26/3/09

Todas las hojas son del viento

La vida se trata de hacer nuevos recuerdos. Es una frase que alguien dijo y ahora no recuerdo quién, pero se me vino a la cabeza al pensar cuáles son las reales razones que uno tienen para vivir. Puede haber muchas, evidentemente dentro de cada ser existe su razón de vivir, o por lo menos lo que creemos son razones para vivir, crecer, casarse, reproducirse, morirse, tener una "buena" vida o una "mala" vida, dependiendo de lo que eso signifique para cada uno y tratar de dejar algún legado para alguien o para el mundo. Todo esto como dije anteriormente depende de cada quién, de lo que crea creer y de lo que sienta.

Pero esa frase es muy cierta, realmente lo que todos tenemos en común aparte de querer casarse y hacer familia o de estudiar y ser alguien útil o de dejar un legado, son nuestros recuerdos. Nuestros recuerdos es lo que todos tenemos y lo que todos creamos a diario o por lo menos de una manera constante. Los recuerdos son quizás las huellas digitales, al prueba viviente en su momento de que existimos, de que tuvimos una vida, sea cual sea, pero que estuvimos, conocimos, hablamos, sentimos, lloramos y compartimos con los semejantes. No solamente se trata de los recuerdos como tal, no lo veo tan sencillo, y a la vez no es tan complejo. Nosotros como seres humanos nos hemos caracterizado desde hace algunos siglos de creer que somos los dueños y amos del mundo, y en muchos casos del universo ya que el concepto de un dios, sea el que sea, es muy de dientes para afuera y un poco de dientes para adentro y así todos creamos en un ser superior la mayoría del tiempo no estamos atentos a él, sea quien sea. Es así como nos creemos los dueños y los que hemos forjado lo que llamaos civilización, e historia y demás cosas que nos enseñan en la vida o vemos en televisión en documentales o películas y demás.

Pero realmente a mi modo de ver nosotros, cada uno, no es lo suficientemente importante, en la manera en que somos la mayoría, para pretender semejante capacidad. Cada uno no es más que un grano en la inmensidad de la vida y cualquier vida, sea la de Einstein, Mozart, Beethoven, Picasso, etc, etc, no es más que una milésima de segundo en la historia del universo, por lo tanto son completamente irrelevantes, hayan hecho lo que hayan hecho. Pero mi itnención no es discutir logros o obras maestras que innegablemente han permanecido en la historia de la humanidad, esa es una manía que tenemos y por eso están ahí, pero eso no tiene nada de malo, porque la historia así como nuestra vida se trata de hacer recuerdos.

Nuestros recuerdos son el arma, pienso yo, con la cuál nos podemos desenvolver en el mundo, es la manera de entablar conexiones con la gente por contar algo que pasó hace mucho tiempo, quizás en común o cercano a lo de otra persona. Es la manera de reunirse después de muchos años y hablar de lo idiotas que éramos cuando adolescentes, rememorar las locuras, las idioteces, las primeras veces de muchas cosas y así sucesivamente. Nuestros recuerdos es lo que tenemos para sentir que tenemos vida, quizás al estar enclaustrados creamos recuerdos para nosotros, esas cosas que no se le cuentan a nadie porque no tienen una trascendencia en el tiempo para nadie, es tiempo perdido. Cuentan para nosotros, claro, nos ponen a pensar, reflexionar, tomar decisiones para seguir creando recuerdos que nos permitan mantenernos con vida, algo que podamos decir en muchos años a alguien, anécdotas que contar, cosas que decir.

Nuestra vida quizás se basa en recuerdos, toda nuestra vida se basa en crear algo que haya pasado, retenerlo para tenerlo como un tesoro preciado que nos permita abrirnos paso en el mundo, eso que romperá el hielo como se dice comunmente, eso que quitará el velo y nos permita conocer otros recuerdos de otra persona. Nosotros no conocemos sino recuerdos de la gente, siempre que conocemos a alguien conocemos lo que esa persona retuvo, lo que se le quedó por el motivo al que esa persona le llamo o no la atención cierta cosa. Los recuerdos son nuestra manera de estar vivos, sin recuerdos seguimos siendo lo mismo, una microscópica partícula sin importancia en el mundo, pero completamente aislados y sin la capacidad de compartir con los demás. Los recuerdos son lo que somos, no somos ni siquiera el presente porque el presente ya es un recuerdo más y el futuro se forjará en esos recuerdos y cómo afecten las decisiones a tomar, que ya de por sí son un recuerdo, hacen parte de nuestro destino.

Creo que nos damos demasiada importancia personal, creemos muchas cosas, sentimos muchas cosas, hablamos de muchas cosas, decimos y criticamos, la verdad todo eso no es más que nuestra manera de tener contacto con eso desconocido, eso que está afuera, lo que vemos pero no conocemos pero queremos tener cerca. Nada de eso igual cambiará, seguiremos pensando en hacer algo útil para la sociedad o así sea solo para nuestras vidas. Seguiremos pensando en protocolos y patrones que seguir porque creemos o nos han hecho creer, y muchos realmente creen, que ese es el camino a la felicidad o a lo que se supone es el desarrollo de la vida. Nos seguiremos equivocando y eso creará otro recuerdo, y los aciertos también crearán muchos recuerdos. Y la conversación con nuestros amigos, y los besos de nuestra pareja, y las peleas, y los viajes, y los días lluviosos y todo lo demás que no son más que imágenes, no reales, del mundo exterior que percibimos como hemos aprendido a hacerlo. Y todo es un eterno recuerdo, un legado de algo que pasó, o sea que en términos reales no tiene porqué tener una importancia mayor a ese suceso en el pasado, pero la tiene, porque eso nos conecta con el mundo, las fotografías, estos escritos, nuestras obras, lo que dejamos en nuestor hogar o lugar de estudio, esa imagen, falsa, idealizada, de lo que somos es lo que hace que tengamos una historia, que podamos recordar que hicimos algo, que nos haga sentir que hemos vivido. Sin eso nos damos cuenta que no somos más que otra hoja que se lleva el viento de un lado para otro y que pasa como pasan todas las demás al lado, debajo, encima y eventualmente así como muchos recuerdos, muere y se olvida.

23/3/09

Círculos

Todos estamos encerrados dentro de nuestros propios miedos y traumas, así la mayoría del tiempo no nos demos cuenta de la mayoría de ellos. Pero como seres humanos que crecen dentro de un tipo de sociedad normal, y me refiero a ese tipo de sociedad en la que vivimos que se podría denominar de esa manera, tenemos algún tipo de problema con nosotros mismos y contra el mundo. Creo que eso no es nada nuevo para nadie, tenemos cosas que nos molestan del alrededor, cosas que le molestan a la gente de alrededor y cosas que nos molestan de nosotros mismos en la manera en como nos desenvolvemos con nuestro ambiente.

Obviamente la causa más directa es el anclaje y el tipo de traumas que tenemos guardados, generalmente inconcientemente, por algún tipo de acontecimiento que nos marcó en algún momento de la vida y que bloqueamos conscientemente. Crecemos y nos desarrollamos manteniendo ese trauma o esos miedos dentro de nosotros y nos forjamos como las personas que llegamos a ser. Pero alrededor y en nuestra vida cotidiana todo el tiempo están presentes esos traumas y esos miedos que se manifiestan de diferentes maneras. Una de ellas son los medios y las cosas que constantemente buscamos en las personas con las cuales nos relacionamos. Muchas veces en estos casos siempre nos repetimos el por qué nos tocan cierto tipo de personas para el trabajo o por qué cierto tipo de personas se fijan en nosotros y el por qué siempre este tipo de relaciones nos resultan dramáticas y complicadas y muchas veces no se dan. Doy este ejemplo porque es quizás el que más describe mi situación y la de mucha gente que me rodea, cosa que no había percibido hasta hace unos momentos por algo que alguien me dijo.

Creo que estoy y muchos estamos sumergidos en una conducta podría decirse autodestructiva en la cuál estamos buscando siempre lo mismo inconscientemente, y así conscientemente no lo queramos atraemos siempre como el mismo tipo de situaciones y personas a nuestras vidas. Esto podría hablar un poco de lo de la ley de atracción, pero no quiero ponerme muy esotérico con ese asunto, así que lo tomaré solamente por la conducta, evadible, que tenemos para ciertas cosas. En casi todos los casos creo yo puede se runa conducta de buscar la falta de algo que no tuvimos, afecto materno o paterno, una figura en la casa, falta de disciplina o demasiada disciplina y quizás por eso buscamos un tipo de persona o que la supla o que se deje manipular para el exceso o la actitud que tomamos frente a eso que nos hace falta.

