30/11/09

Porque así tiene que ser

Por qué no tengo esa vida, si la de al lado, la de del frente, la de la persona que más quiero, de la persona que quiero a ratos, de la que nunca he querido, de la que quiero y siempre he querido de igual manera. Por qué no tengo la vida del de atrás, del desconocido que sale en televisión, del que se escucha por la radio, porque no tengo la vida de esos otros que tienen lo que por momentos, pequeños, yo quisiera tener y después olvidar simplemente que ha ocurrido porque al final no son más que detalles insignificantes que lo hacen a uno más humano, pero menos hombre o al revés también funciona.

Tengo muchas excusas para esa razón, o al menos yo pienso que son excusas porque quizás el problema sea que no voy a buscar esos pedazos de otras vidas que a veces hacen falta en la mía para completar pequeños rompecabezas de momentos inolvidables que siempre han quedado inconclusos. Una puede ser el destino, eso, es mejor echarle la culpa al destino, esa no es mi vida, mi línea va por otro lado, por alguna razón que no quiero conocer, pero debo conformarme y pensar que esas piezas del rompecabezas que me faltan y no tendré, para otros son las que yo tengo que jamás tendrán y así el equilibrio del universo y mantiene su curso en medio de la injusticia. El destino siempre es la mejor excusa, porque nadie puede comprobarlo, reclamarle, preguntarle o hacerle cambiar de idea, es una esencia que esta ahí. El destino siempre será el mejor chivo expiatorio.

Otra excusa puede ser mi alter ego, él es el que quiere todas esas cosas efímeras y momentáneas y yo logro contenerlo, pero luego en medio de mis sueños el logra dominarme y hacerme creer que me he equivocado. Ésta excusa es menos fuerte ya que de alguna manera si puedo confrontarme conmigo mismo, pero es una buena excusa ya que el hecho de distraerme de la vida de afuera peleando conmigo mismo hace que todo pase y al final simplemente se olvide. Al final es una buena excusa para distraerse, para hacer de cuenta que no es conmigo, que realmente nadie me está hablando y se vuelve todo un juego de evasión.

Otra puede ser el hecho de creer que soy alguien que no soy y oculto lo que realmente quiero ser pero soy o demasiado perezoso u orgulloso para llevar a cambio un cambio y liberarme de eso que soy para ser el que realmente soy, sin saber realmente quien soy realmente. Lo cual es una buena excusa porque siempre puedo decir que no sé realmente quién soy, el famoso ser o no ser y así pues puedo mantenerme en una cómoda posición de solamente observar mientras debato conmigo mismo porque no cambio y ya. Es algo peligroso porque es posible, muy posible, que descubra quién soy y me asuste y sea peor el remedio que la enfermedad. Puede ser que me guste quién soy realmente, si tal cosa existe, y entonces todo se vuelva un completo orden del caos y viva una vida rápida con menos sentido que la que llevo ahora, y no sé si al final quiera eso.

No se me ocurren más excusas, o simplemente las demás no tienen ningún sentido, aclarando que las anteriormente mencionadas tampoco es que lo tengan mucho, por eso se llaman excusas. Las excusas por lo general no tienen que tener sentido, no hay ningún punto en ellas y por eso son tan surreales y ridículas que son aceptadas, todo el mundo sabe que hay detrás de una excusa. No es impotencia, no es no conocer, no es realmente un desorden de vida, es simplemente no querer hacer las cosas. Pero la vida para todos es más cómoda cúando buscamos excusas, así todo se nos hace más fácil, no tenemos que pensar y lo peor, o lo mejor de todo, es que es de los pocos aspectos de la vida en los que todos aceptamos sin revirar, ya que las usamos y por eso mismo las aceptamos, al menos no somos hipócritas al respecto.

Igual el por qué no tengo la otra vida, la de al lado, la de enfrente, la que pasó por mi lado hace años, minutos o hace segundos, es una cuestión de excusas, porque no quiero pensar a estas alturas de mi vida el por qué todo es así y no de de otra manera, sabiendo que muchas cosas en el fondo, sino todo, dependían y dependen de mí. Pero prefiero dejarle la tarea al destino, prefiero usar esa excusa, y decir que así es la vida, que no hay nada que hacer y que por algo será, que todo en la vida pasa por algo, y no pasa por la misma razón, que seguramente cosas mejores y de pronto no tan buenas vendrán y que así tendrá que ser y que en algún momento no desearé la vida del frente, ni la de atrás, ni de la persona que no quiero, ni de la que nunca quise, ni de la que quisiera querer, simplemente así es la vida y como otras tantas veces una excusa es perfecta para simplemente no hacer quizás lo que debería hacer.

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