2/8/13

Espacios

5:30 am, despertar, levantarse, otro día más, otro como todos o uno diferente, las semanas pasan y se llaman igual, cambiamos meses cada doce ciclos, todo permanece igual, para muchos es suficiente, para otros es demasiado. El primer rayo del sol, la nube, la gota de lluvia que cae prediciendo el futuro, lo que hay por venir. Para muchos es demasiado, para otros suficiente. Algunos se sumergen en el día a día de una y otra actividad que los absorbe, permanecen y siguen, hacen parte de la rueda, no preguntan para dónde van, no les interesa parar, no observan, no escuchan, van cuesta abajo con todos los demás.
Otros, queremos detenernos, hacer pausas en cada giro, a veces es complicado, el vértigo puede con muchas cosas, pero la pausa, el instante es importante, ese espacio entre las 5:30 y el momento en el cual se pone el pie en el piso, ese instante entre la nube y el primer rayo de sol que nos roza la cara, ese espacio entre la nube gris y su primera hija que cae como kamikaze sin saber cual es su verdadero destino.
Nosotros buscamos el espacio, el pequeñísimo instante entre el corre corre, entre el diario vivir que nos carga a todos a cuestas, como un Karma maldito sin que sepa realmente por qué, a pesar de todo, todo sigue, y hay risas y llantos, y noches y desvelos, entre el cigarrillo, el vino, el sexo, dormir, levantarse, ducharse, mirarse al espejo porque sí y porque no, por reflejo, por instinto, porque no hay nada más que hacer, porque no sabemos que más hacer. Algunos viven seguros del destino final, seguros de que lo que hacen tiene algún valor, un propósito que será remunerado con el paraíso, la vida eterna, la verdad o cualquier otro fin que justifique los medios. Muchos van, simplemente van, no tienen espacios, no hay instantes de suspiros porque todos han quedado vacíos, han ido expirando con cada día después del otro sin saber el por qué de una cosa tras otra. Es una caída libre sin fin, no se puede ver el fin, no se preguntan por el fin, ruedan y ruedan y pasan las gotas kamikaze y pasa el sol y sus abrazos, y pasa la luna y su melancolía, y pasas tú y paso yo y pasamos todos, no se detienen, no nos detenemos para ellos.
Otros en medio del agite, en medio de tantas estaciones que pasan y pasan sin sentido, observamos el espacio, la milésima de tiempo que hay entre un rayo y su abrazo, entre la luna y su melancolía, entre el paso y el siguiente, entre el comienzo y el fin del suspiro, el espacio entre el cigarrillo y el que sigue, entre el sorbo de vino y el final de la botella, entre un sexo y el siguiente. Todo pasa inmediatamente, son entre los respiros de los ojos que no vemos la grandiosidad de lo lejano y lo cercano, ni siquiera en momentos de silencio percibimos los espacios que nos transmiten la vida que tenemos, eso que nos llena para seguir siempre las 5:30 am, el paso después del otro, la mirada, la tristeza, la alegría, la sonrisa, la decepción, el sol, la luna, el más allá y el más acá, lo que hay y no, lo que tenemos, lo que nos hace falta y no, eso que creemos tener pero se nos fue o nunca hemos tenido, eso que queremos tener pero nos mentimos a nosotros mismos por querer algo que no queremos y no sabemos por qué no lo queremos ni por qué lo queremos.
Los pequeños odios, las decepciones, las niñerías de tiempos de antaño, el recordar, el hacer planes para las 5:34, para la semana que viene, para el año entrante, para el próximo cumpleaños, la entrega, el furor, la pasión de aquello que amamos y no queremos tanto, el que hacer de todos los días, no querer hacer nada más por un instante, las 5:40, el momento de pararse, las 5:58, el agua está caliente, el café, el desayuno, esa mirada que por un instante se pierde en el infinito como pensando en todo aquello que somos, fuimos y queremos ser, esa mirada clavada en el horizonte perdido seguramente pidiendo por el futuro en silencio, uno bueno, alguna recompensa por lo bueno y un descuento por todo lo malo también, pero que sea más lo primero que lo segundo, ese instante de las 6:01 cuando ya por unos segundos más toda nuestra vida puede cambiar, o si nos paramos de una vez será el día tras el otro día, atreverse a romper esa regla, nadie nos juzga, nadie nos puede juzgar así quieran jugar a la moralidad que salvará el mundo.
Para algunos son las 5:30 am y luego simplemente viene un número tras otro, para otros entre las 5:31 y el siguiente paso hay un universo por descubrir, un momento por el cual detenerse, dejar la rueda y sentir un poco el polvo de la carretera, saludar a las kamikazes que resbalan por nuestro rostro, el abrazo del sol, el primer sorbo y el siguiente, los espacios que se llaman vida, para muchos es demasiado, para otros jamás será suficiente.

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