23/9/08

Las cosas que no le pasan a uno

Creo que ha muchos nos ha dado esa sensación muchas veces de renegar o quejarnos del por qué ciertas cosas le pasan a personas conocidas o muy cercanas, cuando sentimos y creemos que nos deberían pasar a nosotros, digamos que va un poco más allá de la envidia, ya que la persona de alguna manera es cercana y nuestros sentimientos y apegos al respecto no dejan que se convierta en más que una queja a la vida, del por qué esas cosas no nos suceden.

En mi caso concreto creo que ha habido varias situaciones a través de mi vida, unas que simplemente han pasado y ya ni recuerdos tengo del tipo de situación o el tipo de clamor que le hacía a la vida por no darme a mí lo que creía me merecía. Pero hay otras situaciones que siguen ahí, que se mantienen, y se repiten una y otra vez, como una mala película que pasan siempre de madrugada cuando uno no tiene sueño y a aparte de todo toca verla millones de veces. Ahora el tema central de todo, como casi siempre, es el amor, ese amor extraño, de película, surreal, idealizado, perfecto, y demás adjetivos que queramos hallarle que sucede, sí, sucede porque me han contado, porque he visto, o porque esta en proceso de formarse. Definitivamente pasa algo con mis propios estándares en cuanto a lo que me merezco o no. Quizás estoy esperando mucho o no estoy esperando nada, o por querer algo tanto lo alejo de mí cada vez. Son cosas de la vida, de los misterios del bien y del mal y de todas esas preguntas que nunca tendrán respuesta.

Cada vez que uno se mira así mismo mira primero todas las cualidades posibles, luego los defectos, eso sí minimizados de tal manera que no nos ataquen el ego directamente, pero los desenpolvamos para no sentirnos tan auto adulados. Ahora bien, sin mencionar o hacer una lista de mis cualidades y mis defectos, eso lo dejo a los que me conocen, me conocerán o me quieran conocer. Pero digamos que dentro de ese proceso, que me salto en este momento, pues quedan siempre más cualidades que defectos y siempre creemos merecer más que algunos, no que todos, pero si que algunos de los que nos rodean, siempre hay situaciones que parecen sacadas de la mejor película de comedia romántica que le suceden a otros, la pareja perfecta, la situación perfecta, el momento perfecto, la idiotez perfecta para ser felices por el resto de la vida, porque realmente la idiotez perfecta es lo que marca ese momento de cruce de miradas y suspiros que dicen todo lo que las palabras dirian y a veces hasta más de lo que pueden decir. Esa estupidez, ese momento idiotizador, ese instante es lo que muchos esperamos, que venga de la nada o que sea algo calculado que se va dando de a poco y va creciendo hasta estallar en el extasis perfecto que todos esperamos.

Yo soy un romántico de aquellos a la antigua, de esos empedernidos poetas de la luna, las estrellas, de la noche, del beso perfecto, del ser uno solo y de dar la vida si es necesario por alguien más. Por otro lado me he vuelto más realista y sé que las cosas en el mundo real van más allá de poemas, canciones, adulaciones y promesas clichés que son el protocolo básico del romántico, o de cualquier pelotudo que quiera entrar en la conquista. Quizás por eso desearía que ese tipo de surrealismo pasado de absurdo me sucediera, que ese golpe instantáneo, ese roce en la calle, la mirada en el bus, el disculpe tiene horas, me sucediera a mí. Pero no, no me ha sucedido, o quizás sí, no puedo negar algunas situaciones extrañas y surrealistas que han pasado por esta mente y este cuerpo, pero no han sido de la idiotez perfecta para andar ensimismado con cualquier bobada de esas que nos hacen suspirar. Quizás por ser ese romántico empedernido en busca del tiempo perdido, en busca del lado oscuro del corazón, soy el que está condenado a quedar relegado en ese aspecto y divagar quizás entre algunos placeres menos dulces y más instantáneos hasta que encuentre el lugar, no idiotizado, no ensimismado, ni embrutecido, pero el espacio que me corresponde.

No pienso en eso a diario, no me angustia la idea de que eso suceda, la verdad no quiero pensar en lo que va a suceder, cerca o lejos, ya tengo unas raíces en mí que hacen que las cosas sean de cierta manera y se presenten de cierta manera. Sin embargo no puedo evitar que mi condición humana, la parte mala por supuesto, se exalte cuando veo que esas cosas pasan a mi alrededor y a personas que según mi criterio no lo merecen tanto como lo merezco yo, si lo sé, es una posición absolutamente egoísta de mi parte y bastante auto indulgente, pero creo que muchos de ustedes han pensado eso más de una vez y han soñado con que algo les pase a ustedes siempre, y no, siempre le sucede al de al lado.

No puedo decir que no le deseo felicidad a aquellos que encuentran ese choque cósmico de palabras idiotas y momentos estúpidos, la verdad a la final uno sigue viviendo y todo eso queda en el pasado, pero si reniego y sufro un poco dentro de la melancolía de esas cosas que uno siempre sueña o espera por algún motivo también inexplicable. Al final no merezco ni menos ni más que nadie, merezco lo que merezco porque así son las cosas, nadie tiene más, ni tiene menos, tiene lo que tiene que tener, desafortunadamente en la vida de la carne y del ser humano más denso que hay esas cosas no son suficientes, porque duele algo, porque algo se pierde, porque los suspiros se agotan, y la cara de la luna ya no es suficiente para continuar divagando en medio de palabras que nadie va a encontrar o a escuchar. A la final todos tienen lo que deben tener, merézcanlo o no para nosotros, por más rabia que me de no puedo cambiar las cosas, porque igual quizás eso que tiene alguien en este momento si lo tuviera yo, ya no lo querría o no sería quizás lo que esperaba y a la final podría ser más duro ese golpe que otra cosa. En últimas son una mezcla de emociones extrañas, de odios, de ira, de rabia con uno, con los demás y con la vida por cosas que ni siquiera podemos comprender en una mínima expresión. Luego el tiempo pasa y quizás nos pasan cosas que otros quisieran que les pasaran a ellos y nosotros ni nos damos cuenta, esto es un juego, absurdo muchas veces, que nos da duro y seguimos, teniendo lo que otros no, y añorando lo que otros sí, eso es quizás lo más simple pero lo que hace que tantas cosas nos duelan y nos martirizen tanto, el desear algo que no tenemos.

Sigo pensando que merezco más de lo que tengo en algunos aspectos, en otros creo que tengo más que suficiente y sé que muchos desearían estar en una posición como la mía. Pero sigo dando tumbos y teniendo rabietas momentáneas cuando ciertas cosas no salen, pero a otros sí, y deseo y siento que merezco más estar ahí que esa otra persona. Pero que le vamos a hacer la vida es una locura, y hay que estar en parte loco para estar vivo y poder jugar este juego, lo que pasa es que eso no se entiende, o no lo quieren entender muchas persona, allá ellos, allá uno que verá que hace y que errores comete o no. Todo es cuestión de tiempo, a la final el tiempo, todo lo puede, hasta la vida.

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