28/8/09

Lo que se deja y lo que vendrá

No me llevaré tantas cosas, algunas ni siquiera porque no pueda sino porque es hora de dejarlas, porque quizás tienen un significado mucho más aparente del real. Todo esto se quedará seguramente en un rincón, no tan olvidado pero de esos que estorban, por ahí de la mitad para abajo de una caja cualquiera sin razón alguna.

De otras tantas cosas creo que dejo todo, excepto lo que llevo conmigo, lo que realmente llevo conmigo, que son todos esos años de lucha, de pereza, de frustraciones, de alebosía, de no querer y de querer un poco. De buscar querer, de perderlo, de rechazarlo y de añorarlo hasta con lo que no quede del alma. Todo eso si se queda, o espero que se quede cuando tenga que realmente enfrentarme a esos momentos donde no necesite nada más de eso, aunque crea que así es y salgan otras cosas, las que siempre igualmente han estado ahí pero escondidas, asustadas o simplemente completamente obnubiladas por el mismo paisaje de siempre.

No dejaré ni extrañaré la lluvia, ni su sabor, ni su aroma ni el fastidioso pero agradable ruido que hace al golpear la ventana con un sentido completamente arítmico pero melodioso para mis oídos y mi alma. No dejo el sol, ni las opacas nubes que de vez en cuando nubaln la vista, que tapan el panoram anhelado. Cambio algunas cosas por otras, los sonidos desordenados de miles de seres caóticos tratando de estar en el mismo tiempo y al mismo lugar. Por otros más apacibles, más cadenciosos y seguramente mucho más pretenciosos.

Dejo casi todo atrás, para cambiar todo por otro todo que nunca será mío, que siempre estará ahí, mira pero no toques, toca pero no pruebes, prueba pero no desees. Y así todo resultará en una danza multicolor de cosas no tan familiares que luego se convertirán en algo cotidiando, como el maullido de un gato tratando de llamar la atención mientras uno se revuelca entre las sábanas tratando o no de conciliar el sueño. Mientras aquél animal fijamente tomando posesión de su trono mira fijamente y se queja, solamente porque puede hacerlo y sin razón alguna. Algo que sucederá una y otra vez de maneras diferentes, pero siempre similares, bajo la misma lluvia con otro aroma, con otro ritmo, igual de arítmico, pero en otra medida, con otro lenguaje, con otro cristal que golpear.

Lo que viene es nuevo y es lo mismo, siempre es igual solamente cambian las circunstancias, las que siempre son completamente diferentes y por eso tan esquivas que nunca podemos acostumbrarnos a ellas. Por eso es que quizás la experiencia siempre llega cuando uno no la necesita para nada, porque es un cúmulo de circunstancias tal que ya sabemos como desenvolvernos, pero siempre que llega el momento en que la circunstancia se repita ya es demasiado tarde, ya no nos sirve para nada. Pero estoy seguro que acumularé circunstancias, un puñado de ellas que ayudarán para algo, no sé si pueda descubrir para que servirá exactamente cada una de ellas, pero se hará el intento, como siempre se hace de tratar de saber algo de lo que al final no se sabe nada, como siempre.

Es mejor no esperar nada, esperarlo todo, y simplemente ver que pasa. No se puede ser tan espectador, pero al mismo tiempo actuar en todo puede ser algo peligroso y es mejor ver los toros desde la barrera cuando sea indicado. No hay sensaciones ahora, seguramente las habrá después, aunque prefiero que no haya tiempo para las sensaciones y simplemente todo siga su curso sin tener que empezar a pensar, porque el problema de empezar es que siempre hay que terminar en algún momento, y esa espera puede ser peor a esperar la muerte.

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