2/8/13

En busca de la redención

No sé que pasa últimamente que a mucha gente le ha dado por demostrar algo, en principio como algo completamente personal, pero sin embargo tratan de siempre restregarlo ante los demás como si hubiera o existiera esa desesperada necesidad de demostrar algo ante el mundo.
Son muchas las maneras de hacerlo, hay algunas metas que se pueden tomar como personales, correr una maratón, hacer x o y tarea o ejercicio como algo personal, como algo que se hizo en la vida, quizás por la necesidad, que no entiendo aún, de no pasar desapercibido, dejar huella, marcar historia, así sea dentro del círculo social cercano, algo por lo cual nos recuerden. Por otro lado existen los compromisos globales, eso de salvar el medio ambiente, estar en pro o en contra de maltratos o por decirlo en manera general, del mal uso de las cosas que nos rodean, ser mejores ciudadanos del mundo, como dirían algunos.
La verdad me tiene un poco harto y algo enfermo esta necesidad de asumir una pose social de interés o de hacerse notar por cosas que realmente, la gran mayoría en el fondo, no tienen idea de lo que realmente implica o de lo que se trata. Creo que es una cierta desesperación por tratar de encajar en el mundo post-moderno y sus preocupaciones apocalípticas que no cabían en generaciones anteriores. Creo que las tribus urbanas y sus derivados se han agotado, ya no sirve ser Punk o Metalero o Hippie o Candy o Metrosexual ni tantas otras tendencias, algunas válidas otras completamente estúpidas que se han inventado, para hacer que la gente haga parte de un “grupo” y sea parte de una pequeña sociedad, de cierta manera aceptada y verificada por los demás. Creo que este tipo de sub sociedades se han agotado, han sido tantas, tan banales muchas, y otras tantas ya desgastadas por el tiempo, que ahora se trata de hacer parte de un grupo global, de sentir que se está haciendo algo por otra especie, o por el planeta, algo que realmente marque diferencia, una que realmente se marca solamente por el desespero social de sentirse “especial”, parte de un algo que es más grande que nosotros, algo que nos haga trascender.
La verdad pienso que la mayoría de estas posturas no son más que una necesidad de sentirse especial, parte de algo grande, algo que moralmente, dentro de los preceptos judeo-cristianos los cuales se inventaron dicha moralidad, sea válido para la humanidad en tiempos revolucionarios de conexiones interactivas y de estar en permanente contacto con lo que sucede en el mundo. No es más que un afán de sentirse parte de un grupo más grande, uno de esos que no peligra en desaparecer, como las modas candy, metrosexual, hipster y demás que nos inventamos sin cesar sin sentido alguno. Para muchos estas no son alternativas y hay que buscar algo más seguro, ya que el hecho de hacer parte de un “sentimiento” más global hace que haya menos espacio para los señalamientos y hace más fácil manejar las sutilezas que esto presenta. Ahora todos quieren hacer algo por alguien, sea o no de la especie humana, contribuir con el “cambio del mundo”, quieren hacerse especiales, quieren sentirse especiales, que lo normal y trivial de la vida tenga un plano más trascendental en un aspecto universal.
No sé en qué momento nos han metido ese gol de tratar de ser “especiales” y de contribuir con una causa más allá de lo humano, no sé por qué la gente necesita sentirse “especial” siendo que de por sí ya somos ESPECIALES, no tenemos por qué buscar otras especialidades o algo que nos haga especiales. Nuestro pensamiento no da para pensar que ya somos el todo, que hacemos y siempre hemos y haremos parte del todo que es la existencia, desde la partícula subatómica más pequeña hasta el vasto espacio que ocupa el universo que nadie conoce, y ni siquiera imagina. Ese afán de hacer que nuestra precaria existencia sea especial en este plano tan mundano y tan material es algo innecesario, de por sí el hecho de estar aquí ya es algo supremamente especial, que no lo entendamos no significa que no sea así.
