20/3/09

Ser o no ser, esa es la cuestión

Puede ser una cuestión de tiempo, los avances que hemos coronado quizás hayan hecho que de alguna manera nos comportemos como quieren que nos comportemos afuera, y olvidar de a poco lo que realmente somos adentro. Desde hace mucho tiempo se ha ido perdiendo el sentido de ser, por el sentido de querer ser o tratar ser algo que no corresponde a nuestra naturaleza. Es algo que de alguna manera va creciendo progresivamente, no nos damos cuenta, pero de un momento a otro es el que manda en nuestras vidas, hace ya parte de una cultura, creando la suya propia, y se a apropiado de nuestra verdadera vida ocultándose tras lo que los demás creen ver de nosotros.

Todos sabemos que todo el mundo usa máscaras y el que lo niegue es el que más usa máscaras en su vida. Para nadie es un secreto que siempre tenemos que actuar de cierta manera dependiendo de las circunstancias para acceder a otros niveles, muchas veces no tan profundos ni importantes, y de alguna manera sentir que logramos nuestro objetivo al permitirse nuestra entrada a ellos. En todas las facetas, actividades y relaciones de la vida manejamos eso que llamamos máscara, por diversos motivos, todos igual de válidos ya que no hay nadie que nunca lo haya hecho, eso es más que claro. Obviamente que no se trata de juzgar ni juzgarme por el uso o no de estas máscaras en ciertas situaciones. No, la idea no es intentar desenmascarar, ni tratar de convencer a nadie que deje de hacerlo, porque seguramente el porcentaje de aquellos que lo dejarán no es verdaderamente significativo como para cambiar algo. Tampoco les voy a decir que yo no lo hago, porque lo he hecho, en demasiadas situaciones, ahora solo lo hago cuando tengo un compromiso ineludible pero que no es de mi agrado, y ahi si como dicen hay que poner la cara amable por más que uno no lo quiera. Por lo demás creo que trato de mantenerme lo más transparente posible, igual todo eso es relativo depende del interlocutor y de el tipo de conexión que se tenga con el mismo, pero al final la idea es tratar de ir eliminando todas estas capas.

Ahora esto de usar máscaras, más allá de su verdadero significado de siglos y culturas antiguas, que irónicamente trascendieron con su mismo significado hasta nuestros días, es solamente la punta del iceberg para nuestros tiempos, modernos que llaman. Esta costumbre de siempre mostrarse, de la mejor manera posible, en ocasiones de la peor manera posible dependiendo del efecto que se quiera crear, no es nuevo y viene desde hace muchos muchos siglos, en todas las culturas del mundo, y creo que es poco probable que desaparezca definitivamente. Pero más allá de esas poses, máscaras y formas de actuar dependiendo de, hoy en día tenemos un extra, y es todo lo demás que nos cubre, las acciones que llevamos a cabo por diversos motivos, casi siempre sin justificación, y la manera como nos intentamos desenvolver en el mundo, en un deseo desesperado por no sentir que estamos fuera de algo que ni siquiera sabemos que és o si es dentro de o realmente existe.

Desafortunadamente de a poco, de pronto sin intención, nos han ido metiendo la idea de que hay algo ahí afuera, que somos especiales, diferentes, privilegiados, etc por poder pertenecer a ese algo, ideado, inventado, esa ilusión que nos presentan. Por ese motivo desde hace muchas generaciones esa idea, de que hay algo realmente especial ahí afuera de lo cual podemos hacer parte, nos carcome y nos hace modificarnos a nosotros mismos para que esa membresía, ese estar ahí, ese pertenecer a esa ilusión no se pierda. Existen miles de este tipo de organizaciones o de ilusiones ahí afuera ideadas para convencernos de pertenecer a alguna de ellas. Hay desde organizaciones milenarias como los masones, los rosa cruz, entre otros, hasta tribus urbanas como los skaters, grunge, emos, metaleros, punketos, candy, gomelos, pobres, ricos, educados, no educados, etc, etc ,etc y pequeños o grandes gremios como los médicos, artistas, deportistas, entre muchos otros para cada profesión que existe. Digamos que entre todos esos grupos hay unos que se pueden excluir porque cumplen una función dependiendo del camino que uno "escogió" en la vida. Evidentemente el ser médico lo hace a uno pertenecer a un grupo selecto de personas con el mismo interés, y lo mismo sucede con los deportistas, artistas y demás. Hasta aquí digamos que la organización social funciona de una manera lógica y sin necesidad de obligar a nadie a nada.

