20/2/09

El futuro

Vamos día a día recopliando experiencias, de eso es lo que hablamos, contamos lo que nos pasó hoy, ayer o algún día en un pasado lejano o cercano. Nos nutrimos de esas experiencias para seguir adelante, para aprender o para olvidar o simplemente por la anécdota de tener algo que contar. A veces siento que no tengo nada que contar porque aunque como a todos me suceden cosas y las recopilo, y muchas veces las cuento en este mismo lugar o en medio de las sombras, pero a diferencia de muchos, recopilo cosas que no me han sucedido y quisiera que me sucedieran.

Es así como quizás algunos se han dado cuenta de cosas que he dicho por este medio que quizás no tienen mucha relación con nada. De una manera u otra puede ser cierto, no se atan, no tienen un hilo conductor que les de una razón para vivir. Pero en mi caso la razón para que vivan es quizás que no lo tengo, y no es que quiera tenerlo todo, pero ciertas cosas que no tengo si quisiera tenerlas y es por eso que las plasmo quizás sin mucha exactitud, ni siquiera para mí, pero son ideas, unas que se unen con otras en medio de la oscuridad de los deseos y de cada respiro que se transforma en una silueta que no conozco pero que se que existe. Es así como soy un recolector de mundos que no existen, o existen afuera de mí, en las miradas de otros, en las manos de otros, en las caras de otros, en el caminar, en las sonrisas, en las desgracias y en lo que rodea a los demás.

No es que quiera tener una vida ajena, no podría querer algo como eso nunca, quiero mi vida, la que tuve, la que tengo y la que tendré, pero no puedo quitarme de encima la vestimenta de que soy un ser que anhela cosas, que no se si llegarán o no, temprano o tarde, a mí. No puedo ser ciego ante el mundo, ya que hago parte de él como todos y además de mi sentido de perecepción y de mi posición de observador de todo lo que sucede. Quizás colecciono vidas de lo que quisiera tener, de lo que de alguna manera me gustaría vivir por unos momentos. No soy un relator de mi vida, no soy un relator de historias fantásticas que me han sucedido y que seguramente pueden parecer interesantes a todo el mundo. Mi vida es básica, sencilla, directa, sin ningún tipo de máscara o de condiciones extrañas en letra menuda al final del contrato. No, mi vida es una vida sencilla, quizás como muchos pueden determinar que su vida es, y quizás sea así, a la final toda la gente es exactamente igual en todas partes del mundo, la vida es igual aquí o al otro extremo, solo cambian los rótulos que les hemos puesto a esas personas y ellos a nosotros.

Los anhelos de los extraños quizás sean nuestras vidas, o un poco de las de ellos con las de nosotros, así como todos queremos una mezcla extraña, una fusión entre la vida que llevamos con un poco de la envidia, que todos tenemos, por algo que tienen otros alrededor. En mi caso no soy más que un recolector de mundos diversos, ajenos en ocasiones y en otras inventados no más, conjugando un poco de lo que veo, me cuentan, me invento y quisiera tener, para así crear anhelos, crear una vida paralela, un universo diferente en el cual pueda sentir que tengo otra vida, para no perderme demasiado en ésta y seguir adelante. No sé si todos, comienzo a creer que sí, es lo que anhelamos, creamos un universo paralelo que nos hace bajar un poco el estrés de vivir en el mundo en que vivimos, y es por eso que hacemos un collgae de todo aquello para tenerlo bien guardado en nosotros y que haga parte de algo que se haga realidad o simplemente la ilusión de que existe un mundo diferente al nuestro que puede ser posible y eso nos tranquiliza.

Es por eso que quizás ni siquiera escribo mi vida, ni nada cercano, quizás ni siquiera soy yo el que escribo sino el yo que quiere algo que yo no tengo pero quisiera tener. Recopilo todas aquellas cosas que otros dejan volando por ahí, las capturo en el aire y las acomodo a una realidad más cercana a la mía, sin ser la mía realmente, sin ser de nadie. Es como la libertad que hay de poder escoger de todos lados lo que uno quiere y esta a la mano de todos, pero al final no le pertenece a nadie, ni siquiera a los que lo poseen. Yo no quiero otra vida, no quiero una vida específica, ni quiero armar o que me armen una vida, pero colecciono lo que no tengo y me gustaría tener, lo que espero para el paso siguiente, para el nuevo mundo en frente, para los días, meses y años por venir. Yo colecciono todas esas cosas que hatsa otros han desechado y las armo a mi gusto, las expreso a mi gusto. Pero no tengo nada que contar, no tengo nada interesante que decir porque todo eso quedó en el pasado, el presente se parece mucho o ha cambiado poco, o simplemente no me he dado cuenta del cambio y el futuro es todo aquello que desconozco, pero que construyo sin saberlo día a día, y trato de implementarle eso que no me pertenece para tratar de imaginarlo diferente al que percibo ahora, quizás sin ningún motivo verdadero o simplemente por jugar a ser Dios con lo que no me pertenece.

Pero colecciono y recopilo todo eso que ustedes y otros desechan o tienen y no aprecian, como siempre pasa, y me dedico a crear cuadros pintorescos con todo aquello que no sería más que una vida perfecta, aburrida y sin ningún sentido a la final con respecto a lo que realmente significa vivir. Pero hasta ahora he descubierto que es una anestesia que de alguna manera minimiza el dolor de muchas cosas y el inventar la vida de todos y de nadie con retazos de todo aquello que hay en el mundo, hace que al final el mundo sea más placentero y inevitablemente soportable.


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