No creo que busquemos siempre alguien que supla algo, muchas veces lo que queremos es descargar eso en alguien que creemos o queremos que no tenga eso que tenemos para dar. Evidentemente todo tipo de acto humano o relación humana tiene dar y recibir, es una relación supuestamente bastante equilibrada y uno busca algo que no tiene que alguien le de y viceversa. Pero en términos más concretos esa falta o exceso de algo que queremos desesperadamente llenar o dar nos lleva a tener patrones de comportamiento que no son para nada buenos. No puede llevar por ejemplo siempre a buscar personas débiles, o demasiado maternales, que se comporten como lo que no tuvimos que se comporten sea en exceso de algo o falta de algo, y es por eso que ese tipo de interacciones resultan siempre dramáticas, no saludables y realmente dañinas. ¿La razón?. Bueno exactamente no la sé, pero si creo que se debe a que en realidad nos enfocamos solamente a eso, a eso que buscamos por alguna razón y cuando nos damos cuenta la realidad es muy diferente, porque esa otra persona tiene otras miles de características que igual forjan otro tipo de imagen ante nosotros, pero quizás es ahí cuando todo se vuelve un drama, empezamos a querer buscar errores, defectos, cosas que no nos gustan porque queremos inconscientemente exactamente algo de qué agarrarnos y que eso predomine sobre lo demás. Cuando nos damos cuenta que eso no es así comenzamos a irritarnos con nosotros mismos porque no es lo que queremos, no es lo que buscamos, pero sin embargo creamos ya una dependencia a eso que es difícil salir de ahí y eso genera luega todo el drama y el trauma cuando por una u otra razón las cosas no salen bien.

No todo es negativo, creo que también existen conductas positivas que se vuelven costumbre pero que de alguna manera prestan un servicio a los demás, nunca propio, sería demasiado ególatra y para nada constructivo, y se vuelve también un comportamiento circular que nos lleva, podría decirse que canaliza lo negativo, y nos saca muchas cosas en pro de los demás. Desafortunadamente este tipo de conductas se generan a otro nivel y como conducta opuesta a lo demás está enfocada a otros resultados y otro tipo de situaciones, y claro no existe el drama que conllevan los otros comportamientos. Al final creo que somos seres de hábito adquiridos, porque de los instintos naturales quizás el sexual es el que mantenemos, porque de supervivencia y demás creo que poco ya que estamos completamente conectados a cosas sin vida que creemos nos mantienen con vida. Así que todo lo que somos lo adquirimos, algo será genético y mucho por parte de la educación recibida, pero mucho es todo eso que nos callamos que nos pasa, eso que no queremos contar, esas cosas que nos carcomen, esas cosas que muchas veces ni siquiera nos pasan a nosotros pero lo vemos y nos causa una marca.

Somos de una cantidad de experiencia, a un subnivel, que nos afecta más muchas veces que la experiencia directa, y forja todas esas conductas, erróneas, que nos llevan a tener ciclos eternos en los que nos sumimos. Todos y cada uno los tiene, menos o más evidentes que otros y pocos o muchos dependiendo de muchas cosas, pero cada uno de los seres del planeta los tiene y los tendrá. Hay que tratar de romper esos círculos, salir de ellos, intentar siempre probar otras cosas, confiar a veces en lo desconocido y no apegarse a cosas que creemos son buenas para nosotros. Debemos romper un poco la terquedad que nos caracteriza e intentar ver por otra ventana, eso sí sin nunca abandonar eso que somos, porque al fin y al cabo todo eso que es malo de alguna manera igual nos hizo lo que somos y eso es igualmente valioso, lo importante es siempre tratar de ir más allá, ser como una especie de super hombre a la manera Nietzche y tratar siempre de mejorar por nuestro bien y porque eso también se convertirá en una conducta para todos los demás que nos rodean.

21/3/09

Opiniones

Una entrada corta, digamos más un anuncio social y una voz de protesta. Por alguna razón ayer en medio de mi insomnio, que ha regresado nuevamente, me encontré con un canal de esos de la empresa Telmex, valga la cuña. Uno de esos canales comunitarios en dónde hacen algunas entrevistas a personajes, hasta ayer desconocidos y cualquiera, bastante interesantes. En esa entrevista de ayer, un programa igual repetido de quién sabe que fecha, estaban entrevistando a la mujer Cafam del año. Supongo que muchos de ustedes han escuchado hablar de ese premio que se otorga un premio a una mujer que trabaja en cualquier parte del país por su servicio y ayuda a personas necesitadas, necesidad de cualquier tipo no solamente económica como muchos puedan pensar. Realmente no recuerdo el nombre de la entrevistada y admito que no ví toda la entrevista que además ya iba por más de la mitad.

Todo esto no es más que simplemente una reflexión y una opinión personal, acerca de cómo este tipo de premios, que no solamente deben existir en un país como el nuestro, deberían tener más difusió e interés por parte del público en vez de tanto premio mediocre y tanto premio mediático como Óscares, Grammys, Emmys, Globos de Oro, Shock y demás, que a la final no son ni siquiera premios sino una retribución del negocio para ellos mismos por hacerles ganar ciertas sumas de dinero por ciertas películas o discos y demás que se han vendido a través del año. Creo que ya todos saben que los Óscares, Grammys y demás no son realmente premios, pero bueno por si acaso, uno nunca sabe. Igual sé que nunca va a suceder que el premio a la mujer Cafam del año, que igual se transmite en algún canal en diferido, tendrá el boom que pueden tener los supuestos premios Tv y Novelas, que creo que ya se pasa de ridículo teniendo en cuenta que pertenecen a RCN y obviamente los premios que otorga Caracol, que es la misma vaina pero por el otro lado. Y aunque le duela a muchos hasta los premios India Catalina han perdido un poco de su verdadera esencia últimamente y se ha convertido más en una ventana para traer estrellas de Hollywood a que nos hagan buena publicidad. Nada de malo con un poco de publicidad, y más si es buena, pero que no sean tan descarados al menos.

Nunca sucederá que veamos este tipo de premios, seguramente porque no a ¿muchos les importa?, o quizás porque simplemente no quieren hacerlos importantes, porque es mucho más importante saber que alguien esta salvando vidas o dándole de comer a unos niños de bajos recursos que saber quién ganó el Óscar a mejor actor o que película tiene mejores efectos especiales sin nombrar obviamente la mejor canción dúo o grupo rock pop del año, si es que tal categoría y subdivisión existe realmente. Pero en fin, nadie les va a dar la importancia que se merecen a estas mujeres como otros tantos premios importantes que existen aquí y en el mundo que escasamente uno sabe que existen. Y lo uso además como excusa para poder reunir todos los supuestos premios en uno y dar mi opinión al respecto, ya que vivo muy cerca de ellos desafortunadamente, entonces ya me saqué el clavo, puedo descansar por un momento.

PD. Por ahí me he encontrado últimamente con comentarios acerca de los premios Óscares que si debió ganar Slumdog Millionare o Benjamin Button, que si es por la visión tercermundista que mostró Danny Boyle que tuvo tanto éxito, que si es por la visión independiente, etc, etc. Desde mi punto de vista, respetando todas las opiniones sobretodo tercermunditas acerca de Slumdog Millionare, debo decir que a mí la película sí me gustó, independientemente de ponerme hablar de la excleente fotografía, de las actuaciones decentes y normales de estos actores naturales, de la evidente mano caótica y llena de información de Danny Boyle y del guión y de que la película es demasiado previsible desde el principio, debo admitir que aunque si es evidente el típico manejo occidental acerca del tercer mundismo, no veo por qué la gente se sorprende o dice que sea malo. A mi de hecho hasta me dieron, o tengo ganas de ir a la India precisamente a ver eso que sucede, todas esas imágenes que quizás sean o no del todo ciertas de lo que sucede en ese tipo de comunidades en la India. A mi me encanta que muestren eso, nada del sueño americano, ni comedias románticas completamente idiotizadas, ni comedias sobre actuadas y escritas, ni parodias de otras películas igual de estúpidas o adaptaciones magistrales de histoiras mejores que la película y que al final no es más que un deslumbre de tecnicismo más que cine. Personalmente a mi si me gusta el cine crudo, real, que muestre lo que es el mundo, que nos muestre que todos somos iguales, que eso es lo que tienen que ver los gobernantes de este planeta, el estado en que han dejado al mundo por su ambición. A mi si me gusta ver lo cruda y podrida que es la sociedad por el dinero, por ser matón, por no ser educado o cómo la vida puede llevarlo a uno a escoger el buen o el mal camino.

