2/8/13

Dirección

Para casi todo ser humano, por no decir que todos, hay un propósito en la vida, ya sea algo que nos han dicho que es ese propósito o porque realmente creemos que hay un por qué de las cosas y de nuestra existencia. A muchos nos dan cierta educación y en esa formación nos dicen hacia dónde nos debemos dirigir, o por qué esa dirección es la correcta, no nos dan muchas pistas ni nos dicen las verdaderas razones del por qué tenemos que ir hacia un lado y no hacia otro. Y no me refiero a escoger entre el bien y el mal, o hacer el bien y no coger un mal camino, me refiero al hecho de que nos dicen cómo debe ser una vida “ideal” cual debe ser ese propósito y nos impulsan a continuar de cierta manera una tradición milenaria de nacer, crecer, reproducirse y morirse, con algunas otras estaciones de por medio pero que contribuyen a ese objetivo final.
La mayoría de la gente adopta este tipo de orientación como su dirección, de alguna manera al ser tan pequeños no cuestionamos mucho, o nada, lo que nos dicen nuestros padres o maestros, cuando ya estamos en edad de hacerlo cuestionamos o nos rebelamos ante ciertas cosas, pero esa idea original parece permanecer y crecer muy fuertemente en nosotros y por eso es algo que pocos cuestionan o ante lo cual se rebelan.
Muchas de las vidas de los seres humanos ya están determinadas por ese destino que parece implacable pero a su vez lógico de un ciclo de vida en el cual hay que dejar un legado, hijos en principio, y llevar una vida digna o al menos que enorgullezca y que nos de una satisfacción por el hecho de estar vivos, y también claro, agradecer que nuestros mentores hayan hecho un muy buen trabajo y así podamos continuar la obra.
En estos términos generales la vida es algo aburrida, son 4 grandes estaciones por las que hay que pasar, por lo que hay en el medio cada uno es responsable y es quizás lo que hace a cada persona única dependiendo de sus propias experiencias o diferentes estaciones en las cuales se haya bajado para “vivir” la vida. Más allá de eso todos estamos en el mismo costal y si resumimos la vida en dos etapas es nacer y morirse. Las preguntas filosóficas del por qué y para qué son cuestiones personales o sociales que se han debatido por milenios sin realmente entender o llegar a una razón que satisfaga a todo el mundo. La religión, la filosofía, las corrientes alternativas, etc, ofrecen diferentes visiones e interpretaciones de la misma y cada uno escoge o una o varias de esas corrientes para encontrarle esa dirección a su vida.
Yo pienso que dirección debe haber propósitos, metas, objetivos, pequeños o grandes, o medianos, cosas que uno se proponga hacer, una lista que se va a ir tachando de a poco, en lo posible, a la medida que se vayan logrando cosas. Abordar el camino de la vida como algo general y com un objetivo tan cerrado como nacer, crecer, reproducirse y morirse es algo triste, no es satisfactorio, no llena del todo, hay muchas más cosas, entre esa inevitabilidad de la mortalidad humana, que hacen que todo sea más agradable y al final realmente satisfactorio el vivir. Los pequeños pasos que nos llevan a grandes cosas o a cosas significativas es lo que nos debe interesar, cada uno tiene sus propios intereses y sus visiones, quizás el adicto al trabajo es feliz haciendo lo que hace, aunque en muchos casos es consciente de lo que se pierde, sin embargo sigue por ese camino que de alguna manera, por tradición y muchas otras cosas, lo hace feliz y es como se deben hacer las cosas.
No hay manera de hacer las cosas, no existen errores en cómo vivir una vida, al fin y al cabo es sólo una o sea que el concepto de bien o mal no existe, simplemente se vive, al final cada uno es responsable de lo que haga y no hay cuentas que rendir o no hay por qué estar pensando en esas cuentas que uno necesita rendirle a alguien por algún motivo. No hay una dirección, no hay que llegar a ningún lado, las metas finales y las verdades absolutas no existen, y si lo hacen no tenemos la capacidad para entenderlas, son caminos que decidimos tomar, son pequeños propósitos que usualmente cambian con el tiempo, cumplimos pequeñas metas, pequeños sueños, que es más importante que cumplir un gran sueño porque al final nos quedamos sin ninguno realmente y nos sentimos vacíos. Hay que tener propósitos, ir explorando cada etapa, cada uno de ellos coronar esa meta y luego trazarse otra, sin apuros, sin complicaciones, hay miles por cumplir y siempre habrá algo que hacer al respecto, jamás nos quedaremos quietos, somos inquietos, nos movemos, mutamos, jamás cambiamos pero nos amos adaptando al mundo hostil que hay afuera, a las incertidumbres, a lo desconocido, a dar saltos de fe solo porque no hay otra salida, porque no volvemos atrás, vamos siempre adelante, son los pequeños pasos los que han hecho grandes al hombre, nunca hay una gran obra por si sola que aparezca por un solo paso, siempre son pequeñas cosas que nos llevan a otras pequeñas cosas, al final nos damos cuenta que podemos estar en la cima de la montaña, y cada parada se vuelve más importante y la recordamos siempre porque quedó marcada como ese propósito y esa pequeña meta que nos ha llevado a ser más grandes.
Desafortunadamente la vida post-moderna nos ha llevado a caminos sin sentido, a conectarnos irónicamente menos pero con mayores opciones, a poder compartir con el mundo entero, sabiendo que el mundo entero no es nadie ni nada. Caímos en la trampa del tradicionalismo, la fe, lo que escuchamos de pequeños, lo que unos cuentan, lo que otros oyen, lo que unos ven y lo que otros no pueden ver. Mi generación creció con los sueños irreales, con un camino definido hacia la “felicidad” que se proclamaba, pero nunca nos contaron todo el secreto, o quizás no lo sabían o hay un pacto de silencio para no revelar la verdadera vida a aquellos que vienen después de nosotros. Hemos crecido en muchas mentiras que de a poco van cayendo, aunque haya otras tantas que se están creando con los nuevos aires. Seguramente las generaciones futuras tendrán otras direcciones y creerán, como ya lo hacen muchos ahora, que la vida se basa en ciertas cosas que se tienen, y que hay que trabajar para mantenerlas o incrementarlas.
 No creo en direcciones, creo en propósitos, pequeños pasos, pequeños detalles, pequeñas cosas, al final el mismo universo está hecho de partículas ínfimas que arman un todo que vemos, pero de cerca cada pequeño paso, cada peldaño, cada pequeña cosa que está por ahí hace el verdadero propósito de la vida, no hay que ir a ningún lado, ni llegar a ninguna parte, hay que estar e ir a dónde se necesite.

No hay comentarios: