mente recordando aquellas horas de la tarde de aquellos días en los que solía tratar de encontrar algo, quizás solamente para pasar el tiempo. Ahora aunque hago lo mismo de alguna manera con más comodidad, más control y más tranquilidad, esta nueva habitación nunca dejará de ser la otra, la que llegó después, la que suple una función que ya no puede llevar a cabo su predecesora. Y así aunque realmente no necesito o extraño vehementemente el Alfa de todo esto, no puedo evitar pensar que de alguna manera soy infiel y me quedé con la otra, esa que ahora me acoje en su espacio.