La película más allá de si era más o menos merecedora de un Óscar es subjetivo dependiendo de los afectos y el tipo de cine que le guste a cada uno. Personalmente Danny Boyle no es de mis directores favoritos y a diferencia de mucha gente a mi Trainspotting más allá de la dirección no me parece nada del otro mundo y no está entre mis películas predilectas, aunque para muchos de la generación de los noventas es un ícono y se ha vuelto cliché en sus vidas. A diferencia de Fincher, que es un director sombrió, oscuro, con excelente escogencia de escenografías, como en Seven y El club de la pelea. Con actores consagrados y viscerales como Edward Norton y Brad Pitt y ni qué decir de los brillante s Morgan Fremman y Kevin Spacey, para nombrar algunos. Me gustan mucho más las películas de Fincher porque son caóticas dentro del ser humano, extremistas, medio surreales y viscerales con nuestra mente. Generalmente nos empuja a los límites de la mente y juega psicológicamente con lo que pasa por cada pensamiento de los personajes. En su última película tomo un camino diferente, para mí de las peores películas que he visto de Fincher sin decir que sea del todo mala. La adaptación del cuento es excelente, la fotografía ni se diga y cómo siempre su escogencia de escenografías y manejo de historia es impecable. Pero la historia es aún más predecible que la de Slumdog Millionare, uno ya sabe que va a ver la historia de la vida de una persona, que curiosamente nace viejo y se vuelve joven, pero eso es solamente un morbo añadido para contar la historia del siglo XX, netamente desde el punto de vista del gran sueño americano y su historia. Es una historia interesante, entretenida, muy plana para mi gusto y sin ninguna actuación o diálogos o escenas destacables, a excepción de unas dos o tres.

Pero bueno es mi gusto, me sigue gustando más Fincher que Boyle pero igual vi esas dos películas no porque estuvieran nominadas a los Óscar, sino porque he seguido sus carreras desde hace tiempo. Las otras nominadas no las he visto porque ni sé bien cuáles son y me da la misma que haya ganado Boyle o Fincher eso no les quita lo bailado ni lo que harán como dicen por ahí. Eso sí tengo una deuda pendiente con Milk, que también es dirigida por uno de mis directores favoritos, Gus Van Sant y la de Sam Mendes, que ni sé si estaba nominada a mejor película o solamente por actriz entre otros premios, pero la quiero ver porque me gusta cómo maneja Sam Mendes las historias.

Para terminar debo decir que los comentarios en general que he escuchado es que Slumdog Millionare ganó por su visión independiente y lo que mostró del tercermundismo, claro y existente, en la India. Entonces me pregunto yo. ¿Al final que es lo que quieren?. No se la pasan peleando todo el tiempo porque la industria esto, la industria lo otro, queremos que apoyen más esto o lo otro, que todos son unos vendidos, que bla bla bla. Medio les dan gusto y entonces ahora comienzan a criticar el por qué de ese cambio de actitud. La verdad no me sorprende, la gente habla mucho y dice y hace pero a la hora de la verdad se contradicen o ni siquiera saben de qué lado están. Eso es muy típico de nuestra cultura que un día endiosamos a alguien y al otro día lo queremos crucificar. Al final todos tienen gustos diferentes, los que votaron por los óscares tendrán su gusto o simplemente este año, como en muchos otros, querían recompensar a alguien y le tocó a Danny Boyle y su gente, eso es lo de menos, ganen o no ganen esos premios siguen siendo una retribución de favores entre ellos mismos para mantener la industria, yo te presto un poco de plata, me haces ganar el doble, yo me encargo que tengas el reconocimiento por haberme hecho más rico y a otros tantos más pobre, solamente por poner un ejemplo evidente.

Respeto las opiniones acerca de si debió o no ganar, pero creo que debe haber un poco más de argumentos críticos acerca de que es bueno o malo porque usaron ésta u otra imagen de la India o porque se las dieron de muy independientes. Eso mismo que es una realidad, para muchos, puede ser lo que es una realidad allá en la India, la vida es así y no está mal mostrarla a ver si algún día la gente cae en cuenta que se necesita mucho más que dinero y buenas intenciones para mejorar el mundo. La India es un país con mucha desigualdad, más de la que ustedes se imaginan, más que la que existe aquí y quizás esa es la parte que se mostró en la película, completamente respetable y a mi gusto muy bien manejada, de hecho si voy a la India algún día quiero conocer eso que vi y no los palacios y los lujos de otros tantos, porque la vida es así para muchos y a veces necesitamos que nos lo recuerden, porque aquí mismo pasa eso, pero muchos viven pensando en banalidades y se olvidan de la realidad del país, que va muchísimo más allá de la guerrilla y el narcotráfico, que es lo que nos han hecho creer y lo que desafortunadamente muchos muestran al exterior también, sin saber que realmente el problema ni siquiera es ese, sino la falta de cultura y educación que no es posible para la mayoría de la gente porque los gobernantes que tenemos se han dedicado a todo menos a realmente gobernar un pueblo, pero eso es otra historia.....

20/3/09

Ser o no ser, esa es la cuestión

Puede ser una cuestión de tiempo, los avances que hemos coronado quizás hayan hecho que de alguna manera nos comportemos como quieren que nos comportemos afuera, y olvidar de a poco lo que realmente somos adentro. Desde hace mucho tiempo se ha ido perdiendo el sentido de ser, por el sentido de querer ser o tratar ser algo que no corresponde a nuestra naturaleza. Es algo que de alguna manera va creciendo progresivamente, no nos damos cuenta, pero de un momento a otro es el que manda en nuestras vidas, hace ya parte de una cultura, creando la suya propia, y se a apropiado de nuestra verdadera vida ocultándose tras lo que los demás creen ver de nosotros.

Todos sabemos que todo el mundo usa máscaras y el que lo niegue es el que más usa máscaras en su vida. Para nadie es un secreto que siempre tenemos que actuar de cierta manera dependiendo de las circunstancias para acceder a otros niveles, muchas veces no tan profundos ni importantes, y de alguna manera sentir que logramos nuestro objetivo al permitirse nuestra entrada a ellos. En todas las facetas, actividades y relaciones de la vida manejamos eso que llamamos máscara, por diversos motivos, todos igual de válidos ya que no hay nadie que nunca lo haya hecho, eso es más que claro. Obviamente que no se trata de juzgar ni juzgarme por el uso o no de estas máscaras en ciertas situaciones. No, la idea no es intentar desenmascarar, ni tratar de convencer a nadie que deje de hacerlo, porque seguramente el porcentaje de aquellos que lo dejarán no es verdaderamente significativo como para cambiar algo. Tampoco les voy a decir que yo no lo hago, porque lo he hecho, en demasiadas situaciones, ahora solo lo hago cuando tengo un compromiso ineludible pero que no es de mi agrado, y ahi si como dicen hay que poner la cara amable por más que uno no lo quiera. Por lo demás creo que trato de mantenerme lo más transparente posible, igual todo eso es relativo depende del interlocutor y de el tipo de conexión que se tenga con el mismo, pero al final la idea es tratar de ir eliminando todas estas capas.

Ahora esto de usar máscaras, más allá de su verdadero significado de siglos y culturas antiguas, que irónicamente trascendieron con su mismo significado hasta nuestros días, es solamente la punta del iceberg para nuestros tiempos, modernos que llaman. Esta costumbre de siempre mostrarse, de la mejor manera posible, en ocasiones de la peor manera posible dependiendo del efecto que se quiera crear, no es nuevo y viene desde hace muchos muchos siglos, en todas las culturas del mundo, y creo que es poco probable que desaparezca definitivamente. Pero más allá de esas poses, máscaras y formas de actuar dependiendo de, hoy en día tenemos un extra, y es todo lo demás que nos cubre, las acciones que llevamos a cabo por diversos motivos, casi siempre sin justificación, y la manera como nos intentamos desenvolver en el mundo, en un deseo desesperado por no sentir que estamos fuera de algo que ni siquiera sabemos que és o si es dentro de o realmente existe.

