1/2/20

Falsedad

Todo el mundo miente, es una realidad humana que ya hace parte del colectivo, todos sabemos que mentimos y que otros mienten, y tratamos de limitarnos a a aceptarlo y saber que en algún momento nos han mentido, así como nosotros hemos mentido a otros. Preferimos callar, es una verdad a grito herido silenciosa que todos asumimos pero no discutimos. Todos mienten, por razones indiferentes, ridículas, por amor, por lástima, por mitomanía, por desespero y por otras tantas cosas que realmente no vienen al caso.

Las razones de cada quién para mentir es válida desde el punto e vista de dicha persona, y como cualquier punto de vista u opinión es válido, por las circunstancias de dicha persona o momento y la situación. Mentir quizás hace parte de la vida cotidiana, no sólo en una relación de amistad o de trabajo sino en el día a día de las corporaciones, negocios, política y demás. Está en todos lados y así mismo la asumimos y continuamos con nuestras vidas. Cuando la mentira se mantiene oculta, o sea uno cree lo que le dicen sin llegar a descubrir que han mentido, no pasa nada, especialmente a niveles personales donde realmente dicha falacia no interrumpe o afecta nuestras vidas, porque no sabemos que nos han mentido. 

Sin embargo cuando nos damos cuenta de la mentira todo cambia, a pesar de que nosotros también hemos mentido, quizás a la misma persona que lo hizo con nosotros, no fuimos descubiertos, por lo tanto tenemos la ventaja de la ignorancia ajena y el conocimiento propio. Pero el saber que alguien nos mintió, especialmente al comienzo cuando uno no miente por mentir, deja un sin sabor en la boca y evidentemente la manera de ver a dicha persona cambia y la perspectiva de todo lo que era y podría ser se derrumba.

Lo curioso es que podemos dejarnos mentir tiempo después, la confianza a veces deja que uno deje pasar una que otra mentira porque conocemos, o creemos conocer a la otra persona. Se ha creado un vínculo que a menos que sea una gran mentira no estamos dispuestos a romper tan fácil. Pero cuando no existe ese lazo simplemente desechamos toda posibilidad, porque desde el comienzo ya sabemos que no podemos confiar en dicha persona. Una vez tenemos la confianzs uno que otro desliz de la boca y una falacia aquí y allá no es tan preocupante. Pero cuando es alguien que apenas conocemos se convierte en un gran problema, el gran elefante blanco que nunca olvidaremos y que trunca toda posibilidad de confianza, lo cual definitivamente daña cualquier futuro.

Es extraño como a pesar de ser conscientes de nuestras propias falacias, continuamos juzgando a los demás por las de ellos. Seguimos alejándonos o cortando relaciones porque descubrimos que nadie es cien por ciento sincero. Lo que cambia, como siempre, es ser totalmente ignorante al asunto, si no conocemos la mentira, sea al comienzo de una relación o al final, si no sabemos acerca de la mentira estamos bien y podemos inclusive enterarnos después de dicha falacia pero ya no nos dolerá ni nos molestará tanto.

Pero si desde el comienzo comenzamos a darnos cuenta que una persona no ha sido sincera, nos alejamos y perdemos toda confianza. ¿Cuál es la diferencia? Confiar desde el comienzo o en medio de una larga relación, cualquiera que sea, debería ser igual, o perdemos toda confianza o seguimos como si nada.

Sin embargo creo yo que es el paradigma que tenemos de construir una relación basados en la confianza, desde el comienzo, que logramos entender que no todos somos perfectos, que todos mienten, como nosotros y que se pueden dejar pasar ciertas cosas porque ya conocemos, entendemos y sabemos de la otra persona. 

Es la falta de confianza para construir una relación la que daña las cosas, si desde el comienzo nos damos cuenta que el otro es igual a uno, osea que miente, nos protegemos para no salir heridos, ya que sabemos que a futuro es posible que descubramos peores mentiras y falacias que realmente nos puedan molestar. 

Todos mienten, siempre, sin importar el por qué o el para qué, la pregunta es que tanto estamos dispuestos a dejarlo pasar, para protegernos, o simplemente dejarlo ir y continuar, haciéndonos los inocentes, conociendo la mentira y dejarlo ir por el bien de lo que se pueda construir a futuro. 

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