12/1/09

¿Y dónde quedó la palabra?

Palabras, una palabra tan amplía, importante, tan de todos y de nada. Palabras eso que decimos, eso que pensamos, eso que escribimos, eso que cantamos, eso que escuchamos, eso que nos hace ser en parte humanos y eso que hace que podamos tener una interrelación entre todos nosotros. Palabras, esas que se las lleva el viento, esas que se esconden detrás de una vela, esas que quedan guardadas en medio de un cajón roído por el tiempo. Esas que se queman de a poco, esas que las lágrimas desvanecen, esas que se susurran al viento, esas que guardamos para nosotros o le decimos al oído de aquellos seres amados.

Las palabras, una palabra tan sencilla y tan gastada que ha perdido su significado, todo el mundo dice palabras, habla y dice palabras, escribe y salen palabras, piensa y piensa en algún momento en palabras. Si, las palabras son lo que nos hace muchas veces, si no siempre, sentirnos vivos, con ellas maldecimos, nos desahogamos, lloramos, gritamos de alegría, felicitamos y decimos te amo. Las palabras son lo que nos hace muchas veces realmente seres humanos, lo que deberíamos ser, no en lo que nos hemos convertido, las palabras son la que hace que todo tenga sentido y que el mundo siga girando y que de alguna manera por complejo que sea un concepto la palabra puede ayudarnos a entenderlo.

Todo eso hace la palabra, el poder que tiene es inmenso, incalculable e innegable en nuestras vidas. Desafortunadamente con el correr del tiempo, y específicamente con el siglo xx y seguramente el xxi, la palabra ha perdido la credibilidad y la extraordinaria fuerza que ha tenido durante su existencia. Puede ser el ritmo de vida, puede ser la contaminación mental en la que hemos vivido desde la masificación de los medios y en la forma en como presentan la vida en sus obras televisivas y demás. Quizás puede ser una influencia de todo y de nadie lo que nos ha hecho perderle el respeto a las palabras y de realmente hablar por hablar. Desafortunadamente todos y cada uno de nosotros ha caído en ese tipo de juego muchas veces, muchas inconcientemente y otras tantas concientemente de lo que decimos, por tratar de ocultar algo, no decir la verdad completa, inventarnos algo para encajar, para evadir a alguien o una situación. Muchas veces hemos utilizado esa arma tan poderosa para defendernos o para expresar ciertas cosas quizás no del todo ciertas u honestas. Todos hemos caído en el mundo de la mentira y de torcer las palabras y su significado para deshacernos o hacer algo en algún momento.

La palabra está hoy en día completamente pisoteada, quizás en los libros aún encontremos palabras verdaderas, quizás en algunos ojos sinceros y almas no tan corrompidas encontremos verdades y honestidad. Pero en la gran mayoría de personas la palabra se ha perdido, no quedan más que sonidos que se emiten y quedan en el aire, hablar por hablar, decir por decir, sin realmente sentir lo importante que es la palabra, el poder que tiene y lo importante que es respetarla. Hoy la palabra no significa ni siquiera eso, simplemente es la excusa para decirle cosas a la gente y hacércelas creer, luego por la misma palabra tratan de arreglar lo que dijeron antes, creyendo que eso es suficiente. Hemos caído en ese remolino creyendo una y otra vez cosas y luego sacándonos de ahí con las mismas palabras, todos hemos caído en la trampa y hemos sentido cómo hieren o pueden alegrar tan sólo unas palabras.

Lastimosamente el mundo de ahora ha perdido el valor de la palabra y realmente no sabe lo importante que es decir tan solo una palabra y el valor que puede tener. La gente habla por hablar, dice por decir, y no se dan cuenta que todavía algunos vemos en la palabra algo más que caracteres pegados que se dicen y suenan o no bonito, sino que hay realmente una persona, un alma que dice esas cosas, que es algo que sale de lo profundo del ser y que significa demasiado decirlo tanto para el que lo dice como para quien recibe el mensaje. Pero eso no pasa hoy en día, la gente no le pone atención a las palabras, ni las propias, la gente deja pasar lo que dicen por ahí, ya la poesía, la literatura, la música no tiene la importancia de antes porque a la gente no le importa la relevancia de la palabra, la han apuñalado y la han vuelto un juguete, una poca cosa que se puede manejar a la ligera.

La credibilidad del ser humano ya no existe, ha quedado por el piso debido al mal uso de la palabra. Desafortunadamente casi todos estan, y a veces también otros, cayendo en ese círculo de decir por decir sin decir nada, sin que haya mensaje o sin importar lo importante y fuerte que puede hacer ese mensaje y cómo inclusive puede cambiar vidas para bien o para mal. Por cosas de la vida creo que lo más importante que podemos tener como seres humanos como medio de expresión literal y directa se esté convirtiendo en un juego de niños, en algo sin importancia. Si tan solo fuéramos concientes de lo que una palabra puede hacer o unas buenas palabras bien dichas pueden hacer al mundo, no estaríamos dónde estamos ahora y muchas cosas serían diferentes. Pero mientras afuera haya quienes simplemente hablen por hablar, el mundo no será un mejor lugar y se causará mucho dolor entre la gente, algo que muchas veces ni la misma arma que lo causó lo puede curar. Muchas cosas afectan el mundo hoy en día y lo han hecho el lugar que es, bueno para unos malo para otros, pero a pesar de todo eso nosotros mismos como humanos, con el poder del lenguaje y las palabras podríamos hacer muchos cambios. El único consuelo quizás que queda de toda esta pérdida del sentido de la palabra, es el poder descubrir a los tontos que se creen importantes, no saben que con las palabras se puede desnudar el alma de una persona.

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