Desafortunadamente de a poco, de pronto sin intención, nos han ido metiendo la idea de que hay algo ahí afuera, que somos especiales, diferentes, privilegiados, etc por poder pertenecer a ese algo, ideado, inventado, esa ilusión que nos presentan. Por ese motivo desde hace muchas generaciones esa idea, de que hay algo realmente especial ahí afuera de lo cual podemos hacer parte, nos carcome y nos hace modificarnos a nosotros mismos para que esa membresía, ese estar ahí, ese pertenecer a esa ilusión no se pierda. Existen miles de este tipo de organizaciones o de ilusiones ahí afuera ideadas para convencernos de pertenecer a alguna de ellas. Hay desde organizaciones milenarias como los masones, los rosa cruz, entre otros, hasta tribus urbanas como los skaters, grunge, emos, metaleros, punketos, candy, gomelos, pobres, ricos, educados, no educados, etc, etc ,etc y pequeños o grandes gremios como los médicos, artistas, deportistas, entre muchos otros para cada profesión que existe. Digamos que entre todos esos grupos hay unos que se pueden excluir porque cumplen una función dependiendo del camino que uno "escogió" en la vida. Evidentemente el ser médico lo hace a uno pertenecer a un grupo selecto de personas con el mismo interés, y lo mismo sucede con los deportistas, artistas y demás. Hasta aquí digamos que la organización social funciona de una manera lógica y sin necesidad de obligar a nadie a nada.

Pero en realidad este pequeño detalle se desenvuelve en ese querer seguir perteneciendo o querer pertenecer a ese gremio más otros tantos que son vacíos en nuestra vida. Todos queremos mantenernos donde estamos, sentir que hacemos parte de algo y que somos importantes para ese algo. Cuando nos damos cuenta que somos un engranaje más en nuestro gremio y que eisten otros miles como nosotros mejores y peores, sentimos la necesidad de canalizar todo aquello en otros medios que nos den la satisfacción de poder decir que pertenecemos o hacemos parte de ese otro pequeño grupo que nos llama la atención. Es ahí cuando comienzan las posturas sociales ridículas que se viven hoy en día. No basta con ser parte, o creer que realmente somos parte de algo, sino que queremos dominar muchos cambios. Comenzamos a buscar estilos de vida, de vestir, de hablar, sitios que frecuentar, costumbres que seguir, productos que adquirir, porque lo que venden nos hace sentir que haremos parte de todo eso que queremos si adquirimos ese tipo de clichés o estereotipos que andan rondando por ahí.

Es ahí cuando estamos completamente disfrazados, cuando ya no sólo usamos máscaras sino trajes enteros de payasos, comediantes, insulsos y falsos frente a los demás. Si cada uno pensara realmente en todo lo que usa, se pone, compra y demás, nos daríamos cuenta que en realidad el 80% quizás un poco más o menos de todo eso es absolutamente innecesario y absurdo de hacer, y que realmente el porcentaje restantes es lo que posiblemente sirva realmente para ser lo que somos y sobrevivir en el mundo. Pero nadie lo hace porque ha llegado un punto en que se ha vuelto casi imposible lograrlo, es práctimanete imposible poder llegar a desprenderse de querer una cosa u la otra, no por la verdadera intención de quererlo, sino por la necesidad de adquirir cualquier cosa que nos haga resaltar por algunos instantes frente a los que nos rodean. Es así como el ir a ciertos sitios, por primera vez o descubrir algo de esa manera, nos da cierto nivel de importancia frente a otros que no lo han hecho, nos sentimos el macho alfa del grupo, compartimos ese conocimiento y esa experiencia para creer que dejamos una huella marcada en aquellos que nos rodean al haber aportado algo novedoso o simplemente "interesante" para el medio en el que nos desenvolvemos. La realidad es muy diferente, ni a los demás les importa a un nivel de hacernos sentir importantes, sino más bien de una manera envidiosa y de querer la próxima vez ellos ser los primeros, ni hemos descubierto el agua tibia. Solamente estamos jugando en el eterno círculo de hacer lo que otra ya han hecho y sentirnos importantes por haber descubierto o haber hecho algo que realmente no significa más que exista el día y la noche. Es algo tan común y tan normal que realmente en su fondo es algo de ese inmenso porcentaje que es desechable.

Sin mebargo lo hacemos no sólo con actividades, anécdotas, lugares, experiencias y demás, sino con nuestra forma de mostrarnos al mundo, como actuamos frente al sexo opuesto, frente a los amigos, frente a los que no nos caen bien. La postura que adoptamos, más allá de la postura corporal que es algo netamente instintivo y natural, es la postura frente a lo que mostramos por lo que llevamos puesto, lo que decimos, lo que actuamos y demás. Hoy en día estamos demasiado disfrazados y es extremadamente complejo encontrar gente real, o que por lo menos lo intente, eso muchas veces es lo más importante hoy en día. Es extremadamente complicado pasar desapercibido por cómo me veo, o a que lugares voy o dejo de ir por las razones que sea y realmente ser visto como todo el mundo. Los gremios no son más que excusas para poder compartir ideas y actividades similares con personas exactamente iguales a uno. De ahí en adelante todos esos estereotipos, clichés y maneras de querer pertenecer desesperadamente a algo no es más que la estupidez humana llevada al límite. Ninguno de nosotros pertenece a nada, realmente le pertenecemos a todo, al mundo, a nuestra madre, padre, hermano, amigo, pareja, etc. Nosotros no somos parte de nada, somos parte de todo, todo es para nosotros de igual manera y hacemos parte de todo lo que nos rodea así como eso nos pertenece. Aquí nadie es especial, hay condiciones especiales que generan cierto tipo de seres desarrollados más allá del conocimiento general, desde personajes como Einstein hasta personajes como Mozart o el mismo Jesús, pero como todo eso hace parte de la selección natural y de que las cosas suceden de esa manera porque así debe ser. Y aunque esos personajes de alguna manera sean diferentes o especiales no son nada más allá de seres comunes y corrientes con aptitudes desarrolladas más allá de lo normal, pero no dejan de ser como ustedes o como yo. Si lo quisiéramos seríamos igual o mejor que todos ellos, pero precisamente hoy en día es tan complicado porque nos hemos dedicado a ponernos cortinas, vestimentas, disfraces, máscaras y actitudes estúpidas que impiden que realmente nos desarrollemos como seres humanos.

No somos más que maquinitas en medio del abrumador mundo moderno lleno de información, falsa casi siempre, de materialidad insulsa y completamente inservible, de apariencias, de nombre entre nuestros semejantes, del good will que podamos tener por haber hecho o dejado de hacer o porque hablan bien o mal de nosotros. Estamos atrapados en medio de una guerra de comunicación errónea de que decir, hacer y demás, no digo que todos estemos en ese remolino, seguro que hay muchos más allá que luchan contra esos vientos huracanados, pero es un mal generalizado, es una epidemia de estar obnubilado por cosas falsas y por ilusiones que nos crean para hacernos creer que ese es el camino. Ojalá muchos dejarán de pretender ser o aparentar ser para realmente ser, no sé si sea posible ser simplemente hoy en día, hay que saber jugar quizás en los dos frentes y no dejarse llevar del otro porque desafortunadamente no podemos vivir en el mundo sin mostrar lo que quieren que mostremos muchas veces, eso sería demasiado utópico. Pero al menos en la mayoría de nuestros días y de lo que nos resta de vida deberíamos intentar ser en vez de tratar o aparentar ser como muchos lo hacen, al menos yo lo intento a diario y en cada momento, puede que nunca logre ser, pero como digo al menos hago el intento.

15/3/09

Qué se espera

He tenido un par de días para evaluar, lo más objetivamente posible, todo lo que sucede, porque sí, o porque no, alrededor. No es que sea la primera vez y seguro no será la última, pero a veces uno va perdiendo esa capacidad de observación de afuera hacia adentro y viceversa por las "actividades" diarias que nos hacen ser parte de todo eso que está ahí afuera. A veces esas contemplaciones son peligrosas, para una persona como yo generalmente todo tiende a tonarse algo gris y generalmente termino dándome más duro de lo normal. Eso realmente no es sano si se vuelve costumbre, una que es difícil de quitar, y puede volverse un arma de doble filo en cuanto a la forma de evaluar las cosas.

