19/9/08

Vida de Novela

No soy un gran seguidor de novelas, ni de aquí, ni de ningún otro país del mundo, la verdad hace mucho tiempo que no sigo una drama de estos y aunque es inevitable enterarse de lo que está de moda y lo que están estrenando, no se abosolutamente nada de lo que acontece en ninguna de las novelas. Sin embargo debo admitir que hace unos diez años, un poco más quizás un poco menos, observaba una que otra vez algun drama de los que tanto nos sentimos orgullosos hoy en día, por su calidad, contenido, propuesta, etc. Ahora mi intención no es criticar el funcionamiento de la televisión o si las novelas han o no bajado de calidad, puedo decir que de alguna manera la calidad de forma se ha mantenido e inclusive mejorado, ahora la calidad de fondo puede que deje mucho que pensar y que no sea realmente contundente como el aspecto formal. Yo quiero ir más al sentido de la novela en nuestras vidas o quizás el sentido de nuestras vidas como una novela.

Creo que muchos hemos escuchado el comentario de que la vida es una novela, bueno, de alguna manera las novelas son representaciones, generalmente un poco exageradas, de lo que es la vida cotidiana de un grupo social de personas, por eso se crean novelas con cierto target social, con cierto tipo de estética, para que ninguna parte del pueblo quede excluído en las tramas y dramas que contienen estos programas. Eso creo que para todos es claro y evidente, pero si nos adentramos un poco en cuanto a la verdadera historia de la novela y de la vida, podemos encontrar muchas diferencias, circunstanciales, más que reales. A qué me refiero con esto, que realmente las historias de novela tienen ese tinte un poco fantástico, de cuento de hadas que hace que al final todo sea perfecto, los malos pierden, los buenos ganan y obviamente el amor lo vence todo. Ahora eso en la vida real no es tan cierto, puede que los malos pierdan eventualmente y que si uno es bueno no le vaya mal, pero tampoco tan bien como lo pintan en este tipo de dramas. Ahora en la parte del amor ya entramos en terrenos que se salen un poco de las manos. En las historias que observamos en la televisión nos damos cuenta que el amor cuesta demasiado, generalmente siempre hay una diferencia social, cultural o algo un poco grande que separa de entrada el amor entre los protagonistas. En la vida real eso aunque se ve, no es del todo cierto, generalmente los círculos sociales se mueven dentro de un mismo entorno, etc, etc, lo cual hace que realmente esas diferencias no sean tan marcadas. Ahora bien si de alguna manera existen, porque por lo menos en mi caso las he vivido, usualmente al final el amor no triunfa o al menos es todavía más complicado que en una novela. Inclusive sin diferencias es difícil llegar a esa perfección de vivieron felices para siempre.

Por qué estoy hablando de un tema que realmente no me importa, si vamos al caso de ver novelas o dramas o seriados, lo hago porque de alguna manera me he dado cuenta que la novela no evoluciona, quizás como no lo hace nuestra vida, hace poco por cosas de la vida vi un poco de alguna novela que recién salió al aire, y no encontré nada diferente, nada especial, ningun toque de gracia o algo que realmente llame la atención, el final de por sí ya es predecible, ya sabemos que va a pasar y los nombres y los escenarios son solamente cambios de target para el momento, a la final es lo mismo. De una manera ver esto es aburrido y quizás por eso es que no veo ninguna novela, pero me puse a pensar como sería la vida si realmente ésta fuera una novela.

Los finales de novela mal que bien terminan bien para los que creen en el amor, la verdad, la esperanza y demás conceptos sutiles y sublimes que tiene la vida. Ahora a veces envidio los finales de novela o quisiera que realmente mi vida fuera uno de esos dramas que se ven en la tv y que el final realmente fuera feliz al final del camino a pesar de todo lo malo que sucede. Las novelas no tienen más que un contenido de entretenimiento y una imaginación a veces especial en cuanto lo que se desarrolla y la cantidad de historias que se entremezclan. La vida aunque tiene su contenido dramático y novelesco casi nunca se parece a esas novelas en muchos aspectos, a veces nos podemos sentir identificados con ciertos personajes, a veces quisiéramos que ciertas cosas que les pasan a esos seres ficticios nos pasaran a nosotros y que ciertas historias fueran las nuestras al final. En estos días he estado pensando que realmente aunque mi vida y la de todos nosotros es una novela, le hace falta ese tinte quizás de cuento de hadas y un poco ficticio que haga que al final terminemos todos bien, esa certeza de saberlo sería algo un poco aburrido, pero al mismo tiempo algo que tranquilizaría muchas mentes en saber que uno puede seguir viviendo y al final todo resultará como se esperaba.

A veces si quisiera que mi vida fuera un drama de esos, con llantos, alaridos, peleas, muertes, hipocresías al extremo, todo exagerado a la máxima potencia, descubrir algún hermano perdido, o que mi tio es realmente mi padre, esos tintes no es que sean emocionantes particularmente, no es que me causen mucho entusiasmo real en cuanto a la vivencia per sé, solamente que atraerñia todo ese drama para luego ser expulsado en el final feliz, en donde todos somos felices y comemos perdices, y podemos estar con la persona que siempre quisimos, y podemos siempre tener el trabajo que soñamos y todo se vuelve un perfecto cuento de hadas, como esos de las películas de Disney. A veces quisiera realmente que mi vida se volviera una telenovela llena de hipérboles, de cosas absurdas y ridículas, pero que a la final se convierta en ese perfecto cuento de hadas que de una u otra manera todos esperamos.

La vida puede ser una novela o la novela puede ser la vida, la primera es más cercana a la verdad pienso yo, con unos tintes burlesques y adaptados que hacen que funcionen como lo que es, entretenimiento, pero al final desearía que todo eso que está detrás de una pantalla se conviertiera en la verdadera vida, con un poco de absurdos que de alguna manera quizás puedan dar un tinte diferente a nuestra novela. Hay días en que me pongo a pensar que quisiera que mi vida fuera una novela, y que todas esas cosas que me parecen absolutamente ridículas pasaran en mi vida, aunque igual debo decir que personajes ridículos, infantiles, salidos de los cabellos y estúpidos si he tenido en mi vida, pero quizás solamente son una pequeña parte no más de todo ese cuento perfecto que existe en las novelas, el cuál de alguna manera, a veces añoro.

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