Descubrí, o más bien verifiqué, que todo el mundo miente, una vez más, y lo más doloroso o sorprendente de todo es que la mentira ni me quita ni me pone y seguramente no era dirigida a mi particularmente, o si, pero sentí como si me hubieran traicionado y no lo esperaba, porque no había absolutamente ningún motivo por el cual me debieron haber mentido.
El daño está hecho, y no solamente me refiero al daño de esa persona hacía mi particularmente, sino el daño que yo mismo ya hice, que podría echar para atrás, pero que quizás puro masoquismo voy a terminar. Ahora todavía faltaba un tiempo para cometer el error, pero con lo que sucedió hoy he tomado la decisión de terminar con todo de una vez, mañana o dentro de unas semanas nada va a cambiar, así que para qué esperar. Es mejor darle fin a todo y quitarme además la preocupación de la cabeza.
Lo que más me molesta, más allá de la mentiras que no será la primera vez que seguramente ha pasado, es que me dolió más de lo que debería molestarme, y no porque yo nunca mienta, o no lo haya hecho en ciertas situaciones para quedar bien o apaciguar los ánimos. Pero, en este caso particular, es la innecesaria mentira que duele más que haberme dicho la verdad simple. Al final de cuentas yo solo dije lo que dije por amabilidad, nada más, y no merecía esa bofetada en la cara.
Sin embargo esa siempre ha sido la historia de mi vida, y quizás nunca voy a aprender o de pronto ahora si, otra vez a las malas. Lo más triste, para mí, es que quizás por primera vez no estaba esperando nada, no pretendía nada, ni buscaba nada, no quería poner a nadie en ninguna posición incómoda. Quería simplemente ser sincero, decirle a alguien las cosas como son y ofrecer lo que puedo, sin esperar nada a cambio ni realmente esperar que esa persona lo entendiera o ni siquiera que lo fuera a hacer.
Ahora por principio debo seguir adelante, por honestidad conmigo mismo, con esa persona, y con quizás mi vida misma, no puedo para ahora. Sería mentirme y sería de cierta manera, al menos, no mostrar realmente lo que quiero y dárselo sin medida. Eso, sí es rechazado es una cosa, pero al menos mi integridad quedará intacta y tengo que ser fiel a mis convicciones y lo que siento y creo, así como muchas tantas veces lo he hecho, casi siempre sin éxito, pero sin nunca arrepentirme, quizás de los métodos, más nunca de lo que se ha dicho y expresado.
Ésta vez no será diferente, pero debo admitir que hay un desdén y un medio fastidio ya que creo es algo positivo al final, quizás la respuesta me dé igual y así pueda seguir con mi vida, de una buena vez.
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