18/5/09

Los cuentos

Ha dónde se habrán ido los cuentos de hadas. Creo que muchas veces me preguntó que pasó con esas princesas esperando en los castillos a su príncipe azul o esperando ser liberadas de las garras de un dragón, generalmente no tan malo, y correr a los brazos de su salvador. Creo que ha muchos, sino a todos, nos vendieron los cuentos de hadas, desde la cenicienta, la bella durmiente, hits de su momento, hasta otros más o menos recurrentes, pero siempre con la firme idea del final feliz y de encontrar al príncipe azul y el príncipe a su princesa.

Quizás los cuentos de hadas no son lo suficientemente reales, pero tampoco lo totalmente falsos. Quizás es más bien nuestra idea de príncipe o princesa la que es errónea. Realmente en los cuentos de hadas y demás no hay una descripción real de la psicología de los personajes, solamente la situación en la que se encuentra cada uno y como el destino los une. Pero más allá de esto realmente no conocemos que es un príncipe azul o una bella durmiente. Los cuentos de hadas existen, y seguirán existiendo no solamente como cuentos sino como historias de la vida real que pueden llegar a concretarse. De pronto lo que estamos buscando en ese príncipe o en esa princesa son simplemente esas similitudes con aquellos cuentos, y el final feliz es claro imperdonable y no negociable.

Pero yo sigo creyendo en los cuentos de hadas, sigo siendo un príncipe buscando una princesa, puede que no sea tan azul, de pronto hasta un príncipe más bien gris, un punto medio, ni muy muy ni tan tan. Simplemente soy el príncipe que espera el final del cuento, y que evidentemente este final que es no negociable sea la recompensa a la búsqueda, a la lucha contra dragones, ahora sí reales, nefastos y muchas veces estúpidos que se quedan con las princesas y las ciegan y las envuelven en sus fauces, que muchas veces no quieren ser liberadas, generalmente podría decirse, pero que sin embargo uno en ocasiones quiere rescatar. Al final creo que todos, o la mayoría encuentran su príncipe y su princesa, aunque no se presentan como tal y muchas veces ni uno mismo quizás se de cuenta de ello sino tiempo después. En otros casos los dragones solamente quieren poseer princesas para seguir sintiéndose dragones y mantener el status de poder que representan. Muchas de estas princesas nunca serán liberadas y prefieren seguir bajo el yugo de un dragón nefasto, poco inteligente y que solamente posee ese nombre. Otras se liberan a sí mismas y saldrán en busca de su príncipe o por lo menos en no quedarse en las fauces de un dragón. Otras serán rescatadas o por lo menos despertadas por algunos príncipes que logren entrar en la cueva de esos dragones y hacerles ver a aquellas princesas que el mundo no sólo tiene dragones.

Los cuentos de hadas se dan todos los días, con hadas revoloteando entre las flores, entre los lugares que pisamos, en los suspiros que emitimos, en los buenos días que nos hacen reír, en las conversaciones que podemos tener con otras princesas o príncipes en medio del país de las maravillas que nos rodea. Los aromas, los sabores, las risas, hasta los mismos problemas a sortear hacen parte de este mundo mágico en el que vivimos dónde siempre hay castillos que defender, princesas que liberar, dragones a vencer, hermanas malévolas, brujas, magos y demás que hacen de nuestra vida un cuento de hadas.

Yo sigo creyendo en los cuentos de hadas, soy el príncipe de alguien afuera, y habrá una princesa para mí. Así como todos tienen sus príncipes y princesas sean azules, blancos, negros, o simplemente príncipes. Así las princesas sean Rapunzeles, bellas durmientes o cenicientas o simplemente princesas, esas que no rescata quizás más de lo que imaginan a diario de pantanos, ogros, brujas y magos. Ahora bien todos somos príncipes y princesas y hay dragones y magos y ogros y peligros y burjas y demás. Quizás lo único que cambia con los cuentos es que el mundo que nos rodea aunque tiene todos los personajes se mueve de manera diferente y no todos buscan princesas, no todas lo son. Ni todos son príncipes ni quieren o queremos luchar contra dragones que solo nos hacen perder el tiempo, ni queremos rescatar o ellas ser rescatadas y cada uno escribe su propio cuento, con los mismos personajes, pero quizás muchas veces sin el final feliz que en últimas todos y cada uno esperamos, solo que algunos de pronto aunque lo esperen no lo desean o simplemente no les importa adquirirlo. Pero todo esto no es más que un cuento de hadas, el cuento de cada quién buscando o encontrándose con los personajes de la historia derrotando o amando dragones, siendo brujas, magos, ogros, reyes o vasallos, buscando algún final, así al final no sea el final que uno quisiera leer.

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