Peligroso es jugar con fuego, pero me he quemado ya muchas veces, he aprendido otra cantidad de cosas hoy, algunas por mis propios medios, cosas que van dando vueltas en la cabeza, otras porque alguien tuvo el coraje y me lo dijo, lo cual agradezco, creo que pocas veces en la vida me han dicho cosas las cuales puedo decir, bueno aquí he aprendido algo.
Jugar con fuego es peligroso, al final ni siquiera por quemarse uno, uno asume las consecuencias y pues pasa el dolor, pero cuando quemamos a otros es a veces un peso que no se puede quitar de encima, o muchas veces accidentalmente sucede y ahí es dónde tenemos problemas, muchas veces los inocentes salen quemados.
Me gusta jugar con fuego, eso lo admito, me gusta porque es una sensación de adrenalina que pocas veces se siente y porque además casi siempre estoy en control. Ahora creo que estoy extendiendo los límites de mi control y puedo estar yendo más allá de mis propias capacidades y esta vez puede ser aún más peligroso. Ahora hay muchas cosas que ya no me interesa saber, muchas cosas que me dan completamente igual otras tantas ya me comienzan a preocupar y es ahí donde la delgada línea se esta trazando.
Siento que he dado un paso inmenso hoy, cosas que quizás por haberlas escuchado de una persona completamente ajena a mi vida, de cierta manera, tienen más impacto que cuando alguien las dice de una manera diferente por tener un vínculo más cercano, no debería ser así por supuesto, pero quizás es naturaleza humana o simplemente que soy yo, y a veces detesto tanto ser yo que duele, pero bueno ya me conocen la mayoría de las veces eso no me molesta en lo más mínimo.
Creo que debo apagar el fuego para ciertas personas, dejar la llama en bajo, pero no puedo evitar seguir tentanto mis aptitudes de pirómano y continuar jugando por aquí y por allá de vez en cuando, quizás algún día alguien apague el fuego y será ahí cuando entonces la historia comience de manera diferente y todo vuelva a comenzar, el fuego, que gran amigo es el fuego, pero cuidado que a veces hay fuegos más grandes y a veces también alguien tiene la capacidad de apagarlo.
Jugar con fuego es peligroso, al final ni siquiera por quemarse uno, uno asume las consecuencias y pues pasa el dolor, pero cuando quemamos a otros es a veces un peso que no se puede quitar de encima, o muchas veces accidentalmente sucede y ahí es dónde tenemos problemas, muchas veces los inocentes salen quemados.
Me gusta jugar con fuego, eso lo admito, me gusta porque es una sensación de adrenalina que pocas veces se siente y porque además casi siempre estoy en control. Ahora creo que estoy extendiendo los límites de mi control y puedo estar yendo más allá de mis propias capacidades y esta vez puede ser aún más peligroso. Ahora hay muchas cosas que ya no me interesa saber, muchas cosas que me dan completamente igual otras tantas ya me comienzan a preocupar y es ahí donde la delgada línea se esta trazando.
Siento que he dado un paso inmenso hoy, cosas que quizás por haberlas escuchado de una persona completamente ajena a mi vida, de cierta manera, tienen más impacto que cuando alguien las dice de una manera diferente por tener un vínculo más cercano, no debería ser así por supuesto, pero quizás es naturaleza humana o simplemente que soy yo, y a veces detesto tanto ser yo que duele, pero bueno ya me conocen la mayoría de las veces eso no me molesta en lo más mínimo.
Creo que debo apagar el fuego para ciertas personas, dejar la llama en bajo, pero no puedo evitar seguir tentanto mis aptitudes de pirómano y continuar jugando por aquí y por allá de vez en cuando, quizás algún día alguien apague el fuego y será ahí cuando entonces la historia comience de manera diferente y todo vuelva a comenzar, el fuego, que gran amigo es el fuego, pero cuidado que a veces hay fuegos más grandes y a veces también alguien tiene la capacidad de apagarlo.
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