9/8/08

Del amor y otros demonios

No, no es una síntesis ni referencia al libro de Gabo, de hecho no tiene absolutamente nada que ver con dicha novela, es simplemente un título que cala de alguna manera con las ideas, pensamientos y opiniones que expondré a continuación.

Del amor y otro demonios, realmente quiero tratar es el tema del amor y todo lo que lo rodea, ¿demonios?, quizás, o por lo menos en muchos casos, y en el personal, creo que es así en muchas ocasiones. ¿Qué es el amor?, creo que es una pregunta que nos hemos hecho todos una y otra vez, o nos han hecho esa pregunta más de una vez. ¿Cómo se puede describir o cómo se puede saber si el amor realmente existe?. ¿Si hemos estado realmente enamorados?. ¿Cómo se siente el amor?. Bueno realmente no tengo la respuesta a ninguna de esas preguntas, no sé si dentro de mi experiencia personal esté o no cerca de alguna de ellas, la verdad es que al final no sabemos nada.

El amor creo que es un término demasiado amplio y demasiado incomprendido por todos nosotros como para poder dar un dictamen de lo que es y significa. No quiero concentrarme en el amo como concepto general, porque eso sería aún más complicado y enredado, quiero basarme en el amor que creo la mayoría buscamos y es ese amor de pareja, de compartir la vida con alguien, de poder confiar en alguien y todo lo demás que implica una relación con otra persona. Ese amor esquivo, a veces no tanto, y a veces incomprendido. ¿Alguna vez hemos estado realmente enamorados?. ¿Podríamos decir que esa mezcla extraña de mariposas en el estómago, nerviosismo y demás sensaciones comunes entre muchas personas, es la sintomatología del amor?. Pues yo la verdad no creo, ni que se acerque al concepto de amor, ni que sea la sintomatología más clara de que eso está sucediendo.

En nuestros tiempos modernos creo que el concepto del amor ha variado y se ha convertido en un instrumento y una propaganda materialista y superficial más que lo que realmente es. Digo esto por los estereotipos que se han ido creando en los último 40 o 50 años en cuanto a lo que se debe admirar y se debe buscar. Realmente nos hemos basado en modelos físicos para encontrar atracción hace el sexo opuesto, nos hemos metido en el cuento de los modelos económicos y de una proyección de vida a futuro para juzgar esos elementos en las personas y formarnos un interés primario. Desafortunadamente no se puede negar que hay cosas naturales en el ser humano, eso que llaman hormonas y feromonas, que hacen que se sienta o no más o menos atracción por ciertas personas, es algo natural, animal más que humano realmente, que es incontrolable o por lo menos no podemos decir exactamente por qué se produce con ciertas personas y no con otras.

Más allá de estos procesos químicos y demás, ¿dónde está el verdadero sentimiento? . Si nos salimos del parámetro social de lo que se supone es bello y exitoso y atractivo y nos involucramos un poco más en lo más simple que es el ser humano y sus necesidades, dónde podríamos encontrar eso que llaman amor. ¿Será realmente un sentimiento profundo de respeto, reconocimiento, conexión y demás con una persona?, o todo eso no es más que partes sueltas del rompecabezas que hacen parte de construir el amor. Desde mi punto de vista las relaciones interpersonales se basan en necesidades, en comodidades, en sentirse seguro dentro de un medio. En el amor creo que no sucede nada diferente, creo que realmente el respeto, la protección, el cariño, se forjan y se crean a partir de una conexión personal que se vuelve recurrente, es decir con el tiempo, con frecuentarse e ir conociendo poco a poco como desenvolverse en medio de dos mundos. ¿Pero realmente el amor se basa en encontrar a alguien que comparta nuestros mismos intereses?, ¿qué tenga gustos similares?, ¿ que pueda comunicarse abiertamente y se pueda entablar una conversación interesante?. ¿Qué esa persona nos inspire?, ¿Qué haya entendimiento físico?, etc, etc. Estas son sólo una de las cosas que se buscan al querer tener pareja. Alguien que nos entienda, que nos apoye, que nos quiera, que nos ayude, que podamos compartir gustos y cosas similares, que podamos aprender el uno del otro, que podamos forjar un mundo a partir de dos mundos similares en muchas cosas y que entran en comunión. Ahora bien existen los casos de que dicen que los opuestos se atraen, en mi caso debo decir que pocas veces ha sucedido, y es quizás por un fenómeno que explica el sociólogo Zygmunt Bauman en uno de sus textos que hablan sobre la sociedad líquida que dice en términos generales que el miedo del hombre moderno es encontrar dónde encajar, hacer parte de un grupo, no estar como cabo suelto. Y más allá de encajar es cómo mantener esa mini cultura, esa tribu urbana funcionando para sentirse amparado y parte de algo. Creo que el señor Bauman no está muy lejos de la realidad actual. Nuestros círculos sociales cada vez se vuelven élites más exclusivas de personas que comparten los mismos gustos, las mismas necesidades, los mismos intereses y que a su vez nos hace sentir seguros, parte de algo, en medio de algo conocido que nos hace sobrellevar la sociedad fragmentada más fácilmente, y sentirnos parte de algo más grande que existe y que se puede identificar. Nos estamos identificando en medio de nuestros círculos sociales.

