9/1/09

Cuidado con lo que deseas

Los seres humanos somos la especie más extraña de todas, más que los miles de animales marinos, insectos y demás seres que habitan este planeta que nos pueden sorprender por su apariencia y comportamiento, nosotros nos llevamos el primer premio. No importa de dónde seamos, ni que idioma hablemos ni nada de eso, la vida es igual en todos los rincones del mundo, cambian algunos detalles como la lengua, el paisaje, la cultura, hábitos y demás, pero la vida es igual para todos en todas partes, solo cambia el escenario. Dado esto no tenemos ni pocas ni muchas excusas para actuar como lo hacemos, realmente somos una especie exageradamente contradictoria y egoísta hasta el punto que esa misma palabra pierde su significado por nosotros mismos.

Digo esto porque definitivamente nosotros, me incluyo, la mayoría del tiempo hablamos y hablamos y decimos cosas, y proponemos y hacemos planes y juramos y re juramos, y prometemos y volvemos a prometer miles de cosas que al final no terminan siendo sino un circo de palabras que con nuestros actos quedan borradas del todo. Esto sucede quizás porque realmente no sabemos qué queremos ni para dónde vamos, también puede ser una medida de controlar todo, de tener todo bajo nuestra vista y sentirnos seguros de todo. En otros casos puede ser simplemente inseguridad, jugar a ser el loco y ver que pasa, pero a la final creo yo, se reduce todo a que somos egoístas y nos gusta pensar en nosotros mismos al final, sin importar lo que hayamos dicho a los demás alrededor o que promesas o compromisos hayamos adquirido.

Digamos que puede ser algo genético, algo que se nos sale de las manos y hace parte de nuestra naturaleza el ser egoístas y aunque no lo sintamos o no lo hagamos concientemente estamos lastimando o por lo menos alejando y haciendo muchas cosas con las personas que nos rodean en nuestras vidas. Quizás no es tan genético, o de pronto sí, pero también nosotros ayudamos un poco y nos echamos la soga al cuello y hacemos cosas deliberadamente para sentirnos seguros y bien yluego damos el golpe final. Es posible que si ayudemos un poco y nos echemos una mano a nosotros mismos a ver que sucede y luego hacernos los locos al respecto y seguir adelante como si nada hubiera pasado.

Pueden ser miles las razones de todo esto, pueden ser miles las maneras de interpretarlo y verlo y de asimilarlo, pero lo cierto es que de alguna manera siempre salimos a defendernos nosotros mismos diciendo que es que no sabes como fueron las cosas, es que todo pasó de repente, todo fue muy raro, no supe que hacer, o simplemente pasaron las cosas, algo me dijo que debería hacerlo, y así sucesivamente, para escudarnos en nuestro error, en que todo eso que dijimos antes no suene tan falso como suena en ese momento en el que ya hemos cometido el daño y hemos dado el paso adelante y hemos causado algún daño a nuestro alrededor. Digamos que es instinto, comprobado, el de autoprotección y el de asegurarse uno mismo por encima de todo lo demás, quizás esa es la razón por la cual en estos casos queremos no quedar tan mal frente a los demás y tratamos de excusarnos con los fenómenos extraños que pasan en la vida, y que por esas cosas extrañas del azar y el destino nos tocó precisamente en ese momento vivirlo y ni modos de hacer algo al respecto.

Todo eso no son más que palabras de egoísmo y autoprotección, el instinto de conservación, el mantenerse seguro y siempre dejar que la culpa se reparta o en su defecto se olvide y quede en el aire. No podemos juzgarnos a la final los unos a los otros, yo no juzgo a las personas que han cometido esos actos conmigo, porque seguramente yo lo he hecho muchas veces unas las recuerdo otras quizás no. No juzgo el hecho de que quizás seamos así y sea algo inevitable y sea una manera de comportamiento eterna para el hombre. Pero en ciertos momentos cuando uno ve otras cosas, abre un poco la mente, se abstrae del mundo en el que vive, se da cuenta que es ridículo y absurdo pensar que nada de eso tiene consecuencias, y que uno no puede hacer de cuenta que nada pasó, que todo sigue igual y que perdonamos ese misterio de la vida y seguimos adelante. No, no puede ser así, si es algo genético es casi imposible eliminarlo, pero no significa que no podamos controlarlo. Si es algo netamente egoísta de este mundo retorcido con mayor razón debemos hacer un alto en el camino y pelear contra eso.

