4/11/08

Desaparecido

Me encontré, dí muchas vueltas hasta que finalmente volví al mismo punto en dónde dejé la sangre en el río, aquél que me vio nacer y morir tantas veces entre las lágrimas de los árboles y el arrullo de la luna empedernida que no cesaba de susurrarme al oído los nombres de las sombras que han pasado por mi vida. Desaparezo, y vuelvo a perderme en la inmensa niebla de las voces del olvido, esas mismas que me han hecho ir y volver una y otra vez haciéndome olvidar el destino, que cada mañana aparece por mi ventana y se rie y se jacta de su privilegiada posición.

Soy el olvido que recuerda día a día los pasos andados, esos que se han hundido en la arena y que han dejado huella, esos que se han hundido en el barro y han luchado desesperadamente por salir a flote cada vez que el aire los ahoga. Soy el olvido que recuerda tantas memorias de dolores, de alegrías y tristezas que han desaparecido con el paso del tiempo, en medio del destino que se lleva y trae el viento. Soy un desaparecido en busca de encontrar de nuevo un camino, o en su defecto seguir desapareciendo entre las palabras necias de aquellos que se cruzan en mi camino.

Y si sigo andando en medio de la niebla no será para encontrarme de nuevo, sino para seguir andando en el mismo círculo, ese que duele en medio del pecho, ese que añora, ese que olvida, ese que recuerda, ese que camina una y otra vez, en medio de paños de algodón duros como la indiferencia de los árboles, de los corazones amargos y de todo aquello alrededor. No quiero seguir soñando, no quiero seguir anhelando, quiero detenerme y simplemente respirar y ser, ser un desaparecido más en medio de la frivolidad de aquellos que se consideran hombres, esos que caminan para ninguna parte, pensando y pensando sin llegar a ninguna parte.

Quiero ser la sombra aquella que te guía, que te espía, que te odia y te ama, esa que siempre estará ahí, vigilante, en silencio, olvidando en medio del humo de los cigarrillos y dibujando en el aire con el el viento las siluetas de todos aquellos que me atraviesan. No quiero ser más que el círculo vicioso de seguir y seguir en el mismo punto, desaparecer y aparecer siempre igual, siendo siempre el mismo, aunque cambiando un poco. Quiero que me recuerden como los silbidos del viento, el susurro de las hojas, el olvido que recuerda y regresa una y otra vez. No quiero detenerme pero no puedo continuar, soy un desaparecido más en medio de las manos de los mortales, soy un olvido diluido en medio de palabras cándidas y de miradas de odio. Soy parte de la vida de todos y no soy nadie, solamente un instante entre la noche y el día, entre la primera gota de lluvia y tu boca.

Soy un desaparecido que se ha vuelto a encontrar, en el mismo punto, sin ir hacia atrás o hacia adelante, soy el desaparecido que siempre lo ha sido, el que añora, el que sueña, el que ama y el que odia siempre, ese mismo que has olvidado, ese mismo que he olvidado, ese mismo que hoy se ha encontrado, perdido como siempre, en medio de un tumulto de lenguas sin sentido, que no hacen más que expulsar sandeces que no me tocan, pero que están ahí, deteniéndome entre este paso y el siguiente, siendo un desaparecido más, porque no todos somos iguales, aunque iguales sean casi todos.

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