Por lo tanto siempre tratamos de manejarnos dentro de ese círculo, dentro de lo posible, con posibilidades de ir y venir eventualmente compartiendo con grupos ajenos pero de contextos similares y encontrando nuestro lugar. Es ahí donde generalmente encontramos esa atracción hacía el sexo opuesto que hace que se creen vínculos que inconscientemente nos hace entablar algún tipo de relación, por medio de conocidos que se presentan, personas que van a apareciendo pero que están orbitando como planetas dentro de un núcleo similar. Creo que esto sucede precisamente porque dentro de nosotros queremos mantener esa seguridad, mantener ese polo a tierra que nos hace sentir que nos estamos movilizando y seguimos haciendo parte de algo que nos mantiene identificados. Cuando se atraen los opuestos no ocurre nada diferente, solamente es una manera de apaciguar lo denso que se puede volver nuestro propio círculo y tratamos de buscar una manera de equilibrar aquello que nos exaspera con un poco de nuevos ingredientes que dejen descansar nuestro ajetreo, pero sin embargo al final buscamos lo mismo y como dije antes en mi caso, el ser ajeno a mis círculos formalizados no es que funcione de la mejor manera.

Una vez establecidos los círculos, las relaciones interpersonales, una vez estamos cómodos en nuestra posición comienza la etapa del cortejo hacía esa persona cualquiera que entra en nuestro círculo por cualquier motivo que pueda existir, al final las coincidencias no existen. En este punto se pone un poco más difusa la situación. A mi modo de ver a través de la historia, no muy lejana ni reciente, se han creado códigos de cortejo, tanto del lado masculino como femenino, siendo el segundo el que generalmente tiene que ser cortejado. Para esto existe un protocolo básico de formas de actuar para ir poco a poco convenciendo, en la medida que esto sea viable, a la mujer para formalizar una relación. Este protocolo lo conocemos tanto hombre como mujeres y sabemos cómo funciona, es triste que después de tantos años sigamos el mismo juego y siga funcionando en muchos casos tan bien que quizás ya sea un problema genético que las cosas no puedan cambiar.

