14/11/08

CTRL + ALT + DEL

El amor, ese sentimiento tan complejo, complicado, completamente inentendible, inesperado y adictivo que sentimos. Ese sentimiento que nos sube al cielo y cuando se termina nos hace morder la tierra y caer en profundos estados de negación y de actitudes negativas frente al mundo y a él mismo.

Siempre que salimos de una relación, por el motivo que sea, pasamos por un duelo, dependiendo de la persona éste puede ser largo o corto, con pataletas, lágrimas, borracheras, insultos, negaciones y demás ingredientes que le dan color a esa sensación de abandono y de no sentirse querido. Luego de esta etapa biene el sentirse reconfortado, generalmente por uno mismo aunque los amigos en esta etapa ayudan mucho, pero vivimos la etapa del sentirnos mejor, del decir que ya no nos importa, de que comienza una nueva vida y que de aquí en adelante todo va a mejorar y a cambiar, que nosotros vamos a cambiar.

Supongo que muchos psicólogs y científicos han estudiado las causas del amor, las causas físicas y mentales que nos hacen sentir algo por alguien y evidentemente también habrán intentado entender el desamor y el por qué sucede. Dentro de los términos científicos pueden exisitir miles de razones y de procesos químicos que ocurren en nuestro cuerpo que causen lo uno y lo otro. Pero realmente a nosotros poco o nada nos importa eso que sucede, lo sentimos y ya, no se puede explicar y simplemente se enamora o no. Ahora no se trata de desenmascarar los secretos del amor y el por qué uno se puede o no enamorar de aquella o aquella otra persona y por qué no de tal otra. La idea es más bien ver porque luego de que pasa el amor y estamos en esa montaña rusa de emociones cuando todo se acaba y nos bajamos del juego comenzamos a decir y a actuar de mil maneras diferentes, prometiéndonos a nosotros mismos que jamás volveremos a hacer lo mismo, cometer los mismos errores y demás.

Es curioso ver que de alguna manera cada vez que una relación se trunca viene el período de cambios, el ego hablando, y de cómo vamos a cambiar y cómo no vamos a volver a creer en eso que nos dijeron y en eso que hicimos, etc. De alguna manera todos cambiamos con el tiempo, estemos o no involucrados con alguien, siempre cambiamos con el tiempo por todas las circunstancias de un mundo completamente enloquecido que nos hace cambiar a la fuerza o porque simplemente eso hacemos. Ahora después de un shock o un tipo de cambio radical como el terminar una relación es obvio que queramos cambiar partes de nosotros, comenzar a cambiar hábitos, formas de vestir, de vernos, actividades, etc, para sentir que todo quedó atrás y somos una nueva persona. En el fondo todo esto es válido para distraer a la mente que es la que al final nos condena, y eso es bueno, pero también si dejamos de hacer todo eso algo ya ha cambiado en nosotros y aunque no nos demos cuenta inconcientemente algo ya no es igual.

Luego de este proceso de decidir o de decir que vamos a cambiar y demás entonces viene el proceso de negación, de cierta manera, en el cual decimos que no vamos a volver a caer en lo mismo, que aprendimos de nuestros errores, que ya no somos ni caeremos en la misma red en la que hemos caído. En este punto es en el cuál me parece más curiosa la actitud tanto de hombres como de mujeres, no sólo por como se dice y se actúa de otra manera sino como la gran mayoría no pueden mantener una posición honesta y real de lo que dicen.

A muchos, incluyéndome, les he escuchado decir ya no volveré a caer en lo mismo, no vuelvo a creer en esto o en lo otro, no vuelvo a fijarme en hombres o mujeres de esta u otra manera, quiero algo diferente, quiero cambiar, etc. Todo esto esta muy bien, uno se evalúa, uno piensa que salió mal, que hay que cambiar que hay que hacer, etc, pero en el momento de la verdad cuando nos encontramos de nuevo ante la situación de conocer a alguien que nos atrae, no importa las razones, se nos olvida todo eso, olvidamos todo aquello que gritábamos a los cuatro vientos, lo borramos como si nada y volvemos a caer exactamente en el mismo juego de siempre, ya sea el que conquista o el que se está dejando conquistar. Para ambos lados es igual, a los que no nos funcionan los métodos de conquista variamos algo o decimos que vamos a hacer todo diferente, cuando está esa persona que por alguna razón nos gusta frente a nosotros, puede que cambiemos algo, pero recurrimos de nuevo a los viejos métodos que antes utilizabamos y caemos en el mismo círculo de siempre. Siempre que acabamos una relación agotadora nos repetimos que no vovleremos a dejar que eso suceda, que ya vivimos esa experiencia y no nos gustó, luego de que nos volvamos a involucrar con alguien es como si nos borraran la memoria y caemos en el mismo juego de siempre cometiendo no siempre los mismos errores, pero si unos nuevos combinados con algunos que nos juramos nunca más repetir, y ahí estamos de nuevo.

Todo esto quizás se debe simplemente a que nos engañamos a nosotros mismos después de terminar una relación, solamente porque necesitamos una droga que nos haga sentir bien y nos quite el dolor, y así es como nos tratamos de convencer que nunca más pasará esto o lo otro. Pero la verdad es que somos adictos al amor, y más que al amor al dolor que éste produce, porque el amor duele, siempre duele. Aunque no lo crean inclusive el amar tanto duele, puede que duela de otra maera, pero duele profundamente y mucho, así como el que no nos amen o nos dejen de amar duele en otros niveles. Pero somos adictos al dolor que produce el amor, no tanto al amor como concpeto en sí. Somo dependientes del amor, de estar con alguien, de sentir que estamos ahí con una persona, de sentir que importamos por alguna razón idiota, y eso nos gusta, nos gusta esa dependencia y ese dolor que nos causa cuando nos aman o no nos aman mucho. Luego de terminar entramos en el período de abstinencia y por eso tratamos de curar el dolor negándolo.

