26/5/20

El precio a pagar

El mundo es un lugar complicado, no porque por esencia lo sea, sino porque nosotros mismos, la gente con la cual interactuamos lo hace así. Es difícil saber la forma de comportarse cuando se está entablando una relación con alguien, lo lógico sería pensar que el ser directo y honesto en su totalidad, pero me he dado cuenta, a las malas, que no es así.

Hay un precio muy alto a pagar por ser honesto, y es que desafortunadamente los interlocutores no perciben el mensaje de buena manera, ya sea por la sorpresa de darse cuenta de que alguien está siendo totalmente honesto, y no lo esperaban, ya sea porque ellos no lo han sido o porque simplemente están acostumbrados a la deshonestidad. O no lo pueden soportar porque la verdad, a veces no es tan placentera, y aunque no haga un daño directo a dicha persona, de todas maneras es un shock del cual a veces no se recuperan.

Uno creería que ser totalmente honesto debería ser recompensado, debería ser admirado, y quizás cuando hablamos de cosas públicas o de personajes que esperamos sean así, lo aplaudimos, no nos toca realmente, no nos afecta, pero admiramos y apoyamos esa honestidad en otros, pero lejos de nosotros mismos. Pero cuando esa realidad y honestidad nos toca, es cuando no somos tan receptivos, la honestidad de las personas nos sorprende, de no muy buena manera aparentemente, y no sé por qué. Quizás porque todas nuestras vidas hemos sido decepcionados por mentiras, o por falsedades, por gente hipócrita y falsa que nos ha hecho daño. Crecemos con la desconfianza a flor de piel, y esperamos que en medio de nuestra interacción una que otra mentira, o no toda la verdad sea dicha, porque quizás nosotros mismos en algún momento lo hemos hecho, nos hemos acostumbrado a manejar el mundo así, de pronto a cuenta gotas, diciendo cosas por aquí y por allá, pero con tacto, con recelo, con mucha desconfianza.

Yo solía ser uno de esos, la verdad siempre era mejor no ser directo, que irá a decir la gente me decía, no porque fuera nada malo, sino porque hay cosas que a veces uno no sabe como van a ser recibidas, y por eso anda uno con tacto, no diciendo todo, para no herir a nadie, para no ir a confundir las cosas, y sobretodo para protegerse uno mismo. Pero he cambiado, por muchas cosas, y en el nuevo proceso si me he dado cuenta que es importante ser claro con lo que se piensa y se siente, guardarse las emociones, tragarse las cosas no es bueno, hay que liberarlas, sino no son directamente con alguien igual hay que expresarlas, con palabras por ejemplo, hay que dejar salir todo eso. Pero si hay alguien de por medio lo mejor es ser directo, ir de frente y decir las cosas tal cual son, claro de la mejor manera posible para que no de pie a malas interpretaciones. 

Desafortunadamente esto tampoco funciona, recientemente abrí mi corazón y mi vida a una persona, y aunque no fue algo terrible, ni fui rechazado, siento que mi verdad y mi honestidad no fue bien recibida, no sé por qué, que es lo que más me inquieta. Para mi era una manera de realmente ser sincero y totalmente honesto, sin mentiras, sin esconder nada, no esperaba una fiesta ni nada por el estilo, pero esperaba al menos la apreciación de ser totalmente honesto, que fuera valorado por ello. No puedo decir del todo que no lo haya sido, pero siento que algo se perdió, que algo cambió, que ya no me ve con los mismos ojos, ya no soy algo realmente que valga la pena quizás o que el camino que estábamos recorriendo era el correcto. No puedo negar que me siento triste, porque tomé un riesgo, sabiendo que podía tener ciertas consecuencias, pero nunca pensé que éstas, y me decidí por primera vez en mucho tiempo en ser totalmente sincero, esperando que a diferencia del pasado fuera algo bien recibido, además porque se siente muy bien decir las cosas sin tapujos y sin tener que ocultar cosas parciales por el motivo que sea, pero desafortunadamente el recibimiento no fue el esperado. Si, debo admitir que el tema tratado no es algo trivial, es algo que tiene importancia, parte de mi vida que hace parte de mi historia, que está igual ahí y nunca se va a ir, pero es algo que ya no está presente, algo que pasó y que es cuestión de tiempo para que oficialmente se de por terminada. Es claro que no es lo que todo el mundo quiere escuchar o lo que se pueden esperar en una situación así, pero así es la vida, y tomé el riesgo de ser totalmente directo y honesto, no quería ocultar algo de lo cual no me siento mal, no me arrepiento y que no puedo ni quiero ocultar. 

Me arriesgué, no debí hacerlo, no ahora, creo que el ser neófito después de tanto tiempo en estas labores de las relaciones interpersonales me han vuelto torpe, y quizás debo aprender a medirme mejor la próxima vez. No significa que vaya a volver a cambiar mi pensamiento, no, pero quizás dosificarlo, o esperar el momento adecuado sería lo más sabio. Sigo aprendiendo, y no puedo negar que me entristece terriblemente que no haya sido recibido como esperaba, porque siento que todo cambió, pero no me arrepiento, me siento bien de haber sido directo y honesto, no lo cambiaría, no puedo cambiar tampoco a la otra persona, pero lo volvería hacer porque lo valoro tanto que es lo que igual esperaría que hicieran conmigo, y sino lo hago yo entonces no puedo esperar lo mismo. 

De pronto, ojalá no, voy a pagar el precio por mi honestidad, de pronto voy a sufrir una pérdida que me va a doler, que me va a pesar, pero lo hice con total convicción de que era lo correcto, y lo sigo pensando. No me arrepiento, y espero, de pronto con el paso de los días, que sea algo que se vea de la manera que es, y ojalá apreciado como debe ser. Sino, pues pago el precio por la honestidad, no me queda nada más que seguir adelante.

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