No podemos dejarnos manejar porque otros dicen no me juzges no sabes como pasaron las cosas, es que a mí no me interesa como pasaron o dejaron de pasar las cosas, no debieron pasar si realmente las palabras anteriores a como pasaron las cosas tenían un significado real y no algo ideado o simplemente el momento de tener algo seguro. No importa como pasaron o dejaron de pasar las cosas uno toma decisiones, por eso no se puede juzgar a nadie, cada uno las toma cuando ve la oportunidad, yo lo he hecho sin pensarlo muchas veces solamente por agarrar la oportunidad, y eso es quizás algo normal en nosotros, por eso no se juzga a nadie por tomar las oportunidades, la decisión está tomada y hay que asumirla, pero lo cortés no quita lo valiente como dice el popular refrán. Me refiero a que hayan como hayan pasado o no hayan pasado y haya sido la decisión que sea buena o mala para uno para otros, hemos dejado al desnudo lo más retorcido de la naturaleza humana y eso es nuestra palabra, nuestra esencia, nuestra alma empeñada. Los científicos dicen que el acontecimiento más importante para la evolución del ser humano es el que hayamos aprendido a usar un lenguaje hablado, o sea que eso significa que de ahí partió todo el uso de nuestro cerebro y de todas nuestras demás aptitudes, por el habla, y si traicionamos eso que nos hace diferentes, supuestamente más evolucionados que las demás especies, ¿en qué quedamos?. Quedamos en que somos peor que las demás especies porque nos traicionamos a nosotros mismos con nuestro lenguaje, y luego creemos descaradamente que con ese mismo lenguaje al final podemos arreglar las cosas. Para muchos eso funciona, porque somos débiles y queremos seguir manteniendo todo bajo control y no queremos perder ese algo que teníamos, pero para muchos no y todos deberíamos hacer parte del segundo grupo.

No podemos seguir dejándonos engañar por las palabras dulces que luego se transforman en perdón y excusas por alguna acción que cometieron. No, debemos hacer un alto y dejar que eso se vaya, eliminarlo, si no es lo que dice ser no sirve, en este punto hay que ser lo más egoístas posibles por el instinto de conservación, y alejar todo aquello que contradiga la esencia de lo que somos. Así es, pienso que lo mejor es realmente olvidar, dejar atrás, no escuchar explicaciones, no escuchar nada que trate de enmendar lo que ya no tiene sentido. En el momento en que todo eso dejó de tener significado se pierde la esencia de la persona, se pierde la esencia de todo, es como haber hablado o conocido a alguien que no existe y que de un momento a otro pretende que olvidemos que conocimos algo que no es cierto y hagamos de cuenta que no ha pasado nada. Pues no deberíamos dejarnos, no deberíamos permitir que ese egoísmo nos arrastre a hacer parte del agujero negro de los demás y hacer un alto en el camino y alejarlos, así nos duela profundamente tener que hacerlo y nos cueste trabajo, pero no podemos seguir siendo las marionetas de tantos por ahí que han perdido toda esencia y toda alma, toda humanidad. Lo paradójico del asunto es que ese mismo acto de alejar es el más egoísta de todos por pensar en nosotros, egocentrismo, y en nuestro instinto de conservación. Es ahí dónde me pregunto si no estamos jugando en un círculo vicioso donde al final nadie gana y nadie pierde, solamente juega y toma las decisiones que debe tomar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues, yo pienso que cada quien es responsable de las decisiones que toma, bien sean para bien o para mal.

Si son para bien pues, no ha pasado nada como se dicen. Si la decisión no fue la acertada, se deben asumir las consecuencias y tener un alto nivel de reflexión y auto análisis. Simplemente no podemos pretender que habrá alguien disponible que nos hará ver esos errores. Debemos ser independientes en ese sentido.

Tampoco podemos juzgar a aquellas personas. La mayoría de las veces lo hacen culposamente (que en el mundo del Derecho significa sin intención/desconocimiento) y otras veces dolosamente (con intención). A veces es difícil determinar la intención de la persona, pero a medida que se va conociendo más de su personalidad, es posible identificarla.

También, hay personas que toman sus decisiones basándose más en simples corazonadas que en sentido común. Es un factor interesante de estudio y que es altamente influyente también.