Realmente todo lo que nos decimos en un gran porcentaje es solamente por decirlo, en alguna medida si cambiamos, porque todo nos cambia con el tiempo o en situaciones instantáneas, pero todo lo demás no es más que paños de agua tibia para hacernos sentir mejor y creer que todo va a ser diferente la próxima vez. En aspectos generales las cosas siempre son diferentes, las personas son diferentes y nos cambiamos de círculo o nos metemos en diferentes medios que nos hace conocer otra gente y nosotros mismos vamos cambiando y eso hace que en el panorama general todas nuestras relaciones sean diferentes. Pero en el fondo la esencia se mantiene, somos adictos a ese dolor que nos causa y de alguna manera a causarle dolor a alguien inclusive por quererlo tanto. O no creen que puede llegar a dolerle a alguien el hecho que le digan que lo aman más que a su propia vida, cuando la otra persona solamente lo quiere a uno. Eso puede doler, puede llegar a hacer sentir a la otra persona mal consigo misma por no amar como uno lo ama, y eso hace parte de esa adicción.

Ahora hay otra circunstancia que es quizás un síntoma adictivo más grande aún y es el hecho de no dejar de consumir la droga del amor por algún tiempo. Hay personas que no terminan una relación cuando ya están entrando en otra y se mantienen siempre con alguien detrás que si se acaba una relación saben que detrás llega la otra. Esto es aún más preocupante ya que no hay tiempo ni siquiera de darse golpes de pecho y prometer que nunca más pasará una situación similar. En este caso no hay lugar para el cambio o al menos de ser concientes de él, sino que se está pasando de amor como si fuera cambiarse de ropa y es una forma de huir de uno mismo y de volverse adicto de manera realmente preocupante a no estar solo. Esta situación es muy recurrente aunque no se crea, pero lo más preocupante y triste de la situación es cuando se vitorea que se va a tomar un tiempo en soledad, que no quiere saber de nada ni de nadie, que eso de las relaciones no más y demás cosas que se puedan decir. Puede pasar un tiempo, quizás por mucho un mes y de nuevo los encuentra uno ahí, jugando a hacerse daño, a volver a drogarse con ese dolor que le causan y que causa y se olvidan de todo lo que han dicho antes.

Los seres humanos somos extraños, porque muchas veces creo que no se piensa lo que se dice o decimos cosas que realmente no creemos y quizás somos hipócritas con nosotros mismos por alguna razón que no comprendo. Quizás ni siquiera pensamos lo que hacemos, y nos hemos vuelto dependientes de un sistema cualquiera, hemos sido absorbidos por un ritmo de vida inútil, sin sentido, pero que és lo que mueve al mundo. Nos hemos dejado llevar quizás por lso estereotipos más cliché de todo lo que nos rodea y aunque no queramos admitirlo nos hemos convertido en ellos porque en el fondo lo deseamos así de dientes para afuera lo neguemos. Yo puedo decir que he cometido el mismo error que todos, y he dicho muchas cosas que a la final se me olvidan y hago de cuenta que nunca las dije. Pero en este último año en el que realmente estoy en búsqueda de esa droga pero de otra manera, me he dado cuenta de todo lo demás que pasa alrededor y que de alguna manera me he dado cuenta que es en alguna medida patético y triste.

Creo que todos volveremos a caer en la misma adicción y en el mismo juego, es imposible no hacerlo ya que pareciera que nacieramos adictos a él, pero si creo que deben haber momentos de pensar, realmente pensar, detenerse, mirar y evaluar todo lo que ha pasado y cómo nos afecta para luego poder tomar la decisión de seguir jugando a ser adictos, pero bajo otras reglas. Nadie dice que el juego del amor sea malo, de hecho quizás cuando realmente es puro es lo único que nos hace humanos, porque en lo demás muchas veces dejamos mucho que desear, y no esta mal ser adictos a él, pero es importante realmente tratar de evolucionar dentro de la misma adicción e ir un paso más allá siempre, para no seguir jugando a lo mismo, que es por eso quizás por lo cual las relaciones hoy en día no fundionan como deben, ya que no tienen fundamentos fuertes, reales, para que las cosas tnegan un curso y sean perdurables, sino que se pasa de una cosa a otra como cambiar de ropa interior y no hay espacio para evolucionar. Todos somos adictos, y no sólo al amor y el dolor que nos puede o que podemos causar sino a muchas otras cosas de nuestro entorno y no me refiero a drogas, alcohol y demás, sino a otras cosas que quizás no reconocemos pero ahí están.

Para mí todo este juego es absurdo, porque realmente no sabemos jugarlo sino somos adictos a él, que es muy diferente y nos hemos dedicado a salir y entrar en el juego como si nada pasara, pero en el fondo si pasan muchas cosas que no queremos ver y observar y poco a poco algunas van saliendo a la superficie y de a poco quizás nos vamos puliendo o quizás madurando. Pero el amor es de esas cosas que pareciera nunca maduraran y se quedara estancado siempre, porque entramos siempre en el mismo juego de decir que no volveremos a hacer, y terminamos de nuevo haciéndolo una y otra vez, tal vez cambiando un poco y algunos detalles importantes con el tiempo. Pero la verdad es que siempre que caemos en el juego, porque nos dejamos deslumbrar por tantas cosas que vemos que nos llenan los vacíos lo que hacemos es CTRL + ALT + DEL, y reiniciamos el sistema, como si nada hubiera pasado.

No hay comentarios: