26/7/09

Sueños y divagaciones de un miedo perdido que se incremente

Se me olvidó lo que iba a decir, es de esas cosas que pasan, como la brisa con olor a que el tiempo se va marchitando y pudriendo en medio de tantas vidas unidas por un hilo tan fuerte como el sonido de la hache. Ayer recordé muchas cosas, o quizás me las inventé, suele pasar que a veces uno hasta se inventa recuerdos para no querer recordar que uno es lo que es gracias precisamente a los recuerdos palpitantes en el fondo del alma, y no de esos que uno quisiera tener.

No recuerdo que recordé, pero sé que casi todo hacia parte de la misma historia, quizás con menos drama, a medida que pasa el tiempo el drama disminuye, pero otras cosas aumentan. Solamente sé que recordé haber tenido otras cosas, más, a las que ya tuve y tengo. También creo recordar que soñé con el futuro cercano, tratando nuevamente de moldear los recuerdos del futuro que aún no llega, esos que ahora quiero tener. Por lo tanto recordé que inventé los recuerdos que tendré dentro de poco tiempo, en medio de esas pinceladas de imagen quizás soñé un poco. Y son los sueños los que al hacernos seguir creyendo en esto que se llama vida y esperar porque se cumplan, también nos llevan a los caminos de la decepción. Eso de la imagen es muy malo, todo eso que ahora parece una pantalla del telvisor en nuestros recuerdos no es más que el cruel juego de lo ideado frente a lo idealizado y lo real. Tantas cosas no cambian, pero otras hacen demasiado ruido y cambian.

Por ejemplo el miedo sigue latente, es un miedo con más experiencia, más maduro y enfrentado a otro tipo de miedo del mismo miedo. Pero el miedo prevalece, se mantiene, quizás sea como tener un corazón, no hy manera de quitarselo, sino se muere uno. Es así como yo percibo ese miedo que crece, no de tamaño, sino crece con uno, a medida que uno se hace más viejo igualmente el miedo se hace más viejo, con más experiencia, quizás por eso no deja uno de sentir menos miedo alguna veces sino más, ya que la experiencia hace que el miedo se de cuenta que todo casi siempre es peor de lo que debería ser, o que el resto del mundo simplemente es el resto, pero no el mundo, porque a la mayoría le cuesta cargar con la responsabilidad de vivir en el mundo.

No recuerdo que imaginé ayer que quería decir, creo que no estoy ni cerca de lo que originalmente queríar decir, o de pronto si, tengo esa sensación de incertidumbré purgatórica de estar y no estar en todos y en ningún lado. En medio de tanta incertidumbre al menos algunas cosas están claras, aunque igualmente la triste realidad y el miedo, sobretodo éste, quizás opaquen esos sentimientos de que no todo puede ser igual en todas partes, que algo debe de haber diferente, que algo tiene que cambiar, que no todo esto es solamente lo que existe. Pero muchas veces ya quizás esas utopías, que también hacen parte de esos sueños de algo que vendrá, demuestra que todo eso no es más que un espejismo y que tarde o temprano todo esa lucha no será más que otra guerra perdida, porque no creo que sea el único que la ha luchado, la lucha y la luchará, y que quizás deba bajar lo brazos y simplemente esperar siempre menos, y esperar lo que todos esperan, lo que muchos ya saben, entrar en esa resignación, esos suspiros que son tan mudos como la hache, que nunca nadie, ni el mundo mismo, el de verdad, escuchará jamás, y simplemente seguir, como muchos y en parte pedazos de uno, en el mismo camino, siguiendo la misma senda, y esperando lo mismo. Nada, al final no esperar nada, porque no hay nada que esperar, todo pasó, todo se inventó, todo fueron sueños o recuerdos inventados de una vida que nunca sería nuestra ni de nadie, simplemente porque esa es la manera en que al final las reglas del juego están determinadas, es lo único que nos hace seguir sin saber a dónde iremos a parar.

Ahora, siempre espero, porque hay un retazo de mí que siempre ha estado en el mismo lugar esperando a que deje de pasar tanto aire, que deje de ensordecer el silencio y que los recuerdos ideados no sean solamente eso, que el miedo al pasar el tiempo decaiga en vez de madurar al tiempo que uno lo hace, o estancarse que es peor, y que todo sea ese mal sueño, ese que parece eterno pero que en realidad es de solamente unas pocas horas, y despertar en el mundo real, el que si se debe llamar así, y recordar todo esto como un mal rato. Sin embargo queda el plan b, y es resignarse a la hache, a ese sonido mudo ensordecedor de tener que simplemente mirar hacia adelante y echar a andar hasta que se nos acabe el camino.

No me acuerdo que era lo que quería decir, y me queda la sensación de que estoy lejos de la idea original, tal vez este es el rezago de mis sueños, de eso que soñe que decía sin saber porque. Igual todos estamos unidos por un hilo tan fuerte como el sonido de la hache, que aunque no lo crean es el sonido más fuerte que existe, pero a su vez es el hilo más delgado jamás construído, ese que se rompe fácil, ese que está quebrado en miles de millones de pedazos, ese que de alguna manera quizás ya no exista.

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