Me irrita un poco el afán de alguna gente de hacerse ver desde un ángulo completamente débil que de cierta manera implica que hacen algo más de lo que supuestamente se debería hacer, el “bien” por encima de lo que no se supone que se deba hacer, el “mal”. No creo que exista ningún tipo de actividad que pueda cambiar lo que es y será, claro que existe ese pequeño aporte en relaciones interpersonales, que realmente a gran escala aunque importantes no son realmente trascendentales para la magnitud del universo en el que vivimos. Igual todo eso tiene una razón, cada persona y cada vida que podamos “afectar” positiva o negativamente, que no es lo mismo que para bien o para mal, es algo que hace parte del panorama más grande, eso que pocos comprenden y que en el fondo es lo que buscamos en miles de diferentes maneras, a veces con éxito y otras veces con caminos y puertas cerradas. No existe tal cambio trascendental, ni escribir o cambiar la historia o hacer algo que nos recuerde como algo mejor o peor que otros, eso existe solamente en la consciencia de cada persona que nos conoce, en lo que cada uno al fin y al cabo puede percibir de cada uno, porque nadie puede percibir el panorama completo, somos demasiado complejos, y sencillos a la vez, que ni siquiera nosotros podemos describir para nosotros mismos claramente lo que vemos ante nuestros ojos.
Esas nuevas tendencias de aportar algo por el “bien mayor”, son ideas que de a poco nos han ido metiendo en la cabeza tratando simplemente de contribuir con unos pequeños sistemas que buscan unos intereses, que no tienen nada ni de bueno ni malo, sino simplemente hacen parte del engranaje de esta gran máquina llamada universo que lleva a un fin sin una relevancia significante para nadie ni nada. Es impresionante ver como se ha creado un afán de dejar una huella en el mas allá, o acá, dependiendo, como una necesidad humana de ser “especial”. Es claro que la influencia de la post-modernidad ha afectado el actuar real de lo que somos y a lo que realmente hemos venido. Es un camino complicado, lleno de variantes, lleno de dudas, de riesgos, de cosas desconocidas que producen eso que llaman miedo en nosotros, y quiero pensar que es quizás por eso que se busca redimir nuestra existencia en cosas que dentro de nuestro concepto, muy personal, de hacer el bien, son válidas para lograr ese objetivo, quizás pensando en que así nos ganaremos una salvación o sea lo que sea que cada uno entienda o quiera entender por ese “bien mayor” que exista y no sentir de cierta forma que hemos desperdiciado una vida sin sentido metidos entre las actividades cotidianas que pierden sentido y dirección muchas veces y el buscar algo que no sabemos muchas veces qué es.
No me gusta la nueva tendencia a tratar de buscar caminos de redención social, o humanitaria, de sentir que hay que demostrar algo, así sea a nosotros mismos pero reflejarlo en los demás, como un sentido de aprobación, como lavarse las manos y decir ya hice mi parte y espero que de alguna manera eso redima nuestra existencia pensando en que con eso ganamos o al menos hicimos el intento de ganar algo, que nadie sabe realmente que es y nos espera al otro lado de esto que llamamos vida. No existe ni debe existir tal deseo o anhelo de hacer este tipo de acciones, a menos que sean totalmente auto indulgentes, en ese caso solo nos incumben a nosotros mismos sin importar las aprobaciones o resultados a las que éstas lleven, pero sin esperar así sea solo por suerte o carambola, que éstas den una imagen externa de algo que realmente no tiene importancia. Todos somos lo suficientemente especiales sin hacer nada especial, porque de eso se trata todo, no hay que buscar ese concepto de ser “especial” realmente, no hay nada que no redima porque no hay nada que redimir, no hay nada que nos haga más o menos especiales porque ya lo somos en su justa medida y para que todo se mantenga en equilibrio como debe ser, nuestra medida se junta con otras medidas de aquellos que nos rodean, sean pocos o muchos, que necesitan de nuestra justa medida para mezclarse con la de ellos, pero nada más que eso, por eso todos somos especiales dentro del gran engranaje de todo lo que nos rodea, todo es justo, medido, no hay redenciones, no hay mal ni bien, no hay nada más que nosotros que somos el todo y el todo que somos nosotros.
Estamos buscando en el camino equivocado, estamos dejándonos llevar por cosas sin sentido, buscando por aquí y por allá cosas que no se nos han perdido, ni cosas que nos dicen debemos encontrar. Todo se encuentra adentro es sólo cuestión de enfocarse en el rumbo correcto para encontrarlo, no necesitamos la redención ni la aprobación de nada ni nadie, ni dejar huella, porque ya lo hemos hecho tan solo con la acción de estar aquí para todos o para nadie.

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