13/4/09

Mito

No quiero ser un mito, ni grande ni pequeño ni término medio. No quiero ser un mito, no quiero ser uno de esos personajes de los que poco se sabe y mucho se especula, como la gran mayoría, por o afirmar que todos, de los personajes que de alguna manera tienen una página en la historia. Hitler, Napoleón, Cobain, Morrison, Jesús, Krishna, Gandhi entre otros tantos que hacen parte de la iconografía mundial. Claro que yo estoy lejos de ser cualquiera de esos íconos, y menos mal es así.

Pero de todas maneras los seres humanos somos mitos, bastante reales, para los demás. Nosotros somos la imagen, el reflejo de lo que otros ven e interpretan de nuestra verdadera esencia. Ni siquiera nosotros mismos nos conocemos lo suficiente para saber qué o quiénes somos, mucho menos aquellos que nos rodean tendrán una imágen clara, medianamente, de lo que somos realmente. Todos somos mitos de los demás, por más que tratemos de mostrarnos como somos, por más que siempre seamos honestos, no usemos máscaras, de todos modos la mayoría de ese reflejo lo hace el receptor, aquél que está en frente, el que juzga en su mente, se hace ideas, se cuestiona, idealiza lo que cree que somos. Por lo tanto somos el mito de cada persona que conocemos, y quizás de muchas otras personas que no conocemos pero que por aquello del voz a voz quizás alguien sepa que existimos, mas no realmente quiénes somos porque somos parte de la invención popular, somos un chisme de algo que alguien quiso que así fuera.

Todos somos mitos y todos son mitos para nosotros, realmente nadie es lo suficientemente real, creo que es humanamente imposible para nosotros imaginar lo demás como tal y viceversa, que nos convertimos en lo que los demás creen que somos. A niveles humanos normales, personas del común y corriente, el de todos los días, esto quizás no tenga mayores repercusiones que un mal entendido con algún desconocido o quue alguien crea algo que no es y se decepcione o se sorprenda y haya algunas rupturas de conceptos en cuanto a lo que realmente somos y lo que el mito ha creado. Hasta aquí creo que todos hemos vivido esa vida de ser un mito y de que los demás lo sean para nosotros, por más que creamos conocer lo suficiente a alguien, nunca seremos ese alguien así que igual sigue siendo un mito porque creemos saber algo de ese alguien sin estar nunca 100% seguros, porque jamás se puede estarlo. Igualmente es mejor tener ese porcentaje, alto en su mayoría, de no saber realmente nada del otro, porque sería demasiado aburrido saberlo todo y conocerlo todo, la vida y la gente de por sí perdería ese misterioso morbo que hace que siempre nos relacionemos y nos impresionemos con la forma de actuar del ser humano.

Es así como la naturaleza nos ha hecho, no conocer realmente al otro, evidentemente sin conocerse uno antes lo cuál es aún más complicado. Entonces nos deja la opción de crear un espejo, ni siquiera el espejo muestra lo que somos realmente porque refleja la imagen al revés, y es quizás lo más cercano a lo exterior que tenemos para podernos observar. Así que de todas maneras esa imagen es falsa, no es real, es una distorsión medianamente cercana a aquello que reflejamos. Es quizás esa imagen la misma que ven los demás, un reflejo quizás de otra perspectiva un poco distorsionado, con algunas pistas y parámetros iniciales que hacen que de entrada pueda encontrarse una afinidad inicial con los demás. Hasta aquí todo parece andar de manera correcta, es lo natural y es la manera de irremediablemente relacionarse con el resto del mundo quiera o no quiera uno. De ahí en adelante todo es especualción, que me dijeron, que el dijo, que el hizo, dejó de hacer, yo nunca lo había visto así, yo creo que dice que sí, o no sé lo que pensará, a mi me parece, me deja de parecer, estoy de acuerdo, etc. Todo eso crea el mito, crea eso que nunca nadie sabrá si es verdad así toda la discusión esté en un grupo cerrado de esos seres que tienen una relación directa con el objeto.

Creamos mitos eso es claro, toda la historia esta llena de mitos y cuando tratamos de tumbarlos es la hecatombe, ni Hitler es tan malo como nos han contado ni Jesús es tan santo como lo pintan. Nada de lo que dicen es totalmente cierto, no podría decir que es culpa de los historiadores o de manos oscuras que editan la verdadera historia para conspirar contra la humanidad y controlarnos con lo que ellos consideran que es la versión de los hechos. La historia de por sí siempre esta mal contada, bien escrita pero mal contada. Siempre está la versión del que gana por encima del que pierde, o del que cree que ganó al menos. Siempre está el estigma del bando contrario que no tenía la razón y el que escribe la historia porque prevaleció. Siempre está el ícono mesíanico, o el guerrero o el pacificador de una manera poco humana, real y muchas veces risible e inverosímil, para mí el caso más claro de toda la historia que nos ha llevado a lo que estamos es Jesús claramente, y de ahí para abajo todos los demás íconos del bien y el mal que han pasado por la tierra. Creo yo que la mitad de la historia, quizás un poquito más, es carreta, literalmente pura y física carreta, nadie es tan malo ni tan bueno ni tan santo ni tan puro ni tan dañado eso lo tengo claro. Todas esas imágenes son los mitos creados por la hsitoria, los medios y los que generalmente viven de cerca los acontecimientos y hechos del ser vivo que se dejan obnubilar, muchas veces por ignorancia, de todo aquello que hacen y sucede alrededor de dicho personaje quienes crean la historia alternativa, el lado B.