Para nadie es un secreto que la vida de cada uno de nosotros está llena de errores, en muchos casos son más los errores que los aciertos, ya que lo que mucha gente considera acierto en su vida no es más que una forma de no tomar las responsabilidad social que nos han inculcado a través del tiempo. Yo sé que he cometido muchos errores, de algunos me arrepiento, de otros no tanto y también sé que nunca cometí ni errores ni aciertos por no atreverme a hacer algo en el momento en que se presentó la oportunidad, ese digamos es el purgatorio, dónde está todo aquello que siempre será un signo de interrogación para nuestras vidas, la eterna pregunta de que hubiera pasado si........ Ahora bien, creo que he cometido más errores que aciertos, pero mis aciertos han sido más significativos, como creo deben ser sino no tendrían ningún valor real para nadie, pero han sido escasos, obviamente lo que uno piensa que va a ser un acierto y no lo es se convierte inmediatamente en el error, en su hermano no deseable que se une a la lista de todo aquello que muchas veces no queremos recordar.

Hay errores de errores como dije antes, los imborrables, los de eterno arrepentimiento y los de prueba y error, las anécdotas de esas cosas que nos da igual si pasaron o no y que tienen una justificación, generalmente insulsa, del por qué hicimos eso. Pero esas no trascienden, no tienen importancia, solamente engrosan la lista de experiencias que se tienen a través del juego, como cuando uno apuesta todo con un par de aces y resulta perdiendo, no pasa nada, se pierde un poco pero nada que pase a la historia. Después de darle vueltas a nada, porque generalmente las reflexiones comienzan cuando uno no está distraído por el resto del mundo vacío y deprimente que nos está rodeando, comienzan a germinar las reflexiones del pasado próximo, y las evaluaciones de lo que se ha hecho y con mayo entusiasmo eso que consecuencias traerá para los planes a mediano plazo.

Todos pensamos en el futuro, cercano, lejano o medianamente próximo, tenemos planes y queremos lograr ciertas cosas, a veces demasiadas y dentro de esas demasiadas, muchas absolutamente innecesarias, pero cosas al fin y al cabo. Todos pensamos que puede pasar si, o ya hice esto entonces que pasará si hago lo otro, o espero a que esto termine para ver que sale. Siempre estamos advinando, es divertido nadie lo niega, y ponemos nuestra fe o como quieran llamarlo en que todo se realizará. A veces las cosas son demasiado fáciles, las cosas se dan de una manera impresionante y todo parece fluir, en otras ocasiones toma más tiempo o es extremadamente difícil. Pero todos tenemos nuestra vida puesta en lo que no conocemos, en lo que viene y cómo queremos que sea lo que viene.

Yo hace tiempo que no me preocupo demasiado por lo que viene, antes solía hacerlo de manera constante y buscaba hasta el cansancio buscar la manera de que eso sucediera. Pero ahora simplemente hago mi trabajo, el que considero un buen trabajo y hago las cosas que tengo o considero que tengo que hacer para que los resultados esperados se den, sin realmente esperar que pase nada. Ahora creo que quizás los errores pueden ser más pesados que los pocos pero pesados aciertos que he tenido y que quizás en los momentos en los que me dejé enceguecer por el mundo perdí el camino y di un mal paso y ahora ya no puedo volver atrás. Estoy demasiado viejo para eso, estoy demasiado acostumbrado, tengo demasiados vicios, tengo demasiadas manías que aunque no son del todo insuperables, no me producen ninguna molestia para querer hacer que desaparezcan. En otras palabras estoy institucionalizado dentro de mí mismo por lo que me rodea y por lo que me ha forjado y me siento demasiado cómodo en esa situación como para pensar en hacer algo diferente, puede que sea otro error o quizás sea el mejor acierto de mi vida y recibiré su recompensa en el futuro.

Yo no sueño con cosas demasiado complicadas, ni quiero cumplir con parámetros demasiado demarcados hoy en día, para sentir que acerté en mi vida. No espero tener una familia, no espero encontrar el amor de mi vida y convivir con él hasta que la muerte nos separe, no quiero fama, no quiero ser una celebridad, que en mi trabajo es uno de los muchos "aciertos" que la gente cree que se logra. No me interesa el dinero en cantidades exageradas, ni "vivir" la vida como muchos creen en medio de parrandas, gustos estrafalarios y comodidades y posesiones absurdas. Al final creo que quiero lo que la mayoría de la gente quiere, algo común y corriente, normal, algo que sea manejable y que sea tranquilo. Yo no espero más que compartir con una pareja todo aquello que haya para dar de parte de cada uno, saber cúando desertar, cúando dejarla ir, espero amar platónicamente a alguien así jamás en la vida esté con esa persona. No quiero dejar herencia, no creo que sea justo para la descendencia vivir lo mismo que uno, que sientan las mismas curiosidades que uno, que tengan las mismas preguntas que uno, que uno jamás pudo responder o entender. Es un poco egoísta para mí delegar la responsabilidad de entender la vida a un hijo o hijos sabiendo que yo ni siquiera pude con eso ni la entiendo en un gran porcentaje, no tiene ningún sentido para mí ser un poco vengativo con la misma vida dándole las mismas preocupaciones a alguien que no las merece.

Yo no espero ya nada de nadie, no quiero disculpas, no quiero más promesas, no quiero excusas reales o imaginarias del por qué si o no de alguna acción que me afecte directamente. No me interesa escuchar cosas sin sentido ni tener la responsabilidad de hacer sentir mal a alguien por esos motivos. No es que no me importe, claro que me importe, gran parte de mi vida se ha basado realmente en la interacción con el resto del mundo, el contacto y el hablar y conocer todo aquello que esconden mis semejantes. Pero así mismo he aprendido que hay cosas demasiado irrelevantes para los demás como para uno preocuparse más de la cuenta. Al final todos terminamos siendo seres egoístas, no significa que todos lo sean, pero creo que conozco pocas personas, demasiado pocas, que realmente son altruistas, y no en el sentido material de la palabra, sino en el sentido humano que ésta conlleva. Al final pensamos es en nosotros mismos, en dar un mejor paso hacia adelante, en buscar la vida perfecta, que socialmente nos han inculcado, vivir para aquellos que nos dieron la vida y nos dan ese tipo de guía para que sigamos sus pasos y así se mantenga una línea de vida de egoísmos y venganzas contra la vida misma.

Somos todos egoístas, nos volvemos hacia lo que queremos, manipulamos hacia lo que nos hace a nosotros felices. Tratamos de absorber todo aquello que nos haga mejores, y claro para esto necesitamos de los demás. Las relaciones humanas no son más que una excusa para llegar a lo que queremos, porque creemos que no podemos solos, nos relacionamos, tenemos relaciones con parejas para que nos den algo que nos falta y cuando el sentimiento es un poco profundo se retirbuye. Pero no hay nada más allá de tratar de llevar una vida de excelencia, porque nos sentimos obligados a ellos y muchas veces no importa el precio, queremos llegar a sentir que valemos algo para los demás, más que para nosotros mismos. Hay una angustía generalizada por demostrarle a los demás algo para que nos vean como queremos que nos vean y por eso de un tiempo para acá se cometen una cantidad de errores, en su mayoría imborrables que si cambian definitivamente el curso de nuestras vidas.

Yo no tengo que probarle nada a nadie, ni tengo que darle explicaciones a nadie de nada. No tengo la necesidad ni la angustia de mostrarle algo a alguien para que se convenza de algo que todos los demás exigen. No me interesa tener que decirle nada a nadie, soy demasiado sincero para andar enredando o tratando de decir o actuar de cierta manera, el problema es que la gente ha perdido la confianza, yo lo he hecho, y no pueden creer en lo que uno dice así, sencillo, sin parafernalia, sin arandelas. Quizás eso espanta a la gente, porque se ha perdido la verdadera esencia de lo que se trata ser un ser humano y vivir una vida. Estamos intoxicados, llenos de cosas innecesarias, llenos de demonios en nuestra cabeza y también demasiado llenos de ángeles y dioses y salvadores y promesas de la vida eterna y demás, que nos han cegado y no nos dejan realmente ver más allá de las narices.

