2/8/13

Opciones

La vida está llena de caminos, decisiones que en muchos momentos de la vida hemos tenido que tomar, a veces sin siquiera saberlo tomamos decisiones que afectarán nuestro futuro, no solamente inmediato sino lejano. Nos dan opciones, nos dan caminos, guías, mapas, o guiños de todas las posibilidades que podemos encontrar en nuestro camino, a veces sin pedirlas, y otras tantas veces rogamos porque haya una luz o algo que nos diga qué hacer o qué es lo más conveniente para nosotros.
Algunos creen en un destino implacable, ese en el cual estamos aquí bajo un plan divino o superior, como lo quieran llamar, otros creen en el libre albedrío, en el cual somos dueños de todas las decisiones que tomamos y sus consecuencias. Son puntos de vista basados en principios muy diferentes en cuanto a la práctica, pero en la teoría parten del principio de individualidad que por alguna razón sentimos en nuestras vidas. Esa individualidad que nos hace ser lo que somos y que asumimos como bandera para diferenciarnos de los demás, por ende podemos tomar decisiones conscientemente sin necesidad de un plan diseñado. Por otro lado existe el mismo sentido de personalidad, pero de un todo, mucho parte de las tradiciones religiosas en las que se traza un destino para la humanidad, un plan elaborado por Dios para con su creación en el cual hay que seguir ciertas normas para poder acceder al siguiente nivel.
Sea cual sea la posición partimos de la misma base, el ser en un planeta viviendo una vida que no entendemos, que no pedimos y que no entendemos para qué o cómo funciona ni cual es el origen que determine el fin de la misma. Sin profundizar filosóficamente en las eternas preguntas de la humanidad, simplemente tomamos dos posiciones o creemos en el destino implacable o creemos en la completa libertad de decisión. Sin embargo como la vida nos enseña muchas veces no todo es blanco y negro y siempre, porque es además naturaleza humana hacerlo, consideramos que existen otras opciones o una mezcla de las ya existentes.
En mi caso creo en el destino, pero no por el plan de un ser superior o algo determinado que ya ha sido escrito desde tiempos inmemorables, cuando el tiempo ni siquiera existía irónicamente. No creo en el destino como un plan trazado por alguien, o varios, que determinen los pasos a seguir como un juego o un libreto simplemente por diversión. Sin embargo si creo en un camino que hay que seguir, por razones desconocidas si no lo fueran no tendríamos por qué estar aquí en primer lugar, y ese camino está diseñado para ser recorrido de una u otra manera, y es ahí cuando entra el libre albedrío. Durante el camino tenemos opciones, puertas o ventanas que nos encontramos en diversas situaciones, en ese caso escogemos A o B, muchas veces creemos que tenemos miles de opciones, pero en realidad siempre se reducen a dos, A o B. Esa es la libertad que creo que existe, y que me he permitido, o eso creo, dentro del camino trazado, puede ser otra artimaña para hacernos creer que el libre albedrío existe, darnos “opciones” que realmente no son más que un aliciente para seguir con una vida ya trazada.
Personalmente no me gusta la idea del destino, pero la tomo porque es una salida fácil, el destino ha hecho y hará todo lo que mis buenas o malas acciones realicen en el mundo, si lo sé es una posición muy facilista, me lavo las manos ante todo en mi consciencia porque lo que hice o haré ya estaba predeterminado. En teoría es así de sencillo, en la vida real no lo es tanto, hay miles de factores que influyen para uno asumir ciertas posiciones y culpas y demás, pero eso es harina de otro costal.
Es una posición fácil pero al mismo tiempo me libera de tener que pensar el qué será o qué hubiera sido si, ya que no tengo por qué pensar en eso, voy esperando que pasen las cosas y cuando lleguen los pequeños momentos de libertad que se me otorgan puedo decidir qué hacer y así aventurar en el mundo del destino sin preocupación alguna. Es mi manera personal de asumirlo ya que así hasta el momento no me ha ido nada mal y no tengo remordimientos ni preguntas acerca de lo que ya he hecho.