El protocolo sirve, es eficaz muchas veces y no es complicado de entender. Ahora bien que buscamos nosotros al encontrar ese alguien que por alguna razón nos hace sentir o pensar en algo más allá. La verdad son las necesidades es la dependencia de ciertas cosas las que buscamos en estas situaciones. Lo digo porque el concepto de amor entre dos personas, como pareja, creo que ha sido desviado desde hace unas décadas para acá, no podría decir exactamente que podría ser ese amor, pero el ejemplo más cercano que se me ocurre es el amor de la madre hacia sus hijos. Creo que ninguno lo puede entender y se le pedimos a nuestras madres que no lo expliquen seguramente no lo podrán explicar de una forma que racionalmente la entendamos, es algo tan sencillo que a su vez es demasiado complejo. Es la única referencia que puedo pensar con respecto a lo que puede significar el amor, quizás el amor de hermanos, o de amigos de infancia pueda ser parecido e igualmente indescriptible. Pero al final el amor es el mismo, con manifestaciones diferentes de afecto, que era lo que decía anteriormente, el hecho de poder hablar de cualquier cosa, compartir gustos, intereses, ideales, el hecho de tomarse de la mano o tener relaciones sexuales, no son más que expresiones del amor de pareja, más no es amor en lo absoluto, son solo maneras de representar ese amor como diferencia al amor de hermanos o de amigos, todos tienen sus propios códigos de afecto, pero todo eso de deslumbrarse, de las sonrisas de la ganas de llamar o de no y demás no son para nada manifestaciones de querer o amar a alguien.

Desde mi punto de vista lo dicho anteriormente todas esas sensaciones que se viven cuando se está en proceso de “enamoramiento” no son más que la muestra de las necesidades que se tienen en un momento y que de alguna manera esa otra persona suple. El amor como lo veo yo hoy en día, entre las parejas que he conocido y hasta puedo decir que en mi caso particular no es más que un negocio entre dar lo que el otro necesita y recibir del otro lo que nos hace falta, es una dependencia de algo a lo que nos hemos acostumbrado y nos hace falta en cierto momento y lo encontramos en alguien que nos lo puede proporcionar y ahí comienza el juego, el protocolo de los diez mandamientos de qué decirle a una mujer para que vaya poco a poco parando bolas a lo que uno dice. Todo es un juego de intereses perfecto entre lo que uno quiere que le de alguien y lo que el otro quiere que le den. Nada más lejano al amor que este concepto de necesidades, los protocolos funcionan pero son patéticos en cierta medida, todos los han usado, me incluyo, todos hemos jugado a ese juego de decir, de ir y venir y de esperar o no a que las cosas tomen su curso. Digo que es en medida Patético porque todos conocemos como funcionan, tanto los de un bando como los del otro, y así mismo jugamos a esa idiotez de ir y venir y de ceder o no para saber que de alguna manera conocemos el final de la película. En mi caso particular claro que he usado el protocolo, me lo sé de memoria con todas y sus posibles variantes, pero me parece un poco insultante con uno mismo y la otra persona tener que usarlo, por eso creo que hace poco cambié la idea de ese protocolo y hacerlo de una manera que realmente me sienta siendo honesto conmigo mismo y con la persona en cuestión. Ahora bien el protocolo funciona hace mucho y por eso se ha mantenido y quizás muy a mi pesar tenga que volver a él, para suplir las necesidades que eventualmente tenga en algún momento.

El amor como tal no creo que lo haya sentido, y creo que muy pocos lo han hecho. Creí que alguna vez estuve enamorado, quiero pensar todavía de alguna manera por no perder la esperanza, que estuve enamorado intensamente. Pero viéndolo desde otro punto de vista, estaba atado, apegado a una idea, a algo que me suplía unas necesidades y lo hacía de una excelente manera, estaba apegado a algo, estaba atado a eso, más estaba lejos de realmente estar enamorado de esa persona. Aunque como dije quiero pensar todavía que estuve realmente enamorado. No es que no crea en el amor, de hecho así como existe el amor de madre a hijo y de hermanos, el amor entre dos personas existe, y ha existido y no dejará de hacerlo. Solamente que pienso que se ha desviado su concepto hoy en día por necesidades básicas y elementales del mundo moderno, se ha vuelto un instrumento machista y a su vez feminista de demostrar hombría. Se ha vuelto un elemento de poses sociales, se ha vuelto un objeto como un celular o cualquier cosa. Se siguen utilizando el mismo protocolo y funciona, todos lo tenemos claro, todos jugamos a lo mismo y caemos una y otra vez en diferentes relaciones. Algunos defenderán el hecho de tener varias relaciones para realmente encontrar la persona adecuada, eso me suena a excusa de colegio de no traje la tarea porque se la comió el perro. Ese cuento de la experimentación, de de que hay que probar de todo, no es más que una excusa hippie, de mal gusto, y de la una supuesta “liberación” sexual que está demasiado sobreestimada y pasada de moda. Yo no creo que el secreto sea andar de aquí para allá y tomando todas las opciones que se aparezcan en el camino, eso no es más que perderse uno entre un limbo donde nunca sucederá nada y simplemente se infla el ego masculino por haber hecho no ciertas cosas, y lo digo porque lo viví y esas son las sensaciones que me dejó, quizás para otros sea diferente y tengan evidentemente una posición diferente, más “moderna”, según ellos de esas situaciones de ir y venir hasta que se encuentre, supuestamente lo adecuado.