He cometido muchos errores, algunso insignificantes, otros inmensos, otros que todavía me pesan y son indestructibles y son la cicatriz de aquella batalla que me trata de recordar para la próxima vez que no cometa ese mismo error. He tenido aciertos, unos pocos por lo menos creo yo, muchos errores se han convertido en aciertos, muchos aciertos ya no lo son, sino son errores. Y tengo también en una bolsa todo ese purgatorio de cosas insignificantes que hacen que pueda entablar conversaciones con extraños, contando anécdotas con las cuales se puedan sentir identificados conmigo, y seguir nutriendo mi quizás deseperado deseo de interactuar y que interactuén conmigo. Pero hoy, dos días después, realmente no sé a dónde va todo, no tengo intenciones de pensar que pasará mañana, espero que la sangre no sea más densa que el agua y en algún momento no volver jamás, y dejar que me olviden los que tienen que hacerlo, porque no les importa, y dejar que me extrañen con alma y corazón, aquellos que realmente lo sientan, que en la vida de todos son muy, pero muy pocos, menos de lo que todos pensamos. Ahora no puedo deshacer demasiados errores que harían de este presente un universo paralelo, pero estoy demasiado viejo, demasiado perezoso, demasiado maníatico y vicioso, demasiado denso y sumergido en la humanidad, como para tratar de cambiarlo. Sólo espero que el no hacerlo sea un acierto, y no un gran error que en unos años en medio de mi aislamiento del mundo conocido, me pese demasiado y que en ese momento sea demasiado tarde para dejar los vicios, las manías y los estereotipos que me carcomerán y se convertirán en mí, y me dominarán lo suficiente para que yo realmente deje de existir, y que ya sea demasiado tarde para mí.

12/3/09

Cuanto espera la espera

Últimamente me he preguntado si la espera tendrá un punto límite en donde se canse de estar estática y se mueva, se vaya, se canse y simplemente se ponga de pie y se retire. Es interesante saber hasta que límite podemos concebir el límite, hasta que punto podemos simplemente sentir esa sensación de no va más y mandar todo al demonio y dar un paso realmente adelante. No hemos aprendido quizás a hacer algo para salir de otro algo que nos mantiene estáticos y esperando eternamente. No me refiero a la espera casi inevitable del tiempo, ya que el mismo tiempo debe aburrirse de esperarse a sí mismo. Me refiero a la espera real de que algo, cualquie cosa, tenga alguna trascendencia más allá de una anécdota, un comentario, un momento que pasa inadvertido o una sonrisa sin ningún motivo por algún recuerdo, esperando, que simplemente por alguna razón resultó en medio del olvido.

Realmente la espera tiene que tener un límite, no puede ser eterna, no puede ser como el tiempo que se espera a sí mismo, o por lo menos yo no lo quiero ver de esa manera. Quiero tener la esperanza de que algún día el sol dejará de ser amarillo, y dejará de dar luz. Tengo la esperanza de que un día no respire aire, y que no tenga que sonreir o saludar o ser amable con los demás. Espero que un día un perro me hable, un pájaro me cante melodías más hermosas que las que he escuchado, espero realmente que un día me levante y me eche a andar. Creo que todos estamos esperando constantemente a que la espera se aburra, a que algo, una fuera sobrenatural o algo así, nos empuje sin pensarlo y nos haga movernos, sin pensar, como zombies, de una manera diferente a los zombies que somos ahora, pero de la misma manera que nos traslade sin saberlo a algún lugar, seguramente utópico, donde realmente dejemos de esperar y comenzemos a actuar.

Mi espera, a veces lo pienso, se esta agotando, creo que se ha cansado de estar con los ojos abiertos esperando, buscando en el horizonte, mirando a un lado y al otro por algo que surja, que ocurra, una tormenta, una gota de lluvía un aullido de lobo con los ecos del olvido que retumben. El tiempo se cansa de esperarse a sí mismo, pero le da a la espera la angustia de tener que soportarlo. Y es casi insoportable realmente tener que soportar una espera sin realmente tener una idea real de cuando se dara el momento de dejar de esperar, para de alguna manera seguir esperando otra cosa. Están las jerarquías de espera, y como usualmente sucede aquella de más edad es la que prevalece y se aferra a su lugar, todavía conservando una esperanza generalmente ridícula e inútil, de que tarde o temprano dejará de esperar. A veces puede ser derrocada por aquella que con la intensidad e impulso de la juventud supera ese asentamiento que parece eterno y hace que por momentos uno se confunda más y luego quizás piense en esperar otra cosa.

Mi espera se ha hecho vieja ya, quizás hasta esté viviendo tiempo extra, de alguna manera se está alimentado de las que le siguen o poco a poco me irá matando hasta consumirme o simplemente esperará eternamente, hasta que el tiempo se canse de jugar a esperarse y darle tiempo a la espera, y muera conmigo, sin nunca conocer la tierra prometida. A veces siento que hay momentos en que realmente estoy dando el paso adelante y que algo me fuerza a seguir derecho, esta vez sin mirar atrás, sin mirar a nadie y simplemente concentrame en lo que viene adelante. Pero al mismo tiempo después de unos pasos las raíces de aquella espera vuelven a ralentizar el camino y volverlo igual que antes, con otra vista, con otro aroma y con otra perspectiva, pero la espera sigue ahí a pie de cañón sin cansarse, sin dar un paso atrás y peor aún sin decir una palabra.

Lo más complejo y quizás paradójico del asunto es que la espera parece ser algo ajeno, fuera de nosotros, algo que fue plantado en algún momento sin que nos diéramos cuenta y de pronto esta ahí, mirándonos de cerca, con la mirada fija, sin respirar, conociendo todos nuestros secretos, escudriñando y violando nuestra privacidad hasta desnudarnos más allá del alma y sin embargo sabemos exactamente que está, o estamos esperando, pero parece que no fuera parte de nosotros. No podemos conversar, no podemos hablar, no podemos decir absolutamente nada, ella controla, ella no responde preguntas, ella no propone, no discute, no da opiniones, simplemente es, está ahí presente todo el tiempo pero no parece ser parte de nosotros. No podemos controlarla, no podemos simplemente olvidarla, es como si no estuviera ahí, pero es la espina que nos sigue a todo lado, la que esta siempre observando, expectante, pero jamás se mueve. Inclusive en el momento en el que esa espera se detiene, porque ha llegado lo esperado, se va, se desaparece, se esfuma sin decir nada, simplemente deja de estar y con el tiempo uno se da cuenta que hay otra nueva en su lugar, pero solamente porque nos la encontramos directamente a los ojos, respirando en la nuca y fija y estática como la anterior. Pero ni siquiera nosotros mismos sabemos en qué momento ha desparecido todo aquello que parecía simplemente arraigado más allá de lo comprensible en nosotros.

La espera tiene eventualmente que cansarse de esperar, la espera no espera por siempre, descartando el hecho de que nosotros perecemos, la espera quizás pueda trascender la muerte y seguir ahí, arraigada al infinito esperando. Pero aún así, en algún momento debe quitar la mirada, bajar los brazos, morirse de sed y finalmente desplazarse, irse, sin haber conseguido su objetivo. Me pregunto si en algunos de esos días que pasan, que parecen no estar esperando, se acerca el fin de mi espera, siento una respiración pesada y ese impulso de solamente ir. Pero todavía no ha llegado ese día, quizás nunca llegue, de pronto es solamente la espera carcomiéndome la cabeza y jugando mientras sigue observando. A veces son simplemente visiones y respiro y vuelvo al mismo camino de siempre, otras veces siento que algo me impulsa, pero es más fuerte el no escuchar y mantenerse que hacerle caso a esa voz que parece propia pero es completamente extraña.

Toda espera tiene que cansarse de esperar, es lo natural, es el proceso de todo aquello que existe en la vida, es lo que sucede cada día, con cada segundo que espera al siguiente sabiendo su inevitable muerte y resurrección. La pregunta es cúanto tiempo espera la espera, y si estaré cerca o lejos de que se canse, se dé por vencida y asuma que definitivamente todo aquello no es más que un lejano horizonte con ese tono imposible pero perfecto, de ese atardecer de ese día cualquiera pero diferente y de ese quedarse siendo, como todo lo que es, en medio de cualquier lugar, en el sitio perfecto y ahí en ese parpadeo saber que todo terminó y que el próximo paso será el comienzo de otro camino y de otra nueva espera.

5/3/09

Perfectos desconocidos

No sé si puede denominarse una cualidad, o un defecto, me inclino por lo segundo personalmente, pero eso de esperar algo, por pequeño que sea, de alguien es definitivamente un defecto. Ya tengo algunos años de vida, bien vividos en su mayoría a mi manera de ver, por otro lado invertí tiempo en otras actividades lo cual, como todo acto, tuvo la consecuencia de no permitirme vivir otra cantidad de cosas. A esta altura no puedo igual juzgar si fueron buenas o malas mis elecciones, pero si sé que hay algunos vacíos que de alguna manera se han compensado, y otros que nunca serán completamente sanados.