Pero en realidad este pequeño detalle se desenvuelve en ese querer seguir perteneciendo o querer pertenecer a ese gremio más otros tantos que son vacíos en nuestra vida. Todos queremos mantenernos donde estamos, sentir que hacemos parte de algo y que somos importantes para ese algo. Cuando nos damos cuenta que somos un engranaje más en nuestro gremio y que eisten otros miles como nosotros mejores y peores, sentimos la necesidad de canalizar todo aquello en otros medios que nos den la satisfacción de poder decir que pertenecemos o hacemos parte de ese otro pequeño grupo que nos llama la atención. Es ahí cuando comienzan las posturas sociales ridículas que se viven hoy en día. No basta con ser parte, o creer que realmente somos parte de algo, sino que queremos dominar muchos cambios. Comenzamos a buscar estilos de vida, de vestir, de hablar, sitios que frecuentar, costumbres que seguir, productos que adquirir, porque lo que venden nos hace sentir que haremos parte de todo eso que queremos si adquirimos ese tipo de clichés o estereotipos que andan rondando por ahí.

Es ahí cuando estamos completamente disfrazados, cuando ya no sólo usamos máscaras sino trajes enteros de payasos, comediantes, insulsos y falsos frente a los demás. Si cada uno pensara realmente en todo lo que usa, se pone, compra y demás, nos daríamos cuenta que en realidad el 80% quizás un poco más o menos de todo eso es absolutamente innecesario y absurdo de hacer, y que realmente el porcentaje restantes es lo que posiblemente sirva realmente para ser lo que somos y sobrevivir en el mundo. Pero nadie lo hace porque ha llegado un punto en que se ha vuelto casi imposible lograrlo, es práctimanete imposible poder llegar a desprenderse de querer una cosa u la otra, no por la verdadera intención de quererlo, sino por la necesidad de adquirir cualquier cosa que nos haga resaltar por algunos instantes frente a los que nos rodean. Es así como el ir a ciertos sitios, por primera vez o descubrir algo de esa manera, nos da cierto nivel de importancia frente a otros que no lo han hecho, nos sentimos el macho alfa del grupo, compartimos ese conocimiento y esa experiencia para creer que dejamos una huella marcada en aquellos que nos rodean al haber aportado algo novedoso o simplemente "interesante" para el medio en el que nos desenvolvemos. La realidad es muy diferente, ni a los demás les importa a un nivel de hacernos sentir importantes, sino más bien de una manera envidiosa y de querer la próxima vez ellos ser los primeros, ni hemos descubierto el agua tibia. Solamente estamos jugando en el eterno círculo de hacer lo que otra ya han hecho y sentirnos importantes por haber descubierto o haber hecho algo que realmente no significa más que exista el día y la noche. Es algo tan común y tan normal que realmente en su fondo es algo de ese inmenso porcentaje que es desechable.

Sin mebargo lo hacemos no sólo con actividades, anécdotas, lugares, experiencias y demás, sino con nuestra forma de mostrarnos al mundo, como actuamos frente al sexo opuesto, frente a los amigos, frente a los que no nos caen bien. La postura que adoptamos, más allá de la postura corporal que es algo netamente instintivo y natural, es la postura frente a lo que mostramos por lo que llevamos puesto, lo que decimos, lo que actuamos y demás. Hoy en día estamos demasiado disfrazados y es extremadamente complejo encontrar gente real, o que por lo menos lo intente, eso muchas veces es lo más importante hoy en día. Es extremadamente complicado pasar desapercibido por cómo me veo, o a que lugares voy o dejo de ir por las razones que sea y realmente ser visto como todo el mundo. Los gremios no son más que excusas para poder compartir ideas y actividades similares con personas exactamente iguales a uno. De ahí en adelante todos esos estereotipos, clichés y maneras de querer pertenecer desesperadamente a algo no es más que la estupidez humana llevada al límite. Ninguno de nosotros pertenece a nada, realmente le pertenecemos a todo, al mundo, a nuestra madre, padre, hermano, amigo, pareja, etc. Nosotros no somos parte de nada, somos parte de todo, todo es para nosotros de igual manera y hacemos parte de todo lo que nos rodea así como eso nos pertenece. Aquí nadie es especial, hay condiciones especiales que generan cierto tipo de seres desarrollados más allá del conocimiento general, desde personajes como Einstein hasta personajes como Mozart o el mismo Jesús, pero como todo eso hace parte de la selección natural y de que las cosas suceden de esa manera porque así debe ser. Y aunque esos personajes de alguna manera sean diferentes o especiales no son nada más allá de seres comunes y corrientes con aptitudes desarrolladas más allá de lo normal, pero no dejan de ser como ustedes o como yo. Si lo quisiéramos seríamos igual o mejor que todos ellos, pero precisamente hoy en día es tan complicado porque nos hemos dedicado a ponernos cortinas, vestimentas, disfraces, máscaras y actitudes estúpidas que impiden que realmente nos desarrollemos como seres humanos.