Creo que hay un poco de baja autoestima en las personas, precisamente por aquello de que el amor se ha vuelto más un objeto que un sentimiento hoy en día, uno no debe andar por ahí con cualquier persona, aunque existan casos en los cuales suceda, porque sucede, pero no debe tomarse como deporte sino como esas cosas que suceden y se toman como tal, pasan y se asumen con responsabilidad y no como algo más allá de lo que realmente es. Pienso que si uno realmente se valora no debe andar con cualquier persona ni estar buscando aquí y allá a ver que cae, uno debe sentir que es lo suficientemente valioso para poder entablar algo que tenga un sentido, así sea de dependencia ya apego, serio, que sirva para algo, que de algún tipo de resultado aunque eventualmente se acabe, porque no podemos asegurarnos de nada ni podemos asegurarle nada a nadie.

Sinceramente pienso que el juego del amor y su protocolo y su cortejo y esas relaciones, o por lo menos muchas de las que veo, algunas de las que he tenido y otras tantas que precisamente se acaban en menos de nada, no son más que un juego más de tratar eso como un objeto y una necesidad social y de ambiente y de necesidades creadas, ideadas o inculcadas en todos nosotros para determinar nuestras relaciones de pareja. La química, el deseo, el entendimiento físico, mental, sentimental es algo que toma tiempo, es algo que se cultiva, que se crea, que se conserva, que se riega todos los días con un poco de amor para que todo vaya por buen camino. Aquello de las diferencias irreconciliables no es más que precisamente el hecho de ir a lo primero que hay y la oportunidad que se presenta, para suplir cualquier tipo de necesidad, y a la final terminan dándose cuenta que realmente todo no es más que un apego y una dependencia de cosas tan insignificantes que es mejor definitivamente separarse.

Todo esto no es más que una opinión personal, una pregunta que hace poco me hicieron y no supe responder, una pregunta que me hago una y otra vez cuando trato de encontrar las razones para relacionarme con una u otra persona y creo que he estado lejos de realmente cultivar y hacer crecer una relación. Hace poco como dije antes cambié el protocolo por algo que realmente sentía yo de corazón, poner las cartas sobre la mesa sin tener que pasar por tanta estupidez social de hacer las cosas de una u otra forma. No digo que de alguna manera no funcione sinceramente en muchos casos, pero creo que se ha denigrado tanto y se ha sobreestimado tanto que ha perdido su verdadero valor.

No puedo decir que cuando sentí estar enamorado no lo estaba, ni puedo decir lo contrario, en realidad no sé absolutamente nada al respecto, como todos estoy en la búsqueda de eso que llaman amor, venga de donde venga siempre y cuando caiga en el juego de la necesidad o como lo intenté últimamente en el tratar de realmente encontrar algo significativo que se pueda acercar al amor.

He dicho todas las cosas que creo no son amor, pero entonces ¿qué es el amor?. Creo que es una respuesta que nadie tiene, ni siquiera las madres con su amor incondicional hacia nosotros sus hijos, podrían explicar o decirnos realmente que es. Pero tengo ideas, quizás demasiado románticas, utópicas e idealistas, pero no me pueden culpar por mi naturaleza y mucho menos juzgarme, al final son mis ideas, algunos podrán compartirlas otros no, pero es igual de respetable como aquellos que siguen los mandamientos del cortejo para el enamoramiento.