Entre tantas cosas en el transcurso de la vida, nunca aprendí del todo a no esperar nada de nadie, creo que he aprendido en gran manera a manejarlo, controlarlo y esperar que no me afecte, sobretodo de ciertas personas, cercanas evidentemente. De alguna manera he logrado una cierta distancia de ese tipo de emoción de decepción que produce la gente, toda, sin excepción. No se trata de toda la gente fuera de mí, obviamente estoy incluído en este grupo para los demás, yo soy toda la gente sin excepción seguramente para muchos aquellos que me conocen. El problema no creo que radique en equilibrar ese ayudate que yo te ayudaré, porque creo que es una utopía más que existe en medio del inconciente colectivo que se ha colado en nuestras culutras y mentes y nos hacen decir y actuar de cierta manera. No se trata tampoco de criticar esa actitud de prometer a futuro ciertas cosas por parte de las personas cercanas a uno y que en ese futuro nunca se cumplirán, o por lo menos no en un gran porcentaje.

El mundo funciona así, en medio de utopías e inconcientes colectivos acerca de cómo deberíamos actuar y obviamente acerca de cómo creemos que los demás, fuera de nuestra burbuja deberían hacerlo para con nosotros y el resto de los semejantes. Es una discusión bizantina y evidentemente no solucionable en la historia de la raza humana. Igual no se trata de prometer cambios para con esas promesas que no se cumplen con otros, porque ya estoy muy viejo para preocuparme por esas cosas que a nadie le preocupan. Y tampoco se trata de intentar miles de nuevas alternativas o maneras de hacer entrar a la gente, incluyéndome, en cambios de mentalidad general para un funcionamiento utópico colectivo.

No, la verdad se trata más bien de actuar con respecto a las situaciones y no permitir que éstas, inevitables comportamientos de entes conocidos en su mayoría, afecten el desarrollo mental y sentimental personal. En este caso creo que el hecho de esperar algo de ese personaje del cuál se supone se debe recibir algo, es el peor error que se puede cometer. Es triste, pero es real, ni siquiera la persona más cercana, pareja, hermano(a), amigo, etc, están en ese grupo aparte de gente de la cuál a uno poco o nada le importa lo que puedan hacer. Desafortunadamente el ser humano, por miles de procesos químicos, educativos, mentales, sociales, culturales, entre otros, creamos lazos con personas, semejantes que por alguna razón se presentan ante nosotros y hacen parte de nuestra precaria vida. Esto es quizás inevitable, y por alguna razón evidentemente sucede. El problema es que no sabemos el por qué de esa razón. Al final terminamos involucrados profundamente con algunos semejantes, no importa que tipo de función cumpla esa persona en nuestra vida, pero una vez están ahí ese lazo es casi indestructible.

Esto obviamente trae unas consecuencias profundas en nuestra manera de idealizar y ver a estas personas. Siempre esperamos que ese lazo, esa unión, signifique algo para los dos, claro siempre pesnamos desde nuestro punto de vista, lo cual hace que si el otro no está sintonizado con aquello que nosotros esperamos o creemos que significa ese lazo, nos decepcionamos. Ese tipo de relación ego-altruista entre nuestros cercanos y nosotros mismos nos llevan a estados quizás profundos de dececpción, con alguien, que realmente no tiene absolutamente nada que ver. Realmente nos enfuerecemos con la vida, las circunstancias y tantas otras excusas que podamos encontrar para justificar un enojo y un dolor en el alma, con el cual no volveremos a ver a esa persona de la misma manera, así siga a nuestro lado por el resto de nuestros días.

He pensado que eso de conocer demasiado a alguien, así sea por simple circunstancias de compartir tiempo muerto con esa persona sin necesidad de realmente estar buscando desde un comienzo un objetivo claro con aquella persona, hace que todo esto se vuelva más complicado y peor aún, más mortificante que cualquier otra relación. No es bueno definitivamente llegar a conocer a alguien lo suficiente, o en muchos casos creer que se puede conocer a alguien y esperar ciertas reacciones de ese alguien por el tipo de conexión que se ha creado para que haga algo que queremos o esperemos en silencio a que lo haga. Eso quizás es lo que más mortifica en el fondo y es ahí dónde el conocimiento de causa y obra con ciertas personas es insoportablemente innecesario, pero al mismo tiempo incontrolable e incontenible.

Creo que últimamente me he acostumbrado más a no conocer, o no querer conocer tanto a las personas, es mejor mantener una distancia, es mejor dejar algo a la duda, algo en secreto, es mejor no conocer demasiado de todo aquello que a uno de entrada le interesa. Es mejor mantener todo en un mundo incierto que no nos afecta, porque no sabemos lo suficiente para que lo haga. Es mejor tener esos perfectos desconocidos que están a la medida justa de lo que queremos, de esos que no saben mucho y de los que sabemos lo necesario. Esos que están para lo que necesitamos y viceversa, aquellos que no tienen la suficiente autoridad moral para reclamarnos algo o para llegar a incomodarse por alguna actitud. Esos que no tienen ningún compromiso real y que pueden faltar a la palabra y a las acciones cuantas veces sea necesario sin que nosotros nos inmutemos por ello, y a su vez nada en la relación cambia sustancialmente.

Viéndolo a un nivel más profundo es casi imposible, por no decir que es imposible, entablar un tipo de conexión real con alguien asi y me refiero a una conexión profunda como cuando decidimos compartir la vida con alguien y formar un solo mundo de dos. Si es algo difícil. Como es demasiado complicado tener que compartir día a día un trabajo o una actividad con alguien que inevitablemente se va a convertir en un puesto más en nuestra mente y quizás alma. Si, creo que eso también es una utopía, tener el lazo más profundo con alguien sin que realmente haya un lazo que martirize la mente y comprometa los sentimientos incómodos que pueden producir las falsas acciones y obviamente las no acciones prometidas por ese semejante.

Un perfecto desconocido es quizás la mejor manera de llevar todo tipo de relación en la vida, fuera de la familia que cumple otro lazo diferente pero igualmente doloroso muchas veces, y es quizás la mejor manera de involucrarse sin realmente estar involucrado más allá de lo estrictamente necesario. Es quizás la relación perfecta en todos los planos que pueda exsitir, no hay reclamos, no hay sospechas, no hay sentimientos intensos de decepción y demás, ya que realmente no existen los motivos para hacer nada de lo anterior. Una manera quizás pueda ser convertir ese lazo intenso en algo desconocido, puede funcionar pero al final quién sabe si será realmente efectivo y sea mas densa la sangre que el agua. Pero podría funcionar al final, habría que intentarlo.

En conclusión creo que es mejor mantener la distancia perfecta y el equilibrio perfecto en los lazos que creamos, la dificultad es quizás encontrar en que punto esta la línea entre el perfecto desconocido y el ir traspasar esa frontera y que sea imposible volver. De pronto el camino que se nos ha puesto en frente es el que nos quiere enseñar de que lado queremos estar, o si podemos encontrar otro camino en el cual podamos acallar completamente lo que tenemos dentro y simplemente dejar que todo pase sin importar todo lo que suceda y que simplemente sea como los días, que van y vienen sin mayor incidencia. Creo que todos estamos buscando algo que nos permita mantener todas esas situaciones lo más lejos posible y mantener, de una manera egoísta, intacta nuestra integridad, la que hemos creado, y no dejar que el exterior invada esa burbuja en la cuál vivimos. Yo me inclino por el perfecto desconocido, creo que he llegado a un punto en el que he podido mantener ese tipo de relación, pero también sé que en muchos casos he traspasado la línea en una abrir y cerrar de ojos y he estado ya comprometido más allá de lo esperado en el otro lado y en esos casos he fallado por no sólo esperar algo más allá de lo que debería sino también por comprometerme más allá de lo que las mismas circunstancias ameritan, y es ahí cuando las dos cosas se unen y se vuelven aún más insoportables, por ellos, por mí y por la pelea constante con la vida, que nada tiene que ver con nada, del por qué de todas las cosas. Sin embargo quizás seguiré buscando perfectos desconocidos, porque es un equilibrio no nocivo, no puedo decir que agradable del todo o molesto del todo, solamente no nocivo y eso me hace bien, o por lo menos hasta ahora eso es lo que creo. Así que los que se apunten a ser esos perfectos desconocidos, bienvenidos, igual creo que con uno realmente me conformo, con uno que seguiré esperando o me quedaré esperando, solamente el tiempo lo dirá.

