Cuándo surgen más preguntas de las respuestas que uno estaba buscando todo se resume en pensar si se ha tomado la decisión correcta, si esa excusa para salir fue necesaria, si será un error al final, si todo será como antes y ese período de tiempo será como un sueño y una aventura de película que quizás hasta nadie crea. Cuándo hay más preguntas que respuestas, o al menos surgen unas nuevas y grandes incógnitas, no se sabe realmente qué camino tomar. Estoy solo, en el momento de la encrucijada, no es nada completamente nuevo pero esta vez las circunstancias son completamente diferentes, estoy en un ambiente extraño, ajeno, estoy fuera de mí y dentro de otro mundo que no me pertenece. Siempre se viene a la cabeza esa pregunta del qué camino tomar, hacia dónde irá uno, por qué en primer lugar me encuentro dónde estoy y sobre todo recordarse siempre para qué es que estoy aquí haciendo lo que hago. Esas preguntas aunque se resuelven con relativa facilidad pueden no siempre ser respondidas con la absoluta verdad, y no me refiero a que uno se mienta o mienta con respecto a los porqués, sino que puede haber algo más que uno no está diciendo, puede haber algo más que uno ni siquiera sabe que es, pero que lo siente, está ahí y quiere salir, pero quizás uno no lo deja.
Hay muchos tipos de preguntas que uno carga, algunas que son muy importantes por razones generalmente personales que son las que uno quiere resolver lo más pronto posible, otras caen en una categoría de curiosidad, solamente se quiere saber algo del por qué de ciertas cosas que uno aunque muchas veces inclusive puede tener una respuesta sigue sin saber bien por qué es así y hay que comprobarlo casi científicamente para darse cuenta de cómo son las cosas. Otras son preguntas generadas por otras preguntas a veces ya resueltas o de preguntas que están formuladas de cierta manera incorrecta que generan otra pregunta de pronto más adecuada. Otras son preguntas que nos hacen, que no las esperamos, algunas tienen respuesta sencilla, otras hay que pensarlas y hasta muchas veces esas preguntas de otros se vuelven parte de nuestro saco de preguntas y nosotros mismo tratamos de hacerlas parte de nuestra vida. Hay otras que surgen de la nada, o porque la vida se trata de recorrer caminos y a medida que los vamos caminando aparecen, porque se nos presentan de manera humilde o imponente y es muy difícil alejarlas.
Muchas preguntas han sido resueltas con facilidad, prueba superada, sin mayor esfuerzo, sin
mayor problema, sin mayores complicaciones, a veces lo curioso es que éstas son las que uno piensa que quizás vayan a tomar más tiempo y sean más complicadas y simplemente se desenvuelven sin complicaciones. Otras por otro lado se mantienen igual, sin mucho interés personal por ser resueltas, porque no son preguntas tan importantes que requieran inmediata atención, quizás son las mismas preguntas hace mucho tiempo que en el fondo sabemos que sea cual sea la respuesta no mucho cambiará eventualmente y solamente queremos es una razón por la satisfacción de saber simplemente cual es la respuesta. Otras son un poco más urgentes y algunas pistas han aparecido pero quizás ninguna de ellas es lo suficientemente fuerte o muchas de ellas no son pistas reales sino distracciones que enturbian el camino, por lo tanto se vuelven preguntas de alta importancia, no de tensión realmente, sino de esas que uno siempre tiene pendientes, esas en las que uno está atento a cualquier cosa que pueda darnos una solución, es simplemente como una pequeña astilla que a veces molesta pero que no nos va a matar pero cuando la sacamos sentimos un alivio enorme. Hay otras preguntas que han surgido de muchas respuestas, se han entendido y comprendido muchas cosas pero de esas mismas conclusiones aparecen otras nuevas inquietudes, a veces dirigidas hacia otros caminos que no tienen que ver con la incógnita original, y otras relacionadas pero apuntando a quizás temas más profundos o relacionados.
Todas esas preguntas pasan un día tras otro por la vida de cada ser humano en el planeta, van y vienen, se quedan, se olvidan, regresan y se transforman, son como la energía que quizás nos haga seguir y seguir o por lo menos nos mantiene con la inquietud de saber sobre la vida y lo que es este juego. Pero hay unas, siempre las más importantes, siempre las que tienen más peso, las que son personales, íntimas, esas a las que uno siempre ha querido conocer la respuesta y que han estado ahí como un animal viviente, palpitando a cada momento, esas que siempre tenemos en la punta de la lengua y que deseamos con todas nuestras fuerzas sean resueltas lo más pronto posible, que hasta buscamos respuestas donde lógicamente sabemos es imposible encontrarlas.
