20/10/08

Dos Mares

Te escribo sin que conozcas mis palabras.
Hoy lo hago porque pierdes algo,
pero mañana ganas lo mismo.
Porque pierdes dos mares turbios
y te ganas otros dos igual de cristalinos
más hermosos,
igual tuyos.

Escribo sin saber que escribo,
no pensaba llegar a escribirte
aunque lo sepas o no,
da igual,
al final esos mares aunque sean míos,
siempre serán tuyos,
pero me gustaría ahogarme en ellos,
ojalá para siempre.

Escribo sin que sepas que te escribo,
aunque ahora mismo podría decirtelo.
No sé si me escuches en susurros
que dicto a la noche,
en medio de sueños turbios,
incesantes,
constantes.

No sé si alguna vez pueda susurrarte sin escalas
ni intermediarios,
sin peticiones,
sin dudas,
sin reparos.

Escribo sabiendo que no leerás estas palabras
y si las lees dudarás que son tuyas,
tanto como son mías,
pero con más de tí, que de mí.

Porque no son sólo los dos mares,
viejos o nuevos.
Sino también los brillantes que te iluminan,
el canto que me apacigua,
la fuerza que nos domina,
la soledad automedicada,
la barrera que me impones,
la ausencia que me llena.

Y no es sólo la fuerza,
y la soledad
y la barrera
y la ausencia
ni los brillantes
ni los mares,
ni que leas
o que no leas,
ni que sepas
o no sepas.

No es solamente todo y nada
ni los susurros via aérea,
ni los intermediarios,
ni las directas,
ni las indirectas
ni las esquivas
ni ahogarme en tus mares
o resignarme a quedarme en la orilla.

Es que no sé como ahogarme,
ni cómo susurrarte,
ni como quebrar barreras,
ni como ser más indirecto
y menos recto
ni si contarte ahora que estas palabras
son más tuyas que mías.

Y que mañana tendrás los mismos dos mares,
igual de hermosos y cristalinos,
igual de tentadores para ahogarme,
y que seguramente todo será de otro color,
para mí siempre será del mismo,
aunque siga en la orilla
y no sepas
que quiero ahogarme
ahora mismo en esas aguas turbias

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