14/10/09

No se que hacer con este mundo tan atribulado. He dejado las letras en los últimos meses para concentrarme un poco más en la vida actual que me corresponde, como dirían por ahí planificando para el futuro. Pero sin embargo sigo sintiendo esa congoja, constante, irritante y sobre estimada del mundo alrededor. Sobretodo ahora que me encuentro lejos, quizás con una perspectiva más objetiva si se podría llamar así, me doy cuenta con más fuerza de las congojas, quejas, reclamos y demás de ese pequeño mundo que dejé.

No escucho sino quejas, tiempos estáticos, y lo mismo de siempre. Ahora es cúando me doy cuenta de lo mal que esta la sociedad en la que crecí, ahora es cúando me doy cuenta del lenguaje repetitivo de la gente, de sus no consideraciones contra lo que sucede, sus verborrea contínua frente a todo. Lo más entristecedor de todo es que estando allá pensaba que bueno hay información de primera mano que uno puede dar sobre otro lado aunque los demás no lo sepan. Pero ahora estando al otro lado me doy cuenta que no es más que una terquedad por querer defender principios, ridículos, egocentristas y bastante infantiles, por tratar de defender lo que son, o lo que creen que son, sin ni siquiera conocer o vivir la experiencia.

Eso pasa en todos lados, no es que no haya encontrado aquí cosas por el estilo, pero definitivamente el tono, el lenguaje y la capacidad no se pueden comparar nunca con todo eso que dejé. Nada es perfecto en ningún lugar del mundo, eso lo tengo claro, a veces no sé si la gente lo tiene claro o solamente lo dice para no sentirse siglos atrás en la evolución, al menos tecnológica de la humanidad, porque de la verdadera evolución ni hablemos. Es increíble como abre uno los ojos cuando realmente puede ver las cosas desde otra perspectiva, como todo parce tornarse una sola cosa y al final todo importa igual o menos que siempre.

Siento que mi gente, hasta cierto punto en un pasado yo mismo, no ha hecho sino desperdiciar el tiempo en arengas, pensamientos y palabrería que no llegan a nada. No crean eso pasa igual en todas partes con la leve diferencia que el período de incubación de la palabra a la acción es millones de veces más corto que en el pequeño mundo en el que estamos acostumbrados a vivir, y por eso sobre valoramos, desvaloramos, sobre estimamos y subestimamos todo. Es una costumbre, va en la sangre creo yo, es algo que nos hace ser lo que somos y no otra cosa, desafortunadamente para muchos.

Siento un alivio pero al mismo tiempo un compromiso por reducir el tiempo de acción en cierta forma, en algún momento o en algún lugar, o al final adoptaré esa actitud tan marcada que tenemos y al final me importe un pito y deje todo tal cual como está. Soy completamente amocional a lo que pueda suceder ahora, solo observo y tomo notas, para mí mismo claro, es mi viaje, es mi camino, y lo que importa al final es el camino. Pero estoy cansado de escuchar las lamentaciones y tribulaciones, las quejas y reclamos que parece no me dejan en paz, lo leo, lo escucho, lo siento, y de alguna manera atraviesa el mundo para llegarme.

Que distinto es todo, es lo que pocos quieren ver, y al mismo tiempo que igual es todo, lo que menos quieren ver al final, parece sencillo pero sin vivirlo, sin saber cómo son las cosas nunca se puede decir nunca, porque es ahí, justamente ahí donde perdimos la oportunidad de nuestras vidas.

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