Esas son las que nos ponen en la encrucijada, esas en las que uno por lo general está solo, esas que aunque se comenten y se debatan con amigos y demás jamás podrán ser comprendidas. Son esas preguntas que realmente son nuestras, nos pertenecen, las creamos por diferentes razones y son parte de nosotros, nos importan más que quizás muchas otras cosas y nos martirizan día a día, a veces, y es algo que no podemos evitar. Esas son las preguntas que ahora, otra vez porque no han sido resueltas, aparecen y lo ponen a uno a pensar en tantas cosas que debido a las circunstancias hace que todo sea un poco más difícil. Durante casi tres años y más puedo decir, quizás toda mi vida desde hace doce años o algo así, he tratado de buscar la respuesta a algunas preguntas, no son muchas pero debo decir que son lo que en medida hacen que mi vida quizás eventualmente al final pueda tener algún sentido de vida normal, que es algo que igual combato pero que en el fondo algo de normalidad es lo que se busca. Para muchos de los que me han leído desde hace tiempo, me refiero casi desde que comencé a escribir este blog que es apenas un veinte por ciento de todas las cosas que he escrito antes en otros sitios y en mi archivo personal, de pronto podrán sentir un hilo conductor en lo que digo y en muchos otros escritos en los que hablo más o menos con la misma idea, y por lo tanto quizás entiendan a lo que me refiero.
Para los otros pues supongo que de alguna manera igual tienen sus propios cuestionamientos que quieren resolver o que han querido resolver desde hace tiempo y tener algo en sus manos de saber por qué. A veces no importa si la respuesta es negativa, es solamente conocer la respuesta lo que es importante, no importa si no es lo que uno en el fondo quiere, que por lo general es algo bueno, sino saber simplemente la razón. Un lado negativo de conocer las respuestas o de querer a veces con desesperación saber por qué, que alguien sepa por qué para uno poder cambiar o hacer algo, es que luego quizás el mismo camino en frente no tenga mucho sentido, si muchas de esas preguntas se responden, al final no importa la respuesta, nos encontramos con manos vacías y aunque siempre se van a generar nuevas preguntas, quizás esas grandes preguntas nos harán falta una vez sean respondidas.
Estoy lejos, aparte de todo, de todos, no tengo nadie lo suficientemente cercano como para poder debatir estas cosas filosóficas de las complejidades y por qués de mi vida o nuestras vidas, y sí debo decir que ahora extraño eso y quisiera poder tener alguien así aquí. No digo que estoy completamente solo, porque de alguna manera para llevarme bien con la gente no tengo problema por lo general y soy bastante des complicado en ese sentido, pero digamos que las cosas aquí se mueven a otro ritmo y lograr ese tipo de comunicación es diferente a lo que uno al menos está acostumbrado. La solución es fácil, acostumbrarse, tampoco es tan complicado, pero pues todavía no lo he hecho, no del todo, aún estoy tratando de hallarme en muchas circunstancias que aunque no son nada extrañas de todos modos no hacían parte de mí antes. Claro seguramente en el futuro cuando lea esto me ría y les diga que ya todo cambió y que me adapté o me adaptaron o no lo hice y lo resolví todo por mi cuenta y que no importa, al final cualquiera de esas razones funcionaría.
Pero el presente es ahora, y ahora es cuando aunque hay muchas cosas que no merecen más mi atención, preguntas que ya fueron resueltas, otras que ya ni si quiera me importan porque me dí cuenta que no tienen mayor importancia real, las otras esas que son como raíces que han estado ahí y molestan de vez en cuando, esas son las ahora bajo las circunstancias me detienen, me asustan y me hacen ir un poco más allá y cuestionar otras cosas alrededor. No estoy tratando de buscar ayuda, o si de pronto si, por este medio, pero si necesitaba el espacio para desahogarme y dejar de pensar tanto en esas preguntas precisamente, y tratar de tener esa paciencia y calma y flujo del universo que simplemente me lleve y al final poder aceptar sea cual sea mi destino, que las cosas son como tienen que ser porque tienen que ser así, esa respuesta de por qué así y no de otra manera no me interesa resolverla, solo quiero saber la razón, asimilarla y seguir adelante quitándome el cuestionamiento de mi cabeza.
Todo cambia repentinamente, eso es algo que no cambia en ninguna parte, y algo que se veía tan natural, posible, accesible, vuelve a convertirse en un gran signo de interrogación que conlleva a un huracán y a una tormenta de cosas que vuelve a revolver todo. Han pasado casi cinco meses y pensé que este momento aquí no llegaría, se tardó un tiempo prudencial, pero llegó y ahora no sé qué hacer con él, supongo que eventualmente con el paso tan rápido del tiempo, así me quede yo estático pensando y pensando, algo pasará que me sacará del limbo y seguiré andando otra vez, hasta que llegue este momento otra vez, o quizás con algo de suerte o con ayuda del destino se solucione todo de manera inesperada, como muchas veces suele ser la manera del universo.
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