El breve espacio en que no estoy
Algunos de los mejores instantes en la vida de cada persona, son aquellos en los cuales dejamos de existir para el mundo, tanto de afuera para adentro como en sentido contrario, en los que simplemente nos encontramos a solas con el mundo, en su sentido más general y magnánimo, y lo más importante con nosotros mismos.
Yo valoro mucho el tiempo a solas, detrás de ésta afirmación puede haber muchas interpretaciones de cosas que han pasado en mi vida, o en sí la vida misma que me ha tocado vivir que me ha hecho irremediablemente ermitaño y frecuentador de momentos de soledad. Para muchos el estar solo asusta, intimida, y conozco muchos que no tienen la capacidad para realmente aprovechar ese tiempo, así sea para no hacer nada, pero creo que el enfrentarse a los pensamientos en muchos produce cierta repulsión y miedo.
No existe una táctica real para determinar si el estar o no solo mucho tiempo sea realmente bueno o malo, yo creo que todo depende del uso que se le de a ese tiempo, tanto a solas como cuando se cuenta con una compañía, por lo tanto no se trata de convencer o defender la soledad por el simple hecho de que a mí personalmente me funciona muy bien y aprecio mucho ese tiempo en el que no estoy.
El encuentro personal, o el simple hecho de dedicarse a cosas íntimas que producen cierta satisfacción en uno por x o y motivo creo que es muy valioso, es más pienso o para mí no hay nada más valioso que re-descubrirse, re-inventarse, y estar constantemente en movimiento interno, que puede que no sea muy obvio hacia el exterior, pero que refuerza y de alguna manera cambia un poco la percepción del mundo y eso se refleja así sea de manera mínima en el afuera. Esa capacidad de re invención, de volver a descubrir o simplemente explorar de nuevo tantas cosas que se hallan en uno, quizás ocultas o enterradas por el afán, muchas veces innecesario, de la vida post-moderna, es lo que realmente nos hace seguir adelante. Creo que muchos tenemos, o hemos tenido, la idea falsa de contar con las personas que nos rodean, o que eso nos hará más fuertes o nos brindará cierto tipo de soporte o apoyo. No lo tomen a mal, no digo que la gente no sirva para nada ni que las personas que nos rodean a cada uno de nosotros sean inservibles o que sus consejos, apoyos, etc, no sirvan de nada, es más sirven de mucho, porque es otra versión de una idea, es la manera de ver las cosas desde una manera inimaginable, ya que no hace parte de nosotros, es externa y completamente novedosa y ajena, que parece salida de una película o de un diálogo imposible con nosotros mismos. El hecho de contar con personas que nos apoyen y estén ahí para nosotros es algo muy bueno, es más es algo casi tan apreciable como el hecho de estar con uno mismo. Sin embargo esa idea de que se requiere o que ese apoyo incondicional que nos brindan, etc, es una manera de poder seguir adelante, para mí es falso, no digo que no contribuya y sea un aliciente, pero realmente eso que tenemos enterrado por ahí, eso que nos hizo algún día que descubriéramos que nos gusta más el azul que el rojo, o la noche en vez del día, o esa vez que escuchamos una canción por primera vez y nos enamoramos de ella y de todo lo que la rodeaba, eso que nos hizo dar el paso para hacer lo que queríamos, para no hacerlo, para tomar todas las decisiones mayores y menores de nuestras vidas, eso que está ahí es lo que jamás nos abandonará, y es lo que realmente somos, son como nuestros átomos que se juntan para hacernos.
Para mí los momentos en que no estoy son valiosos, como éste, estoy conectado ahora con el mundo, estoy ahí afuera, pero al mismo tiempo estoy sumido en mi propio universo, en una exploración renovada, en un descubrimiento, en un viaje a lugares que muchas veces no visito, que olvidé por alguna razón, o que simplemente he guardado para ocasiones especiales, ese reencuentro conmigo mismo, con el yo de hace año, con el yo del futuro, con ese molde que se sigue forjando cada vez más y que hará que en unas horas o minutos quizás me reintegre a lo que llamamos mundo, y pueda seguir paso a paso con la ridiculez de la vida que nos toca vivir. Es la manera de seguir adelante con proyectos, ideales, utopías, caminos que no sé a dónde conducen, que no tengo idea si serán o no los correctos, creo que hace tiempo perdí la noción y el significado real de lo que es o no correcto, mis parámetros de medición en cuanto al bien y al mal están distorsionados y ya no veo tan claro, desde el punto de vista social, lo que se dice ser malo o bueno, ya no estoy tan seguro de nada.
Pero esa es la fuerza que me hace seguir, claro de las otras personas que andan por el mismo camino, dándome apoyo, fuerza y demás también, pero es más el recuerdo de lo que he sido, del camino recorrido, y del saber y sentir que aún sigo con vida gracias a todas esas buenas y malas decisiones, y demás, que hace que en esos momentos de quietud pueda renovarme y seguir con la batería cargada, al menos para esperar que pasa, qué otras buenas o malas decisiones me llevarán a nuevos mundos, que otras líneas que antes estaban claras en mi vida se irán borrando y ya todo no será tan evidente y como se mostrará el camino en frente de mí.
Ese breve espacio en que no estoy es uno de los momentos más preciados, es lo que hace que pueda seguir adelante sin pensar en nada más que seguir por seguir y esperar el final del camino, a ver si de aquí a allá es todo o que esperaba, más o menos, o si simplemente es algo que simplemente me sorprenderá más allá de todo lo que me podría haber imaginado.
El camino es largo, pero es excitante, para mí la única manera de mantenerme con vida en tan complicada empresa es desaparecer por breves momentos, que de a poco me siguen alimentando con eso que necesito y todo eso que es necesario para poder levantarme de nuevo y seguir disfrutando del placer de este camino melodramático y jocoso que se ha puesto ante nosotros.
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