Ahora bien esto pone sobre la mesa algo mucho más interesante y es el hecho de que siempre así haya sido una vez en la vida, nos hemos imaginado cómo sería nuestras vidas si hubiéramos hecho tal o tal otra cosa, qué hubiera cambiado, dónde estaríamos ahora si no hubiéramos hecho el viaje, sino hubiéramos decidido hacer lo que hicimos en algún momento particular, decirle a alguien ciertas cosas, y demás situaciones que todos hemos vivido que posan esa pregunta del qué hubiera sido si….
Según la física cuántica y la teoría de cuerdas existen universos paralelos en los cuales una replica de cada uno de nosotros existe y por ende en cada uno tenemos vidas paralelas, vidas en las cuales se tomó la decisión contraria a la que tomamos en ésta, por o tanto el resultado fue diferente. Si tomamos como base ésta teoría significa que por cada situación en la cual había muchas opciones, así al final en ésta vida se reduce a dos, todas esas otras opciones que no tomamos fueron tomadas en nuestras vidas paralelas y estamos viviendo, sin saberlo, todos los posibles resultados de esa situación en particular.
En lo personal no creo que esa parte de la teoría de cuerdas tenga razón, pero eso no quiere decir que la idea no sea algo fascinante desde cualquier punto de vista que se le mire.
Si pudiéramos vivir otra vez nuestra vida ¿cambiaríamos algo?, ¿repetiríamos exactamente lo mismo otra vez?, significa un sí a la primera pregunta ¿que no estamos satisfechos con nuestra vida?. ¿ O que quizás queremos hacer las cosas mejor, o probar algo diferente?. Cada uno se ha hecho estas preguntas muchas veces. Yo personalmente a veces he pensado qué sería de mi vida si no hubiera hecho esto o lo otro, lo mejor del asunto es que no hay respuesta, nunca se sabrá, nunca sabremos, podemos suponer, “soñar” con eso, quizás es algo que nos hace seguir adelante, quizás es eso lo que soñamos en las noches y no recordamos, es ese quizás el motor de nuestra vida y por eso seguimos adelante, para querer seguir tomando decisiones, escoger la puerta A o la B para saber si realmente estamos o no haciendo un buen trabajo, quizás para corroborar si nuestro destino ha sido benevolente o tenemos que pasar una vida de mierda, depende como cada un lo vea, y así mismo tomar partido de ser pro destino o pro libertad.
Zugzwang es un término utilizado en ajedrez en el cual la mejor opción es no mover ni una pieza, cuando todas las opciones no benefician al jugador. Creo que en la vida pasan muchos Zugzwangs pero por el correr del tiempo que nos impulsa hacia adelante así no movamos, nos hacen mover.
No podemos determinar cada paso o cada movimiento, muchas de las consecuencias inclusive son incomprensibles, o simplemente no podemos saber realmente qué pasará con el aleteo de una mariposa al otro lado del mundo. Consecuencias hay, algunas cambian la vida para siempre, otras alteran o distorsionan un poco la idea de vida o de camino que llevamos, algunas simplemente son lo que llaman saltos de fe para poder seguir adelante y esperar lo mejor. En otros casos lo mejor es no moverse, pero nos movemos por la misma inercia del mundo que gira y nos lleva del día a la noche y así sucesivamente sin querer, pero seguimos, con un camino o sin él, con un destino implacable o con la libertad de poder escoger el camino asumiendo cualquier consecuencia.
A veces pensamos sólo en nosotros y eso nos lleva quizás a no comprender la magnitud de un universo vasto en el cual somos tan insignificantes como el grano de arena en el mar. Muchas veces esto nos lleva a cometer más errores que aciertos, es inevitable no pensar en el qué hubiera sido de mi si…. somos individuos y pensamos como tal, pero el entorno ahora juega un papel muy importante en nuestras vidas y todos los qué hubiera sido si afectan, o hubieran afectado, miles de tantas otras cosas a nuestro alrededor que es inimaginable.
Yo seguiré preguntándome muchas veces que pasaría si hago o no tal cosa, o si decido coger a la izquierda que a la derecha, es un ejercicio interesante solamente por el hecho de cuestionarse la vida humana en lo más elemental y frágil que es tomar decisiones. Pero por otro lado el destino o la libertad, sea cual sea, me permite disfrutar a cada momento de los giros a la derecha a la izquierda o de quedarme estático esperando, es lo bonito que tiene tanto el destino como su intrínseca libertad apriosionada.

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