Creo que es posible vivir sin mitos, nunca dejaremos de serlo y siempre habrá uno que otro colado que se vuelva el mito de la década o algo así, pero podemos dejar de crear los mitos, dejar de crear imágenes que no son. La forma quizás no es sencilla y de pronto hasta un poco egoísta, es dejar ser, que deje de importar lo que haga el resto del mundo, que se maten si quieren, que se quejen, que lloren, que pataleen, salten de alegría o yo que sé, cualquier otra cosa. Dejar de preocuparse más allá de situaciones concretas y claras que se aparezcan, por lo demás no me interesa saber si es o no es así como debe ser, si piensa diferente o muy parecido a mí y por qué lo hace o por qué deja de hacerlo. No es tampoco tan sencillo, seguro que no, y muchos dirán que es algo egoísta dejar todo a un lado y solamente ser, pero creo que en gran medida hace la vida de todos los que nos rodean más fácil y la nuestra propia ni se diga. Debe haber más métodos, seguramente, y en nuestro nivel de existencia quizás no sea tan necesario hacerlo al 100% ya que quizás ninguno llegue a ser ese colado que se vuelva el mito de la década o de una generación, Dios no lo quiera, irónicamente hablando Dios es quizás el mito más grande ideado por el hombre más que Jesús evidentemente, pero están relacionados evidentemente y nunca dejará de serlo porque lo necesitamos de tal manera que es imposible abandonarlo así lo veamos en realidad en algún momento. Pero como dicen por ahí, solamente por si acaso es mejor no tratar de ser nada o dejar de ser para no crear o dejar que creen un mito sobre lo que uno es, ahí si como dicen es mejor que lo conozcan a uno y tomen su posición, no su opinión, ni partido, ni ser juez de cualquier cosa que uno pueda decir, hacer y demás, porque eso ni por más íntima que sea la relación es válido cuando todos estamos en el mismo plano y jamás entederemos a nadie lo suficiente, porque nuestra importancia personal no lo permite.

La mejor manera para mí es quizás precisamente olvidarse de la importancia personal, de lo que se es, se dejó de hacer, de lo que se trae por herencia, por cultura y demás, no digo que olvidarlo de forma que lo neguemos, no, sino de manera que eso deje de ser la forma de defendernos y justificarnos frente al mundo por lo que hacemos. Es mejor olvidarse de todo eso, ser, vivir y seguir viviendo sin esas complejidades del de dónde venimos y para dónde vamos o porque no van para dónde voy y demás. Esa podría ser una meta personal quizás, yo no soy así lo admito totalmente soy de los que cree que tiene razón en muchas cosas y que el mundo hace tiempo se fue por la borda y ya no hay quien lo salve, de hecho espero se acabe pronto. Pero igualmente lo medito y pienso que eso muchas veces sirve a que todo sea mejor, no esperar nada, no querer nada, seguir trabajando por lo que uno cree que se debe y esperar las cosas que llegan y en ese momento tomar la decisión de tomar o dejar las opciones y luego seguir adelante asumiendo las consecuencias. Creo que eso pocos lo hacen, estoy seguro que muy pocos, pero igual uno o hace en algunos momentos de su vida, eso también es cierto, solamente que quizás debería extenderse un poco más a muchas otras actividades y actos de la vida cotidiana. Elminar mitos no es fácil, de por sí ya los que me leen son un mito para mí y yo seguramente soy un mito para ustedes, incusive para los que me conocen personalmente de hace poco o un tiempo. Es una figura que no puedo eliminar porque no la creo yo, la crean los receptores de lo que yo soy en una pequeña medida. Así mismo ustedes no dejarán de ser mitos para mí porque idealizo lo que puedan pensar acerca de todo esto y muchas otras cosas y el por qué de eso, simplemente como un ejercicio mental pensando en la cantidad de gente que existe, nada lo suficientemente significativo como para mortificarme. Pero creo que a ratos me incomoda eso de ser un mito, porque al final creo que todos somos iguales y no tengo ni más ni menos que nadie, solamente tengo mi vida y mi línea por el destino como todos y la estoy siguiendo como todos, soalmente que a mi manera. Eso de ser un mito no me gusta ni poquito, afortunadamente nunca seré un mito tan preocupante y grave como Jesús o Hitler o Cobain y demás, porque en ese caso el mito sería ya más fuerte que yo y seguramente mis actos agarandarían el mito por tratar de escaparme del mismo.

1 comentario:

Andrea Carolina dijo...

tiene usted razon en su mayoria, para mucha gente, para casi todos somos un mito como usted dice, sin embargo hay cosas que se hicieron para romper esos mitos, como las relaciones, las relaciones profundas, en las que se lucha por la total empatia y autenticidad, de esas relaciones uno tiene muy pocas en la vida, contadas con los dedos de una mano, y es para esas personas, con quienes logramos darnos a conocer lo mas abiertamente posible, para esas personas no somos un mito, y si uno lo logra con una persona al menos en toda la vida, con eso es suficiente, sino, ni valdria la pena vivir.