No somos más que maquinitas en medio del abrumador mundo moderno lleno de información, falsa casi siempre, de materialidad insulsa y completamente inservible, de apariencias, de nombre entre nuestros semejantes, del good will que podamos tener por haber hecho o dejado de hacer o porque hablan bien o mal de nosotros. Estamos atrapados en medio de una guerra de comunicación errónea de que decir, hacer y demás, no digo que todos estemos en ese remolino, seguro que hay muchos más allá que luchan contra esos vientos huracanados, pero es un mal generalizado, es una epidemia de estar obnubilado por cosas falsas y por ilusiones que nos crean para hacernos creer que ese es el camino. Ojalá muchos dejarán de pretender ser o aparentar ser para realmente ser, no sé si sea posible ser simplemente hoy en día, hay que saber jugar quizás en los dos frentes y no dejarse llevar del otro porque desafortunadamente no podemos vivir en el mundo sin mostrar lo que quieren que mostremos muchas veces, eso sería demasiado utópico. Pero al menos en la mayoría de nuestros días y de lo que nos resta de vida deberíamos intentar ser en vez de tratar o aparentar ser como muchos lo hacen, al menos yo lo intento a diario y en cada momento, puede que nunca logre ser, pero como digo al menos hago el intento.

2 comentarios:

Andrea Carolina dijo...

uh, que post tan largo... pero bueno, yo siempre he tenido que decir algo con respecto a las mascaras y es que las ODIO y odiarlas y vivir sin ellas me ha costado todo lo que yo nunca imagine que me fuera a costar, vivir sin mascaras es dificil, doloroso, muy satisfactorio y te crea una personalidad muy solida, autentica, unica, te da mucho caracter, en fin tiene tantos beneficios como desventajas... y aunque suene pretencioso yo si me atrevo a decir que he vivido sin mascaras durante toda mi vida, eso es una de las pocas cosas buenas y extraordinarias de mi educacion familiar.

pertenecer a un grupo... nunca me he puesto a pensar en eso, no se ni en cual estoy o si estoy en alguno, eso de hecho no me parece tan grave, todo, hasta la gente tiende a juntarse por sus caracteristicas similares

Rantés dijo...

Bueno, lo largo no entiendo porque la queja, pero en fin se supone que es un país libre cada uno se queja de lo quiere así no sirva para nada. Lo de las máscaras suena demasiado pretencioso, pero pues no soy nadie para juzgar lo que la gente piensa de sí misma, eso es problema de cada quién. En cuanto a lo de los grupos, obviamente perteneces a alguno, asi sea al grupo de los que no pertenecen a nada, eso ya es un grupo y nadie dijo que sea grave, porque evidentemente vivir en sociedad requiere juntarse con los similares como los llamas, pero más allá de eso perteneces a otra infinidad de etiquetas que son absolutamente innecesarias pero irónicamente necesarias también para hacer parte de este juegom porque al fin y al cabo se trata de jugar, así que todos estamos etiquetados en mil cosas innecesarias, la diferencia no radica en cantidad o en lo insulsas y completamente ridículas que pueden ser las estiquetas sino que no es lo mismo conocer el camino, que recorrer el camino.