Reflexión

Iba a comenzar con un tratado sociológico sobre el comportamiento humano, pero al final me dio pereza conmigo mismo y mi alter ego ha decidido dejar eso para tertulias privadas o demasiado perdidas para otras ocasiones. Igual todo este rejurjite de ideas ocurrió en el bien conocido baño.

Me parece interesante pensar que el baño es realmente el único sitio de toda casa o lugar de residencia en el que realmente se está completamente solo. Creo que hay muy pocos baños con televisión, radio, portatil y demás aparatos de la vida cotidiana que usamos a todo momento en todo lugar. Al baño ni siquiera llevamos el celular, o por lo menos creo que muy pocos lo hacen. Es el recinto de la casa en donde reamente nos encontramos nosotros mismos, muchas veces, según lo usual todas las mañanas hasta desnudos estamos. Esto implica una serie de contracciones que mágicamente aparecen cuando nos encontramos en este lugar. Una de ellas y creo la más evidente es la capacidad reflexiva con la cual contamos y que de un momento a otro estalla al estar en este lugar. Creería yo que especialmente cuando nos estamos bañando porque existen muy pocas posibilidades de que alguien entre a interrumpir ese momento, sublime además, de nuestra vida. Creo que es el 1% de posibilidad de que por algún motivo alguien entre a interrumpir ese momento porque algo ha sucedido, tiene que ser algo realmente grave o preocupante para que así sea. Inclusive si alguien necesita utilizar el baño, en otro caso extremo de emergencia, estamos protegidos por el receptáculo que es la ducha, ahí no entraría nadie, si necesitan el baño este se encuentra fuera, desprotegido de todo y ampliamente utilizable por cualquier persona, pero la ducha no, la ducha se mantiene hermética y alejada de ese mundo externo.

Es así como en el baño surgen cantidad de ideas, como las que se me ocurrieron a mí, es una entrevista constante, es un ir y venir de miles de cosas pasadas, futuras, presentes que debatimos en nuestra cabeza mientras cae el agua sobre nosotros y por inercia llevamos a cabo el ritual de bañarños, un ritual que personalmente me parece curioso y una manía humana adquirida, por motivos que desconozco, interesante de la sociedad "moderna". Y es así como el baño es la urna de cristal, esa que se quebró hace tiempos para los que han salido al mundo, y vuelve a ser como ese refugio, ese único lugar que aunque compartido por otros miembros en algunos casos, nos acoje cada vez como si fuéramos su dueño y no importara nadie más. Es el mejor momento para reflexionar, para no escuchar nada sino a nosotros mismos, debatir con nosotros el camino que se ha llevado y el que seguirá si seguimos como vamos. Es el momento de la perdición total y a su vez de redención consigo mismo. Creo que para la mayoría de las personas éste es el lugar ideal para muchas cosas, muchas veces inconscientemente entramos en este recitno, porque la sociedad nos ha enseñado a cumplir con el ritual del baño a diario, pero quizás no muchos se dan cuenta que automáticamente se enciende algo dentro de nosotros que cambia la perspectiva de ese ritual, deja de ser solamente el proceso de limpiarse, en muchas maneras, y pasa a ser también el momento más íntimo que tenemos con nosotros mismos.

En muchas ocasiones este momento se pierde, se desperdicia por otro elementos de la vida cotidiana que nos fuerzan a hacer de este momento todavía más ritualista de lo normal, y pasar por encima de él tan rápido como podamos. En muchos casos perdemos ese instante y ese momento, a veces en las noches, otro de los momentos de casi absoluta quietud, podemos reflexionar, pero la noche trae consigo ruidos externos, la posibilidad de que algo más nos moleste en ese momento, más que cuando estamos en el baño. Me parece interesante no perder ese momento de conexión consigo mismo, y aprovechar al máximo la oportunidad que nos brinda esta habitación para aprovecharla como se debe y poder sacar algunas conclusiones sobre algo. Al final de todos modos todo o que ocurre ahí no le incumbe a nadie más que a uno, y no importa si se piensa en todo o en nada, muchas veces quizás será en nada, pero creo que es un buen momento para hablar con esa única persona que por encima de todas las demás, puede medianamente, en un porcentaje un poco más alto que las demás, a comprenderlo a uno y ese es uno mismo.

2/3/09

Insoportable

La incomodidad no me deja pensar, es de esas cosas que lo convierte a uno en el que no está presente, el que no vive, no opina, simplemente se limita a poner la humanidad en algñun lugar para ocupar un espacio. La incomidad no me deja seguir adelante, es de esas incomodidades extrañas que se presentan pocas veces en la vida, esas incomodidades como cuando uno no sabe que responder, no sabe qué decir y en las cuales uno desearía tener el manual para toda situación para dummies, para poder por lo menos decir algo.

La incomodidad pesa a ratos, y muchas veces no es sólo por tener que quedarse estupefacto, mirando a ninguna parte y esperando que el tiempo pasé más rápido de lo normal para que todo solamente sea un error en la edición de la película. Pero muchas veces la incomodidad se expresa de otras maneras, el no querer decir algo, no querer sentir algo, no querer tener miedo. Es de esas incomodidades con uno mismo, cuando el alter ego encadenado, ávido de mundo quiere salir a luchar por uno, quiere mostrar esa otra cara, cuál fantasma de la ópera que tenemos. Pero esa incomodidad después de un tiempo se vuelve insoportable y muchas veces indignante para nuestro espejo. Qué incomodidad real la que se puede sentir, es estar atado de manos, tener mil pensamientos a la velocidad de la luz, y no poder resolver nada al final. Es la angustia y el desespero quizás de la vida misma, la levedad de ser, de existir, y lo precario que realmente somos todos, y todo alrededor.

Tengo una incomidad que no me deja ser quizás más directo o concretar ese pensamiento fulminante, genial que ocurre en fracciones de milésimas de segundo, esa que siempre nos salvará la vida y nos traerá el brillo del sol en su esplendor. Tengo una incomodidad tan extendida que quizás ya toque otras almas, algunas seguramente extravíadas en lo tumultuoso de la mente, otras buscando ser encontradas y muchas que no sabrán que están perdidas, o marchitas en su defecto. Hay tanto por ahí, literalmente regado, expuesto, expandido, abandonado que la incomidad se vuelve insoportable, no se encuentran las salidas, todo parece estar nublado y cada vez hay mas contracciones mentales, se acumulan todas esas cosas que deberían ser expulsadas y comienza a incomodar.

A veces quisiera no tener ni que abrir los ojos, mantenerme en silencio, innerte, dejando que todos y cada uno pasen en frente mío, simplemente escuchar y decir las cosas en voz alta para el desierto de sueños que se ha creado con el tiempo. Quedan muy pocas cosas, falta recuperar casi todo, pero quizás ya todo esté perdido, o por lo menos bien oculto e imposible de alcanzar. Poco a poco además he perdido las emociones que aquellas mismas cosas me podría producir tiempo atrás, todo parece que ha quedado impregnado en la rueda inevitable del importaculismo, esa que uno nunca quiere que crezca pero que aparentemente ahora hace parte de todo aquello que nos rodea. Es triste tener que pensar que no tengo nada que decir, porque no siento nada, y al mismo tiempo siento absolutamente todo con cada fragmento de mi alma, esa que todavía se mantiene en pie, suponiendo que algo así de alguna manera igual exista, y que sigue ahí, pegada como con babas, sosteniendo sueños perdidos, propios y extraños y pescando en los mares desiertos, esperando recuperar aunque sea el esplendor de algún día.

Pesa demasiado la incomodidad, a veces es insoportable pero al mismo tiempo inevitable e invencible. Me pican los sueños, se me desgarra el alma, se marchita la mirada y aún veo atardeceres a diario, solo, inmensamente solo. Espeo que otra alma, fragmentada más aún, se tope conmigo en una colisión sin precedentes y me expulse o me lleve dónde pueda dejar de cerrar los ojos y dónde pueda hacer soportable la incomodidad, y convertirla en esa dulce espina que atraviesa corazones ahogados de insensatez, para volver a respirar.