21/5/09

Partir

Definitivamente creo que es momento de partir. Las manos estan demasiado cansadas, los suspiros ya no tienen destinatario y se han cansado de regresar a su remitente. Las hojas de los árboles ya no caen en la misma dirección, ya no se oyen las conversaciones entre el sol y la luna y las lágrimas de las flores se evaporan antes de poder acariciar la epifanía de su última morada.

Ya no queda nada, o muy poco más bien para una mente cansada, aturdida, dolida, insatisfecha y decepcionada de otras tantas merodeando por ahí. Qué equivocada estaba la vida en ese momento, qué equivocada quizás está ahora, o puede ser el mejor acierto de todos, pero solamente en unos cuantos más atardeceres con el perfecto tono naranja del sol quemando el horizonte se de uno cuenta de que es así. Por ahora todo lo demás se equivocó, no del todo, solo un poco desvíado de su origen, de las circunstancias de esas casualidades de la vida, porque alguien respondió un mensaje en el momento indicado y no un segundo antes o después. Porque ese día, justo ese día en que llovía sin cesar que hasta Dios necesitaba limpiabrisas se cruzaron dos palabras, dos, una o tres que cambiaron el curso de las circunstancias. De no haber sido por la maldita casualidad, esa desviación del tiempo, del espacio, esa idea fugaz que cruzó la cabeza en esa milimésima de vida desgastada en un paso hacia la izquierda, el cuál cambió el camino para siempre.

Si no hubiera sido por el bendito destino implacable de los astros y las pocas vías alternas del libre albedrío, todavía aún quedarían cosas entre las manos, algo para observar en el horizonte y voces que recordar por siempre. Ahora gracias los huracanes, el paso a la izquierda, las tardes interminables e imposibles, los suspiros sin destinatario y su muerte precoz y todo lo demás que va hacia adentro, no queda nada. Ya las manos están demasiado cansadas, con llagas de tantos años de esperar y no esperar nada. De tantos momentos de acercarse y alejarse para que igual nunca haya un punto medio sino una lluvia que lo arrastra todo. Tantos actos de fe como esos de existir por existir, de ser por ser, de seguir siendo porque es lo único que queda, sin pasado, sin futuro, solamente con un presente construído sobre las bases de que todo aquello que conspira realmente no lo hace, sino simplemente construye y deja todo ahí, al alcance de la mano.

Pero ya están cansadas de tener que ir, de estirarse y alcanzar lo poco que queda en frente, para decepcionarse luego y desechar aquello que agarran porque seguramente no hace parte de esta vida, de este tiempo, o simplemente está demasiado sobrestimado que ya carece de su propio ser. Ya están demasiado cansadas de sostener y esperar a que las sostengan, de dar y recibir dependiendo de los caprichos de la luna. Están cansadas de realmente haber perdido ese acto de fe que hacían que cumplieran su función sin preguntarse nada, ahora se preguntan todo y el por qué, sin recibir respuesta alguna.

Las manos son solamente una pequeña porción, esa que quizás ha trabajado más que el resto, se han hecho notar, sin subestimar que lo de abajo está más que cansado, ellos ya no piensan, no se preocupan, no se quejan, no opinan ni proponen. Ellos, los de abajo solamente siguen ahí porque no tienen otra opción, porque no pueden intercambiar lugares, porque han aceptado su fatal destino y simplemente van con las circunstancias, casualidades, con su propia fe de que pisaran otros terrenos, seguramente más promisiorios, que todos aquellos que han recorrido en busca de descanso. Ellos ya están más allá del bien y del mal, no hay dios ni ley, no existen atardeceres y poco les puede importar un atardecer más, ellos ya se dieron por vencidos. Todo lo demás quizás sigue en firme, no se ha desgastado lo suficiente y seguirán en pie de lucha, como los soldados que son esperando morir en la guerra si les corresponde.

Pero las manos, esas que tanto luchan, esas que son las que conocen personas, las despiden, las acojen, las rechazan, esas que siempre están en pie de lucha, se están cansando, están perdiedo todo aquello que las hacía lo que son y con ellas no queda mucha esperanza para lo demás. Sin el bastión y el poder que ellas dan, hacía adelante no queda más que esperar que a cada momento dejen de ser apacibles los atardeceres, dejen de interesar las discusiones entre el sol y la luna, que las lágrimas de las flores no dejen de ser más que casualidades del cielo, que los suspiros se exilien y que no queden manos para impedirlo. Aún más alla de que ellas se han cansado y perecerán pronto, hay algo más que se ha agotado definitivamente, que se repite y se repite y se mantiene con vida solo por el hecho de que es casi imposible negarlo, pero ha habido una revelación y es que eso que creía aún con vida no es más que una sombra, un fantasma que ha quedado por ahí perdido buscando todavía razones y no entiende que hace ya mucho tiempo dejó de existir. Y que todo aquello que sigue representando para muchos en vida, no es más que una anécdota de letras pegadas una tras otra que alguna vez formaron un sentido, pero que ahora más allá del cansancio de las manos, la insoportabilidad de los de abajo sigue luchando, sin darse cuenta que todo lo anterior, todo esto y todo lo que vendrá dejó de ser una casualidad, una circunstnacia, inclusive una excusa y es como tener una hoja en blanco en frente, aferrándose a la vida, pero ya es muy tarde, todo eso, aunque se ve ahí, ahora en este momento ha muerto de cansancio y de fe, y solamente espera, lo más pronto posible, el momento de partir definitivamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigo sin poder entender cómo alguien puede describir al detalle, como si escribiera al dictado de mi alma, sin tachones ni errores, lo que me ocurre..... Partir, de esa manera, tengo que partir, ya lo sabes, te lo dije.
Un beso.

Anónimo dijo...

Espero que tu "partir" no sea un abandono de tus escritos en éste blog, porque a mí, y a más personas seguro, nos gusta leerte.
Rantés dijo: "Doctor, yo no quiero que me cure, yo solo quiero que me entienda". Y para entender, es necesaria la comunicación.
Espero leerte de nuevo y pronto.