En mi caso creo que el amor es simplemente una sensación absoluta, completa, que copa todo y que no da una sensación física especial o que no se manifiesta físicamente. Lo físico son las traducciones del sentimiento, lo físico es la manera de la materia de expresar el sentimiento, pero éstas van mucho más allá del detalle, del sexo, del beso, de la tomarse la mano, de decir palabras bonitas, estas son capas del amor, válidas dentro de nuestro mundo y completamente aceptables, pero lejos de la plenitud del sentimiento. El amor es sólo uno, el de madre a hijos, de hermanos, de amigos, de pareja, solamente que se expresa de diferentes maneras, pero pienso que la intensidad es exactamente igual en todos los casos, no se ama más a la madre, que al hermano, que a la pareja, aunque muchos quieran guillotinarme por lo que acabo de decir. El amor es tan sencillo que cubre todo y no tiene que discriminar a nadie, lo único que cambia es el método de expresar el amor hacia la madre, el padre, el hermano y demás. El amor es incondicional uno no ama menos o ama más, solamente ama, uno no se desenamora, sino que deja de necesitar o cambia las necesidades y se aburre de esas que le han estado dando. El amor no se puede acabar, es eterno, infinito, constante, presente en todos y alcanzable para todos.

No creo que el amor esté en la persona de la cara bonita que nos inspira algo físico, ni en tener gustos similares o en su caso diferentes, no está en convencer a punta de palabras que me quieran o no, ni usar los pasos del protocolo para hacer el intento. Esas son nuestras versiones del amor, lo que nos ha hecho muchas veces salir de esas etapas letárgicas de andar solos, o de sentirnos mal y demás. El amor trasciende mucho más que eso, va mucho más allá y por eso puedo decir muchas veces que nunca he estado enamorado, y quién sabe si lo esté, porque a pesar de buscar ese amor incondicional y verdadero, desafortunadamente estoy muy inmiscuido de muchas maneras entre todo esto que llamamos mundo y sigo dependiendo, y sigo teniendo necesidades que quiero suplir, y sigo a veces deslumbrado por los objetos de deseo que se han ideado.

Pero sigo en la búsqueda, sigo tratando de cambiar las formas para tratar de encontrar quizás algo cercano a ese sentimiento incondicional. Lo intenté ya una vez hace poco, lo seguiré intentando a pesar del protocolo y aunque a la final vuelva a él, sigo esperando quizás ver lo que no he podido ver, trato de encontrar también a ese alguien que quiera intentar ver lo que no hemos podido encontrar. Pero al final son solo ideas, son solo opiniones, son solamente cosas que se me vienen a la cabeza. No puedo decir que por esto no participe del juego de entrar y salir de un grupo y entrar en otro y seguir buscando las similitudes o quizás diferencias para compartir con alguien, lo mundano es a veces más fuerte que el mismo amor, por eso debe ser tan difícil de entender y de percibir. Pero al final está ahí, no se esconde de nadie, así queramos seguir en el juego de depender, de sufrir, de olvidar las malas relaciones pasadas, de añorar tiempos mejores, de seguir creyendo en la gente y la honestidad que puedan tener, así nos dejemos deslumbrar por las palabras que exaltan nuestro ego y nos hacen suspirar y caer en medio del juego. No importa todo eso, lo he vivido, lo hemos vivido y tampoco es tan malo, solamente que a veces hay momentos en que se busca algo más, o se quiere buscar u obtener algo diferente, quizás estoy en esa etapa y quizás lo encuentre o quizás no y tenga que volver a ser otro más del juego. Al final todos buscamos lo mismo, lo interpretamos a nuestra manera, lo sentimos a nuestra manera y lo creemos a nuestra manera, y a la final eso está bien, esta es solamente un opinión de otra cosa que podría ser, pero en últimas, sólo se trata de vivir.

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